"La llamada"
Miró la pantalla de su iphone fijamente, la persona a cientos de kilómetros frente a la PC le sonreía de una forma que le erizaba hasta el último vello del cuerpo. Su madre estaba hablando de su próxima visita a San Petersburgo en un par de días, y no sólo ella iría a verlo; su padre había conseguido quien se hiciera cargo del restaurante y a su vez lo dejara satisfecho durante el tiempo en el que estaría ausente. Y su madre, ella había obtenido un par de meses libres de la universidad para hacerse de unas pequeñas vacaciones; las cuales aprovecharía en parte para "visitar a su pequeño hijo". Hijo que ahora tenía 28 años recién cumplidos el mes pasado.
-¡Vitya! ¿Estás escuchándome? Cariño parece que no estás muy contento de saber que tus padres irán a visitarte. ¿Qué es lo que estás pensando?-
-No mamá, no es que no me alegre su visita, es sólo que me ha tomado por sorpresa, no hace ni una semana que estoy de vuelta y los entrenamientos con Yakov me tienen agotado. Al parecer de alguna forma quiere castigarme por la temporada que perdí el año pasado.- No era una mentira, Yakov lo había mantenido encadenado a la pista desde el segundo día en el que pisó tierras rusas y no sólo era eso. Viktor sabía muy bien por dónde iba todo aquel asunto de la inesperada visita. Pero aun quería aferrarse a la remota posibilidad de que sus padres optaran por ir de vacaciones a cualquier otra parte del mundo antes que regresar a su país natal.-
-Es muy razonable que Yakov esté entrenándote tan arduamente. Después de todo decidiste ausentarte bastante tiempo de las competencias. Ni siquiera cuando tuviste aquella horrible lesión permaneciste lejos del podio por un lapso tan prolongado, pero cuando decidiste ser entrenador no pensaste que tu nivel de entrenamiento propio menguaría tanto.- Y ahí estaba, ese era el motivo por el cual la repentina visita de sus padres auguraba peligro. Sabía que su madre estaba dando rodeos al tema principal y eso sólo lograba ponerlo un poco más ansioso si es que se podía.- En fin, nosotros llegaremos en tres días y nos instalaremos en la casa principal. A tu padre y a mí nos gustaría que nos visitaran aquí mismo. Sé que está un poco más lejos de la pista de entrenamiento, pero sabes que podrán disponer de uno de los choferes así que no habrá mucho problema ¿Verdad?.-
A tu padre y a mí nos gustaría que nos visitaran aquí mismo.
A tu padre y a mí nos gustaría que nos visitaran aquí mismo.
A tu padre y a mí nos gustaría que nos visitaran aquí mismo.
Quiso gritar, quiso negarse y terminar la videollamada en ese mismo instante, pero de hacerlo, ella notaría que estaba entrando en pánico... O quizá ya lo sabía y estaba jugando con su mente como solía hacerlo siempre.
-Claro mamá, hablaré con Yurio para que prepare una maleta con todo lo que necesite.- Probablemente fingir demencia funcionaría mejor...-
-¿Quién es Yurio cariño? Por lo poco que sé tú prometido se llama Katuski Yuuri, no Yurio. ¿Es ese el nombre con el que sueles llamarlo? Déjame decirte que no es muy original Vitya.- Y deseó haber muerto en el momento en el que su madre dejó de dar rodeos al asunto y lo atacó directo a la yugular con la "poca información que tenía".- Tal vez una salida rápida al asunto era fugarse nuevamente a Japón y orar en un templo hasta que su madre desistiera de querer conocer a Yuuri.-
-Yuuri no está conmigo ahora mamá, él está en Japón y en un par de días lo alcanzaré allá para iniciar su entrenamiento.- Brillante, no había otra forma de describir su brillante idea.-
-Bueno cariño, en ese caso podemos cambiar los boletos y llegar directamente al hotel de la familia de tu prometido. Escuchamos por ahí que son dueños de uno de los hoteles de un destino turístico en Hasetsu del cual por cierto eres embajador honorífico.- Su fracaso lo dejó aún más asustado de lo que quería aceptar. No había forma de salir de esa encrucijada. Él había heredado la forma inconsciente y despreocupada de ser de su madre; y si a eso le agregaba que era incluso más intensa de lo que él era en realidad, no dudaba que ella podría arrastrar a su padre a Japón sólo para conocer a Yuuri y de paso armar un revuelo monumental por el simple y llano hecho de que él no había mencionado la existencia de Yuuri a sus padres más que para informarles que se había retirado momentáneamente del patinaje y ahora era coach de un patinador japonés.
- ¿Cuánto tiempo planean quedarse acá? Quizá pueda posponer el viaje y hacer que Yuuri regrese antes de lo planeado.- Ahora entendía aquello de "Una mentira blanca siempre se vuelve una enorme bola de nieve".-
-Oh no lo sé hijo, yo tengo licencia por tres meses, pero ya sabes que a tu padre no le gusta estar mucho tiempo lejos del negocio. Probablemente una o dos semanas como mucho. Y no te preocupes, prometo que esta vez no trataré de hacer que tu prometido huya de ti. Además ya no tienes 16.-
-Madre ¿Nunca me perdonarás aquello? Camille y yo nunca quisimos casarnos, esa loca idea tú sola la inventaste. Ella era una chica con la que salí un verano cuando fui a visitarte a París hace años.-
-Como sea querido, en tres días estaremos allá y espero que tanto tú como él vengan avernos. El año pasado no te dignaste siquiera a visitarnos por el cumpleaños de tu padre, y no, sé perfectamente que ya no estabas entrenando a aquel chico. Pude ver que te la pasaste de maravilla en Japón celebrando año nuevo. ¿Acaso ya no recuerdas a estos ancianos que te dieron la vida? ¿Has encontrado ya otra familia? Viktor hijo, sé que ganarse a la familia de tu pareja es importante; pero creo que es injusto que nosotros seamos los únicos que no conozcamos nada sobre tu relación con aquel chico. Se nota que te hace feliz, el mismo Yakov me ha dicho que fue por él que decidiste volver a patinar. No reniegues más cielo, pasará lo que tenga que pasar.
Viktor supo que era el momento de rendirse, de alguna forma era inveitable que esto ocurriera. No era que él negara a Yuuri, o que no quisiera que conociera a su familia. Él tenía miedo de asustar a Yuuri. Si bien ellos tenían una relación, aún no la definían con palabras entre ellos y para ambos así estaba mejor que bien. Eran lo que era y hasta ahora nadie había hecho ninguna pregunta indiscreta. Ni siquiera Pichit se había atrevido a hacer comentarios con respecto a ellos de nuevo y él quiso suponer que si todo el mundo lo había aceptado sin pero alguno, de esa forma debía ser.
Sin embargo estaba equivocado si pensaba que su relación iba a pasar desapercibida por sus padres como si no fuera la gran cosa. Estaba seguro de que las cosas saldrían bien. Sólo esperaba que su madre no se propusiera asustar a Yuuri como lo había hecho hace años con su primer amor de verano.
-Estaremos ahí tan pronto como lleguen. Y dile a papá que yo llevaré el vino y dejaré la cena en sus manos.- Su madre sonrió complacida y fue ahí donde lo supo.
No sólo Yuuri sería sometido a un escrutinio riguroso, él principalmente iba a ser sometido a una serie de pruebas que demostraran que todo lo que estaba haciendo era lo correcto.
Su madre iba a ponerlo a prueba a él, no a Yuuri.
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