Ella escribía en tercera persona,

Sobre chicas tristes,

Sobre margaritas,

Sobre cerillas en noches de invierno.

Ella soñaba en segunda persona,

Sobre poesía,

Sobre días azules,

Sobre tardes en las que las manos en las orejas no taparan gritos.

Ella sufría en primera persona,

Sobre maquillaje corrido,

Sobre tardes vacías,

Sobre el no saber si es todo en vano.

Ella buscaba en cuarta persona,

La que no existe (en los libros),

Y decidiste que esa eras tú,

Porque así era como tenía que ser.

Ella era una persona.

Y a la mierda el no saber narrar.