[0.3] Tratos
—Que estrés.—Anna dijo, luego se recostó en el pasto y bufó.
—Te recuerdo que fue tu idea empezar con todo esto.— Le respondió Mavis tomando asiento a su lado. Mérida las miraba de soslayo.
—Lo estresante es esperar tanto tiempo entre plan y plan.— Respondió Anna con obviedad, Moana le dirigió una mirada colmada de seriedad.
—Si, pero va a ser muy obvio que de repente Elsa tenga encuentros tan forzados con todos, sobre todo después de que nosotras hiciéramos un escándalo por la nota.— Razonó Moana con calma, recibiendo la atención inmediata de todas sus amigas.
—Si son esporádicos mínimo será más más difícil de disfrazar.— Concluyó Rapunzel dándole la razón a Moana, a lo que Mavis asintió.
—Una serie de casualidades desafortunadas.— Moana comentó.
Anna viro los ojos sabiendo que tenía razón. Rapunzel le dirigió a su amiga una mirada divertida.
—Aún así, todo hubiera sido mas fácil si esa alguien hubiera tenido las pelotas para firmar la carta.— Irrumpió Mérida haciendo una seña extraña, a lo que Mavis levanto una ceja.
—Minimo podemos admirar que logro permanecer en anonimato pese a todo. El hecho de no firmar la carta, evitar cualquier seña particular. Incluso lo escribió a computadora para que no distinguieramos su letra.— Enumeró la chica con los dedos.
—Como si supiera que íbamos a ir por él.— Enfatizó Moana, por primera vez tomándose la libertad de analizarlo más a fondo. Eso le hacía algo de ruido en la cabeza.
Era un poco particular.
—Bueno, podemos obviar que es inteligente, por lo que creo que podemos descartar a Jack.— Dijo Anna con una sonrisa, Mavis le dirigió una mirada inquisitiva.
—¿Por qué lo dices?—Preguntó Mérida curiosa, pese a saber que probablemente uno no pensaría en su amigo como alguien muy inteligente.
—Por Dios, ¡Es Jack!— Anna levanto las manos para explicar, acompañando perfectamente al volumen alto de sus palabras.— En segundo año tuvieron que llevarlo al hospital porque se le atoro un frijol en la nariz, ¡En la nariz!—
Mavis enmarcó una sonrisa recordando el incidente, en cambio Moana solo soltó una carcajada con sorna. Mérida seguía totalmente segura de que el chico era su admirador, pese a todo jamás abandonaría el tema jelsa.
—¿Y que me dices de Hans?—Mavis empezó, atrayendo la atención hacia ella.—¿Recuerdan cuando en quinto año tuvo que ser internado, porque le dió una infección por intentar untarse un ungüento para que le creciera el...?—
—¡Si, lo recordamos!—Rapunzel la interrumpió exaltada, ganándose una mirada desaprobatoria de Anna.
—Dejala terminar.— Le dijo la pelinaranja con un tono un poco ambiguo.
—Detalles.— Le respondió la rubia a lo que Mavis la apoyo sabiendo su intención.
Después de eso todas se quedaron extrañamente en calma por primera vez.
—Por Dios, que estrés.— Mérida reitero el comentario de su amiga acostándose también en el pasto, lo que Moana tomó como una imitación perfecta.
—Mínimo alguien está disfrutando de todo esto.—Moana señaló y todas voltearon a ver la escena, dónde Tadashi y Elsa conversaban animadamente.
Al final, y a pesar de todo, consideraban el hecho de que se hubieran acercado como un efecto colateral pero necesario.
Para Elsa era complicado socializar debido a su personalidad naturalmente reservada, era fácil de llevar una vez entraba en confianza pero era complicado llegar a este punto por si sola, por lo que necesitaba un empujón la mayoría de las veces.
El plan de ayer había resultado favorable para que Elsa logrará reacercarse a una persona que fue importante para ella. Eso probablemente la hizo feliz y era suficiente para Mavis.
Todas se miraron con complicidad.
Después de dejar a Elsa, Tadashi se dirigía a su cita con los ánimos renovados, de ninguna manera podrían arruinarle esto, no lo permitiría.
Cruzó el umbral sintiendo la tensión de inmediato, cinco miradas fijas sobre él desde el primer instante.
Todo se quedó en silencio por un momento mientras se miraban fijamente, no pudo prestar correcta atención a ninguno de ellos.
—Eres un maldito traidor.— Irrumpió Eugene, la atención se fijó en él y el asiático sonrió en respuesta.
—Si, también es un gusto verte.—Le respondió Tadashi burlesco.
—Tú planeaste todo esto.— Le atacó nuevamente, ignorando la actitud del asiático. O tal vez no.
—¿Planear qué?— Le cuestionó él ligeramente exasperado, al borde de una risa que sabía podría descontrolar los ánimos.
—Lo de la carta, para acercarte a ella.— Le respondió Eugene con obviedad.
—La prueba está en que aprovechaste todo para pasar el día con ella.— Mencionó Andy, participando por primera vez en la conversación Jack asintió en respuesta.
—Si, escuché lo de la carta, pero el pasar el día juntos fue un mero accidente.— Dijo alzando los manos, haciendo fé de su inocencia.
—Un accidente que supiste aprovechar muy bien.—Intervino Jack con veneno, el asiático amplio su sonrisa ante esto.
—Los celos nunca van bien con tu cabello teñido, Frost.— Respondió Tadashi, fijando su mirada en su amigo que frunció el ceño.
—Cabello teñido que a Elsa le encanta.— Contestó Jack tomando entre sus yemas hebras de cabello albino para mostrarlo.
—Como si eso te hubiera servido de algo.— Tadashi dijo, y como si eso no fuera suficiente levanto la cabeza mirándolo con superioridad.
—Si, pero a diferencia de ti fue jugando limpio.— Jack levanto con la misma intención que el asiático, que de inmediato dió un paso al frente.
Hans estaba observando todo de cerca y detenimiento, dispuesto a intervenir de ser necesario.
—¿Qué estás insinuando?— Cuestionó con un tono de voz más agresivo, cayendo de lleno en la provocación.
Eugene soltó una risa al percibir ese último detalle. Andy y Hiccup simplemente estaban demasiado impresionados como para actuar.
—Que de haber tenido competencia jamás hubieras tenido ni siquiera esa mísera oportunidad.— Jack soltó cada palabra con desprecio, tal vez logrando el impacto deseado.
—No creo que competencia sea...— Dijo Hans con la intención de detener cualquier cosa que se estuviera desarrollando en ese momento, pero fue en vano puesto que fue interrumpido.
—¡No lo sabes!— Gritó Tadashi, sabiendo que no había necesidad de una reacción tan violenta pero viéndose superado por la inseguridad provocada por el comentario anterior.
—Entonces hay que averiguarlo.— Sugirió Hiccup en el fondo, todo el mundo se giró a mirarlo ya que había permanecido callado todo el rato.
—¿De qué hablas?— Cuestionó Andy, intrigado pero intuyendo a qué se refería.
—Acabar con nuestro trato.— Respondió el castaño confirmando sus sospechas.
Inmóviles de momento estaban todos en el salón.
—Creo que dada la situación es un poco obsoleto ahora.— Mencionó Andy en apoyo a lo que su amigo estaba diciendo.
—Era para no causar problemas entre nosotros, y ahora es precisamente lo que provocó todo esto.— Razonó Hiccup bajo la inspección de sus amigos.
Todos se quedaron en silencio por un momento, mirándose entre ellos.
—Creo que era un poco tonto pensar que todos tendríamos que renunciar al sentimiento por consideración a los demás.— Dijo Tadashi bajando su guardia desde el primer momento.
—Era algo inmaduro. Si alguno lo logra deberíamos alegrarnos por ambos, pero tampoco es obligatorio que tenga que elegir a alguno de ustedes.— Dijo Hans con calma, expresando aquello que siempre había querido decir.— Tampoco deberían tomarlo como una competencia, es decir, ella no es un pedazo de carne o algo por el estilo.—
— Éramos niños y parecía la mejor solución en el momento.— Concluyó Hiccup.— Pero ya crecimos y parece más que nada una solución cobarde, supongo que sabremos manejar la situación sin necesidad de negligencia.—
Eugene parece querer hablar pero se detiene de último momento, Hans lo mira intrigado pero decide no preguntar.
—¿Entonces?— Cuestiona Jack con un brillo extraño en los ojos, como si eso es lo que hubiera esperado en un principio.
—Creo que si están de acuerdo, a partir de este momento cada uno es libre de manejar su relación con ella como le plazca.— Respondió Eugene luego de un momento buscando la aprobación de sus amigos.
Todos asintieron en respuesta, sin saber que eso era lo que hacía falta para desatar el desastre.
Al final salieron todos satisfechos con la resolución, a excepción de Hans que se quedó al último pensando en todo con más detenimiento. Grande fue su sorpresa al darse cuenta que Eugene lo esperaba afuera.
—¿Qué necesitas?— Le cuestionó con curiosidad verdadera.
—Para limar asperezas completamente tenía que expresarlo todo, y hubo algo que no quería decir frente a ellos.— Le dijo totalmente serio.
—¿Qué querías decirme?— Preguntó aún más intrigado.
—Que puedes fingir lo que quieras, pero tú hipocresía no pasa desapercibida para mí.— Le respondió y de inmediato la cara del pelirrojo se descompuso completamente.— Mejor admite de una vez que estás interesado, no te engañas ni a ti mismo.—
Y antes de que su amigo pudiera reaccionar lo dejó ahí, con la palabra en la boca.
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