Tengo aquí bajo el vestido cada uno de tus besos,

el llanto que derramaste y que con mis dedos convertí en pájaros,

las caricias que me diste y que se volvieron tatuajes,

las palabras pronunciadas escritas en suspiros.

Tengo debajo de mis párpados cada uno de tus pasos al irte,

contados de memoria, uno a uno y en reversa,

las noches convertidas en insomnio,

los lunares metidos en poemas.

Tengo en todos mis rizos,

las mariposas que vimos volar y que hoy aquí, han aterrizado a mis pies,

la guerra que nos hizo llorar de amor,

la lluvia que vimos debajo de las sábanas,

el lugar al que fuimos con nuestros cuerpos en la madrugada.

Tengo arriba de mis piernas el camino que lleva a ti,

las grietas marcadas con tus manos,

el sudor de tu piel en verano.

Tengo en los ojos el color de tu boca,

el sabor de tu espalda con mis uñas clavadas,

el dolor de tus dedos en mis montañas.

Tengo en mi boca las cicatrices de tu miedo,

los fantasmas de tu corazón roto en pedazos,

esos pedazos que quedaron del rompecabezas que armamos.

Y tengo en mi vida todo tu amor,

que se parece a un cataclismo,

que llegó y que así como llegó, todo lo cambió.