
第2章
— Atem, ¿quieres dejar mi barriga por favor?
— no. Estoy ocupado hablando con mi hijo.
— apenas llevo un mes Atem, ni siquiera te escucha aún.
— no lo subestimes Yugi, yo sé que sí puede oírme.
Me moría de alegría al ver a Atem tan alegre por la noticia de mi embarazo.
Ya era tarde, habíamos regresado a nuestro hogar hace unas horas y Atem y yo nos encontrábamos en nuestra habitación. Yo estaba sentado en la cama y Atem estaba recostado en mis piernas abrazándome fuertemente.
— ¿estás feliz?
— ¿Como no estarlo? Seré papá en unos meses— respondió con alegría.
Yo solo sonreí ante la respuesta de Atem. No lo pude evitar y unas lágrimas salieron de mis ojos. Una de ellas le cayó en la mejilla a Atem. Éste me miró y se levantó.
— Yugi, ¿Estás bien?
Yo solo asentí mientras cerraba los ojos y apretaba con fuerza la sábana entre mis manos.
— estos últimos meses he llorado mucho... Sin embargo, las lágrimas que hoy derramo son diferentes a las que he derramado en el pasado.
— oh Yugi, cariño.
Atem me abrazó y no dudé en corresponder el abrazo.
La alegría no me cabía en el pecho. Era demasiado grande. Un sueño hecho realidad.
— ya quiero que nuestro bebé nazca. Ya quiero abrazarlo y cuidarlos a los dos. Mis dos razones de vivir.
— te amo Atem.
— y yo a ti Hikari.
Los meses pasaron, el baby shower se dio y ambos chicos lo disfrutaron mucho.
Yugi cumplió su primer trimestre de embarazo y Atem había puesto su mayor empeño en cuidar de su pequeño.
Por otro lado, Yusei y Jaden estaban más que felices por el nuevo integrante de su familia.
Con casi 20 semanas, Jaden estaba más que exhausto al tener que cargar unos kilitos de más con él todo el tiempo. Pero a comparación de Yugi, él ya estaba acostumbrado por así decirlo.
Sin embargo, Yugi experimentaba lo que toda persona primeriza en su embarazo.
Y con ello me refiero a los típicos antojos, cambios de humor y hormonas alborotadas.
— Yugi, no llores
— ¡Déjame! ¡No me hables!
— pero, ¿Qué fue lo que te dije?
— ¡me dijiste gordo!
— Yugi, te dije ›gordi‹ y no fue para ofenderte, te lo decía de cariño.
El oji-amatista se había encerrado en su habitación y no quería salir. Por el contrario, Atem intentaba hacer que abriera la puerta.
— Yugi, mi amor sal ¿Si?
— ¡No!
Desde fuera se podían escuchar los sollozos del tricolor, el cual se había enojado por el pequeño seudónimo que Atem le había dicho hace unos momentos.
— se me hará tarde...— susurró Atem— Yugi, cielo. Si sales prometo comprarte helado cuando regrese del trabajo.
Los sollozos pararon, el picaporte de la puerta se escuchó y Yugi asomó su rostro por el pequeño espacio que hacía al abrir un poco la puerta.
— ¿De fresa?— preguntó con una voz casi inaudible y las lágrimas saliendo aún de sus ojos.
— del sabor que quieras— respondió Atem con una sonrisa cálida y empujando la puerta para abrirla del todo.
Se acercó a Yugi y limpió sus lágrimas para después depositar un casto beso en sus labios.
— ¿Me perdonas?
— no
— por favooooor— insistió Atem mientras frotaba la punta de su nariz con la mejilla de Yugi.
— vale— respondió con una sonrisa— ¡Uy! ¡Ya, ya! ¡Vale, perdono a tu padre! ¿Feliz?
La barriga del chico comenzó a moverse, éste podía sentir movimiento en ella.
Le daba gracia que también sucediera cada vez que Yugi no quería perdonar a Atem. Parecía como si el bebé obligara a Yugi a perdonar a su querido Atem.
— ¿Vez? Hasta él o ella quiere que me perdones.
— solo para que no me deje de querer te perdonaré.
— el bebé jamás te dejará de querer— besó sus labios— después de todo, tú lo estás protegiendo, alimentando y cuidando ahora.
Atem se arrodilló y colocó su oído y manos en el estómago de Yugi.
— iré a trabajar, regresaré en la noche y te traeré un bote de helado para tí y para papá Yugi ¿De acuerdo?
Como si entendiera lo que Atem le había dicho, el bebé pateó el estómago del tricolor.
— dice que también quiere pizza.
— ¿lo dice el bebé o lo dices tú?
Bromeó Atem, a lo que Yugi rió.
— ambos. Pero sobretodo yo.
— ¿hawaiana?
Yugi asintió.
Depositando un beso en los labios del oji-amatista, el moreno se despidió de él.
— nos vemos en la noche. No olvides que hoy tienes cita con el médico, ¿Jaden irá contigo cierto?
— si, dijo que pasaría por mí.
— lamento no acompañarte está vez.
— no te preocupes, hoy tienes un gran compromiso en el trabajo con esos inversionistas, lo entiendo.
— por eso te amo ›gordi‹— se burló, a lo que Yugi solo gruñó y frunció el seño— solo estoy jugando, amor. Además, no me importa tu apariencia— lo abrazó de la cintura y lo apegó a él— yo siempre te voy a amar—
La barriguita de Yugi no era impedimento para que Atem comenzará a besar el cuello de Yugi y poco a poco se acercara a su oído.
— no puedo esperar a que el bebé salga para poder hacerte otro~
Ante tales palabras, Yugi no pudo evitar sonrojarse. Sin embargo, sus virtudes de seducción se activaron en ese momento.
Comenzó a deslizar su dedo índice por el pecho de Atem. Lo tomó de la corbata que su mayor portaba y lo jaló a él para que sus frentes se juntaran.
— que sean gemelos por favor~
Respondió con voz suave y mirada pícara a la vez que le daba una nalgada a su esposo.
— ¡Yu-Yugi!
— mejor vete antes de que se te haga tarde.
Sonrió traviesamente mientras le daba un beso de despedida a su esposo.
— nos vemos en la noche.
— me duele mucho la espalda.
Comentó Yugi mientras se sostenía la espalda con una mano y apoyaba la otra en su barriguita.
Por el contrario, Jaden, quien iba conduciendo hacia el consultorio del doctor, solo se limitó a sonreír ante la queja de su hermano.
— es normal, Yugi. Eres primerizo después de todo.
— ¿Porqué a tí no te duele?
— si me duele, pero es soportable ya que ya lo experimenté con anterioridad a diferencia de tí.
— ¿Y Umi? ¿Dónde la dejaste?
— con la madre de Yusei, vino de visita a Domino y quiso pasar tiempo con su nieta.
— ya veo. ¿Puedes hacer una parada rápida? Necesito ir al baño.
— solo faltan tres manzanas, ¿No puedes aguantar hasta el consultorio?
— eso creo...— mencionó mientras movía sus piernas de un lado a otro— ¡Wow! Tranquilo pequeño, ya casi llegamos.
— ¿una patadita?
— si, odia ir en auto. Prefiere que yo camine pero pesa mucho.
— Yugi, apenas tienes tres meses, imagínate cuando tengas 8 o 9.
— ni lo menciones, pareceré sandía.
Ambos hermanos rieron hasta que finalmente llegaron al estacionamiento del hospital.
Bajaron del auto y se dirigieron al área de consultorios.
— buen día, ¿En qué puedo ayudarlos?
Preguntó amablemente la chica recepcionista.
— tenemos una cita con el doctor Kurama.
— ¿Nombres?
— Jaden Yuki y Yugi Muto.
La chica comenzó a buscar en la libreta que tenía el nombre de ambos chicos.
— si, aquí están. El doctor los espera.
— gracias.
Ambos se dirigieron al consultorio el cual se encontraba en el segundo piso.
— el otro día me preguntaron porqué usábamos distintos apellidos— comentó el castaño.
— ¿Y qué respondiste?
— la verdad. Que somos hermanastros, por eso la diferencia de apellidos.
— hermanastros políticamente, pero hermanos de corazón— comentó el oji-amatista con una sonrisa mientras tomaba de la mano a su hermano.
Llegaron fuera del consultorio y tocaron un par de veces hasta que obtuvieron autorización para entrar.
Tomaron asiento frente al escritorio del doctor y el chequeo comenzó.
— me alegra tenerlos de nuevo aquí, ¿Con quién comenzaremos el chequeo de hoy?
— con Yugi/Jaden ¿Qué? ¡No! ¡Contigo! ¡Deja de repetir lo que yo digo!
— bueno, bueno. Comencemos contigo Jaden.
Yugi sonrió victorioso mientras Jaden se levantaba de la silla y se recostaba en la mesa.
— bien, mientras yo le hago el ultrasonido a tu hermano, tú puedes ir a que te hagan los estudios de sangre y orina.
La sonrisa antes victoriosa del tricolor se transformó en una de preocupación por solo pensar que iba a soportar una aguja. Por el contrario, Jaden reía por la expresión de su hermano.
— tome asiento joven Yugi, ahora viene la enfermera para que lo atienda. Ahora vuelvo, iré por el gel para aplicarte lo en el estómago Jaden.
El doctor salió del consultorio dejando a ambos hermanos solos.
— hoy finalmente sabré el sexo de mi bebé. Yusei estará tan emocionado.
— ni me lo digas, anoche Atem estuvo soñando con eso.
— ¿Te dijo?
— no exactamente, pero a medida noche estaba hablando entre sueños y decía... »ven, campeón vamos a jugar, te compraré un helado«
— ¡jajajaja! ¿Atem quiere niño?
— si, ¿Y Yusei?
— igual. Pero a mí no me importa lo que sea, solo quiero que nazca sano y fuerte.
— he vuelto con el gel y la enfermera. ¿Quieres tomarle los estudios a él?
— claro doctor.
— muy bien... Veamos.
Jaden tembló un poco ante la frialdad del gel que el doctor le había puesto en la barriga. Colocó el instrumento que le permitiría ver al bebé en el estómago del chico y comenzó a moverlo por toda su barriguita.
— ¡Ay!
Jaden volteó a ver a su hermano y le sonrió tiernamente, por el contrario Yugi correspondió la sonrisa con los ojitos cristalinos.
— ya está. Toma este botecito y entra al baño. Cuando termines me lo das ¿Vale?
Yugi asintió y entró al baño. Un par de minutos después salió y le entregó el botecito a la enfermera.
— llevaré ambos análisis al laboratorio, vuelvo en unos momentos para hacerle los estudios al otro chico.
La enfermera salió del consultorio y Yugi se acercó a donde estaba su hermano.
— es hermoso, no me canso de ver a mi bebé.
Comentó el chico con cristalinas lágrimas en sus ojos.
— bien, finalmente podremos saber el sexo del bebé...
— si pero, ¿podría escribirlo en un papel y dárselo a mi hermano? Tenemos algo planeado para esta ocasión.
— de acuerdo, no hay problema. Con eso terminamos Jaden, ya puedes bajarte de la mesa. Tu bebé está en perfectas condiciones.
— me alegra escuchar esas palabras.
— bien Yugi, ahora tú súbete a la mesa. Espera un momento.
El doctor se dirigió a su escritorio y anotó las observaciones sobre el embarazo de Jaden.
— ¿está listo el otro chico?
— si, por favor hazle los estudios y veremos si mi diagnóstico coincide.
— bien doctor. Por favor siéntate y descubrete el brazo.
La enfermera realizó los mismos estudios que con Yugi y después se dirigió al laboratorio para entregar las muestras.
— bien, comencemos— el doctor comenzó a deslizar el pequeño dispositivo por toda la barriguita del tricolor intentando hayar al pequeño ser— ¿emocionado?
— mucho.
— jeje... Aún recuerdo el asombro en el rostro de tu hermano cuando vino a verificar sus sospechas.
— me emocioné mucho, además me emocionó más el hecho de darle la noticia a Yusei.
— miren... Ahí.
Señaló el doctor un punto de la pantalla dónde se veía movimiento.
— es...
Las lágrimas no se hicieron esperar por parte del futuro padre. Le alegraba saber que después de varios intentos, finalmente había conseguido concebir un bebé.
— es hermoso...
— se parece a tí.
Bromeó Jaden a lo que todos rieron.
—Bien, haré mi informe. Ya puedes levantarte de la mesa.
El doctor avanzó a su escritorio y escribió dos notas que entregó correspondiente a cada chico.
— el sexo correspondiente de sus sobrinos, respectivamente claro está. Por ahora es todo, regresen en la tarde por sus resultados de los análisis. Por lo mientras pueden ir a comprar el pastel para celebrar el sexo del bebé.
Ambos chicos rieron y agradecieron al doctor.
Salieron del consultorio y del edificio para dirigirse a la plaza Domino.
Ya era medio día. Decidieron ir a su café favorito. Mientras Jaden ordenaba, Yugi se dirigió a la pastelería de junto para pedir un pastel con relleno especial. Al regresar Yugi a la cafetería, Jaden hizo lo mismo.
— hola, ¿en qué puedo ayudarle?
— quiero pedir un pastel especial.
— porsupuesto. ¿Ocasión?
— desvelar el sexo del bebé.
— ya veo. ¿Para usted supongo?
— jeje... No. Es para mí hermano.
— valla, entonces tendrás sobrino. ¿O sobrina?
— es sobrina. Será niña.
— me alegro por su familia. Su pastel estará listo en un par de horas aproximadamente.
— de acuerdo, pasaré por él más tarde.
Jaden regresó a la cafetería y tomó asiento. Observó que el cupcake de Yugi seguía intacto en el plato.
— te dije que comieras tu cupcake.
— lo hice. Este es el cuarto que me como.
— ¿y por qué no te has comido este?
— Jaden... Desde que salí del consultorio tengo un mal presentimiento que me estruja el corazón— sin motivo aparente, los ojos del tricolor se comenzaron a cristalizar— Siento, como si nada fuese a estar bien después de hoy.
— probablemente son las hormonas. Recuerda que mientras estés así— señaló su barriga— tus emociones serán una ensalada.
— lo sé, pero esta sensación es diferente.
— bueno, iremos al médico más tarde por los resultados. Puedes decirle al doctor que te revise de nuevo.
Aún con los ojos cristalinos, Yugi mira a su hermano y sonríe mientras con su dedo índice seca las lágrimas que salen de sus
ojos.
A pesar de que sonrió el resto de la tarde, su sensación y ganas de estallar en llanto no desaparecían. No fue hasta que regresaron al consultorio por los análisis que Yugi finalmente comprendió el porqué de su horrible sensación.
Continuará...
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