sesenta y siete
Apenas pisó el azulejo del lugar sus fosas nasales se contaminaron de un aroma horrible: alcohol y marihuana.
Se sentó en la primer mesa que encontró vacía, lo que menos quería en estos momentos era estar acompañada.
Un hombre la miraba desde lejos con una sonrisa y mirada morbosa, ella tenía las curvas perfectas, el cabello perfecto y la piel perfecta.
Se acercó lentamente y con una sonrisa dijo: -¿Gustas una copa? Soy Daniel, mucho gusto.
No estaba dispuesta a decir su nombre real, como siempre diría su seudónimo.
-Hwa Sa... Un gusto.
"Ella se odiaba.
Ella creía que era un asco.
Le decían que se iría al infierno.
Le decían que era un pecado que pagaría.
Ella creyó.
Y ese fue su peor error."
...
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