Maratón 2/2

Después de ese día en el que Hailey me dijo eso, no he podido estár tranquilo, pero no he podido ir a la casa, algo me decía que iba a suceder algo.

-Justin, tienes que comer. -Dijo mi madre entrando a mi habitación.

-No quiero mamá. Más tarde comeré.

-Por favor, come. -Dijo dándome un plato de macarrones y comencé a comer para que esté tranquila.

-Gracias hijo, te dejo comer solo. -Besó mi cabeza y salió de la habitación.

Necesitaba ver a Hailey, saber la razón por la que me dijo eso, pero tenía miedo.

¿Y si no me quería ver más?

Tendría que arriesgarme.

Terminé de comer, y dejé el plato sobre mi mesa de noche. Me levanté de la cama y me vestí. Salí de mi habitación y me dirigí a la sala donde estaba mi madre.

-Ya he terminado de comer. -Besé su cabeza. -Iré a la casa de Hailey, en un rato vuelvo. -Tomé la dirección de Hail.

-Bueno mi vida, cuídate.

-Lo haré. Adiós. -Me despedí y salí de la casa.

Comencé a caminar por las calurosas calles hasta la casa de Hailey, vivía a bastantes cuadras, pero valdría la pena, la vería.

Muchos minutos después, me encontraba a una cuadra de su casa, mi cuerpo sudaba, estaba nervioso. Estrujaba el papel con su dirección entre mis manos, nervioso, más que nervioso.

Crucé la calle cuando el semáforo se puso en rojo y caminé hacia la mitad de la cuadra, donde se encontraba una casa de color blanco, pero tenía manchas negras, se veía como abandonada, si no la cuidaran. Pero Hail me contó que no eran de mucho dinero, así que lo entiendo, los dos éramos iguales.

Miré nuevamente el papel asegurándome de que esta sea la casa y toqué el timbre.

Luego de haber esperado cinco minutos, seguían sin abrirme la puerta, así que volví a tocar, hasta que se escuchó como abrían la puerta.

Una señora morena, de unos cuarenta y pico de años, apareció en la puerta.

-Hola. ¿Qué se te ofrece? -Habló.

-Buenos días. Vine a ver a Hailey. ¿Ella se encuentra? -Pregunté y la señora quedó en completo en shock, y se ponía pálida.

-¿Cómo que vienes a ver a Hailey? -Susurró.

-Sí, ella me ha pasado su dirección hace unos días, me dijo que venga a visitarla.

-No puede ser cierto. -Negó, aún en shock. ¿Qué era lo que sucedía? -¡No puede ser cierto! -Gritó y me sobresalté.

-¿¡Qué sucede!? -Grité desesperado.

-Hailey murió joven, Hailey está muerta hace más de dos años. Ella sufría de bullying, y se suicidó. -Dijo y se calló al suelo para comenzar a llorar.

Yo me quedé como piedra en mi lugar. ¿Qué mierda dijo? Hailey no puede haber muerto hace más de dos años, ella hace unos días ha estado en casa, nos besamos, ella existía.

-No, no puede ser cierto. -Dije shockeado. -¡Ella estuvo en mi casa, yo la conocí!

-Me encantaría decir que está viva. -Lloró. -Pero se ha suicidado.

Perplejo y negando con la cabeza, me comencé a alejar de allí, lágrimas caían por mis ojos. ¿Cómo pudo haber pasado esto? ¿Hablé con un muerto? No puede ser. Ella parecía tan real.

No puedo explicar con palabras lo que siento en mi interior. Me sentía tan vivo de haberla conocido, y ahora me siento tan vacío. Me enamoré de una muerta. Hailey no está, Nunca existió en mi vida, mientras yo pensé que era real, nunca lo hizo. Ella nunca existió.