Sus manos temblaban, la incertidumbre se incrementaba y el nudo en su garganta se formaba poco a poco. Intentando ignorar sus pensamientos pesimistas, se sentó en el piso, al lado de su amigo, siendo ambos iluminados por una luz azulada proveniente de la luna.

Jungkook sacó un empaque de galletas de la bolsa y una breve sonrisa se formó en sus labios, haciéndose agua en su boca. Por otra parte, estaba Taehyung, quien lo observaba atento en todo momento; recordando los buenos momentos que había pasado con Jungkook, y dándose cuenta de que su compañero siempre había sido un verdadero amigo.

Tae se incorporó,  recostándose en el suelo y aquellos brazos que anteriormente se encontraban entrelazados sobre sus rodillas, pasaron a ser quienes lo sostenían, recargando sus codos en el suelo, mientras observaba al cielo en busca de alguna estrella.

— Oye, Kookie.

— ¿Qué pasa? —respondió curioso.

El castaño se inclinó hacia delante, cubriendo una hoja perfectamente doblada en la palma de su mano, quedando en la misma posición que su amigo, quien se encontraba al lado y  sentado con las piernas levemente inclinadas.

— Toma. —dijo, exteniendo su mano derecha, ofreciéndole aquél papel que Tae consideraba valioso y que esperaba que su amigo también lo hiciera. Inseguro, porque a pesar de que no le interesaba mucho lo que los demás pensaran de él, con Jungkook era inseguro, y hasta inseguro de más.

— ¿Los recibos? —preguntó, abriendo los ojos como platos.

— No. —lanzó una pequeña carcajada. Es otra cosa. Léelo, por favor. Es importante. —sugirió, sintiendo la falta de aire y su propia desesperación.

Jungkook se sorprendió un poco, pero accedió. Taehyung era su mejor amigo, y él era la única persona con la que no tenía secretos, ni mentiras, era la versión más real de él y el estar con él era un alivio. Comenzó a leer, y todo parecía ir normal, como una carta típica de mejores amigos, hasta que siguió leyendo y se dio cuenta de que la realidad era otra, cambiando su expresión al instante por un rostro serio, incrédulo.

❝... Y pasé noches en vela, enamorándome con la idea de ti, preguntándome si seguir intentándolo o rendirme de una vez por todas y dejarte ir. Es estúpido tener que esperar algo que solamente duele, pero también es estúpido dejar ir todo lo que quieres. Así que le escribí una larga, larga carta a la luna, la cual no es más brillante que tú, pero que sin duda alguna, posee una belleza calmada y clara parecida a la tuya...❞

+

La idea original era que se acabara en este capítulo, pero pensándolo bien, será en el próximo, jejejej ♡

¡Gracias por leer! 😄