21︱ Capítulo Veintiuno ⚔️
— REAFIRMO MIS SENTIMIENTOS —
Narra Goku.
Una fuerza gravitacional me impulsa fuertemente contra el suelo. Intento levantarme, pero no puedo, no tengo la fuerza suficiente como para hacerlo.
No tengo la menor idea de que es lo que pasó y me quedé dormido por un par de minutos para recuperar energía.
Finalmente abrí mis ojos, encontrándome en un espacio reducido. Yo estaba posicionado en una esquina arbitraria, cuando de golpe un rayo láser me rozó la cabellera dejando un hedor particular a rostisado.
Por suerte pude ponerme de pie evitando que la luz roja tenga un impacto sobre mí persona; caso contrario, me convertiría en el hermano perdido de Krillin.
—Hasta que despiertas.
La inconfundible voz de la princesa Vegita resonó en el espacio. Se encontraba vestida con un conjunto deportivo en tonos azules, el cual le sacaba bastante partido a su figura; dejaba ligeramente expuesto su abdomen, parte de sus pechos y también traía consigo esos shorts de mezclilla que se amoldan perfectamente en su pequeña cintura. Estirando y generando la ilusión de que sus piernas y glúteos son enormes.
¿O será real?
No.
Maldición, guarda esa mano en tu bolsillo si quieres permanecer vivo hasta que enfrentes un rival que supere tus límites.
Momento.
¿Desde cuando me fijo yo en cosas como esas?
Eso fue muy pervertido.
Casi sonó como un pensamiento de...
Cielos, dejaré de juntarme tanto con Goten.
Pero.
—¿Acaso no estábamos probando el nivel de pelea de los chicos? —un pensamiento que acabó saliendo de mi propia boca.
Cuando ve que despierto, su alteza apaga por un segundo la maquinaria y siento como mi cuerpo se vuelve mas ligero de golpe.
Ella se acerca a mí con una expresión endurecida.
Permanece de brazos cruzados.
—: ¿Que fue lo que hiciste? —su voz suena como un genuino reproche— ¿No eras tú el mismo sujeto que me pidió que me controle? Aquel que me recomendaba ser amable y todas esas tonterías.
—No entien...
—Casi matas a Yamcha.
Una mezcla de recuerdos llegó a mi subconsciente.
Poco a poco, se fue convirtiendo en una secuencia ordenada.
Claro.
Yo...
Casi asesino a ese sujeto.
—Cielos, me siento terrible —admití cabizbajo.
La culpa me presionaba el pecho con fuerza.
—¿Y por qué lo hiciste? —Vegita dudó, viéndome confundida— me lo hubiera esperado de cualquier persona, excepto de ti.
Me avergüenza decirle el motivo.
—Perdí el control —respondí sin dar más explicaciones.
—Eso ya lo sé —reprochó ceñuda— pero me refiero al motivo ¿Por qué fue?
Evadí el contacto visual con su mirada. La capitana se me acercó sentándose a mi lado, sin cambiar su semblante.
—No importa —aseguré tomando una distancia prudencial, una que no me generara tantos nervios— tengo que disculparme con ellos.
Ya sabía que no desistiría.
Conocía su necedad.
Pero no me esperaba su acercamiento tan repentino. A escasos centímetros de mis labios, me observaba con una mirada calculadora y actitud pedante.
—Te ordeno que me digas porqué fue —exigió.
No.
Quitate de mi estómago, nudo extraño. Solo me vuelves mas torpe.
Vegita me obligó a verla a los ojos con un dedo en mi barbilla.
Por intentar protegerla, creo que la lastimé.
—¿Y ese moretón? —interrogué tocando su herida— lo siento ¿Fuí yo verdad?
Ella asintió.
—No es nada —Vegita quitó mi mano de su cara— eh tenido peores.
Maldije por lo bajo.
—Yo, solo quería protegerla —reprimí completamente frustrado, porque al final resultó ser todo lo contrario— quería que aquél idiota dejara de...
Me quedé callado.
Otra vez su mirada.
Desafiante.
Una corriente eléctrica llegó a mi nuca.
—¿De... —insistió en que concluya la frase.
Uff.
Odio que me obligue a soltar la lengua.
—Quería que dejara, de decir cosas de tí... de usted —corregí esta vez.
—Te lo dije esta mañana —se apartó de mí molesta— te lo vuelvo a repetir: no necesito que nadie me proteja —se cruzó de brazos— no soy una princesa de cristal. Yo soy una guerrera.
Lo sé...
Y es la mejor guerrera de todas.
No dudo que pueda defenderse sola.
Tampoco creo que sea débil.
El motivo de querer protegerla, es otro.
:—Que sea la última vez que intentas tus boberías por "Protegerme" —su majestad pidió enfadada.
—No puedo prometer eso —me apresuré a decir.
Ni siquiera yo mismo sé porqué.
Hace ya varios días, sigo impulsos y digo las cosas que siento sin que me importe en lo absoluto.
En cualquier momento, esto me va a meter en aprietos.
Al menos, las cosas con la princesa Vegita ya no son tan terribles como antes.
Ahora hay algo especial, algo que cambió entre los dos y por alguna extraña razón los dos nos volvimos particularmente cercanos.
—Kakaroto...
La interrumpí.
—No pretenda que me quede callado o no haga nada, cuando alguien se pase de listo con usted—cuestioné.
Ella arqueó una ceja y sonrió de forma extraña.
—¿Con qué por ese estúpido beso te sientes con derecho a protegerme? —Vegita inquirió acercándose de nuevo— si ese es el caso, estás muy equivocado.
Ahora me queda claro el tipo de gente que la rodea.
Piensa que siempre que alguien da, es porque quiere recibir algo a cambio.
—Ya se lo dije una vez —le hice frente y no retrocedí— la quiero, no puedo evitarlo ¿Ok?. De ahí viene el estúpido deseo de querer protegerla, aun sabiendo que puede defenderse, no puedo evitar sentir esto... Usted, me gusta capitana.
Pude observar como sus mejillas se tornaron de un rojo intenso. Se quedó helada, no dijo palabra alguna.
Y solo entonces cuando le confieso eso, es que me arrepentí en el instante.
¡Torpe!
¿Qué acabas de decir?.
—C-como ¿Qué te hace creer eso? —la princesa tartamudeo al decirlo.
Yo me encogí de hombros.
Había metido la pata y no había chances de retractarme ahora.
Flash back.
—Cuando habla de otros soldados, cuando la veo reir con alguien que no soy yo, cuando la miran de manera pervertida. Algo duele —le expliqué a Gohan— ¿Qué crees que sea?
El era bueno para estas cosas.
Y como no tenía la más remota idea, decidí pedirle su consejo.
—Celos —me explicó con una sonrisa en los labios— eso es lo que tienes.
Asentí.
—Aja ¿Y como los quito? —cuestioné lleno de curiosidad.
Gohan se quedó un par de segundos pensativo. Probablemente el sabría como quitar esta cosa dentro de mi.
—Bueno, los celos son inseguridad —me aclaró— es miedo de perder a la otra persona y es normal que tu lo sientas —dedujo sentándose en su cama— después de todo, no tienen nada real.
—¿Entónces?.
—Entónces —mi amigo dio un suspiro— tienes que avanzar con ella, buscar esa seguridad.
Ok...
Entiendo, pero no entiendo.
—¿Dices que...
— Tienes que decirle lo que sientes. Estas enamorado y quieras o no, no lo puedes evitar —aconsejó— sé sincero con ella, demuéstrale tus palabras con hechos.
Si, tiene razón .
Vegita es una mujer de hechos.
—Si se lo digo ¿Ya no voy a sentirme asi? —volví a preguntar.
—Prueba y verás. Nada es seguro —Gohan sonrió— aun así, confesar lo que sientes es una forma de aliviarte y te acercará más a ella.
Si.
Tienes razón Gohan.
Demasiada, para alguien a quien nunca eh visto en pareja ¿Por qué será?
—Gracias, Gohan —le sonreí de regreso— por cierto ¿Cómo es que sabes tanto del amor si nunca tuviste una novia?
Se lo pensó un tiempo largo. Finalmente se encogió de hombros y dijo:
—No tengo idea.
—Pero supongo que tienes a alguien en mente ¿Verdad?
El negó observándome divertido.
—El entrenador no juega. Además, por ahora mi prioridad está en las tropas.
Si.
Por un lado se está evitando muchísimos problemas al evitar este loco asunto de "Enamorarse".
Por otra parte, no sabe de lo que se pierde.
Cada que miro a la princesa Vegita, me convenzo un poco mas de que quiero que sea parte de mi mundo. Me sería una tortura no estar cerca de ella.
¿Cuándo paso esto?.
Fin del Flash Back.
—No puedo explicarle con exactitud —confesé— ni siquiera me di cuenta el momento en él que entró a mi mente. Poco a poco, ese concepto amargo, hostil, ese pequeño resentimiento que sentía por usted se fue apagando —le expliqué. Ella no dejaba de mirarme con atención— estaba cocinando, o incluso estaba en el baño...
Me interrumpió.
—No hace falta tanto detalle.
Me reí un poco por su repentina vergüenza. Es obio que le apena tanto como a mi esto.
No porque seamos cobardes.
Sino porque hablar de amor es algo desconocido para un saiyajin. Siempre nos enseñaron sobre odio, en todo entrenamiento nos decían que teníamos que explotarlo al máximo para ser más fuertes ¿Pero y la otra cara de la moneda? Era caótica y desconocida para cualquiera de nosotros.
—El punto es que, a donde sea que fuera, con quien sea que este: solo pienso en una persona —reuní el valor para acercarme mas a ella. Tomé las manos de Vegita y las entrelazé con las mías— y cuando la veo, para que usted pueda entenderme; siento un millón de insectos en mi estómago.
Ella volteó en dirección a otra parte.
Ahora, la situación era al reves. Yo avanzando, ella retrocediendo.
Le sonreí, en un intento por tranquilizarla. Como estábamos cerca y su cabeza estaba cerca de mi pecho, le hice notar algo extraño que me pasaba.
—Sienta eso —acerqué con delicadeza su oido a mi corazón.
Ella por alguna razón, no me rechazo, sino que obedeció mi gesto como un manso cordero.
—Mierda —murmuró débilmente— deberías visitar un cardiólogo.
—Estoy bien —aseguré rascando mi nuca— se acelera de golpe. Solo cuando estoy contigo, capitana.
—Kakaroto.
Intentó separarse de mí pero la tomé de la cintura, impidiendo que se aleje.
Después de todo.
¿Qué tengo para perder?.
¿Otro ojo morado?.
¿Una patada en mis partes?.
Bueno, ojala no se desquite de la segunda manera.
—Siento que contigo puedo hacerlo todo, pero sin ti nada —hablé cerca de sus labios— entiendo que esto puede parecerte raro, extraño, confuso; pero es solo una pequeña parte de lo que me provocas.
—¿De dónde sacaste esa? —dudó burlona— ¿De que programa?.
—Ninguno —negué en una sonrisa— no necesito ningún programa, porque lo que dicen los programas es falso, ficticio. Esto que siento por tí es real y estoy seguro de que tu también lo sientes.
Ella tragó saliva y apretó sus puños a mis costados.
—No —negó titubeante— eres un soldado, yo soy tu superior.
—¿Y?.
—Q-Que —Vegita mordió su labio en un gesto nervioso— es imposible, tu eres... yo jamás.
Flash back
— ¿Vas a que hermano? —desafió— ¿Crées que alguien como ella se fijaría en ti?.
Fin del flash back.
Talvéz Yamcha tenía razón.
—Vegeta —la vi a los ojos con desconfianza— yo ¿Te gusto?.
—P-porque me —se separó de mí empujándome levemente. Me dio la espalda— ¿Por qué me preguntas esas estupideces Kakaroto?.
—Solo responde.
Ella no dijo palabra alguna.
Permaneció ahí, estática, de brazos cruzados mostrándome su espalda.
Mientras me moría de la intriga y sentía mi respiración cada vez mas pesada. Ella parecía dudar, debatirse entre su orgullo o lo que fuere que sentía por mi.
Intenté animarla.
—Vamos, no soy como los aprovechados que la rodean. Nada de lo que me diga, saldrá de aquí—prometí.
Una fuerte punzada vino a mi pecho, cuando la oí decir de manera frívola y gélida un cortante:
—No.
Una simple palabra que significaba muchas cosas:
No me quiere.
No le gusto.
No siente nada por mí.
Se hizo un pequeño silencio.
Tampoco quise insistir demasiado o rogarle. Dolía mucho hablar luego de aquello.
—Bien —asentí aun abatido— supongo que deberé buscar a alguien que si me quiera. Talvéz Milk, ella se preocupa mucho por mi y...
—Ni siquiera lo pienses —Vegita habló enojada.
Diablos, su bipolaridad algún día de estos va a volverme loco.
—Bueno, no es porque yo lo deseé —confesé avanzando a la salida— pero la temporada ozaru se acerca, además ella le agrada a mis padres y...
—¡Maldita sea! —la princesa quejó nuevamente— ¡Deja de hablar de ella!.
—¿Y por qué? —pregunté confundido.
—Siento unas —ella suspiró frustrada— siento unas malditas ganas de asesinar a alguien cuando la mencionas.
¿Qué?.
—Bueno, no debería —afirmé acercándome a la puerta.
Estaba a punto de marcharme, cuando su voz me detuvo en seco.
—Kakaroto.
Pov tercera persona.
Aquél saiyajin se dio la vuelta para poder verla a la cara. La mas pequeña, avanzó a paso dudoso hasta llegar al lugar donde se encontraba el peli-palmera.
Dudosa, enojada y territorial. Siempre aseguraba aquello de su interés.
A escasos centímetros de su rostro, con el contrario observándola confundido y su corazón oprimiéndole con fuerza el pecho; no lo resistió mas.
Se colocó en punta de pies aferrándose al cuello del contrario, rodeándolo con sus brazos. Cerca de sus labios murmuró.
—Si le dices esto a alguien, o me obligas a repetirlo: te enveneno, para que tus tripas se retuerzan de dolor violentamente —la soberana amenazó.
El contrario sonrió.
—No sé porqué, pero incluso esa amenaza me sonó bonita —Goku confesó, embobado por la cercania.
Se relamio los labios conectando finalmente sus ojos. El calor que emanaban sus cuerpos los envolvió, sus colas entrelazadas indicando que aquello estaba bien.
Eso que la primogénita se negaba a admitir por su terquedad.
—Tu también me gustas —Vegita emitió en un susurro inaudible y tenue.
El Son consiguió escucharlo, no creerlo.
—¿Qué?.
Fue interrumpido por sus labios que lo envolvieron en un beso fugaz y acelerado.
La misma sensación del primero, el mismo gozo, los mismos sentimientos.
Solo que cada vez mas intenso.
Podía resultar peligroso.
No pareció importarles.
No por el momento.
Pues no sabían que se avecinaba.
Todos tenemos un amigo como Gohan, un tanto cupido, pero que le va de la patada en el amor :v
(en el caso de mis amigas, soy yo XD)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro