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14︱ Capítulo Catorce ⚔️

─ CONFIDENCIAL ─

• • •

Narra Vegita.

Cuando esto acabe, probablemente varios de los habitantes de mi propio planeta van a odiarme.

Todos conocen a Nappa.

Y a Koshiro... Ni hablar.

Conocen perfectamente sus antecedentes penales, saben muy bien que esas sucias ratas pueden unirse en mi contra y conocen de pies a cabeza, cual es la filosofía habitual con la que acostumbran a manejarse en la vida.

Ellos no van a parar, hasta destruirme.

En cuanto a mi padre, fingí demencia e hize de cuenta que estaba todo bien para garantizar que el pueblo no enloquezca. Es un secreto de Estado, el cual debo conservar y defender a capa y espada, si es necesario. Si la corona cae, todo se derrumba y no hay tal crisis que pueda superar mis habilidades. Nada, conseguirá que yo baje los brazos como para no defender aquello que por derecho me pertenece.

Soy la princesa de todos los saiyajins's.

Ellos estan conformes con mi futuro reinado, de eso no tengo la menor duda.

Pero, aquellas decisiones estúpidas que me obligaron a cometer, causaron mucho revuelo y desconcierto de parte de los habitantes.

Mis soldados.

Ellos, no lo saben.

Yo.

Estoy atada de pies y manos.

Esas escorias planearon todo frivolamente.

A detalle.

Flash Back. (Recuerdo de Vegita)

Cuando llegamos al palacio, el personal médico estaba atendiendo a mi padre. Por mi parte, lo observaba desde el ventanal de la sala de estar, muy pesadamente, esperando algún tipo de respuesta.

No puede morir.

No sin antes, verme triunfar y llevar esta estirpe a la cúspide del éxito.

En mi vida, lo ví de esta manera.

Siempre fue un hombre de armas tomar.

Sagaz.

Invencible.

La forma tan astuta que tiene de combatir, la autoridad de la que dispone para comandar incontables pelotones, su capacidad de planear tácticas.

Todo en el, me parece admirable.

—Sé quien lo atacó —alguien a mi costado habla y consigue alarmarme.

No fuí capaz de percatarme de la presencia de este tipo, al menos, no hasta que oí su voz llamándome.

En fin, poco me importa su presencia en estos momentos.

No dejo de reprocharme a mi misma. Por mi culpa lo atacaron, si tan solo hubiese estado aquí, yo podría... defenderlo y no estaría de este modo.

—¿Por qué siempre tienes que protagonizar los momentos de mierda? —emití con fastidio.

Koshiro, no sé comportó de forma estúpida, algo poco habitual en el.

No dijo nada.

Y quiza eso debería ser suficiente para alertarme.

—¿Quieres? ¿O no quieres saber? —el interrogó con cierto aire tentativo disipado en el aire.

Hay una parte de mí, que no quiere escuchar una sola palabra de lo que el dice. Una pequeña parte, que me advierte y cohibe. Preferiblemente, tengo que desconfiar de todo lo que este sujeto dice.

Voy a recordar exactamente, todas las veces en las que Koshiro me ayudó. Y eso suma un total de: ninguna.

—¿Otra de tus mentiras? —espeté con rabia— mi padre está muriendo y yo solo... quiero verlo descansar. Mi deber es protegerlo de personas como tú.

—¿Personas como yo? —mi ex fingió indignación, tocando su pecho como si aquello acabase de lastimarlo— auch. Yo solo quería ayudar.

Esa actitud de no matar una mosca es la que me hace detestarlo. Yo se de lo que es capaz.

—Desaparece de mi vida —pedí con exasperación— solo así, vas a ayudarme.

—Jmp, tú me necesitas. Más de lo que crees amor —Koshiro me aseguró esto, aferrando uno de sus dedos en la punta de mi barbilla.

Solté un bufido y comencé a caminar  rumbo al pasillo. Tengo que buscar a Trunks para que podamos turnarnos y hacer guardia para custodiar la puerta de la enfermería. Hay asuntos importantes que también dependen de mí y Tarble no es una persona de la que me pueda fiar.

Cruzaría la puerta, de no ser por esas últimas palabras que salieron de su boca.

—Freezer atacó su nave.

Y eso fue suficiente como para llamar mi atención.

—¡¿Qué?! —di la vuelta y exclamé enojada— pero, teníamos un acuerdo de paz. No puede, no puede atacarnos si estamos sirviendo a su ejército...

Me interrumpió.

—Pues parece, que se pasó aquel acuerdo de paz por el culo —Koshiro comunicó.

Imposible.

Una nueva temporada Ozaru está por comenzar.

Hay mucho trabajo, muchos planetas, descendencia y recursos que le serán útiles.

Nosotros aún le servímos.

—¡Estás mintiendo! —grité enfurecida.

Se rió en mi cara, cada vez más cerca. Me arrinconó en una esquina y posicionó ambos brazos a mis costados, brindando una caricia en parte superior de mis clavículas.

Me aparté de él.

—Volví —expresó esto en un tono neutral, intentando conectar su intensa mirada con la mía. ¿Qué es lo que quiere? — quiero solucionar las cosas. Créeme, o... si quieres no lo hagas. Pero, este es mi hogar y no dejaré que nada le pase. Tienes que idear algo rápido y grande —propuso— porque cuando Freezer regrese, todo será polvo y cenizas si seguimos como estamos. Él va a acabar con todos los saiyajin's.

Freezer.

¿Esa lagartija planea exterminarnos?

No sé que me pareció más estúpido.

Aquel teatrito barato que montó para hacerse el ompasivo, o que fueramos tan imbéciles como para creerle a Freezer.

—¿Qué quieres? —interrogué separándolo de mí.

Lo sabía.

Otra vez esa estúpida sonrisa burlona apareció en su rostro. Odiaba la idea de que él o cualquiera me manipule, pero tenía información útil que podía servirme.

Es mi obligación, velar por el bienestar del planeta.

—Mira, no me mal entiendas —se excusó— ¿Qué sentido tiene solo informar?

—Solo habla, maldito cínico —le exigí, acortando su patética actuación de pacotilla— nada me sorprende viniendo de tí.

—¿Así le hablas a tu futuro esposo? —preguntó con una falsa indignación.

—¿Qué estás insinuando insecto?

Oficialmente.

Lo que diga después de esto conseguirá sacarme de quicio.

—Antes de que apliques una de tus técnicas cavernícolas —anticipó— ya sea amenazar con ejecutarme, o saltar sobre mi yugular. Tengo varios aliados de mi parte y tienes mucho que perder su te atreves a lastimarme. Intenta ponerme un solo dedo encima y cualquiera de ellos correrá la vos con Freezer ¿Me entiendes?

Rabia.

Desprecio.

Todas las emociones se quedaban cortas para explicar lo que sentía por Koshiro.

—¿Estás amenazándome?

—Te estoy advirtiendo —aclaró astuto— solo quiero volver por lo que me permetenece —me señaló— y tú estás entre esas cosas bombón ¿No es mala idea ser un futuro rey verdad?. Quiero todo ese poder que un día ví desvanecerse ante mis ojos.

—Tienes esposa —le recordé— y primero muerta, a casarme u obedecer lo que tú digas.

—Bien —habló encogiéndose de hombros— llamaré a Freezer.

Maldición.

Parece que tendré que seguir las ordenes de este mequetrefe.

—Está bien —me apresuré a decir.

—Bueno, cuatro meses —condicionó— estás en la libertad de planear lo que se te antoje en ese lapso de tiempo. Ese es el plazo que puso Freezer hasta regrasar. Mientras tanto, voy a hacer lo necesario para acelerar mis trámites de divorcio y más tarde hablaremos sobre los detalles. Cariño, incluso podemos discutir la ejecución de tu novio con calma.

¿Kakaroto?

¿Qué tiene que ver el con todo esto?

—Ni lo sueñes, a Kakaroto no vas a tocarle ni un solo cabello —aseguré con determinación.

Koshiro volteo en mi dirección, observandome de manera enfurecida. Se acercó a mí con violencia y después me tomó del cuello, para obligarme a ver sus ojos oscuros.

—¿Por qué? —interrogó de golpe— ¿Tienes algún tipo de sentimiento por ese tonto mastodonte? ¿El sujeto te gusta?. Tsk, por favor, soy mucho más hombre que ese cabeza hueca.

—¿Según quien? —prácticamente fue un impulso cuestionarlo de regreso, como respuesta a aquella noche en la que intercambiamos saliva en ese restaurante durante nuestra cita falsa. O cuando perdí la cabeza viéndolo dormir en más de una oportunidad. Como sea, enfocate Vegita, esto no se trata sobre si te gusta o no el insecto de Kakaroto— Lo digo porque será muy útil si lo conservamos hasta que acabe el combate —enseguida cambie de tema. Ignorando esos pensamientos estúpidos que tenía sobre mi bobo soldado— dijiste, que en esos cuatro meses puedo hacer lo que me plazca. Y no, no tiene sentido desasherme de uno de mis mejores soldados.

—No lo quiero cerca —amenazó— vas a darme su lugar, o...

Lo interrumpí.

—Podemos hablar de eso más tarde —acordé— el planeta Vegeta, necesita una explicación.

Fin del flashback.

Odiaba admitirlo.

Pero Kakaroto me había dado la solución a este problema, mucho antes de que todo esto pase.

Desde luego, al principio la idea de la paz le disgusto a todo el mundo.

Hubo protestas, quejas, reclamos; pero al finalizar la reunión entendieron que era la única opción para salvarnos.

—Vegita —Trunks llamó mi atención. Acababa de entrar a mi cuarto — Kakaroto quiere verte. Él está aquí.

—Pero, acabo de dar la orden de que...

Me interrumpió.

—Dice que tiene a la persona indicada para salvar al rey.

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