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15︱ Capítulo Quince ⚔️

AYUDA EXTRA

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Narrador omnisciente.

La soberana se paseó alrededor de todo el palacio, buscando al saiyajin de cabellera disparatada que quería verla. Ella pidió encontrarse con el en una zona más alejada, para evitar que los murmullos y sospechas estén de por medio en ese esporádico encuentro.

Como es de público conocimiento, en el planeta Vegeta las paredes tienen ojos y oídos.

Caminó directamente a los jardines. Trunks aguardaba junto con Goku y su nueva amiga, en una pequeña choza de artillería pesada.

Vegita llegó a desconocer a la muchacha de cabello rubio y no fue hasta que estuvo enfrente de ellos que comprendió de quién se trataba y por lo mismo, observó  al saiyajin con una auténtica mirada de disgusto.

No comprendía cómo es que aquel soldado pudo colarse con tal facilidad en el interior del palacio, pero en esos momentos, era lo último que le preocupaba.

—Kakaroto —la princesa habló de forma neutral viéndolo a los ojos— ¿Qué es lo que quieres?

El mencionado se puso de pie de manera recta, junto a la muchacha que estaba a su costado.
Tenía su típica sonrisa cargada de calma.

—Vegita —el Son corrigió— es decir, capitana. Ella es...

Lo interrumpió cortante.

—¿Qué quieres? —zanjó de raíz.

Normalmente el mal humor era algo típico en su vida diaria, pero ahora estaba elevado a sus niveles máximos dada la situación que atravesaba su padre y sin mencionar el destino de su planeta.

A la rubia le enfureció aquel carácter tan podrido que tenía aquella muchacha. A Goku, no le removió ni un pelo pues ya la conocía bastante.

—Ella puede curar a su padre —el más alto le comunicó esto, señalando a la rubia— no sé cómo, pero ella sanó mi pierna de una pronunciada cortadura. En cuestión de segundos.

Vegita dudó de las palabras de Kakaroto. Observó a la muchacha con arrogancia y se preguntó demasiadas cosas.

—Lo que tiene mi padre, no es una simple cortadura —aclaró con obviedad— Kakaroto, si me estás mintiendo...

—Puedo curarlo —afirmó la chica.

Un leve destello de alegría se vió reflejado en los ojos de su alteza. A pesar de no estar convencida del todo, algo de emoción la invadió.

—Trunks —llamó la atención de la peli-lila— acompaña a esta enfermera a...

La rubia habló.

—Con una condición —advirtió de ante mano.

Cuando Vegita estaba molesta, poco le importaban la consecuencia de sus actos, solo actuaba por impulso.

Aquella reacción de su parte le había parecido por completo una insolencia. Como un toro salvaje, se acercó furiosa a dónde estaba la chica y levantó su mano, dispuesta a darle una bofetada. Goku la detuvo, ubicándose en el medio de las dos.

Esta vez le fue inevitable ver con molestia a su capitana.

Tomó ambos brazos de su alteza, para sujetarlos de manera firme y observarla con severidad.

—Invadiste su planeta, mataste a toda su raza —le recordó—: a su padre. La tomaste por esclava en contra su voluntad y aún así ¿Pretendes que cure a tu padre a cambio de nada? —el Son emitió en forma desaprobatoria— estás siendo injusta.

Esa mirada seria.

Esa actitud desafiante.

La forma gélida que había adoptado su presencia.

Desconcertó por completo a la capitana, pero en cierta forma, también le gustó ver esa faceta de Kakaroto. Desconocía que podía verse más varonil cuando adoptaba esa postura seria y demandante.

—¿Y? —fué la única respuesta de su majestad.

A Misha se le removió la sangre de furia.

En parte, solo estaba haciendo esto para ayudar a Goku, pues le habían arrebatado todo.

El peli-palmera suspiró, buscando algo de paciencia para hacerle entender a su capitana la gravedad del asunto.

Aquella respuesta de niña caprichosa le molestó mucho.

—Si a tí te sucediera lo mismo ¿Pensarías de ese modo? —volvió a interrogar— ¿Ayudarías a la persona que aniquiló tu raza?

Aquella pregunta la tomó de improviso, desconcertó por completo todo razonamiento.

No sabía cómo responder a eso.

Obligó a Trunks a llevarse a la rubia para poder hablar más tranquilamente con Kakaroto. Hasta ahora, había actuado como un abogado defensor de la mujer Croniana y le prometió que no iba a dejarla sola en ningún momento.

—Suéltame —ordenó molesta, separándose de aquel saiyajin que anteriormente aprisionaba sus muñecas.

—Solo quiero que comprenda por lo que está pasando —explicó Goku— me costó trabajo traerla aquí y mi intención es ayudar. Yo solo quiero que el rey Vegeta se salve.

Ella lo interrumpió abrupta.

—Que buena es tu noviesita —bufó— Yo merezco todo esto, porque soy la peor persona del mundo ¿No es verdad? —reprochó con rabia.

—No es la peor persona del mundo —el Son la observó comprensivo— tampoco es la mejor, nadie lo es. El punto es, lo que le pido: por favor sea más considerada, trate a los demás con respeto y como le gustaría a usted que la traten.

Una genuina confusión abrumó a la capitana.

—¡Y otra vez el maldito sentimentalismo! —quejó amargamente, dándole un leve golpe en el pecho— ¿De que te sirve ser así Kakaroto?

Silencio.

Por alrededor de diez segundos, abrumó el silencio.

—¿De que le sirve ser así de malvada? —cuestionó de la misma manera.

Y tan solo con esas simples palabras, logró dejarla callada en señal de tenía razón. Aunque no buscó tenerla.

—¿Qué quiere tu noviesita? —reclamó en tono sarcástico— finges ser tonto, pero las cambias bastante rápido Kakaroto.

No pretendía que sonara como un reclamo, pero lo parecía.

—¿Qué hay de usted? —preguntó de retorno— apenas un día y ya va a casarse.

¿Se estaban celando?

Cualquiera que no los conociera pensaría esto.

—No es lo que parece —le fué inevitable mencionar a la capitana.

El Son confirmó aquellas sospechas que tenía en su cabeza, había un porqué detrás de supuesta la boda. Vegita maldijo por lo bajo, evitando soltar aún más la lengua.

—¿Qué fué lo que pasó? —el saiyajin cuestionó de forma amistosa.

—No es asunto tuyo —cortó su majestad— díme que es lo que quiere la enfermerucha.

Está bien.

No quería contárselo, estaba en todo su derecho y en el fondo lo hacía para protegerlo.

—Quiere su libertad, dinero y una nave para poder escapar a cualquier planeta circundante. Más que nada, prefiere comenzar una nueva vida —su amigo informó las intenciones de la Croniana.

—¿Así de sencillo? —Vegita dudó con desconfianza.

—Es una persona sencilla —el peli-palmera argumentó— no le hace falta mucho para ser feliz.

—De acuerdo —la princesa aceptó.

El Son sonrió de oreja a oreja.

Emocionado.

La obserbaba sin poder creerlo.

—¿Lo promete? —Goku dudó.

—Lo prometo —Vegita aseguró irritada.

—¿Segura? —volvió a dudar.

—Segura —habló esta vez con fastidio.

—¿Me lo jura por su padre?.

La princesa dió un suspiro.

—Te lo juro, Kakaroto.

Pero seguía sin creerlo.

Y confirmó que no era cierto cuando vió como la contraria cruzaba sus dedos por detrás de la espalda, al hacer esa promesa.

—Está haciendo trampa —la acusó— no cruce los dedos cuando lo diga.

—No lo hice —mintió— Kakaroto, eres un grano en el culo. Déjame en paz —ella se quejó de brazos cruzados.

—Pero, no puede simplemente incumplir una promesa.

—¿Y por qué no? —la peli-flama lo desafío.

—Porque eso también es malo —el Son cuestionó.

—¡Para ti todo es malo Kakaroto!

—No puede jurar en vano —el Son le reprochó a Vegita— va en contra de su supuesto "honor". Según mi madre, todas las autoridades tienen honor.

Su expresión de perro mojado e insistencia, la obligaron a aceptar finalmente todo lo que le propuso.

Tragó saliva y finalmente se dispuso a responder.

—Está bien —Vegita aceptó. Esta vez levantó sus manos, para que el Son viera que no estaba mintiendo o haciendo trampa— lo prometo.

Por alguna razón expresó una sonrisa de costado.

Evitó crear contacto con la mirada del peli-palmera. Su enojo se había disipado al hablarlo y no entendía como, pero entablar una simple conversación durante un breve momento con aquel soldado, le reinició por completo el día.

El peli-palmera estaba apunto de irse, pero la voz de su capitana lo frenó en seco.

—Me ví obligada a tomar una desición y si bien ya me estaba acostumbrando a que me fastidies todo el tiempo, seas una absoluta molestia y beses como niño de la academia... te felicito: Eres libre —ella le comunicó esto, con cierta nostalgia oculta en su corazón— Koshiro tomará tu puesto dentro de las tropas. Puedes irte.

En menos de medio minuto, divisó una expresión de disgusto en el rostro del Son.

:—¿Que pasa? —la princesa lo interrogó al verlo confuso.

—No quiero la libertad —Goku se negó, con la misma expresión seria de hace segundos.

La peli-flama, otra vez sintió esa punzada de molestia recorrer su cuerpo.

—¿Enloqueciste? Llevas queriendo esto desde que...

—No así —desairó.

—Deja de interrumpirme —Vegita reclamó ceñuda— ¿Ves como si eres una molestia? ¿Por que no quieres ser libre esta vez?

El Son disfrutó volver a ver aquella expresión ceñuda.

—Porque eres mi reina y yo soy TÚ soldado —remarcó esto último, con la intención de aclarar que su voluntad guerrera, le pertenecia solo a ella— no puedo quedarme simplemente de brazos cruzados. Yo sé que algo grave le está pasando al planeta —Goku se acercó un poco más, lo suficiente como para tomar a Vegita por los hombros— y quiero que sepa que tiene todo mi apoyo. Cuente conmigo. Y si, ya se que no le gusta que la ayuden, pero no tengo motivos ocultos.

Definitivamente.

Nunca lograría comprender a Kakaroto.

—¿Y por qué ese cambio tan drástico de actitud? —la soberana inquirió, con una de sus cejas en alto— antes no querías ser un soldado.

—Bueno —se lo pensó por un momento, antes de aclarar— está vez, la causa es justa —explicó— ¿Creé que me perdería la oportunidad de tener un combate con gente de otros planeras? ¿Podría privarme de ser mas fuerte? ¿La dejaría sóla? ¡Primero muerto! ¡Estóy seguro de que vamos a conseguir la victoria!

Lo último lo dijo en una de sus características sonrisas.

—Ni siquiera dije que si —) la princesa lo contradijo molesta. No era por sus palabras o su idea, sino que le molestaba cuando Goku le sonreía de esa manera. Hacía latir mucho más fuerte su duro corazón.

—Tampoco dijo que no —el Son alegó de buen modo— y esas, generalmente son sus primeras palabras.

Después de todo, él quería ayudarla y a mayores refuerzos, más chances de ganar tenían por seguro.

Además ¿Qué podía perder si aceptaba su ayuda?

Molestaría a Koshiro, pero eso poco le importaba.

Aquél insecto, no podía reclamarle nada, mientras ella cumpla con el acuerdo que había pactadado hace un momento.

Lo pensó mucho, pero finalmente aceptó su ayuda.

—Pasado mañana, a las ocho partimos —su majestad le informó esto, con una ligera sonrisa adornando sus labios.

Y esa, fue la primera vez que ambos estaban de acuerdo, de alguna forma.

Sin pretextos.

Sin excusas.

Estaban juntos porque así lo querían.

Y a Vegita, por mucho que le pesara admitirlo, le gustaba la presencia del Son a su lado.  Le producía una sensación de confort y seguridad, la hacía sentir extraña.

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