Una luz y un pedacito de ella
Una pequeña luz se formaba en un desconocido y solitario lugar llamado Shassu, este lugar estaba formado por hermosos jardines, y un lago sin fondo llamado Kana, los días en Shassu son como lunas eternas que nunca dejan de pasar, no hay luces cálidas que abracen la piel, contar los días, eso solo se hacía al dormir, la pequeña luz recorría todo el desolado lugar, el paso del tiempo la hacía más hermosa, y más solitaria, mientras más hermosa se hacía, algo se congelaba en su pecho.
Despertó una mañana, el rocío aún estaba arropando su desnuda belleza, caminando por los infinitos jardines de Shassu comenzó a sentir un frio recorrer su pecho, la soledad la consumió hasta formar una estrecha amistad con ella, y así continuo el tiempo, ella y la soledad, la soledad con ella, soledad que hiela, soledad que calma, soledad que cubres por completo su ser, soledad infinita en un desolado lugar. Una mañana despertó y miro que no estaba sola, su mirada pudo captar algo que cautivó su atención, una criatura jamás vista, su curiosidad la llevo a espiar aquello que sin tan siquiera expresar palabra alguna hizo que lo que yacía congelado en su pecho fuera derritiéndose causando que despertaran ciertas sensaciones jamás sentidas, un deseo incontrolable de acercarse, de verle, de palpar al desconocido y un dolor punzante en su pecho comenzó aflorar.
Ocultándose entre las rosas observaba a su preciada criatura, cada cierto tiempo que podía, un día este se encontraba sentado en una de las rocas, como si de pensar se tratara mantenía la mirada fija en un punto del jardín, él era un ser más alto que ella, su larga cabellera de color gris le llegaba hasta la cintura y tenía dos prominencias en su cabeza, de color negro. Mientras ella le observaba en un momento de descuido sus miradas se cruzaron, la pequeña luz se escondió entre las rosas sin saber qué hacer.
¡Quién iba a pensar que en este amanecer, al abrir mis ojos encontraría tal belleza!... Una criatura frágil y tan llena de pureza.
Eso exclamó al aire la criatura desconocida, al ver a la pequeña luz, decidió acercarse a ella, poco a poco fue acercándose a la que pequeña luz que cubierta de rosas estaba, el sonido incontrolable que salía de su pecho la delataba, el desconocido ser extiende su mano a ella y ella tan solo le clavo la mirada en los ojos, casi inerte, tan quieta sin mediar palabras se mantuvieron así por un buen tiempo, la confianza afloraba en estas dos almas que jugaban a ser libres en aquel desolado lugar, pensando que sería eterno sus momentos juntos.
La pequeña luz estaba...
https://youtu.be/e9_GpPOzCRQ
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