POV. Jimin.
Todo está mal, en el fondo lo sé aunque en lo único que puedo concentrarme por ahora es el hecho de que siento un remolino de emociones en este preciso momento. De soslayo veo a Dimarco mover sus labios, pero no estoy prestando la suficiente atención para comprender lo que está diciendo.
Me duele el pecho posiblemente porque desde que subí al auto con mi amigo no he soltado una sola lágrima. Me quedo viendo la guantera fijamente mientras tengo la mente en blanco, siento brisa en mis brazos y luego consigo escuchar la voz de mi amigo.
La puerta está abierta, él espera a que baje, entonces lo más despacio posible salgo y me quedo de pie. Él me mira, me quita las cosas de las manos, las deja sobre el vehículo, me toma con delicadeza las manos y luego sin previo aviso me acerca a él y de un segundo para otro estoy contra su pecho mientras él me abraza.
Ni siquiera soy capaz de corresponder el abrazo, me quedo estático mientras él me sujeta contra su cuerpo sin causarme ningún daño. Oculto mi rostro en su pecho y me quedo pensativo por unos segundos, ahora poco a poco la mente comienza a despejarse y a recordar lo que pasó.
—¿Cómo sabes lo de mi trabajo y lo de Emma? —pregunto con dificultad.
Él no me contesta, entonces insisto una vez más—. ¿Cómo lo sabes?
Me alejo de él y lo encaro, mientras el entrecejo se me frunce.
—Di —verbalizo entre dientes.
—¿Acaso importa? —acota con una pregunta.
—Si te pregunto es obvio que sí importa —respondo alterado.
—Jimin, él… él no es el indicado para ti —lo escucho decir.
Lo miro, niego y luego sonrío.
—Tú tampoco lo eres, Di —replico sin pensarlo—. ¿Dónde está, Zoe?
—Mierda —espeta al mismo tiempo que saca su celular de uno de los bolsillos de su pantalón—. En el restaurante, le pediré…
—¿Estás saliendo con ella? —inquiero mientras él mueve sus dedos sobre la pantalla del celular. —Responde —insisto cuando de nuevo me mira.
Suspira y abre su boca, pero no dice nada.
—Di
—Algo así —contesta en un susurro.
—Algo así —repito furioso. —Zoe es mi amiga, Di. Sea lo que sea que estés haciendo detente, no funcionará y si le rompes el corazón a Zoe entonces te puedo asegurar que dejaras de existir para mí —le hago saber.
Se queda en silencio, me observa y hace intentos por articular alguna palabra, pero no lo consigue. Me cruzo de brazos al sentir demasiado frío, me empiezan a doler los dedos de las manos al mismo tiempo que los dedos de los pies aunque esté utilizando zapatos.
Un vehículo se frena, la puerta trasera se abre y Zoe sale a toda prisa. La veo caminar hacia nosotros, me acerco al auto, tomo mis cosas y las de Emma y me alejo un poco para darles privacidad. Sea lo que sea que intercambien Zoe me lo dirá así que decido restarle interés a su conversación.
Cojo mi celular, veo muchos mensajes de Rosalina y llamadas de Elda, pero ningún rastro de Jungkook. Le marco a Ros y al segundo tono consigo que atienda.
—¿Estás bien? ¿Quieres que vaya por ti?
—Sí, estoy bien —respondo a su primera interrogante. —Y no, te llamaba justo por eso —murmuro impaciente y muriendo de frío—. ¿Podrías cuidar de Emma está noche?
Ella se queda en silencio por unos segundos y luego la escucho decir un claro, sí, por supuesto. Le pido hablar con ella porque es la primera vez que estoy separado de ella desde que la adopté.
—Dime cómo te sientes —le pido.
—Cansada. ¿Ya vienes por mí?
—Hablé con tu tía, Ros. Ella te cuidara y yo te recogeré mañana y haremos lo que tú quieras.
La escuchó refunfuñar, pero se detiene cuando ha escuchado todo.
—¿Lo que yo quiera? —inquiere feliz.
—Sí, lo que quieras, pero debes ser obediente con tu tía Ros.
—Lo seré, seré obediente.
—Yo sé que sí —musito entre pequeñas risas, mientras veo que mi amiga se aleja de Dimarco y camina hacia la entrada del hotel. —Te amo, Emma —es lo último que digo.
—Te amo —la escucho decir, cancelo la llamada y me acerco a Di.
—¿Todo bien? —indago.
Él solo se limita a asentir.
—Gracias, Di —gesticulo acercándome nuevamente a él para está vez si abrazarlo. —Te quiero —mascullo sobre una de sus mejillas.
Me entrega su chaqueta, me la coloco y entro al hotel y luego sigo a mi amiga hasta que entramos en la habitación y tomamos asiento en un de los sillones.
—Lo siento —se disculpa repentinamente, dejándome confundido—. Te juro que lo siento, Jimin.
—No entiendo —articulo esbozando una sonrisa—. ¿Por qué te estás disculpando Zoe?
—Por esto, por lo que sucedió —suelta ofuscada.
—Espera, tú sabías —titubeo y al instante la veo negar en repetidas ocasiones—. Zoe, lo que ocurrió no fue tu culpa. Jungkook y yo…
—No tenía idea que él sigue enamorado de ti —susurra desilusionada. —Él me preguntaba por ti y yo le platicaba lo que tú me contabas porque creí que él estaba al pendiente y preocupado por ti de la misma manera que yo. Sí hubiera sabido que él me estaba usando te juro que no hubiera abierto la boca —me explica mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
La miro, suspiro, asiento y luego trago saliva con dificultad al mismo tiempo que mis ojos se inundan de lágrimas.
—Lo que sucedió no es tu culpa, Zoe —le aseguro. —Jungkook y yo… él y yo… nosotros… —hago una pausa, el labio me tiembla y lo sujeto con mis dientes. Cuando me he controlado prosigo—. Todo se salió de control, él no supo cómo lidiar con todo lo que Di dijo y luego yo le dije que siempre me lastima y….
Detengo mi relato debido a que es imposible que por el momento gesticule una palabra entendible debido al llanto.
—Respira y cálmate —me pide Zoe, mientras acaricia una de mis manos. —Él debía darse cuenta de la verdad en cualquier momento. Este no fue el mejor, pero ahora lo sabe —la escucho decir, en uno de sus intentos para hacerme sentir mejor.
—¿Sabes lo que dijo? ¿Quieres saber?
Ella asiente mientras yo me sorbo la nariz en una larga inhalación.
—Dijo que por qué sigo con él si me lastima, si sigo por lástima o por no volver con papá —le comento tan rápido que creo que es casi imposible que ella me haya seguido la secuencia de palabras. —Todo esto es una locura —agrego entre sollozos.
Zoe se queda en silencio, pero su mano sigue sujetando la mía. La escucho aclarar su garganta mientras se acerca un poco más a mí.
—¿Qué te ocurrió en el rostro? —me cuestiona, frunciendo su ceño.
Llevo mi mano libre al lugar donde recibí el golpe, niego, pero no respondo.
—Federico dijo que Jungkook te golpeó. ¿Es verdad?
—Él no quería golpearme —objeto de manera rápida.
—Jimin, deja de defenderlo —me reprende molesta.
—Pero es que él no iba a golpearme, yo me entrometí para que no golpeará a Di.
—Él pudo haberse detenido, ¿no lo crees? —inquiere, desciendo mi rostro y no digo nada, ni siquiera niego o asiento me quedo quieto sin mover ninguna parte de mi cuerpo. —Jimin, tal vez deberías pensar un poco en la verdadera razón por la cual sigues con él —me aconseja mi amiga y entonces nuevamente me rompo interiormente.
Comienzo a llorar sin control y ella simplemente me abraza y me consuela como lo ha hecho muchas veces.
POV. Jungkook.
Jamal sale del auto después que Johann se lo ha pedido, Rosalina se acerca al vehículo y a lo lejos veo a Emma al lado de Elda.
—Jimin me pidió que cuide de Emma está noche —me dice sin que se lo pida.
Dejo de mirarla y de nuevo me concentro en la guantera.
—Ve adentro, Ros. Te llamaré pronto.
Ella asiente luego de escuchar a su padre, se aleja y luego entra a la casa siguiendo a Emma, Elda y Jamal.
De nuevo no digo nada, no creo ser capaz de decir una palabra que sea coherente. Todo lo que se me viene a la mente son malditas especulaciones una tras otra, escenarios irreales que comienzan con Jimin saliendo del restaurante y terminan con él en los brazos de Dimarco.
No sé cuánto tiempo ha pasado, el vehículo se detiene y la puerta es cerrada con un poco de fuerza.
—Sal y entra —me indica Johann, después de golpear el vidrio con sus nudillos.
No conozco esa casa, es una especie de casa de campo que nunca había visto desde que conozco a Johann y a Rosalina.
Bajo del auto, reviso mi celular y no hay ninguna llamada o mensaje de Jimin. Me llegan un par de notificaciones y sin querer abro una de ellas, es un estúpido encabezado de cotilleo, continuo bajando desinteresado, pero me detengo cuando veo la primera fotografía. Dimarco sosteniendo las manos de Jimin, bajo un poco más y la segunda es de mi chico abrazando al italiano y la última de mi esposo besando una de las mejillas de su amigo.
Presiono tanto mis dientes que mi mandíbula duele, lanzo a la parte trasera del auto el celular después de bloquearlo y cierro la puerta de un fuerte azote.
Entro a la casa haciendo crujir la madera en cada fuerte paso que doy.
—Siéntate —me pide Johann.
Bufo molesto, doy un par de vueltas en la pequeña sala y luego me detengo frente a la mesa. Él me mira sereno, quisiera ser él en estos momentos, estar tranquilo es lo que más deseo, pero no puedo sin Jimin a mi lado.
—Siéntate —repite, empujando con su pie la silla que está frente a él. —Ahora tranquilízate —me aconseja cuando he tomado asiento.
Esbozo una sonrisa sarcástica, no entiendo cómo es que espera que me tranquilice cuando ha pasado un huracán en mi vida.
—No puedo estar tranquilo con lo anteriormente sucedido —espeto.
—¿Quién fue el culpable? —inquiere con la misma serenidad.
—Es obvio que Dimarco y Jimin —respondo sin pensarlo.
—¿Y tú?
—¿¡Yo!? —exclamo indignado.
—¿Qué hubiera pasado si tú te hubieras detenido a escuchar a Jimin? Sí tan solo lo hubieras dejado hablar con su amigo y…
—¿Es que debía quedarme callado con sus provocaciones?
—Sohn, muchas veces el silencio es la mejor herramienta en una relación. Algunas veces prestar atención a tu pareja ayuda mucho —acota de manera sabía. —La madre de Rosalina, fue mi único y gran amor. Los dos éramos jóvenes e inmaduros, pero ella siempre me ayudó a mantener los pies sobre la tierra. Con él pasar de los años aprendí que ella era el miembro más valioso de mi equipo, que no importaba quien me abandonará si ella estaba a mi lado junto a nuestra dulce hija —me comenta con parsimonia.
—Jimin, él… tú escuchaste lo que ocultó y…
—Lo hizo por ti, todo lo que ese chico hace lo hace por ti. Siendo sincero nunca pensé que él se mudaría aquí, pero lo hizo porque te ama.
—Está con ese imbécil y no conmigo —digo furioso.
—¿Y qué esperabas después de la manera en la que reaccionaste y como lo confrontaste? —me cuestiona sonando por primera vez molesto—. Esperabas que él corra tras de tí cuando lo lastimaste y él a tí.
—No, no. Es solo que… esa maldita fotografía de ambos juntos y…
—Creo que Jimin te escogió a ti sobre la vida de lujos que tenía, y eso tendría que ser una muestra de lo mucho que te aprecia y ama, sohn. La vida del matrimonio no es fácil, pero todo se soluciona hablando y tomando decisiones difíciles.
Me quedo en silencio cuando un nudo se me forma en la garganta al mismo tiempo que se me llenan los ojos de lágrimas.
—Sea lo que sea que sientas en el interior, la única forma en la que puedes descubrir la verdad es afrontando las consecuencias de tus impulsivos actos —me aconseja—. La verdad duele, pero libera, sohn.
Separo mis labios, pero no digo nada, una lágrima recorre mi rostro, la limpio y luego me pongo en pie soltando un largo y sonoro suspiro.
—Hay una habitación a la derecha, segunda puerta.
Asiento y luego avanzo hasta la habitación, entro y me lanzo a la cama. Johann tiene razón, pero estoy casi seguro que no estoy listo para tener una conversación con Jimin cuando lo único que siento es demasiado enojo.
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Holi, primero que nada feliz año para todos 😊💓
He regresado, intentaré no ausentarme demasiado tiempo. Gracias por la paciente espera, lo aprecio y valoro mucho.
Gracias por leer, votar y comentar. Mucho love ❤️
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