04.
Maratón 1/2
Ya ha pasado una semana, una hermosa semana en la que Hailey me ha dejado conocerla muchísimo más.
Ahora somos una especie de amigos, que no se conocen hace mucho, pero lo somos.
Ayer, cuando estaba con Hailey en un parque, le dije que quería invitarla a mi casa, y ella no sabía que hacer. Espero que venga, me quedaré todo el día al lado de la puerta, esperando a que suene el timbre, y ver si es ella.
Frustrado, me senté en el sofá y prendí la tele para ver un partido de Hockey viejo.
Recosté mi cabeza en el respaldo del sofá y me puse a pensar en Hailey. Quiero ser algo más que el amigo de ella, es tan hermosa, tan tierna, tan perfecta. Pero está tan rota, que quiero ayudarla, quiero que sea feliz.
El timbre sonó sacándome de mis pensamientos y me levanté rápidamente del sofá para correr a la puerta. La abrí rápidamente y por estúpido, me la di en la cara.
-¡Justin! -Escuché gritar a Hailey. -¿Estás bien?
-Sí. -Dije sobando mi frente.
-Eres un idiota. -Reí. -¿Por qué estabas tan apurado?
-Mhm, bueno, no quería hacerte esperar. -Me rasqué la nuca.
-Justin, esperar dos minutos no me mataría.
-Lo sé, pero hace frío.
-Hace casi treinta grados Justin, la ciudad se está derritiendo, ¿Y tú tienes frío?
-No, no me hagas caso. -Reí nervioso. Tenerla delante mío me hacía un idiota.
-Bueno. ¿Puedo pasar?
-Oh sí, discúlpame, que idiota que soy. -Dije y me golpeé mentalmente. Me corrí a un lado y dejé que pase. -Tomá asiento. -Le señalé el sofá.
-Gracias. -Sonrió.
-¿Quieres algo de tomar? -Pregunté.
-Un poco de agua, por favor.
-Bien. -Dije y me dirigí a la cocina. Serví agua en un vaso, y me fui a la sala nuevamente. -Aquí tienes. -Le entregué el vaso.
-Gracias. -Lo tomó y bebió.
Me senté a su lado, y mientras Hailey tenía su brazo levantado tomando del vaso, pude observar mejor sus cortes, eran horribles cicatrices, profundas, y no tan viejas. Me dolía verlas, una chica tan hermosa como ella no tiene que sufrir.
-Justin. -Me llamó Hailey y la miré. -Deja de mirar mis brazos por favor. -Pidió.
-Discúlpame. No quise incomodarte. Es solo que no entiendo.
-¿El qué no entiendes?
-Que una chica tan preciosa como tú sufra así.
-Ya no sufro. -Sonrió.
-Todo el sufrimiento que pasaste no te lo merecías.
-No vine para hablar de eso Justin. -Dijo fastidiada.
-Lo siento. -Bajé la cabeza.
-No te preocupes. -Tomó mi cara en sus manos. -Eres muy bello. -Sonrió.
-¿Q-Qué?
-Que eres muy bello. ¿Tiene algo de malo que te lo diga?
-No, no tiene nada de malo. -Me acerqué a ella y puse mi cara a centímetros de la suya. -Tú eres hermosa.
-Gracias. -Se sonrojó.
-Hailey. -Susurré muy cerca de sus labios.
-¿Qué?
-Te voy a besar. -Dije y estampé mis labios con de ella.
La tomé de la cintura y la acerqué más a mí.
Mi lengua entró en su boca jugando con su lengua.
Hailey puso sus manos en su pecho y se alejó de mí.
-Lo siento. -Susurró. -Me dejé llevar. -Se levantó del sofá.
-No, no lo sientas, yo te he besado.
-Me tengo que ir. -Dijo nerviosa.
-No has estado casi nada. Disculpa por haberte besado. No quise arruinarlo. -Me levanté del sofá.
-No lo has arruinado Justin. -Sonrió. -Luego ve a mi casa.
-Anótame tu dirección. -Corrí en busca de una hoja y una lapicera, y se lo entregué.
Ella la anotó y me la entregó.
-Gracias. -Sonreí.
-De nada.
-Luego iré.
-Bien. -Suspiré. -Justin. -Me llamó.
-¿Qué?
-Quiero que sepas que en esto días te has hecho muy importante para mí. En la otra vida nadie estuvo conmigo, y me alegro que en esta si estés. Gracias por hacerme feliz, y por querer ayudarme. -Dijo y yo fruncí el ceño. ¿Se estaba despidiendo? -No es una despedida, en un tiempo nos veremos.
-¿Por qué estás diciendo esto Hailey?
-Luego cuando vayas a mi casa lo verás. -Besó mi mejilla y se dirigió a la puerta. -Hasta siempre Justin. -Dijo y salió de mi casa, dejándome totalmente desconcertado.
¿Qué mierda ha sido eso?
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