Aquí va un nuevo fic de Loki. Relata lo que sucedió en el tiempo que hay entre el final de la primera película de Thor y el comienzo de Avengers.

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CAPÍTULO 1

UN ATERRIZAJE DOLOROSO

Abro los ojos lentamente y parpadeo para aclarar mi vista. El aire vuelve a circular por mis pulmones, y noto una dolorosa presión en el pecho cuando respiro. Un súbito pinchazo me hace cerrar los puños en un espasmo. Debo tener una costilla rota, o incluso más de una.

El suelo es muy incómodo. Siento trozos de cristal y astillas de madera clavándose en mi piel a través de la capa y el traje. Mi cabeza late a un ritmo regular, y cuando me llevo la mano a la frente, los dedos quedan pintados de sangre.

—Ah...

Cierro los ojos y relajo los músculos. El dolor remite un tanto, pero sigo sintiéndome muy mal. Mis recuerdos vuelven como las olas a la playa, repentinamente nítidos. La expresión de Odín era de decepción. Yo le había fallado. Había soltado la vara Gungnir, con la que Thor intentaba retenerme. Mi destino, mi propósito, era morir. Pero en vez de ello, recuerdo la caída, el aire escapando de mi pecho por la velocidad, y luego todo se había puesto negro. Y luego desperté aquí.

Giro para quedar boca abajo y me levanto tentativamente ayudándome con manos y rodillas. Hace mucho que no me siento tan destrozado... por lo general mi magia sana velozmente mis heridas, pero esta vez parece estar retardada. Ahogo un gemido, y agradezco que nadie esté ahí viéndome. Siempre me precio de mi indestructibilidad.

Me pongo de pie. Mis piernas acusan un leve temblor imposible de contener. Cierro los puños con fuerza, intentando mantenerme parado sin tambalearme.

No tengo tiempo de reconocer el entorno. Oigo un portazo y unos pasos veloces y femeninos a mi espalda.

— Explique esto ahora o llamaré a la policía.

Su voz es autoritaria y dulce a la vez, y no posee el típico acento asgardiano. Algo hace cortocircuito en mi cerebro cuando la oigo. Es una sensación tan rara que no acierto a responder.

— ¿Oiga?

Giro para enfrentarla cuando ella vuelve a hablar, y ambos alzamos las cejas a la vez. Es una midgardiana. Esa aura y esa vestimenta son indiscutiblemente humanas. Sin embargo, no creo haber aterrizado tan bajo. Una caída de Asgard a Midgard tendría que haberme matado. Tal vez soy más fuerte de lo que creía.

La boca de la mujer dice en silencio: «Formidable.», aunque no sé si se refiere a mí o al destrozo general. Es hermosa. Otra vez esa sensación extraña, ¿qué me sucede?

— ¿Por qué está vestido así? —alarga su mano y roza mi traje con los dedos antes de que pueda impedírselo. Su voz denota curiosidad.

— Estaba en la batalla —contesto con vacilación. No sé cuánto puedo revelarle. Nunca digas todos tus secretos al enemigo.

Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa.

— ¿Batalla de qué? ¿De disfraces?

Frunzo los labios. Se está burlando de mí. O tal vez ni siquiera esté al tanto de la batalla. En Midgard suelen evitar enterarse de ese tipo de cosas. Es un mundo aparte.

— ¿En dónde estamos? —pregunto, sintiendo vacilar mis rodillas de nuevo. No, no voy a caerme enfrente de una mujer. Nunca.

Deja escapar una leve risa de incredulidad. Al mismo tiempo, me mira como si fuera un bicho raro. Probablemente desentono un poco en este mundo. Soy un dios.

— ¿Cómo dónde? En mi invernadero. Lo acabas de destrozar cayendo del cielo.

— No. Dónde. En qué ciudad. En qué país.

Se cruza de brazos.

— En Manhattan, Estados Unidos. Es obvio.

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Espero que les haya gustado. Dejen sus comentarios abajo. 

Kisses!