11︱ Capítulo Once ⚔️
─ CITA DOBLE ─
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Narrador omnisciente.
—Entonces —comenzó a hablar en su típica sonrisa burlona, el anfitrión de la noche— ¿Este es tu novio Veggie?
Koshiro lo observó de manera superior.
Mientras tanto, el saiyajin que la princesa escogió para ocupar su rol de novio temporal, le sonreía de regreso incrementando aún más su rabia.
Vegita, se consideraba una persona sumamente agnostica y estaba muy lejos de cualquier plano espiritual o siquiera de creer en algo. Pero, aquella noche, le rogó encarecidamente a Ozaru (o a cualquiera de las deidades) que Kakaroto no forme un escándalo o cometa cualquier acto estúpido, capaz de hacerla quedar mal y caer en desgracia.
Su dignidad.
Su prestigio.
La honradez de su nombre.
Estaba sometida a la voluntad de su molesto ex novio.
—Soy Gok...
El Son permaneció callado.
Un codazo repentino, le fue proporcionado por su capitana a modo de desaprobación.
—Soy ¿Kakaroto? —de nuevo volvió a contestar. Esta vez observando confundido, a su soberana. Ella asintió disimuladamente.
—¿Estás afirmando? ¿O negando?
Koshiro lo interrogó de nuevo.
Era muy astuto y ningún error —por muy pequeño que sea— pasaba desapercibido delante de su rostro.
—T-te, te estoy diciendo mi nombre —volvió a repetir, cometiendo el torpe error de hace un momento.
Goku no entendía que es lo que le estaba pasando y el porqué se comportaba de manera tan nerviosa. Quizá, era porque sabia que esta cita era algo muy relevante para Vegita, en el fondo tenía esa sensación de inseguridad y la presión de no querer decepcionarla.
—¿Qué pasa?—el pelinegro dudó esta vez en dirección a Vegita— tu novio tiene alguna especie de ¿Retraso mental? ¿Por qué está hablando así?
Su Alteza se enfureció.
Observaba como aquella sonrisa burlona de Koshiro se ensanchó aún más qué antes tras decir una burla.
Quería aplastarlo como al más ruin de los insectos, pero primero, debía pensar bien las cosas. Actuar de manera astuta.
Al amigo cerca.
Y al enemigo, aún más cerca.
—No sé porqué está actuando de este modo —Vegita fingió una sonrisa avergonzada— tal vez solo está un poco cansado. Hace un par de horas, regresamos triunfantes de nuestra primera misión del año ¿Verdad Cielo?
¿Cielo?.
¿La princesa le estaba llamando cielo?
No entendía para nada el contexto de la situación, pero, recordó una conversación que tuvo días atrás estando con Goten.
Flash Back (de Goku)
Estábamos sentados con mi madre en el sofá, viendo una ¿Novela?
Si.
Creo que así se llamaban.
Como sea.
Ella no paraba de sonreír y murmurar cosas (al igual que Goten) quien se veía igual de entusiasmado y compenetrado con la programación de hoy, la cual veían todos los viernes sin perderse esto ni una sola semana.
Por otra parte, yo me moría de aburrimiento.
—Goten —intenté buscar su atención.
Nada.
Seguía enfocado en ese viejo artefacto.
Una caja cuadrada y de tamaño regular, que a mi papá le obsequiaron como señal de afecto en la tierra.
—¿Goten? —volví a llamar.
Esta vez lo moví lentamente.
—José Armando ¿¡Por qué?! —mi madre exclamó, en una especie de lamento.
¿A que se debe tanta emoción?
No veo el porqué los dos estan tan desesperados de saber lo que pasa en esa novela.
Los actores son malos.
La escenografía se cae a pedazos.
Y...
Y...
¡Es más falsa que mi dieta!
—Mamá —llamé está vez a mi progenitora.
—¿Qué quieres hijito? —ella contestó, sin prestarme demasiada atención.
—Sabes que eso no es real ¿Cierto? —la cuestioné, al ver como una pequeña lágrima se deslizaba en su mejilla derecha— má, esa gente de la tele, está actuando.
—Shh, cállate —Goten ordenó molesto— puta madre, este tonto que no deja ver nada tranquilo. La Rosa de Guadalupe es magistral, simio insensato ¡No lo ves! ¡Aprecialo! ¡Es arte!
Goten maldijo por lo bajo.
—Pero.
Me interrumpió.
—Una palabra más y te doy un chancletazo —mi madre advirtió, con una mirada matona.
Dí un suspiro.
Me recosté en el mismo lugar.
Intentando comprender mejor esa cosa.
Si la veríamos, al menos tengo que divertirme de algún modo ¿No?
—Señora —Goten preguntó con curiosidad— ¿Acaso Julia no estaba enamorada del hermanastro malvado de José Alberto?
—No, Goten —mi madre negó— ella está enamorada verdaderamente de José Ricardo, pero su primo José Luis la obligó a casarse con el —le explicó todo detenidamente.
—¿Todos se llaman José? —dudé yo desde el otro extremo.
Ni siquera respondieron a mi duda.
Tan solo me observaron de una forma no muy amistosa, como diciendo "No lo entenderías"
Esa mirada, mayormente la recibía mi padre.
Mi mamá comenzó a explicar algunas cosas más sobre la trama.
Goten asentía y soltaba algún que otro suspiro y gesto de sorpresa.
Pero, algo andaba mal.
—¿Julia? —pregunté confundido.
—Si, así se llama la muchacha —mi madre aclaró.
¿Pero?
—Hace un momento, el hombre de la chamarra le dijo panquesito —cuestioné en plena confusión— ¿Acaso no se llama panquesito?
Las novelas son frustrantes.
—¡No! ¡No se llama panquesito! —Goten replicó indignado— ese es solo un apodo romántico. Es algo, para... reivindicar su amor.
—Verás, hijo —mi madre suspiró— el le dice así, porque es su novia ¿Entiendes?
Media hora después.
Y finalmente deduje que le decía panquesito, porque a la chica le gustaba hornear cosas dulces.
Asentí con curiosidad y seguimos mirando la tele.
Juro que lo intenté, pero esta novela simplemente no conseguía atraparme.
—Goten, vamos a entrenar. Por favor —supliqué en voz baja.
—Conchetumare —el se quejó en un asento extraño. De seguro a esa grosería la aprendió en televisión— cálmate. En un rato vamos.
Fin del flashback
Volvió a la realidad, volvió a toparse con la mirada de aquel sujeto que tanto odiaba su capitana.
Lo pensó una.
Dos.
Tres veces.
Y finalmente, encontró el apodo indicado para su capitana.
—Si —después de varios segundos disociando, habló— es por eso. Granadita, estoy exhausto.
Koshiro expresó una carcajada sonora ante aquella forma tan peculiar de llamarla.
Y Vegita, Vegita le dió un pisotón a su soldado.
—¡Auch! —el son se quejó elevando su pierna izquierda, por una simple cuestión de inercia.
—¿Por qué le llamas así? —la esposa de Koshiro lo interrogó, con una sonrisa dulce luciendo en su rostro.
Se supone, que esa noche el no debía hablar mucho.
Su personalidad debía permanecer hermética y misteriosa, a juzgar por las recomendaciones que había hecho previamente su majestad.
—Pues —el soldado rascó su nuca, evitando crear contacto visual con la penetrante mirada de su "novia"— porque es peligrosa... y explosiva.
Vegita suspiró.
Frotaba su cien, contando hasta cinco para adquirir un poco de paciencia.
¿Apodo más estúpido no se le podía ocurrir?
—Bien dicho —Koshiro concordó con su apodo— yo no la habría descrito mejor.
El de cabellos alborotados soltó una pequeña risita, tan solo para desviar la atención de las señoritas.
Ellas se observaban a detalle, el típico roce de miradas "casuales" entre una ex y una actual.
Ambas sacaban sus propias conclusiones.
—Vaya —aquel saiyajin, paró de reírse al notar que llevaba demasiado tiempo haciéndolo— lo siento.
—No importa —la princesa ignoró— ¿Vas a presentarnos a tu esposa?
Algo hostil.
Pero no le importaba para nada, porque quería irse cuanto antes.
—Si —la mirada de Koshiro se dirigió a la bella mujer con piel de porcelana— ella es mi esposa, Gema.
—Un placer —la rubia mencionada le sonrió a Vegita, después posó su vista en Goku.
—Igualmente —respondieron Vegita y Goku al unísono.
Luego de las formalidades, ordenaron un banquete y tomaron asiento para comenzar a charlar de trivialidades.
Por alguna razón Koshiro no le sacaba la vista de encima a Vegita, cosa que su esposa notó y varías veces indicó que estaba molesta por esto. Al ex de la princesa le valió un comino, a ella le disgustaban todas y cada una de sus insinuaciones.
—¿Cómo se conocieron ustedes Kakaroto? —Koshiro rompió el silencio.
Intentó rozar la pierna de la soberana por debajo de la mesa, pero su mano fue interrumpida por la del joven que frecuentaba usar un dogi naranja.
Lo fulminó con la mirada y aunque deseaba torcer cada uno de sus dedos con la intención de que no vuelva a prepararse, se limitó a responder.
Mierda.
No esperaba que las preguntas estuvieran dirigidas a él.
A pesar de todo, trató de seguirle la corriente.
Por ahora iba bastante bien, se comportaba de manera gentil y cordial como le había enseñado su capitana.
Pero el temor de Vegita no erradicaba en que Kakaroto actuara de manera incorrecta. Ella sabia, que por naturaleza el joven Son podía caerle bien a todo mundo, pero, la preocupación de su alteza venía de la falta o la inexistente capacidad para mentir.
Si su falso novio hablaba, la cagaba.
Y no, no era una de esas personas que pensaban antes de hablar o podían disimular cuando metían la pata.
Goku primero hablaba, luego la cagaba y después de cagarla caía en cuenta de que estaba mal lo que dijo.
Vegita trató de interferir.
—Nos conocimos en...
La esposa de Koshiro la interrumpió.
—Le preguntó a tu novio —objetó, obligándola a callar.
La princesa sonrió de forma cínica, para después asentir y tomar algo de agua como producto del nerviosismo.
El Son miró a Koshiro.
Luego a su propia mano.
Luego a Vegita.
Y entonces...
Supo que estaba perdido.
El estrés y sudor de su propia mano habían borrado todo lo anterior escrito en puño y letra por la heredera al trono.
—Nos conocimos —él intentó pensar en una mentira rápida— en...
Su mente estaba en blanco.
Nada pasaba por su cabeza y tenía que hablar lo más rápido posible.
O al menos, eso es lo que le demandaba la mirada de una furiosa princesa al lado suyo.
Estaba nervioso.
No podría inventar nada bueno.
Se removió de forma tensa en su sitio, para después comenzar a explicar su historia viendo a la "feliz" pareja.
—Nos conocimos, por error —ni bien comenzó, con esto logró cautivar la mirada de todos los presentes— cuando, casi la intoxico con un plato de sopa.
Ambos lo observaron divertidos y prestaron mucha atención a lo que tenía para decir Goku.
—¿De verdad? —Koshiro volvió a carcajearse.
—Cuéntanos más —Gema emitió con entusiasmo— suena interesante.
—Lo es —el Son agregó nervioso.
Evitó mirar a Vegita, sabía que ella lo estaba mirando con ojos de "Te mataré"
—Bueno —retomó su relato— yo comencé a trabajar como cocinero en el palacio —ambos lo observaron con sorpresa tras decir eso— durante las pruebas de admisión, el rey Vegita organizó un banquete para celebrar y yo... Ese día, hice algo mal y por accidente terminé por servir una sopa MUY salada. La prince —Goku se corrigió a si mismo— mi novia, se enojó y formó un gran escándalo...
—Típico de Vegita —su exnovio opinó sarcástico.
—No lo interrumpas —su esposa regañó.
—Bueno, defendí a mi madre en primer lugar dado que ella es la jefa de cocina y entonces, las cosas con mi granadita se pusieron algo intensas. Ella dedujo que mamá era la responsable del accidente —Vegita entornó sus ojos, al escuchar nuevamente ese apodo— la muchedumbre intentó asesinarme y mi novia igual. Ambos tuvimos una batalla épica para decidir cuál sería mi final. Mi ejecución, se llevaría a cabo al finalizar ese designio. Finalmente, decidió perdonarme la vida. Me volví integrante de las tropas élite y desde entonces... estamos juntos —finalizó en una sonrisa, presionando aún más el agarre que mantenía unidas sus manos.
—Ese relato fue, muy romántico. Fascinante ¿No crees Koshiro? —Gema opinó encantada.
—Lo que me parece aún más fascinante —su esposo observó a Vegita con malicia— es que la orgullosa e inescrupulosa princesa Vegita, le perdonara la vida a un simple cocinero de quinta —cuestionó— sin ofender, Kakaroto.
La princesa, quien había estado ausente durante la mayor parte de la conversación, esta vez estaba lista para atacar y acudir en su propia defensa (y por supuesto) en la de su "Novio"
Se recostó en uno de los hombros de Kakaroto, rodeándolo en una especie de abrazo.
—Mi novio, merecía ser salvado —la soberana sonrió de manera encantadora— Kakaroto es el mejor soldado que podría existir. Y no, no estaba en ninguna tropa pero esto fue una decisión suya. Los méritos, le sobran —la peli-flama acarició el cuello del Son, causándole escalofríos— es muy considerado, se preocupa por los demas y nunca, JAMAS abandonaría a los suyos —hizo énfasis en su última oración para provocarlo.
Obviamente, los comentarios desafortunados de su ex solo desembocarían en un ir y venir de cizañas e indirectas.
Tensó la mandíbula.
Y con mucho rencor, se dispuso a contraatacar.
—Es curioso, por algunos guerreros sientes mucha compasión —la crítico, de manera desafiante— recuerdo que antes solías expulsarlos del planeta, humillarlos, tratarlos como escoria e incluso, los hacías que suplicar delante de Frezzer. Era la única manera de sobrevivir —lo dijo con una profunda ira— ¿No te parece que eso era demasiado? Sabiendo que todos los saiyajin odiamos —Koshiro se retractó— perdón. Ustedes, odian a Lord Freezer.
La situación se tornó muy incómoda, pero esto a Vegita no le disgustaba.
—Cada acción, tiene su consecuencia —la princesa alegó con seguridad— al menos eso dice mi papá, y como monarca y soberano de una legítima nación, le creo. También, soy testigo de que las decisiones más importantes, difíciles, arriesgadas o las locuras más peligrosas... solo se cometen por ciertas personas —ella observó a Goku.
Un silencio espeso se formó.
Koshiro vio a otra parte en forma desaprobatoria y simplemente se tragó aquella rabia que sentía.
Presionaba el tenedor fuertemente contra la mesa.
—Muy cierto —asintió Gema.
Esperaron un par de minutos, hablando sobre cualquier cosa hasta que llegó la comida.
Vegita se sintió triunfante por aquel joven que comía despacio y con educación a su lado.
Se había ganado su No-ejecución, eso seguro.
Después de aquellas historias graciosas que contó en la mesa.
Después de ese aire sofisticado falso, que se había encargado de diseñar.
Kakaroto merecía un premio o mínimo una compensación.
—¿Ustedes como se conocieron? —interrogó esta vez la soberana, observando esta vez en dirección a la esposa de Koshiro.
—Fue e un...
Lo interrumpió.
—Le pregunté a ella —reprendió tajante.
A simple vista, se veía una mujer muy sumisa y dominada por el típico sujeto machista y arrogante.
No parecía hablar mucho.
Y cada vez que lo hacía, observaba a su esposo en busca de aprobación.
Vegita se enfureció muchísimo.
—Bueno, no es tan emocionante como lo suyo —Gema aceptó, recibiendo una mirada molesta de su esposo— Freezer me volvió parte de su ejército luego de conquistar mi planeta. Conocí a Koshiro mientras estaba de guardia en el hospital. Me especializo en medicina intergaláctica.
—Así es —su esposo confirmó, dando un casto beso en sus labios— mi esposa es una doctora cerebrito.
No conforme con lo obtenido esa noche, quiso aprovechar cualquier oportunidad para molestar a Vegita. Primeramente iba a atacar molestando a su novio, pero como en su detector de ki había visto una gran diferencia de poderes, decidió aprovechar cualquier otra debilidad que posea Goku.
No creía mucho en esa pareja.
Y confiaba en que la torpeza del Son al hablar, los delataría.
—Kakaroto —lo nombró fuertemente— admiro tu tolerancia a la hora de elegir una novia.
El saiyajin paró de comer para llevar su atención a aquel tipo.
—¿Por qué lo dices?.
—Ya sabes amigo —el azabache sonrió con picardía— Vegita no es alguien fácil de tratar, ambos lo sabemos —provocó— puede ser exasperante cuando se lo propone. Es una mujer, con pocas cualidades Kakaroto.
—Tú no eres, precisamente la persona más amable del mundo —Vegita se defendió.
—Lo sé —asintió— es solo, que no entiendo cómo alguien como él —lo señaló— que es simpático y agradable, puede salir con alguien como tú. Veggie —la observó desafiante— no te ofendas bombón, pero cualquier hombre no duraría cuerdo ni dos semanas contigo. Eres hermosa, pero hay muchas mujeres allá afuera...
Lo interrumpieron.
Vegita iba a responder a la agresión.
Sin embargo, alguien más lo hizo.
—Basta —su tono de voz cambió a uno cuya seriedad se oía tajante— Vegita no es como tú dices —el Son la defendió— al igual que todos, tiene sus defectos y virtudes. Sus días buenos, y sus días malos. Y puede que no sea perfecta para tí, pero no necesita serlo. Ella no tiene que ser perfecta para el mundo, para sus súbditos o para nadie más, porque ella, es perfecta para mí . Te lo aseguro, cada día me enseña algo nuevo y aprendo mucho estando con ella. Es entonces, cuando miro sus ojos y comprendo que hasta su mal humor, sus tratos bruscos, sus deseos algo egoístas o la forma en la que me mira... me gustan. Soy afortunado de tenerla en mi vida. No conozco a nadie en este planeta, más fuerte, valiente, determinada y hermosa que Vegita.
Jaque mate señor Koshiro.
Vegita sonrió de manera presumida, por aquel aire de romanticismo esparcido en la mesa.
Dejó a su despiadado ex sin habla.
Mientras tanto Goku (que no sabía de dónde rayos salió todo eso) le agradeció a todos los José's de la telenovela de su madre por ayudarle. Digamos que todo lo que había dicho, fue una recopilación de las frases más populares en donde había escuchado a su madre suspirar y reclamarle a Bardock porque no la trataba del mismo modo.
Gema, por otra parte, se detuvo a contemplar aquel extraño sujeto.
Su esposo jamás le dijo algo así.
A Koshiro, de la nada se le ocurrió otra idea.
—Bueno —el volvió a sonreír de forma burlona— tu novio es muy impresionante Vegita.
—Como debe ser —la heredera al trono presumió, sumamente feliz.
—Pero —cuestionó con frialdad— ¿Qué clase de pareja aburrida son? ¿No hay adrenalina? ¿Amor? —desafío con audacia— ¿No hay un beso?
—Koshiro, no invadas su privacidad cielo —habló suavemente su esposa.
—Tú no te metas —el desechó su opinión.
—¿Un beso? —habló con malicia Vegita— ¿Quieres ver un beso? —aceptó altiva, aquel reto. Sobre la nuca de su novio falso, se deslizaba una ligera gota de sudor— vas a ver un beso.
—Bien —aceptó confiado.
Vegita acercó sus labios a los de su pareja, lo tomó del cuello y estaba a punto de besarlo. Pero, Kakaroto se puso de pie y se marchó.
—Iré a pedir postre —fue la excusa que encontró para salir corriendo.
Los tres lo observaron marcharse a paso acelerado.
Hubo una risa de parte de Gema y un insulto de parte de nuestra futura reina.
El pelinegro la observó triunfante.
—Parece que tú novio es un cobarde —Koshiro se burló.
Vegita intentó evitar que descubrieran lo irritada que se sentía.
—Para nada, solo es algo tímido. Le ayudaré a traer postres y cuando regrese te enseñaré lo que es besar a alguien —antes de marcharse la soberana le giñó un ojo.
Hecha una furia, avanzó a dónde se encontraba el Son, quien staba sobre la barra pidiendo un poco de helado para todos.
La observó con nerviosismo.
La princesa se acercaba.
Lo había hecho bien y no quería arruinarlo todo.
—¿Puedo saber por qué no me besaste? —dudó, a punto de entrar en una rabieta— maldición Kakaroto, estabas haciendo las cosas bien. No sé porque a último minuto tenías que...
—Nunca le dí un beso a nadie —confesó en voz baja. Sentía un profundo sentimiento de vergüenza— tuve miedo. Yo... entré en pánico, del solo pensar que usted me besaría.
Su capitana, no podía creer lo que estaba escuchando.
Le daría un dolor de cabeza por escuchar tantas tonterias.
—Ven acá —ordenó— no es tan difícil. Y no estoy pidiendo que hagas nada, fuera de lo común.
En un rincón del restaurante, donde nadie los veía y dónde las sombras los ocultaban a la perfección, Vegita se dispuso a enseñarle a su soldado como debía besar.
No le quedó de otra más que obedecer.
La princesa lo tomó del cuello, acercó sus labios a los del contrarió y notó como este comenzaba a sonrojarse a un nivel inimaginable. Iba a moverlos, lentamente para que pueda seguirle el paso y entonces, sintió como sus mejillas comenzaban a llenarse de aire.
—¿Qué demonios haces? —reprendió fastidiada— se supone, que solo tienes que mover los labios. No intentar llenarme de aire, como si fuera un pez globo.
—Pero, en las películas de salvavidas —el menor se excusó sonrojado.
—¡Olvida las tontas películas! —la peli-flama quejó— tienes que mover tus malditos labios, sobre mis malditos labios.
El peli-palmera asintió.
Era el tipo más inexperto cuando se trataba de amor, besos y todo lo que esté ligado al romance.
En ese caso, le gustaría ser más como Goten.
Vegita se acercó nuevamente para poder besarlo.
Está vez fue más lento, entendiendo las capacidades de aprendizaje de su novio falso. Fue algo aceptable, como un primer beso entre niños de primaria, aunque la torpeza que tenía el Son y su forma de temblar, le estaban poniendo los pelos de punta.
—¿Estuvo bien? —dudó con algo de timidez y nerviosismo.
—Bien, para alguien con trece años ¡Tú ya eres un hombre! —sujetó su cabeza fastidiada— tienes que hacer lo que yo, es solo un simple beso Kakaroto.
—Si pero, usted me pone nervioso.
—Y cierra los ojos —aconsejó la soberana— es extraño que te quedes así: tieso y con la mirada ahí estática. Es como besar a un cadáver.
—De acuerdo —el Son reflexionó sus consejos.
Está vez se relajó un poco mas, las cosas fluían normalmente e incluso se podía decir que estaba adquiriendo mucha más experiencia.
Pero a Vegita no le bastaba solo con un simple beso, quería hacer que Koshiro sienta celos, por lo que fue un poco más extrema. Introdujo su lengua en la boca del contrarió, pero se retractó ni bien sintió como Kakaroto respondía a este gesto.
—Maldición —ella se quejó adolorida— ¿No puedes hacer nada bien kakaroto? ¡Me mordiste! ¡Insecto!
—Pero, fue usted —el peli-palmera se cruzó de brazos— dijo que solo sería un beso sencillo y de repente comenzó a hacer cosas raras con su lengua y me dio cosquillas.
Habían demorado bastante.
Los tipos de la barra los observaban extrañados y en la mesa comenzaban a notar su ausencia.
—Olvídalo, vamos a la mesa —avanzó con molestia llevando a Kakaroto de la mano.
Algo la detuvo en seco.
Tarble y el resto de su escuadrón avanzaba directo a su paradero. Prácticamente al instante, soltó la mano de Kakaroto y su seriedad característica volvió a aparecer.
—¿Vegita? —su hermano la observó extrañado.
—¿Qué sucede?
—¿Qué estabas haciendo aquí a solas con... —dejó la frase a medias, producto de la cara de disgusto que traía su hermana— Koshiro y su esposa están en la entrada.
—Mis asuntos, no te importan —cortó tajante— ¿Qué pasó?
El contrario miró al suelo, para después tragar con dificultad.
—Hubo un altercado en contra de Padre. Está gravemente herido y aguarda en el palacio.
Su rostro cambió a uno de preocupación repentina.
No sé lo pensó, antes de avanzar de regreso a la entrada.
—Princesa Vegita —Goku la siguió— ¿Puedo acompañarla?
—No, vete a tu casa —respondió con frialdad.
—Se lo que está pasando —Koshiro la interrumpió, llegando a donde estaban.
—Vamos, directo al palacio —Vegita ordenó— que alguien me consiga una armadura y llame cuanto antes al cuartel general.
Se marchó de la nada.
En compañía del escuadrón de su hermano (incluído Koshiro) y quedaron presentes en el restaurante tan solo Goku y Gema.
Algo grave estaba pasando en el planeta.
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