34︱ Capítulo Treinta y Cuatro (parte I)⚔️
Cubría tras un velo negro su rostro. Guardando la mayor confidencialidad posible. Llegar a su destino no seria fácil, mucho menos después de depositar ese ramo de rosas en la tumba de su padre.
Ahora un nuevo desafío le aguardaba: despedirse de la persona que mas amó en el mundo.
No creia ser capaz de retener a los guardias por mucho tiempo. El tema es que eso se llevaría como mérito, varias consecuencias y sospechas de parte de la raza guerrera.
A duras penas Kakaroto y pudo librarla de la ejecución.
No tendría sentido defenderlo después de que él mismo se echara de cabeza como el asesino del rey Vegeta III.
Después de una larga noche de insomnio y divagación, intentando encontrar una solución alterna.
Vio la única salida de ese poso oscuro, donde abundaban las mentiras y la hipocresía.
-¿Princesa? -entonó el mejor amigo del Son, una vez que la vio con el rabillo del ojo por la ventana- ¿Ahora que demonios sucede?.
Liberó un suspiro de frustración, para después ofrecerle entrar a la vivienda. Si ella estaba ahí, solo podía ser por una razón:
Kakaroto.
Y la huida repentina de su mejor amigo, posterior al triunfo de la batalla con Freezer no le daba buen augurio. Sobre todo porque Vegita no lucía tan arrogante como de costumbre. Se veía sumida en sus propios, fuera de si en un mar de preocupaciones que pusieron a Goten en alerta.
-No dispongo de mucho tiempo -la soberana eludió las preguntas del contrario- tienen que buscar la forma de llevarse a Kakaroto cuanto antes. O el morirá.
Aun no entendiendo nada, el rostro del dueño de casa palideció tras oir sus últimas palabras.
Su cuerpo adoptó una postura rígida curvando la espalda, su mirada quiso hallar respuestas en los orbes negros de su capitana.
-¿Qué? -Goten emitió confuso- ¿Qué hizo ahora?.
Vegita intentó resumir la historia en unas sencillas palabras.
Cuando exhaló un suspiro que la tranquilizó bastante y prosiguió.
- Koshiro mató a mi padre, intentó acusarme de asesinato. Pero Kakaroto se culpó a sí mismo para protegerme -la princesa explicó con cierta pizca de culpa.
Goten comenzó a caminar en círculos por la frustración del momento. Con un nudo en el pecho que le oprimía con fuerza el corazón.
Intentaba encontrar una solución a tal problema.
-Lamento lo de su padre -se disculpó condescendiente- pero, mi amigo. ¿Qué vamos a hacer?.
Ante sus preocupaciones y fundamentos alterados Vegita esbozo una débil sonrisa. Fue reconfortante para ambos. Ella ya pensó en eso la noche anterior, incluso cuando estaba igual de preocupada que el mejor amigo de su novio.
Por una parte, le tranquilizó ver que el Son estaba rodeado de tanto cariño. Si solo su mejor amigo se veía con tal fervor y entusiasmo en ayudarlo, no imaginaba lo que su familia estaba dispuesta a hacer por él.
La nostalgia llegó a su mente, junto con pensamientos que creyó que le darían la valentía suficiente para despedirlo.
"No me necesita".
"El sólo se mete en problemas estando conmigo". Se planteó ella misma.
Consiguiendo poner en equilibrio sus nervios y comentando el plan ingeniado.
-Díle a su familia que preparen lo necesario para instalarse en el planeta mas lejano y habitable posible -Vegita propuso reposando una mano en su hombro- mantendré las investigaciones y pedidos de captura a raya. Van a encontrarlo, sobre mi cadáver.
-Capitana, pero...
Lo interrumpió.
-No puedo simplemente abandonar a mi pueblo y huir tras un amor, insecto -sentenció frustrada- por mucho que ame a Kakaroto. Estoy a punto de lograr lo que siempre anhelé... y mi pueblo depende de mí para dirigirlo ¿Quien mas sinó?.
El contrarió actuó comprensivo con ella. Talvez su forma de expresarse le sonó un tanto pretenciosa, pero no podría esperar mas que sinceridad viniendo de su parte.
Incluso cuando Goten no era muy de su agrado, apreciaba que cuidara tanto de Kakaroto. Y también eh de admitir que el molesto sujeto lograba sacarle una que otra sonrisa y disgusto con sus ocurrencias.
Los extrañaría mucho a todos aunque no quisiera admitirlo.
Posiblemente su vida, ya no sería la misma sin Kakaroto y su familia de por medio.
No recordaba como era ese entonces cuando gobernaba bajo las ordenes de su padre, siguiendo su cruel mandato.
¿Qué le esperaba en un futuro con los nuevos valores y conocimientos adquiridos?.
El azabache frente a ella, la bajó de su nube de regreso al momento.
-No es eso lo que quería preguntar. Allá usted si prefiere mas un patético y absurdo título, antes que la felicidad -Goten argumentó encogiendo sus hombros, cargados de tensión por los sucesos- yo, en realidad iba a cuestionar el hecho de que no tomara en cuenta al mal nacido que los odia a usted y a mi amigo.
La soberana inclinó su cabeza hacia un lado confundida.
-¿Hablas de Koshiro?.
El contrario asintió con una mueca indecorosa.
:-No te preocupes por él -la soberana alivianó finalmente.
El de cabello desprolijo la observó de brazos cruzados con una indignación y rabia ajenas. También lo desconcertó que Vegita no comentara palabra sobre lo sucedido con aquel imbécil.
-¿No me diga que ahora que está enamorada cree que es mejor dejar que el destino se encargue de él y toda esa boberia? -Goten cuestionó decepcionado.
La princesa denegó con la cabeza, complacida recordando el destino de dicho tirano.
:- ¡Después de todo lo que les hizo! -el menor protestó imponente- ¡Si no busca venganza usted... entonces yo...
-Relajate -culminó en un gesto fastidiado- alguien mas se nos adelantó.
Al parecer el planeta era mas pequeño y quisquilloso de lo que creía. Habían rumores los cuales el saiyajin desconocía, pese a creer estar al tanto de todo.
¿Quién mas aparte de ellos odiaba a Koshiro?.
-Gema le cortó las pelotas a esa rata -aclaró finalmente complacida- literalmente, con una tijera de podar-agrego con una sonrisa tierna poco habitual en ella.
Quizás el librarse finalmente de su peor enemigo, fue motivo suficiente como para sonreir.
-¿Qué dice? -Goten indagó.
Ahora si que perdió el norte en aquella conversación. Vegita no pudo evitar reírse tras verlo con esa expresión angustiada.
-Cumplí mi palabra, liberé a cada esclavo y nación que participó con el plan de exterminar a Freezer -la princesa intentó aclarar sus dudas- Gema era una de ellos. Hija de un patriarca en un planeta pequeño y gracias a mi fortuna: es la despechada ex esposa de Koshiro.
-Entonces ella...
-Se llevó al miserable consigo -entonó con una sonrisa- resulta, que su divorcio fue ilegal. Lo que indica, que aun está casada con el miserable y mi matrimonio es inválido. Lo amenazó para regresar con ella si es que apreciaba su vida, al rededor de cien soldados de su planeta los escoltaron a su destino.
La cara de Goten expresó una sonrisa divertida.
- ¡Gracias mundo cruel! -Goten exclamó con felicidad, dando pequeños saltitos infantiles desde su eje con los brazos extendidos- ¡Al fin una buena noticia!.
Ambos se vieron envueltos en una carcajada repentina.
Se esfumó a escasos segundos después. Cuando Vegita oyó por el ratreador, ciertos llamados de unos soldados que estaban buscándola.
Devuelta a su cometido.
-Nos vemos a las 10:30 en el hangar. Saquen a Kakaroto del calabozo por la puerta trasera -indicó, entregando una pequeña llave de plata- tendré una nave preparada para cuando ustedes lleguen.
Y tras decir esto se marchó sin ningún tipo de despedida, dejando a Goten con la palabra en la boca.
Tomó prisa y juntó todas sus pertenencias -incluyendo bienes materiales- para vender algunas cosas y sacar unas cuantas monedas de ello y comprar provisiones necesarias.
Si su amigo, junto con la familia que lo crió toda su vida se marchaban del planeta.
¡Ni hablar!.
El también se iría.
A paso acelerado, dispuso después informarle a su amada y a Gohan la situación por la que estaba atravesando.
Se dirigió a la tienda comercial mas cercana posible, viendo las calles con nostalgia y resignación. Saludando a todos sus conocidos por última vez.
Afuera del local estaba el papá de Milk -como de costumbre - con una sonrisa plantada en el rostro. Goten apreció eso y se dispuso a guardar eternamente en su memoria, recuerdos del lugar que le vio crecer.
Extrañaría su planeta, también a su amada (si es que esta no deseaba acompañarlo). Sin embargo, si se quedaba; mucho mas extrañaría a su amigo y familia, con la que pasó la mayor parte de su vida.
Una decisión difícil, pero ya estaba tomada.
Pocas persona se hacian querer en ese lugar.
No era la raza mas amable.
Tampoco la mas considerada.
Un planeta cualquiera, con gente sin amabilidad y cualidades que fuera de combate no resultaban muy útiles. Con una belleza extraña y peculiar que tal vez solo destacaban sus habitantes.
Pero ¿Quién podía negarse a sus orígenes?.
¿Quién no ama su tierra natal y la considera la mas hermosa de todas?.
Debía dejar su casa.
-Con toda esa comida enlatada, parece que vas a alimentar a un ejército muchacho -comentó con diversión el gran hombre- ¿Es que a caso no los alimentan bien en el palacio?.
-Y solo es para el día -le siguió el juego sonriendo el menor, cargando mas cosas dentro de su cesta de compras- ya sabe como es. De nuevo surgió un viaje.
El hombre de mayor tamaño, lo observó con extrañeza para seguir indagando un poco mas sobre el tema.
Después de la última victoria y con el reciente acuerdo de paz, le resultaba raro que un soldado elite disponga de viajar a otro lugar cuando le plazca.
Mientras cargaba las cosas y buscaba lo que necesitaba. El echo de tener una mirada fija en la nuca le desconcertó bastante.
Supo que debía asegurarse ante cualquier sospecha posible.
Una vez que recogió lo necesario, dispuso a pagar su consumo con el dueño de la tienda. Apoyó ambos brazos en el mostrador y le pidió a Ox un favor especial.
-Yo nunca estuve aquí Ox. ¿Podrías ayudarme con eso? -imploró con ambas manos juntas.
-¿Eres un fugitivo o algo así Goten? -el hombre cuestionó receloso- ¿Estás metido en algún problema chico?.
-Nada de eso -denegó una gota de sudor recorriendo su nuca- mas bien... -alargó en busca de una excusa- estoy... escapando, a una fiesta clandestina en otro planeta. Nada importante, solo unos cuantos días.
-Eso si suena como algo que tu harías -habló esta vez mas convencido.
Goten tuvo que tragarse en parte el disgusto mínimo que tal acusación le causaba.
-¿Cuanto te debo?.
-5000.
-E-este -Goten rebuscó en su bolsillo unas cuantas monedas- ¿Aceptas algún órgano como forma de pago?.
-¿Cuánto tienes chico?.
-3500.
- Bien... pero solo esta vez.
La vieja confiable. Emitió en un susurro antes de irse, pero fue tomado de la mano interrumpiendo su salida.
-Goten ¿Podemos hablar?.
-Milk ¿Pudiste secar ese aparato extraño que encontraste en la capa? -el padre de la mencionada preguntó
Fue fulminado por la mirada de su propia hija, que aun sostenía una pertenencia que Goten ya había visto muchas veces con anterioridad.
La reconoció casi en el momento.
La capa roja que Vegita siempre llevaba consigo a cada lugar. Solo se la quitaba en el campo de batalla, o en las noches al dormir.
Milk le propuso a Goten hablar en el patio de su casa. Este aceptó y aguardó expectante lo que esta tenía para decir.
-Creo que tengo algo, una prueba.
-¿Algo como qué? ¿Qué prueba? -Goten no supo comprender.
La pelinegra desvío su andar con la inquietante mirada de Goten sobre ella. Se retractó de sus acciones y continuó observando la polémica capa entre sus dedos.
-Yo, no puedo decirte. Lo siento.
Arrebató de entre sus dedos el pequeño aparato que la de cabello largo sostenía entre sus dedos.
-¿Es esto lo que tenías que mostrarme? ¿Qué hay con este aparato?.
-N-no -negó nerviosa- yo, no debería...
-¿Que es esto Milk?.
- Es...
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