01︱ Capítulo uno ⚔️
─ COMIENZOS ─
Narra Goku.
Finalmente, llegó el día.
Es momento de afrontar la verdad.
Por muy dura que parezca.
Yo, no lo sé.
¿Cómo se supone que voy a decírselo?.
Me dejo caer en la cama, haciendo tronar cada uno de los huesos de mi cuerpo y guardo reposo sobre la superficie acolchada.
No puedo encontrar una solución a mis problemas y como la única alternativa requiere que sea honesto y enfrente la realidad, hago lo más maduro que se me ocurre en este momento: observar las manchas de moho en el techo, intentando darles una forma.
¿Por qué todas parecen monstruos?
—Mi papá —incapaz de ignorar mis preocupaciones, volví a reflexionar—: si le digo lo que voy a hacer, de seguro dirá: yo tuve dos hijos, no un guerrero y una... 𝙛𝙡𝙤𝙧𝙚𝙘𝙞𝙩𝙖.
Si tan sólo me escuchara.
Si no fuera tan necio y testarudo.
—¿Otra vez pensando en voz alta sobre tu padre? —mamá me cuestionó en una risa divertida.
Ni siquiera me percaté del momento en el que entró a mi habitación.
Supongo que es por los nervios.
¿Qué comes que adivinas mamá?.
—¿Cómo supiste que...
—Amor —ella me habló en forma obvia— llevo repitiendo esas palabras durante los últimos treinta años. Y además, cuando se habla de necio y testarudo, solo puede tratarse de tu padre ¿Tiene algo que ver con el reclutamiento?.
Sólo mamá y Goten lo saben.
No pienso enlistarme en las tropas y a pesar de que entrené con Raditz y papá "supuestanente" para prepararme, en realidad ya sabía perfectamente que no voy a formar parte de ningún escuadrón.
Le respondo con un ligero asentimiento, ella se acerca a mí.
Como de costumbre, me besa de manera cariñosa y por mucho que le reclamo, no deja de abrazarme.
—Mi pequeño Kakaroto ¿En que momento creciste? —ella habló de manera nostálgica, depositando un beso en mi mejilla— eres todo un hombre. Hijo mío, tu padre tiene que entender y respetar tu decisión. Tarde o temprano, lo hará.
—¿Tú crees? —dudé de forma insegura.
Por supuesto que aceptará, después de aplicarme la ley del hielo y hacerme saber que tomé la peor decisión de mi vida. Nada es sencillo cuando se trata de mi padre.
—Tienes que decirle —mi mamá insiste y en ese instante llegué a la conclusión, de que el tiempo pasó demasiado rápido, se escapó de mis manos— no puedo prometer que no se molestará. Conociendo a Bardock, querrá incendiar el planeta entero. Pero, como padre tiene que entender que no es nadie para decidir el futuro de su hijo.
—Mamá.
—Nuestro deber es trazar el camino —me comentó pacíficamente su punto de vista— pero de ahí en más, tú tienes que decidir que quieres hacer con tu vida. Él ya vivió la suya y créeme que no pidió el permiso de nadie para hacer lo que quería.
—Quizá tengas razón mamá —coincidí, correspondiendo su abrazo— pero ¿Qué hacer para sobrevivir en el planeta?. Un guerrero que no quiere pelear, es como... —intenté buscar un ejemplo— yo que sé, un pez que no sabe nadar.
—Hijo, es el planeta Vegeta —reconoce con completa honestidad— ambos sabemos, que quien no pelea, es irrelevante para el rey o el poder de la corona.
—¿Y crees que sea capaz de ejecutarme?.
Parecerá una decisión muy extremista, pero es una posibilidad.
Desde los comienzos de nuestra raza, nunca —jamás— un macho se negó a enlistarse en las tropas. Es el primer gran paso, la prueba de fuego y lo más importante para convertirse en un guerrero.
Nos entrenan desde niños, con el fin de desarrollar al máximo nuestro potencial y que seamos habitantes útiles y competentes para el reino.
Mamá me observaba con cierto nerviosismo en su mirada.
¿De verdad?
¿El rey Vegeta es tan cruel?.
Bueno, no debería dudar de un monarca que conquistó tantos planetas durante su reinado.
Y quizá tampoco debería negarme a mí mismo. Amo pelear, enfrentar guerreros fuertes y poderosos.
Lo llevo en la sangre.
Lo que me disgusta, es la otra cara de la moneda.
Asesinar gente inocente e invadir planetas.
Todas y cada una de las veces que estuve en combate, lo hice por diversión o para defender a los que amo.
—Si quiere, puede hacerlo. Renunciar a tu derecho de ser un guerrero es prácticamente decir que no perteneces aquí. Estas negando tu raza —en cuanto dice esto, no puedo evitar sentirme aterrado— piénsalo bien hijo ¿Por qué no te das una oportunidad y haces la prueba?. Después de todo, Bardock tiene más fe en ti que en Raditz y aunque naciste con un poder de pelea muy pequeño, conseguiste superar tus límites.
—No quiero, no voy a manchar mis manos de sangre inocente mamá —le expliqué— no soy un insensible guerrero. Si tengo que ser ejecutado por eso, esta bien.
—Goku.
—¡Solo imagina todas las cosas buenas que podríamos hacer con tanto poder! —vociferé emocionado— en lugar de hurtar y destruir, podríamos ofrecer protección a los más débiles, formar alianzas, comerciar a nivel intergaláctico, ofrecer nuestros servicios. ¿Por qué elegir ser temido? Cuando puedes conquistar el amor y respeto de toda la galaxia. Quien sabe, incluso podríamos acabar con la tiranía de Freezer.
—Las cosas no funcionan así Kakaroto —con esa frase, consiguió mermar todo el entusiasmo , optimismo y el brillo en mis ojos que los iluminó por un momento, al imaginar un futuro diferente.
—Tienes razón —coincido con ella, podía sentir un sabor amargo y decepción.
Decidí levantarme y me puse mi uniforme.
—Que dramático. Nadie va a morir ¿Ok? —ella me ofreció una sonrisa, intentando levantar mi ánimo— mientras tanto, puedes trabajar en la cocina conmigo, roguemos que el parlamento real no note tu ausencia en las pruebas de hoy. Alimentar a los saijayin en temporada de invasión es una tarea, difícil —me advierte entusiasta— vamos al cuartel general. Allí trabajaremos para la princesa Vegita.
—Mamá —discutí con las mejillas acaloradas— solo trabajan mujeres en ese lugar. Esto va a ser tan vergonzoso.
Solo voy a ocasionar burlas y papá se sentirá el doble de avergonzado.
—Tonterías —negó en un ademán— también hay hombres ahí. No es tan malo.
Recordé la cocina en la que estuve un par de veces "ayudándole". En realidad, solo iba con ella para poder comer cosas deliciosas a escondidas.
—¿Cuáles hombres? —dudé confundido. En mi mente recordé los rostros de las mujeres que me saludaron ese día— si te refieres a esa señora de pelo corto con bigote, no es un hombre.
—Entonces ¿Por qué siempre coqueteaba conmigo? —preguntó, pero hablaba más para sí misma que otra cosa— s-sabes qué, tu papá está por llegar. Bajaré a servir el almuerzo.
—De acuerdo —respondo sin animos.
—Pequeño —mi madre sostiene mi rostro entre sus manos— nunca sientas vergüenza de quien eres. Que te valga un comino lo que digan los demás. Eres muy especial.
—Sólo lo dices porque eres mi madre.
No dice nada, me observa con orgullo debajo del marco de la puerta.
—Arréglate y baja a desayunar.
—Si.
Después de cinco minutos bajé al comedor. La cena estaba servida y en sus respectivos asientos me esperaban papá, Goten y...
Un señor medio moribundo.
¿Acaso es?.
—¿Raditz? —su nombre se escuchó más que nada como una pregunta, apenas pude reconocerlo por lo demacrado que está. Lo observé preocupado— él ¿Está vivo?.
—Sip —mi mejor amigo lo observa divertido— me lo encontré tirado afuera de la taberna y para asegurarme de que no se lo coman los saibaiman que escaparon del palacio, lo traje a casa.
—Muchísimas gracias, cariño —mi madre se acercó a la mesa y agregó otro plato de comida— ¿Gustas quedarte a almorzar?.
—Jamás rechazaría un plato de comida —aceptó, ubicándose en su lugar habitual de la mesa— gracias señora.
Él y Gohan son parte de nuestra familia. Desde aquel parto prematuro en él que su madre falleció, siempre están cerca de nosotros.
—Gracias por traer a Raditz, Goten —esta vez le agradecí personalmente— o lo que quedó de él —aclaré después de verlo caerse de costado en la silla del comedor.
—Mátenme por favor —suplicó frotando su cien con la punta de los dedos— no debí beber tanto anoche. Maldita resaca.
Mi padre observa la situación desde la otra punta de la mesa, no está para nada contento.
—Mujer —el hablaba entre medio de susurros con mi madre— esta vez serás tú la que hablé con el tabernero —replicó avergonzado.
—¿Y yo por qué? —ella le reprochó— ¿Acaso no eres el hombre de la casa?
—Pero es tu hijo.
—También es tu hijo Bardock, no lo hice yo sóla. Recuérdalo —reclamó enojada— tú sábes perfectamente que estaré ocupada con el banquete. Ese que organizaron a último momento en honor a la princesa, por su primera conquista.
—¿Hoy es el banquete? —mi papá dudó confundido— ¿Que día es hoy?.
—Lunes Bardock, todo el día, las veinticuatro horas.
—¿Entonces hoy? —dejó de fijar su atención en mi madre, ahora su mirada permanece clavada en mí— ¡Estás listo para superar la prueba de admisión Kakaroto!.
Nunca antes lo ví así de feliz.
Papá.
Siento mucho haberte mentido todo este tiempo y espero no decepcionarte. Sé que tienes todas tus expectativas puestas en mí y esperas lo mejor; pero, no creo poder hacerlo.
—¿Dónde estoy? —Raditz comenzó a despertar, frotaba sus ojos y nos miraba sin entender nada— ¿Papá? ¿Mamá? ¿Kakaroto?. ¿Cómo fue que llegué aquí?.
—Ahora si te pasaste de alcohol Raditz. Goten te trajo a casa—ignoró mí comentario y bufó ceñudo— ¿Quieres un poco de agua hermano? —le ofrecí extendiendo un vaso de vidrio en su dirección.
—Si, definitivamente si.
—Espera Goku —Goten me toma del brazo— Raditz no conoce lo que es el agua, su cuerpo es 70% de alcohol. Si le das de probar, puede que se oxide o algo similar.
Me reí de la broma de Goten y mamá igual. Aunque por dentro intentábamos contener la risa porque a mí padre no parecía alegrarle para nada la broma.
Miró a Raditz como si quisiera asesinarlo o arrancarle los cabellos uno por uno. Cuando este cabecea a su costado derecho, a punto de dormirse, le propina una cachetada detrás de la nuca.
—Date un baño y espabila —su sugerencia se convierte más que nada en una orden. Mí hermano se levanta de su sitio y papá lo obliga a caminar rumbo al baño— que vergüenza Raditz. Toda la gente está murmurando que mi hijo es un borracho. Apresúrate, llevaremos a Kakaroto a enlistarse para la prueba.
—Si papá.
—Raditz —llamé su atención al observarlo caminar torcido—¿Seguro que puedes subir las escaleras tú solo?.
—No te preocupes Kakaroto —él se negó a recibir mí ayuda.
De nuevo un sermón.
—Así como pudo empinar el codo y beberse la taberna completa —mi padre criticó— tiene que poder subir las escaleras.
—Pero Bardock —mi madre intento intervenir— no está en sus cinco sentidos.
La regañó con la mirada y no le permitió ayudarle.
—Almorcemos de una vez.
A mamá no le quedó otra opción, que aceptar de mala manera la petición de mi padre.
Después de media hora, finalmente terminamos de comer y Raditz al fin pudo subir la escalera. Era un proceso verdaderamente largo, ya que subía cinco escalones y retrocedía cuatro.
Raditz va a necesitar mucho hielo después de tantos golpes.
—Los llevaré a tí y a Goten al cuartel general —me informó.
—No es necesario papá.
—Pamplinas, hoy es un gran día en su vida.
—¡Ya quiero hacer la prueba! —Goten exclamó con entusiasmo— espero ser un soldado de élite. Igual que mi hermano.
—¿En qué rango está tu hermano, muchacho? —mi padre le pregunta— se ve que es un buen soldado.
—Élite tres señor —él le respondió con su pecho inflado de orgullo— es parte del escuadrón de la princesa.
—Que honor —mi padre reconoció.
—Si —al igual que él, se encontraba maravillado con la posición de su hermano— Gohan es parte de la élite dorada.
Ambos conversan animadamente y con entusiasmo.
Un entusiasmo que parecía ser tan anti-natural viniendo de mi padre.
—Espero que tú y Kakaroto puedan llegar a tener un rango tan alto —nos anima con un pulgar arriba.
Esto es algo incómodo.
Solo soy un simple espectador en su charla tan importante.
—Bardock —mamá se acerca y lo abraza por los hombros— Kakaroto tiene algo que decirte ¿Verdad hijo?.
Gracias por el empujón mamá, lo necesitaba.
Intento decir algo, pero no me salen las palabras.
Al parecer Goten tiene leves sospechas sobre lo que voy a decir, esta junto a mí y me susurra entre dientes un: Ya dile de una vez cobarde".
—¿Qué? —fingí ignorancia— ¿No quieres postre?. Para ser una gelatina, está deliciosa.
—Kakaroto —mi madre me observa amenazante.
—¿Qué sucede Gine? —él se percató de que estamos ocultando algo— no me gusta cuando hacen cosas a mis espaldas.
—No es nada papá —intenté tranquilizar la situación— no es algo que deba decirte ahora. Quiero que sea una sorpresa.
—Yo creo que deberías decirle—esta vez fue Goten quién me acorraló contra la espada y la pared.
Lo miro mal y el me levanta el pulgar de forma irónica.
Lo está disfrutando.
—No tengo tiempo para estupideces Kakaroto ¿Vas a hablar o no? —exigió irritado.
—Papa, yo, quiero decirte que...
Aquí se terminó la mentira.
—¿Si? —creo que está hablando conmigo, pero lo que hace en realidad es encender su rastreador. Acaba de recibir un mensaje— no, no estoy estoy ocupado —al parecer está hablando con un informante de la base— ¿Planeta Misuri? Claro, enseguida voy.
No puedo decir nada más, acaban de interrumpir nuestra charla anterior.
—Hablaremos después Kakaroto —se levanta de la mesa y me mira con cierta culpa— lo siento, parece que no podré acompañarlos. Les deseo a ti y a Goten mucha suerte.
—Gracias Señor.
—Nos vemos luego papá.
—Cuídate mucho, Bardock —mi madre lo besa antes de irse y después de eso se despide de todos nosotros, para emprender vuelo al cuartel general.
De seguro está repleto de saijayins que están realizando la prueba para unirse a las tropas.
—Estuvo cerca —mencioné aliviado.
Goten y mi madre me fulminan con la mirada.
—Tarde o temprano vas a tener que decirle —mamá me advierte apuntando con su dedo acusativo.
—Prefiero que sea tarde.
Sé que tienen razón, pero no es tan sencillo.
—Tu mentira no va a durar por mucho tiempo, Pinocho —está vez mi amigo me regañó.
—No estoy mintiendo Goten — objeté— solo, estoy omitiendo información. Para evitar que mi padre se sienta decepcionado.
Será mejor que en la noche se me ocurra algún plan.
—¡Ya estoy listo familia!—Raditz exclamó desde las escaleras.
Baja vestido con su armadura habitual, un poco mejor que antes. Aún tiene cara de resaca, sus ojos están hinchados, rojos, huele a ron y hasta un tonto se daría cuenta de eso.
—Hijo, si vas con nosotros, por favor ve diez metros detrás —le advierte mi madre con cierta frustración— te ves terribleme. Y algo más, si el dueño de la taberna te vé, escóndete detrás de un arbusto o algo. No pienso pagar un centavo.
—Solo fue una copita mamá.
—Una copita del tamaño de un refrigerador, al parecer.
Raditz pasa al lado de nosotros y nos da un codazo algo molesto. Quiere tratar de convencer a mamá para que le preste dinero.
—Sabés que te quiero mucho ¿Verdad mamá? —comienza a decir— ¿Tú no dejarías que tu hijo fuera golpeado por deudor o si?.
—Agradece que convencí a tu padre de que no te golpee —se niega a creerle— vámonos chicos, tenemos que ir al cuartel general. Kakaroto vendrá conmigo, ustedes dos pueden hacer la prueba.
Raditz verá si permanece en el nivel actual o será relevado a una mejor escuadra.
Goten, apenas va a probar sus habilidades y ver si es seleccionado para unirse a las tropas.
Estoy seguro de que lo logrará.
Ellos se divierten y hacen la prueba pudiendo combatir con guerreros increíbles.
Yo, con lo único que pelearé será con un costal de verduras.
Preparando comida para la tal princesa Vegita.
¡Yuju!.
Tendré que conformarme con los entrenamientos y demás torneos por ahora.
O quien sabe...
Algo increíble podría suceder hoy.
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