Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9: "Una noticia que genera nostalgia"

Un joven de cabello desordenado ayudaba a una hermosa mujer castaña a colocar un pastel sobre una mesa.

¡Gracias hijo por ayudarme a colocar la mesa! decía la mujer.

No tiene que dar las gracias, lo hago con gusto, respondió Tsubasa, haciendo una pausa para agregar: Voy por mi regalo antes de que Sanae despierte.

Bien hijo, respondió la mujer, al tiempo que su esposo entraba al lugar.

Aún no despierta la niña, dijo el hombre.

No cariño, Sany aún duerme, respondió la mujer sonriendo.

Bueno, ello da tiempo para tener todo listo para el desayuno, agrego el señor Nakazawa.

Así es cariño, contesto la mujer.

En tanto:

Una castaña estiraba sus bracitos, tras haber dormido por varias horas.

Un año más de vida, 20 años, si 20 años, pensó la hermosa jovencita, mientras retiraba las mantas que cubrían su cuerpo con delicadeza, para luego bajar de la cama y dirigirse hacia su armario, donde empezó a buscar las prendas que usaría ese día especial.

En otra habitación:

Un joven de cabello desordenado se encontraba sentado en el borde de su cama respondiendo una llamada telefónica, mientras junto a él había una pequeña bolsita de regalo.

Han recurrido a instancias internacionales, decía un sorprendido Tsubasa.

Sí muchacho, como tienen dinero pueden hacer ello, pero no te preocupes, confió en que su pedido no sea tomado en cuenta, ya que este solo impide que se aclare un delito, escucho.

Si, ello es cierto, pronunció el joven de cabello desordenado.

Tsubasa tienes que impugnar la lectura de ese testamento, escucho.

¿Qué?, dijo el joven.

Ellos no están siendo justos contigo, entonces tú no tienes por qué ser justos con ellos, además solo harás cumplir el deseo de la señora Hiroko, escucho.

Pero..., añadía Tsubasa.

Estoy seguro que, si impugnamos el testamento, ellos empezaran a negociar con nosotros, después de todo si mis sospechas sobre la muerte de la señora Hiroko resultan ciertas, y ella falleció de muerte natural como dijiste que escuchaste y ellos aprovecharon el momento para inculparte y así sacarte del camino, pues intuían que la señora Hiroko te consideraría en el testamento,..., escuchaba el joven de cabello desordenado.

Esta insinuando que ellos aprovecharon la situación para librarse de mí, dijo Tsubasa.

Así es, escucho.

Qué tanto les podía afectar que la señora Hiroko me heredé algo a mí, de seguro no fui el único a quién heredo, ella era muy noble, pronunció Tsubasa.

Sí es cierto, no solo te heredo algo a ti sino también a su hermano y sobrinos, hasta el mayordomo Raiden le dejo un dinerito por sus años de servicio, al igual que a sus otros empleados, pero a ti, te heredo su casa y una de sus más grandes empresas, y ello representa millones Tsubasa, y es por ello que su familia te saco del camino valiéndose de la oportunidad, escucho.

Y lo que me hicieron también es delito, ¿verdad?, dijo Tsubasa.

Sí muchacho, ellos podrían ir presos por acusarte injustamente, escucho.

No, yo no les haría lo mismo que ellos me han hecho, pronunció Tsubasa.

Lo supuse, por ello considero que lo mejor es que negociemos con ellos, te heredo dos propiedades, que ellos han reclamado como suyas al estar tú en la cárcel, pero ahora estás fuera de ella y en cuanto no tengas más cargos sobre ti puedes empezar un juicio para recuperarlas, escucho.

Tsubasa ya vamos a desayunar, escucho.

Luego seguimos hablando, pronunció Tsubasa.

Bien, escucho.

Tras de ello el joven de cabello desordenado tomo su bolsa de regalo y salió de la habitación.

Minutos después:

Un joven de cabello desordenado tras desearle un ¡feliz cumpleaños! Y darle un cálido abrazo a una castaña, le entregaba una bolsita de regalo.

¡Gracias! dijo la joven.

Espero y te guste, respondió Tsubasa.

Bueno, comencemos a desayunar, antes de que todas estas delicias se enfríen, pronunció el señor Nakazawa, mientras el par de jóvenes tomaban asiento.

En tanto:

En una lujosa sala, un par de personas de elegantes trajes platicaban.

Es nuestro derecho como sus familiares oponernos a la misma, decía Nomí.

Lo sé, pero bien sabes que el motivo de nuestra oposición no es precisamente hacer que se respete el descanso eterno de nuestro familiar fallecido, respondió Kenta.

Claro, estoy conciente de ello, pero esa es la única forma en que podemos evitar que se descubra nuestra mentira, si las instancias internacionales rechazan la exhumación del cadáver, Tsubasa no podrá probar su inocencia y volverá preso, y ya no tendremos más problemas, agrego Nomí.

Casa Nakazawa:

¿Te pasa algo Tsubasa?, te noto triste, decía la castaña, tras colocarle una rebanada de pastel en un plato.

Sí, es cierto, pronunció la señora Nakazawa.

Sabes que puedes confiar en nosotros, acoto el señor Nakazawa.

Si, ello es cierto Tsubasa, no te encuentras solo, nos tienes a nosotros, pronunció la madre de la castaña.

Sí, no estás solo, dijo Sanae con calidez.

¡Gracias! respondió Tsubasa, haciendo una pausa para añadir: La familia de la señora Hiroko apelo a las instancias internacionales para impedir la exhumación del cadáver...., respondía Tsubasa con la mirada llena de nostalgia.

Minutos después:

Volver a la cárcel, decía la señora Nakazawa con tristeza.

Sí, respondió Tsubasa con nostalgia.

No, ello no pasará, pronunció la castaña con optimismo, haciendo que el joven de cabello desordenado pose su mirada en ella.

Si no puedo comprobar mi inocencia tendré que volver a ella pequeña, dijo Tsubasa con nostalgia.

No, claro que no, tú no volverás, ya verás que no volverás, yo confío en esa corte, yo sé que no aceptaran su pedido, yo tengo fé en ello, pronunció Sanae.

Sí, es cierto, tengamos fé Tsubasa, y ya no hablemos más de cosas tristes, dijo el señor Nakazawa.

Cierto, te estoy arruinando tu cumpleaños, pronunció Tsubasa.

No, claro que no, dijo la castaña.

Bueno, hoy no habrá atención en la nevería, por lo tanto, si gustan mientras preparamos el almuerzo ustedes dos pueden salir a caminar, añadió el señor Nakazawa.

No es mala idea, así te distraes Tsubasita, dijo la madre de la castaña.

Bien, ¿nos vamos a caminar Sanae?, pronunció Tsubasa.

Sí, respondió la castaña, haciendo una pausa para agregar: Pero antes déjame abrir mis regalos.

Claro, respondió Tsubasa.

Tiempo después:

Un par de jóvenes caminaban por un centro comercial mirando unas vitrinas, cuando de repente uno de ellos vio a una joven que conocía caminando de la mano de otro joven de aproximadamente su misma edad, de vestimentas tan elegantes como las de ella.

Umiko, pronunció Tsubasa, mientras miraba con nostalgia hacia el lugar donde estaba la joven, al tiempo que una voz venía a su mente, diciendo unas palabras que lastimaron más su corazón.


Yo te dije que no te tomaras en serio los coqueteos de mi hermanita, haya tu sino quisiste creerme, ella no te quiso, ni te quiere y mucho menos te querrá.


Lo que me dijo Kanda era verdad, ella nunca sintió lo mismo que yo, pensaba Tsubasa, mientras observaba con nostalgia a la joven. En un determinado momento, esta conecto mirada con él, pero no fue por mucho tiempo ya que el joven que estaba junto a ella la tomo de la mano y la llevo del lugar.

¿Qué te parece este Tsubasa?, escucho.

¿Qué?, respondió el nombrado.

Sigues triste por lo que te comento tu abogado, dijo la castaña con calidez.

Sí, mintió Tsubasa.

Tsubasa, todo va a salir bien, tu inocencia se probará, ya lo verás, y cambia esa carita, regálame una sonrisa el día de mi cumpleaños, contesto Sanae.

Es cierto, estamos celebrando tu cumpleaños y yo te lo estoy arruinando con mis problemas, decía Tsubasa.

No, eso no es cierto, tu no me arruinas nada, pero eso sí, como es mi cumpleaños hoy no quiero que estés tristes, respondió la castaña, haciendo que en el rostro de su amigo se plasme una ligera sonrisa.

¿A dónde más quieres ir?, dijo Tsubasa.

Bueno aún tenemos tiempo hasta el almuerzo, entonces vamos a ver más tiendas, pronunció la castaña.

Como digas, contesto el joven de cabello desordenado.

En tanto:

Umiko, te noto distraída desde hace algunos minutos, decía un joven de vestimenta elegante.

¡Discúlpame Hiroshi! pero quisiera volver a casa, respondió la joven.

¿Por qué?, pensé que te estabas divirtiendo, agrego el joven.

Sí, si lo estaba haciendo, pero ello cambió, pronunció la joven.

¿Te sientes mal?, dijo en tono preocupado el joven.

Sí, me duele un poco la cabeza, mintió Umiko.

Bien, entonces te llevo a tu casa, pero me debes tiempo, dijo el joven.

En la próxima cita te lo compenso, pronunció Umiko, mientras pensaba: Tsubasa, estás un tanto delgado, pero aun así sigues lindo, me alegra saber que estés libre, aunque también me preocupa tu futuro, mis padres, no van a permitir que lo sigas, pues ello representa un peligro para su economía, ¿Qué puedo hacer por ti?, yo sé que eres inocente, sin embargo, no pude, ni puedo ayudarte.

Vamos Umiko, escucho.

¡Eh! si, vamos, dijo la joven.

Horas después: "Por la noche"

Un joven de mirada nostálgica se encontraba parado en el pequeño jardín de la casa de los Nakazawa contemplando el anochecer, pensando: No recuerdo a ver visto a ese joven antes, de seguro lo conociste en la universidad, y tanto que decías amarme.

El pensamiento del joven, se vio interrumpido por la presencia de una castaña.

Se termina el día, y con este mi cumpleaños, dijo la castaña.

¿Qué?, respondió Tsubasa.

Estás muy distraído, hasta en el almuerzo y cena lo estuviste, agrego la castaña.

Tsubasa no respondió nada, solo bajo la mirada, mientras la castaña lo observaba también en silencio.

No te preocupes Tsubasa, yo ya tengo un plan si la corte falla a favor de ellos, dijo la castaña.

¿Qué?, respondió Tsubasa.

Primero que nada, no te presentaras al juicio, romperemos ese brazalete que llevas puesto y nos vamos a otro pueblo, pronunció la castaña muy segura de sus palabras.

Sany, romper este brazalete es imposible, su material es muy duro, por ello solo me pueden quitar ellos, los de la comandancia, dijo Tsubasa con ternura.

Entonces usare los fondos de emergencia de la familia y nos vamos de ilegales a otro país, a un país donde nadie puede alcanzarnos, ni siquiera su tecnología, pues no creo que su brazaletito pueda ser rastreado fuera de Japón acoto la castaña, haciendo sonreír a su amigo.

Sany, eres tan tierna, pronunció Tsubasa mientras sonreía.

¿Crees que no podemos fugarnos?, dijo la castaña con calma.

No lo sé, tal vez si podamos hacerlo, respondió el joven con una encantadora sonrisa, que estremecía el corazón de la joven.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro