Capítulo 6
yo se lo que les digo. Busquen la forma, inténtenlo, o háganlo desde la pagina wey o algo así. Pero pongan la música ÒwÓ✨
Después de el pequeño shock que causó esas palabras, la albina soltó una larga risa algo macabra que estremeció a todos ahí, eran sonrisas, miradas intensas entre esos dos que solo podían hacer que el rey se llenara de terror. Una vez estuvieron en tierra firme, meliodas y Elizabeth avanzaron uno al lado de otro causando pequeños roces en sus pieles y se colocaron justo enfrente de los dos tronos. No hicieron reverencia por supuesto pero si dejaron que el eco de sus zapatos estremeciera a todos los que observaban
—A ver, a ver, a ver...—
—Qué fantástica reunión, Rey estarossa — este trago en seco al escuchar la voz de Elizabeth tan falsa mirando como ella solo se volteaba para mirar a su audiencia con sorpresa y la boca entreabierta — La nobleza, la condesa y la plebe— la mujer sonrió con burla mirando a cada uno de los estatus presentes y extendió su brazo dejando que wandle se posara sobre este acariciando sus plumas negras—Que singular — desvió su penetrante mirada hacia su pequeña víctima notando a tres singulares hadas que conocía bien, no pudo hacer más que un puchero que habría sido adorable en otras circunstancias —La gentuza también— nuevamente miró hasta el soberano de gran corona completamente serena— Admito que...tal vez me desconcertó un poco no recibir invitación, ya que yo fui parte fundamental para que seas rey pues...— se alzó de hombros sin quitar su pequeño puchero, meliodas solo negó con la cabeza e inclusive el cuervo graznó y negó igual que el rubio
—No eres bienvenida aquí —
—Ah...— agacho su mirada azul hasta el suelo —Hmm...mmm— acarició nerviosamente su brazo y remató con hacer un pequeño mohín triste. Al inicio estarossa pensó que en verdad los rencores habían quedado en el pasado pero justo cuando estaba por hablar, Elizabeth se rio fuerte y subió su mirada. Estaba actuando.
—Nishishin ay por favor, no nos metan en su embarazosa situación —
—¿N-Nos ofendió?— murmuró la reina
—Por supuesto que no —le respondió Elizabeth por meliodas mirando con algo de odio a la mujer de cabellos rojos, tan rápido como apareció esa expresión su seriedad fue borrada por una sonrisa torcida que heló a la mujer y remató con hacer una reverencia provocando un sudor frío en estarossa —Y para que vean que no hay rencores, con gusto le ofreceré un don a la niña —
—¡No! ¡No deseamos tus dones!—se levanto el rey de su asiento con brusquedad asustando incluso a su mujer, por obvias razones Elizabeth no le hizo caso alguno a su antiguo amor. Caminó hasta la cuna con mucha lentitud pensando bien en lo que diría
—¡Aljeta de la bebe Ellie!—
—S-Si aléjate Ellie, ella no...—
—Shuuu— con un sutil movimiento de muñeca asustando a la audiencia, meliodas hizo que un viento alejara a las tres hadas que lo criaron de pequeños y las encerró en un pequeño baúl cercano para que no interfirieran en el plan de venganza de Elizabeth. Merecía más que nadie esa venganza dulce
—Ahora todos escuchen esto— empezó diciendo dejando caer su magia azul en la bebe — La princesa crecerá dotada de gracia y belleza, quien la conozca la amará — murmuro fulminando con la mirada a la pequeña bebe dormida mientras gruñía. Meliodas la admiro de esa forma y desvió la mirada, no estaba de acuerdo con eso.
—E-Es un hermoso don —Elizabeth se volteó con brusquedad a ver a la reina pero sus ojos capturaron algo más valioso, la mirada de horror en el soberano
— No lo hagas Elizabeth — escucho a estarossa murmurar, pero ya era demasiado tarde para retractarse de su camino, solo pudo hacerle la seña que guardara silencio y giró su mirada buscando algo para poder continuar con su hechizo, cuando el singular brillo de la aguja de una rueda llamó su atención por completo la idea llegó hasta ella como una flecha
—Pero...Al cumplir los 16 años antes de que el sol se ponga, se pinchará el dedo con la aguja de una rueca y se sumirá en un sueño de muerte eterno, un sueño del cual ella jamás despertará — Grito lo más fuerte que podía, su dulce voz estaba cargada de ira y rabia mientras que toda esa energía malvada cubría su esbelto cuerpo desde la punta de sus cabellos hasta la punta de sus pies
—¡No lo hagas Elizabeth te lo suplico!—
—Hmm, me gusta que supliques — sonrió la hada de cabello plateado — Te escucho — murmuro con sorna, estarossa maldijo internamente a aquella mujer, planeaba pedirle por favor que no maldijera a su hija por sus problemas pero cuando estaba por hacerlo notó una mirada peculiar en ella, no iba a conformarse solo con una súplica. Elizabeth agachó sus ojos señalando el suelo con sus zafiros y luego lo miro a él fijamente, aquella maldita mujer le pedía que se arrodillara. Solo pudo ponerse de pie mirando como todos ahí le negaban con la cabeza, se hincó en su rodilla y agachó la mirada sin poder verla
—Por favor Elizabeth te lo suplico — la gran dicha que sintió el hada fue tanta que sus sonrisa se volvió aún más grande
—Tú ganas— sonrió completamente complacida al verlo de rodillas a ella—La princesa si despertara de su mortal sueño — todos le prestaron atención, pero tan rápido como apareció su sonrisa esta desapareció mirando fijamente a el rey — Pero solo con un beso...de amor verdadero — alargó la última palabra dejando que estarossa tensara la mandíbula con fuerza por la rabia y la ira, maldita mujer...¡maldita mujer!— ¡El hechizo durará hasta el final de los tiempos! ¡No hay poder en la tierra que lo altere! Jajaja —
—Rápido ¡atrápenlos!— pero no pudieron hacerlo, antes de que los guardias capturaran a la albina, meliodas la tomo de la cintura pegándola a su cuerpo, sacó ese par de alas negras alzándose de el piso y terminó con crear cortinas tan fuertes de aire que todos ahí se cayeron a el suelo. Cuando el orden volvió, el viento furioso terminó y la pequeña princesa maldita empezó a volar, Elizabeth había desaparecido por completo como si la tierra se la hubiera tragado junto con sus cómplices
—Oh mi Bebe — Liz fue la primera en romper ese silencio terriblemente tenso, fue hasta la cuna de melissa cargando a la pequeña que lloraba y rápidamente empezó a arrullarla con lágrimas en los ojos ¿que habían hecho para merecer eso? ¿Que había hecho su bebe para ser maldecida? ¿Por que esa hada era tan malvada? —Ross ¿quién era ella? ¿Cómo te conoce?— pero el rey no respondió en ningún momento, solo se quedó en silencio alzándose creando el silencio en la sala de el trono y se retiró hacia sus aposentos hecho una furia. No había querido matarla que día, ahora solo quería clavar múltiples veces su espada en ese oscuro corazón de la albina.
Apenas meliodas aterrizó en el bosque de el Páramo, no pudo evitar fulminar con la mirada a Elizabeth la cual estaba tan contenta que no se lo podía ni creer, tenía una sonrisa malvada en su hermoso rostro y sus ojos destellaban de esa chispa mágica que acababa de usar, magia azul fuerte en vez de rosada. El blondo solo bufo empezando a caminar tomando a el cuervo parlante para poder hablar con alguien mientras tanto
—¿A donde vas mel?—
—A casa— suspiro esto último comenzando a caminar, la oscuridad en su cuerpo ya se había disipado volviendo a portar su característica ropa blanca, era una suerte que cuando la oscuridad se disipara no apareciera desnudó
—Espera, debemos de hacer algo más y...—
—Si tú quieres hacer algo, hazlo. Yo ya hice mi parte aunque no estaba de acuerdo —
—¿A que te refieres?—meliodas ya no pudo soportarlo más solo se dio media vuelta encarando a la mujer frente a él, ese traje de cuero, sus curvas, sus ojos. Se relamió los labios para evitar distraerse con otras ideas más pervertidas, Elizabeth al notar esto sólo pudo fruncir el ceño y sonrojarse
—Hubieras simplemente matado a estarossa—
—No es suficiente, quiero que sufra lo que yo sufrí, que sienta esa desesperación y locura que yo sentí —
—Pues lo hubieras maldecido a él— Elizabeth se quedó callada desviando su mirada hacia el frío pasto en el que estaban parados —¿La bebe Elizabeth? ¿Enserio? Esa niña no tiene la culpa de lo que su padre hizo, si querías que sufriera hubieras maldecido a la reina o a él para que se volviera loco —
—No era suficiente, si lo maldecía a él sería más fácil y...—
—Esa no es la razón por la que lo hiciste — Gruño el blondo apretando sus puños, wandle simplemente se alejó de ambos posando sus patas negras en un árbol para mirarlo todo desde lejos, si es que alguno de ellos explotaba en magia no quería ser el blanco y convertirse en cuervo asado — Estás celosa — Elizabeth se quedó helada en su lugar — Estás celosa de que la reina liz haya conseguido con estarossa lo que tú no, estás enojada de que te hayan quitado tus alas y lo vean como un acto irrelevante — Con cada palabra las lágrimas se iban a cumulando en sus ojos — Estás furiosa de ver cómo alguien más cumple tus sueños —
—Basta, esa no es la razón yo...—
—Y lo peor es que, por más que lo intente aún no puedo hacer que lo saques de tu cabeza— ella volvió a callar súbitamente al ver la mirada desolada en los ojos de el rubio. Si, estaba terriblemente celosa de la reina Liz. Si, estaba furiosa de ver cómo nadie había sentido compasión por ella cuando ese maldito le cortó sus alas. Claro que estaba enojada por ver cómo sus sueños eran cumplidos por alguien más
—¿A qué te refieres?—
—Te amo Elizabeth — le susurro suavemente y cuando sus ojos chocaron Elizabeth pudo ver cómo esas esmeraldas tristes le pasaban ese cálido sentimiento. Por fin las lágrimas empezaron a bajar de su rostro pálido permitiendo que sus ojos azules se llenarán de agua — Te amo desde que somos niños. Te he amado cada jodido momento de mi existencia—
—Meliodas, eso es algo estupido, no puedes...—
—¿No puedo amar?— termino su oración por ella logrando que la catarata en sus ojos azules se volviera más fuerte — Que tú ya no ames a nadie no quiere decir que los demás dejemos de amar. Si te he apoyado en esto es por que te amo Elizabeth, por qué te he amado toda mi vida y solo quiero que al fin te olvides de ese humano —
—Estás...—
—¿¡Celoso!?— gritó estrepitosamente subiendo su tono de voz— ¡Claro que lo estoy Elizabeth. He estado celoso desde que ese imbecil entró a el Páramo!— la hada no pudo hacer más que darse media vuelta para evitar la mirada enojada y triste de meliodas — Cada que pasaban momentos juntos me ponía celoso, sentía como si algo me ardiera desde adentro, sentía como si me estuvieran matado, sentía claramente como cada vez te alejabas más de mi por su maldita culpa. Es por eso que prefería largarme que verlos. Esa noche cuando vi como se besaban, cuando vi como él te tocaba desnuda...— el nudo en su garganta se volvió tan grande que a Elizabeth le costaba respirar — Cada segundo, incluso cuando decidí dejar de verlo e irme lo escuché todo, me siento culpable de no haber estado ahí para haberte protegido, me odio por que mis celos te alejaron de mi y aún ahora que parece que lo odias por lo que te hizo ¡sigues amando a ese maldito humano!— su grito hizo eco entre ellos dos, meliodas simplemente se quedó mirando a el pasto con la respiración agitada y frunció el ceño dándose media vuelta — Se que no maldeciste a la princesa por venganza Elizabeth, lo hiciste por celos —
—Necesitaba que se volviera loco —
—El que se va a volver loco soy yo Elizabeth — nuevamente ella cerró la boca — Me voy a volver loco al saber que no puedo tener tu amor y que ahora ya nunca podré a tenerlo —
—¿Por que dices eso?—
—Por que se que tú nunca volverás a amar. Así que adelante, haz lo que quieras solo avísame cuando vayas a salir para venir por ti —
—¡Espera meliodas!— este dejó de caminar solo para mirar una última vez a la tormentosa chica con una tormenta en su interior, lo que vio fue justo lo que quería ver, aquella hermosa chica de sonrisa resplandeciente pareció reflejarse en el rostro de el hada malvada —¿Por que sigues aquí? ¿Por qué no me detuviste?—
—Ya te lo dije Elizabeth. Por qué te amo, te he amado siempre y si quieres una venganza para poder estar en paz entonces te apoyaré en lo que sea — ya no dijo nada más, solo empezó a caminar hacia el que era su hogar limpiado las pequeñas gotas saladas une se habían escapado de sus ojos dejando a Elizabeth llorando completamente sola en ese lugar en el que la dejó. Todo lo use había dicho es cierto, incluso lo ultimo es verdad, ella tenía tanto miedo a volver a amar que estaba dispuesta a desaparecer a esa persona con tal de que el sentimiento se ahogara en su interior.
Elizabeth solo pudo limpiarse sus lágrimas volteando hacia atrás sin poder ver a el rubio, soltó una última lagrima al encontrarse completamente sola, pero en esos momentos tenía cosas más importantes qué hacer. Abrió las palomas de su mano dejando que su magia azul saliera disparada y completamente enojada, frustrada y sorprendida que estaba empezó a formar un enorme fruto, un muro cubierto de espinas como si corazón, grande y fuerte como lo eran sus alas lo hizo para que ningún humano volviera a tocar el Páramo. Antes de retirarse para poder pensar en todo lo que meliodas le había dicho noto como en uno de los tallos de la cual salían espinas, una bella flor se dejaba ver. Elizabeth solo pudo suspirar y se abrazó a sí misma, incluso en su espinoso corazón ella flor seguía viva y sabía bien a quien le pertenecía
Por su parte después de una muy difícil decisión estarossa y Liz decidieron confiarles hija a la magia de las hadas quienes, pese a no estar muy contentas con hacerle un favor a ese mal nacido, les prometieron que la regresarían en 16 años más un día. Completamente loco de la ira y de el resentimiento, estarossa mando quemar cada una de las ruecas de el reino y las encerró en el calabozo más profundo de todo el castillo para que las llamas las consumieran lentamente. Los reyes se encerraron bajo sus muros de plata y oro mientras que miles de caballeros salían a buscar a Elizabeth por el reino entero quien se deleitaba con el dolor que su hechizo había causado. Meliodas observó una vez más como Elizabeth se reía descaradamente en su trono de rama, pareció que le dijo le afectó pero actuaba tan bien que prefirió no interrumpir en su teatro
*
—¿En serio? ¿Es aqui?— listos para poder criar a la niña las hadas llegaron hasta una pequeña casa en lo más profundo de el bosque, era algo rústico y común pero ellos jamás habían cuidado bebés. Elizabeth comía cualquier cosa, incluso si le daban arañas mientras que meliodas y zeldris siempre salían por pequeños frutos que compartían con la albina. ¿Una bebe? Cómo iban a hacer algo así? King solo bufo no muy convencido y arrojó las sojas de la carreta mirando hacia atrás
La pequeña estaba dormida, traían comida, semillas para plantar entre otras cosas como harina y trigo, ellos se habían negado a que les entregaran animales. Eran hadas de el bosque, no iban a matar animales solo para criar a una bebe, por petición de la reina solo les entregaron una pareja de vacas ¿esas criaturas con manchas de que les servirían?
—Solo entremos—
—Bien— no tardaron ni cinco segundos en bajarse de la carreta y tomar a la bebe — Sosténganla muy fuerte— murmuró el castaño sosteniendo a la bebe, las tres hadas la tomaron en la pequeña canasta pero apenas la elevaron fueron directo hacia abajo despertando a la bebe y haciendo que empezara a llorar —¡Mierda! Necesitamos un bebé más...¡cuidado!...mas pequeño—
—Necesitamos más...¡sostenla helbram!...necesitamos brazos más grandes —
—Lo que necesitamos es un cuerpo más apropiado— con mucho trabajo dejaron a la bebe afuera en un tranco y se pusieron a usa alrededores revoloteando, se habían cansado con solo cargarla entre los tres ¿que harían cuando creciera o cuando necesitará algo? No podían cuidar ala con su amaño actual — Escuchen, con estos cuerpos no podemos cuidar a la bebe así que. Uno, dos, tres, a crecer— en una vuelta que se vio muy mágica para el gusto de la persona que los observaba, las tres hadas crecieron lo suficiente como para poder cuidar a la bebe. Helbram simplemente miró sus ropas, no tenía alas pero al menos no era tan engañando —¡Ja! Tú sigues siendo enano king —
—Cállate idiota —
—¿Pueden dejar de pelear?— los dos hombres se quedaron quieto ante el tono enojado usado por la pequeña y adorable rubia. Ella era la que tenía carácter más tempestuoso — Ahora presten atención, solo somos tres campesinos criando a una huérfana en el bosque así que...no más alas —
—¿¡Qué!? ¿¡Sin alas!? P-Pero hermana me canso mucho cuando uso mis pies—
—Dije sin alas...ah y también sin magia —
—¡¿Sin magia?! ¿¡Acaso nos quieres matar Elaine!?— en vueltos en sus pequeñas peleas y gritos internos para poder discutir cual sería su forma de vivir mientras cuidarán a melissa, las tres hadas se metieron a la casa sin notar como la pequeña bebe seguía llorando sin consuelo alguno ahí afuera en el tronco que la habían dejado
—¡Heak! La princesa. Así que aquí se escondían — aprovechando que las hadas se habían metido, wandle fue directo hasta donde la pequeña bebe seguía llorando, se paró en la canas y la observo atento ladeando un poco su cuello de cuervo— ¡Hm! Eres muy ruidosa pequeña —
—¡Buaaaaa!—
—¡Oye! Tranquila yo no te haré daño shhh— pero la bebe no le hacía caso, quizá por qué eso era, una bebe que solo quería que la cargaran y la durmieran o más bien que le dieran de comer —¡Mira soy un pájaro que habla! Guarda silencio— pero no le hizo caso alguno. Wandle tuvo que retirarse rápido justo cuando Elaine salió de la casa completamente apurada y asustada
—¡Ahí estás pequeña! Perdón te había olvidado afuera—
Se acabo UwU a partir de aquí ese vienen muchas cosas, divertidas, lindas, momentos melizabeth ¿quien sabe? Todo deepened de mi humor
Si es que tengo tiempo y no me dejan tanta tarea tal ves les suba doble capítulo como ayer, en fin. Disculpen faltas de ortografía las corregiré luego
¿Que les pareció? ¿Les gusto? ¿No les gustó? Háganme saberlo en los comentarios ;D
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