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Capítulo 30: "Una gran noticia: El inicio de un sueño"

Había transcurrido dos meses desde que la castaña había ganado un reconocimiento por los deliciosos helados que se expendían en su nevería, dos meses durante los cuales, ella al igual que Tsubasa seguían manteniendo su amistad, una amistad la cual cada día que pasaba iba creciendo más al igual que los sentimientos que cada uno de ellos sentía por el otro y que ambos ocultaban para no romper su amistad, ya que ello era lo único que ambos pensaban que podía haber entre los dos.

Tsubasa seguía sin volver a Tokio, todo trámite que se hacía en esa ciudad lo realizaba Kojiro, quién cada vez que iba aprovechaba para ir a la nevería de Sanae, con la finalidad de volver a encontrar a su amiga Maki, pero desde aquella vez que la encontró no había tenido la dicha de volverla a ver, ya que cada vez que él iba, ella no se encontraba, pero él no era el único que visitaba una nevería, Taro desde que estuvo en la nevería de los padres de la castaña, se había vuelto fiel cliente de esta, claro él no solo iba cada fin de semana por un helado, sino por ver Azumi, con quien había empezado a forjar un bella amistad debido al trato continuó.

Nevería Nakazawa:

¡Gracias! decía Taro, tras ver colocar a Azumi su porción de helado sobre la mesa.

De nada, estamos para servirte, respondió con cortesía la jovencita.

¿Cuántas variedades de helados aún me faltan por probar?, acoto el joven, para continuar con la plática.

Creo que unos 6 más, respondió Azumi, haciendo una pausa para añadir con cierta nostalgia: ¿Cuándo termines de probar todas las variedades ya no vendrás?

Hay Azumi, que pregunta es esa, dijo Manabu, que había pasado junto a ella, haciéndola sonrojar.

Claro que seguiré viniendo, respondió Taro, con una dulce sonrisa.

Bueno, voy a atender a la otra mesa, agrego la joven un tanto nerviosa, mientras el apuesto muchacho asentía.

¡Qué malo es con mi pobre amiga! dijo Manabu, cuando volvió a pasar junto a la mesa del joven de rostro dulce.

¿Qué?, pronunció Taro.

Nada, nada, contesto Manabu, acelerando sus pasos, para ir a otra mesa.

Nevería Dulces Sensaciones:

Un par de jóvenes platicaban en una barra, mientras dos chicas se encontraban acomodando unas mesas.

Anda, anímate, decía Ryo.

Si va Sanae, yo también voy, respondía Kanda.

Es que como te explico...., acotaba Ryo, haciendo una pausa para añadir: No creo que a la jefa le agrade la idea de ir al cine por la noche contigo, así solo sea una cita de amigos.

Sí, es cierto, pero porque quieres que te acompañe, ¿no sería mejor que solo fuera la chica a la que estás cortejando y tú?, decía Kanda.

Si, sería mejor, pero Yukari no quiere ir sola conmigo, me dijo que acepta mi invitación si llevo a un amigo, ya que ella llevara a su amiga, agrego Ryo.

Es que..., añadía Kanda.

La jefa no se enterará, dijo Ryo.

Está bien, pero solo porque somos amigos, añadía Kanda.

¡Gracias Kanda! eres un gran amigo, respondió Ryo, al tiempo que la castaña, junto a la jovencita de porte atlético se acercaban al lugar.

¿De qué hablaban tanto?, dijo Maki.

Cosa de chicos, respondió Ryo.

Nankatsu:

Un joven de cabello desordenado se encontraba parado frente a una ventana platicando por celular, mientras miraba hacia el exterior.

Esa es una excelente noticia, dijo Tsubasa.

Lo sé muchacho, al fin se ha hecho justicia, la mansión en unos días estará a tu nombre, y podrás disponer de ella, escucho.

Al fin podré llevar a cabo el sueño de la señora Hiroko, pronunció Tsubasa.

Sí Tsubasa, pero hay algo más, escucho.

¿Qué?, dijo Tsubasa.

Kenta será extraditado en estos días..., escuchaba el joven de cabello desordenado.

Irá a la cárcel, pronunció con nostalgia Tsubasa.

Es lo que merece por todo el daño que te ha hecho, y mira que le diste muchas oportunidades para que no lleguen a esto, escucho.

¿Aún se puede evitar que vaya preso?, dijo Tsubasa.

¿Qué?, escucho.

Yo no soy como él, además es el padre de mi amigo, el hermano de la señora Hiroko, yo no quiero que viva la experiencia que yo tuve en la cárcel, acotaba Tsubasa.

Sin duda eres muy noble, pero..., escucho.

Usted me dijo la otra vez que hablamos que su abogado quería llegar a un acuerdo conmigo, ¿no?, dijo Tsubasa.

Él está en la ruina, no tiene de donde pagarte una reparación civil, escucho.

Tal vez tenga pensado vender alguna de sus propiedades para hacerlo, ¿no?, o hacer algún préstamo, agrego el joven de cabello desordenado.

¿Quieres que llegue a un acuerdo con él y así evitar que vaya preso?, escucho.

Sí, esa finalmente fue una de las sugerencias del juez, también, ¿no?, contesto Tsubasa.

Bien, veré que se puede hacer, eso sí, ya sabes que en unos días puedes disponer de la mansión...

Minutos después:

¿Alguna novedad?, decía un apuesto moreno que había ingresado a la oficina.

Sí, ya soy el dueño de la mansión que me heredo la señora Hiroko, respondió Tsubasa.

Pues ¡felicidades Tsubasa! pronunció Kojiro, haciendo una pausa para agregar: Entonces volverás a Tokio.

Sí lo haré, pero no para quedarme aún, solo será para ver lo del proyecto del invernadero del que te hable, respondió Tsubasa.

Ya sabes que tienes mi apoyo para ese proyecto, dijo Kojiro.

¡Gracias! respondió Tsubasa.

¿Se lo comentarás a Sanae?, agrego el moreno.

No, se lo diré cuando el proyecto ya sea una realidad, mientras tanto será un secreto aún, contesto el joven de cabello desordenado.

Horas después:

Tsubasa platicaba con la castaña por la noche, como cada 3 días desde que dejo Tokio, para que ambo se pongan al tanto de los avances en sus sueños.

Tú siempre tan creativa Sany, decía Tsubasa.

Espero que algún día puedas probarlo, escucho.

De seguro que si Sany, acoto el joven de cabello desordenado.

¿Aún no piensas volver?, escucho.

No, aún no, tengo pensado expandir mi empresa, pondremos con Kojiro una sucursal en Saitama, allá Kojiro tiene a su familia, y pues su hermano podría ayudarnos en el manejo allá..., decía Tsubasa.

Días después: "Tokio"

Tsubasa bajaba de un tren, mientras pensaba: Discúlpame Sany, pero si te digo que estoy aquí, tendré que ir a verte a la nevería y aún no me siento preparado para verte con Kanda.

El joven de cabello desordenado camino hacia la salida de la estación, al estar fuera de este abordo un taxi, durante el trayecto recibió una llamada.

Perfecto, decía Tsubasa.

Yo no estoy de acuerdo con lo que has hecho, pero es tu decisión, como ya te dije, Kenta quedo en libertad en cuanto puso un pie en Japón, y el dinero por la reparación civil, ya está abonada en tu cuenta, si gustas compruébalo ahora, escucho.

Sí, si esta, pronunció Tsubasa.

Kenta vendió una de sus propiedades, tal como lo pensaste, ¡ah! me pidió que dijera algo, escucho.

¿Qué?, contesto el joven de cabello desordenado.

¡Qué no creas queda en deuda contigo por lo que has hecho! escucho.

Imagine un mensaje así de su parte, dijo Tsubasa con calma.

Bueno Tsubasa, nos vemos en una hora entonces para entregarte los documentos y llaves de tu mansión, y allí continuamos con esta plática, escucho.

Bien, pronunció el joven de cabello desordenado.

1 hora después:

En una oficina un apuesto joven de cabello desordenado recibía una carpeta con algunos documentos.

Revísalos, decía un hombre de traje formal.

Todo está conforme, pronunciaba Tsubasa, tras revisar los documentos.

Toma, estas son las llaves de la mansión, coloque por separado las llaves de la reja y la puerta principal, las otras llaves son las de las habitaciones, respondía el hombre de traje formal.

Bien, gracias, dijo Tsubasa.

Me contacté con las personas que trabajaban antes en esa mansión, excepto con el mayordomo Raiden, ya que él ya no está en la ciudad, le pedí que asistieran hoy por la tarde a la mansión, tal cual lo pediste, añadía el hombre de traje formal.

¡Gracias! por apoyarme tanto, como ya sabe me encantaría que se uniera al equipo de la parte legal de la empresa que herede, contesto Tsubasa.

Tomare tu propuesta Tsubasa, además ya sabes que yo siempre estaré para apoyarte, dijo el hombre.

¡Gracias! agrego el joven de cabello desordenado, haciendo una pausa para añadir: Entonces nos seguiremos tratando.

Sí, dijo el abogado.

Tiempo después:

Tsubasa abría el candado que sujetaba una gruesa cadena que rodeaba la gigantesca reja de una bella mansión, mientras algunos recuerdos pasados en aquel lugar junto a Hiroko y la familia de esta vinieron a su mente, causándole nostalgia.

Tantos buenos y malos momentos, pero todos los que pase junto a usted señora Hiroko sin duda fueron buenos momentos, y ahora, y ahora estoy aquí, en este lugar que usted decidió heredarme a mí, para que yo haga realidad su mayor sueño, pensaba Tsubasa, tras abrir el candado, y posteriormente la reja del lugar.

Tsubasa entro a la mansión, miro con cierta nostalgia cada espacio de la misma, mientras a su mente vinieron algunas imágenes de él junto a Hiroko, mirando los hermosos rosales, esos rosales que en ese momento estaban un tanto marchitos debido a la falta de cuidado.

Volverán a estar como antes, lo prometo, dijo el joven de cabello desordenado, caminando hacia el interior de la mansión.

Nevería Dulces Sensaciones:

Hay mucha clientela hoy, sin duda las nuevas promociones que lanzaste en la página de la heladería han sido muy llamativas, decía Maki, mientras colocaba una fuente sobre una barra.

Sí, es cierto, respondió Sanae.

Bueno, tengo que llevar la orden de la mesa 10, acoto Maki.

Ya está lista, pronunció Kanda.

Bien, dijo Maki, tomando la nueva fuente.

Horas después:

Tsubasa miraba a un grupo de 50 personas esperando alguna respuesta de ellos, tras la propuesta que les había hecho.

Cuente con mi apoyo joven Ozora, dijo una de las personas presentes.

Y también con el mío, agregaron a coro un grupo de personas.

¿Y desde cuándo habría que empezar?, añadió uno de los presentes.

Si fuera posible desde hoy mismo, como les dije, necesito saber su respuesta hoy, ya que tengo que designarles sus funciones, respondió Tsubasa.

Pues creo que todos aceptamos su propuesta joven Tsubasa, dijo una mujer mayor, mientras los demás presentes asentían.

¡Gracias! ¡gracias por unirse a este sueño! Que con el tiempo haremos realidad, respondió Tsubasa, mientras miraba a los presentes y sonreía.

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