38*
Y la perdí.
Para siempre la perdí.
Porque decidimos escapar de la realidad
Y la realidad fría y afilada nos encontró a nosotros.
Porque él consiguió encontrarla.
Porque el no haber conseguido su propósito, desató su locura.
Y en un momento de irracionalidad la muerte rozó mi espalda.
Pero a ella no.
Porque a ella la muerte le atravesó el alma.
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