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Ella.

(Shikamaru, 17 años).

Siempre la veo pasar por aquí y por allá con su mirada fría y demandante... Aunque las apariencias engañan.

En una ocasión la encontré hablando con la Hokage, Tsunade.

No tengo idea de cómo se llama, su edad, ni siquiera sé cuál es su clan.

Intenté preguntarle a Tsunade-sama quién era, pero lo malinterpretó todo y ahora la aldea entera cree que me gusta.

Un día, iba pasando por ahí y me encontré a Kiba hablando con ella.

Me escondí y me puse a escuchar. No es que sea chismoso, únicamente tenía curiosidad.

—Tú eres la novia de Shikamaru, ¿no?

—Yo no tengo novio. Ni siquiera sé quién es ese tal Shikamaru. ¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? –contestó y preguntó con desinterés.

—¡¿Es que no lo sabes?! ¡Toda la aldea sabe que tu le...! –lo interrumpí saliendo de mi escondite y corriendo hacia allá.

—¡Hola, Kiba! –exclamé nervioso. La chica me miró con curiosidad y Kiba me vio acusador.

—Hola, Shikamaru. ¡Mira! Ella es..., por cierto, ¿cómo te llamas? –le pregunta Kiba a la chica.

—Yo... Yo me llamo... Neo, Neo Taketori –respondió apartando la mirada–. No sé en qué estaban pensando mis padres al ponerme nombre de chico, pero ya fue –añadió graciosa–. ¿Y ustedes?

—Yo soy Kiba Inuzuka y este es Akamaru –se presenta el castaño, Akamaru ladra.

—Que fastidio. Soy Shikamaru Nara –respondo con mi tono habitual.

—¡Con que tu eres mi novio! –exclamó–. Pues hola... Eh... Bueno, con su permiso, me retiro –dijo yéndose. Sentí el color llegar a mis mejillas, que fastidio.

—¿Qué opinas de ella? –me pregunta Kiba moviendo las cejas de arriba abajo.

—La acabo de conocer, Kiba –bostecé–. Que fastidio.

—Bueno... Entonces no habrá problema con que la invite a una cita, ¿no? –preguntó. Yo lo miré desinteresado.

—No. Claro que no –respondí cortante.

—Tu tono de voz dice otra cosa –se burló. Yo gruñí.

—Calla Kiba –respondí malhumorado, él rió.

—Está bien, está bien. No me meteré con tu chica. Nos vemos –dijo retirándose junto a Akamaru.

¿A qué se habrá referido con mi chica?

Que fastidio.

(...)

Dos semanas después, la encontré paseando por la aldea, ella se acercó a mí mirándome con esos ojos verdes que más de alguna vez no había podido dejar de mirar.

—Hola, Shikamaru –me dijo alegre–. ¿Me acompañas a mirar las nubes un rato?

—Es un fastidio, pero... bueno –respondí.

—Sígueme –exclamó empezando a correr con su cabello de un castaño blanquecino opaco balanceándose sobre su espalda. La seguí casi de inmediato.

Corrió y saltó por los techos de las casas con una habilidad impresionante, hasta llegar a la entrada, donde se escabulló para que los guardias no la vean.

Yo hice lo mismo y corrimos hacia el bosque. La seguí hasta llegar a una especie de prado rodeado de árboles de cerezo frente a una cascada grande que desembocaba en un lago. Hacia arriba tenía una vista perfecta como para ver las nubes.

Además había mucho viento, lo que hacía que los pétalos de los árboles a nuestro alrededor volaran y que además el cabello de Neo se meciera a su ritmo, lo que transformaba esto en un paisaje perfecto.

—Este lugar es mi favorito, desde pequeña vengo siempre aquí –me contó.

—Es muy lindo –respondí como embobado. ¿Qué me pasa? Argh, que fastidio.

—Anda, ven aquí –me dijo palmeando el sitio al lado de donde se había recostado. Yo le obedecí y estuvimos así toda la tarde, buscando formas a las nubes y conociéndonos más. Aunque, bueno... me dormí.

Desperté sintiendo una mirada encima mío y cuando abro los ojos me encuentro con la sorpresa de que era Neo la que me observaba.

Al darse cuenta de que la descubrí, se ruborizó y apartó la mirada. Yo reí.

—¿De qué te ríes? –pregunta con un tono de niña regañada.

—De nada –desvié la mirada hacia el cielo. Se hacía tarde–. Deberíamos volver.

—Cierto –respondió con desánimo. Los dos nos levantamos y yo me ofrecí a llevarla a su casa, ella me respondió que su casa quedaba cerca y que podía ir sola, pero yo insistí y terminó aceptando.

(...)

Unas semanas después de aquello, los dos nos habíamos vuelto buenos amigos.

Le había presentado a los equipos, al principio se había mostrado un poco fría, pero conforme fue tomando confianza, se mostró como ella misma.

Nos presentó a su equipo: una chica de pelo naranjo y ojos cafés un poco tímida y un chico de pelo negro y ojos mieles, que actuaba como si le gustara Neo, además de no querer que se acercara mucho a ningún chico.

Además, creo que me estoy enfermando.

Me pasa algo raro cada vez que algún chico se acerca mucho a ella o se le insinúa. Siento como si mi estómago doliera, pero se me pasa cuando ella los rechaza o los golpea, cosa que hace siempre.

Habían veces en que me recordaba a mi madre.

(Shikamaru, 20 años).

Luego de unos años, mis sentimientos hacia esa chica fueron aumentando, hasta que llegue a la conclusión de que estaba enamorado de ella.

Aunque... existía un problema. Con nombre y clan.

Kazuki Senju.

El chico de su equipo.

Con Neo nos habíamos reunido en el mismo lugar de hace tres años, lo habíamos hecho nuestro lugar.

—Tengo algo que contarte –dijimos al mismo tiempo–. Primero tú... No, tú...

—Ay, está bien. Yo lo haré primero –dijo. Respiró varias veces y yo la miré fastidiado–. ConKazukisomosnoviosdehaceunmesnotequisedecirantesporqueteníamiedodetureacciónesperoquetelotomesbien.

—¡¿Qué?! Repítelo lentamente, no te escuché nada, que fastidio.

—Con Kazuki –dijo con lentitud, yo asentía a medida que hablaba– somos novios de hace un mes. No te quise decir porque tenía miedo a tu reacción. Espero que te lo tomes bien.

Cuando terminó de hablar me sentía un poco decepcionado. Saber que a ella le gustaba alguien más... no podía reaccionar ante eso.

—Di algo, por favor –exclamó.

—Pero... ¿te gusta? ¿lo amas? ¿o qué? –pregunté.

—Es como... Un amor de hermanos. No puedo sentir más hacia él. La razón por la que acepté ser su novia fue porque no quería que se sintiera mal o que me odiara.

—¿Te ha besado?

—¿Esto es un interrogatorio?

La miré, su pelo seguía tan opaco y sin brillo como siempre. Su problema con la comida no había mejorado para nada. Tenía grandes ojeras bajo sus ojos por la pérdida del sueño. Había querido ayudarla varias veces, pero ella se negaba.

Después de mirarla, miré al cielo y suspiré.

—Eres una problemática, lo sabes, ¿no?

—Sí –suspiró y se tiró en el pasto–. Siempre lo fui.

Volví a mirarla, parecía deprimida. ¿Habrá sido por lo que le dije?

—O-oye... Esa no fue mi intención –me recosté en el pasto junto a ella. Neo se dio vuelta hacia mi lado.

—Lo sé –sonrió un poco forzada y suspiró, mientras se levantaba–. Debo irme. Nos vemos, Shikamaru.

—Sí... Nos vemos.

La chica salió corriendo, no entendí bien qué le pasaba. Se supone que aquí el más afectado debería ser yo, ¿o no? Las mujeres son muy complicadas.

Después de eso, casi nunca hablábamos, aunque a veces la veía pasar con Kazuki por las calles, él se veía feliz, pero ella siempre estaba seria, aunque cuando Kazuki la volteaba a mirar, ponía su mejor sonrisa falsa.

(...)

Luego de algunos meses, ella se veía feliz y recompuesta. Ya no tenía esas largas ojeras y su pelo se encontraba menos opaco.

El chico le estaba haciendo bien, se notaba. Él se había preocupado de cuidarla.

Había escuchado de Ino que Neo había escapado de su casa y se había mudado con su novio. La entendía, de hecho, quizá debió haberlo hacho desde hace tiempo.

La compañía de su familia le hacía mal, ella ya me lo había contado. No había hecho nada por Neo, lo que me hacía sentir mal. ¿Por qué no pude ayudarla?

Unos días después, me había decidido: le diría sobre mis sentimientos. Ella está con él, por lo que no tengo nada que perder.

Sinceramente, el amor es un problema.

—Neo, necesito hablar contigo –le dije deteniéndola mientras pasaba al lado mío sin mirarme.

—¿Para qué?

—Sígueme.

La llevé a nuestro lugar y nos sentamos frente a frente.

—¿Ahora si me lo vas a decir? –preguntó alzando una ceja.

—No es algo que se pueda decir, así que... te lo voy a demostrar, aunque es un fastidio –dije.

Me acerqué lentamente hacia ella y puse una de mis manos apoyada en el tronco por sobre la cabeza de Neo y la otra en su cintura.

—¿Shika-Shikamaru?

—Estoy... enamorado de ti, Neo.

Me acerqué más a ella y uní nuestros labios, era increíble como una acción tan simple como esa resumía mil palabras.

Sus labios tienen un sabor a cereza magnífico e impresionante, te hacen querer probarlos otra vez y nunca parar.

¿Qué me pasa?

Sentía muchas cosas en mi cuerpo, se sentía bien.

Sin embargo, ella solo se quedó ahí, sin saber qué hacer.

Y se separó, bruscamente.

—¿Desde cuándo? –Neo desvió la mirada con los ojos llorosos.

—La verdad no estoy completamente seguro. Supongo que... Solo pasó.

—Lo siento –sollozó–. A mi... ya no me gustas –se levantó de su lugar y pasó por mi lado para luego salir corriendo, tal como había hecho hace tiempo.

Me senté bajo un árbol y miré a la nada. La decepción había vuelto de nuevo, pero esta vez era algo más fuerte..., me dolía.

Sin poder controlarme, tapé mis ojos con una mano y lloré.

No lo entendía. Ya sabía que algo así pasaría, pero... dolía mucho más ahora que cuando lo imaginé.

«Ya no me gustas».

¿Acaso eso significaba que en algún momento yo le llegué a gustar más que como amigo?

Decidí no hablarle más sobre esto, no quería causarle problemas.

(Shikamaru, 22 años).

Las cosas ya no eran como antes, Neo ya no me hablaba y yo tampoco a ella.

Nos cruzábamos de vez en cuando por las calles y en los pasillos de la torre hokage. No me atrevía a mirarla.

Los años habían pasado, sin embargo mis sentimientos seguían siendo los mismos.

Cierto día, me había reunido con mi equipo a comer. Íbamos caminando por la calle cuando Sakura había aparecido corriendo hacia Ino, gritando.

—¡INO! ¡¿Es cierto lo que escuché?!

—¿Qué cosa? –se desconcertó mi compañera de equipo.

—¡Que Neo...,! –calló al verme ahí–. ¡Hola, chicos! ¡Me llevaré a Ino un momento!

La tironeó para llevarla más lejos.

Chōji insistió en que no debía oír, pero igual lo hice.

—¡Neo se va a casar con Kazuki!

—¡¿Qué?! –gritó Ino.

Yo tampoco lo podía creer.

Chōji me miró preocupado.

—¿Estás bien?

—Sí –miré a mi mejor amigo y traté de sonreír–. Estoy bien.

Claro que era mentira. Me sentía como si hubiera sido reemplazado, la extrañaba.

Había tratado de olvidarla, pero mis pensamientos se llenaban de ella cada vez que yo lo intentaba.

Quizá el mundo me está tratando de decir que nunca es fácil.

Incluso traté de amar a otra persona, pero seguía pensando en ella.

En verdad no me entiendo. ¿Después de dos años aún tengo estos sentimientos?

Después de todo, yo no luché por ella. No la merecía.

Los dos se hacían bien.

Y de todas formas... me gustaba ver la sonrisa que él le provocaba.

Aunque no sea para mí.

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