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48

El mes había pasado rápido para ahora la recién pareja de esposos. Entre dobles jornadas de entrenamiento, alimentarse y dormir bien, Jeon está listo para su pelea.

Por su parte, Jimin tuvo que ajustarse un poco, todo el mes promocionó sus bolsos, gafas, hasta su colección de autos.

En la llamada después de quince días separados, el castaño consiguió mantener en secreto su grandiosa y costosa venta de garage con Jungkook. Quería encargarse de este asunto solo por primera vez sin preocuparlo y acudir a él para ser ayudado.

Entonces la charla principal se basaba en las travesuras de Emma con el maquillaje de Amber. De lo mucho que lo echa de menos y del avance de la decoración del edificio.

—Necesito vender el Audi —comenta triste el menor 

—Acabas de decir que es tu auto favorito —le recalca Amber.

—Sí, pero me darán mucho dinero. Incluso si me pagan la tercera parte de lo que vale mi Audi es mucho dinero —replica Jimin.

—Insisto en que no debes hacer esto —murmura Amber.

—¿Hacer qué? —indaga Rosalina.

—Vender su Audi —contesta la estadounidense mientras pone sus ojos en blanco.

—Pero quiero hacerlo, debo pensar en el futuro de Emma —explica el castaño.

—¿Jungkook lo sabe? —inquiere la alemana.

—No, se lo diré cuando nos volvamos a ver —responde con rapidez el castaño.

—Jimin…

—Escucha, necesito ayuda, por favor ayúdame a conseguir un cliente. Tú ahora eres mi familia, confía en mí, se lo diré a Jungkook cuando nos veamos. Por favor —le implora el castaño.

Y de esa manera Jimin había convencido a Rosalina para ayudarlo, y mantener el secreto con Jeon. Una semana después la alemana había conseguido un comprador, uno dispuesto a pagar la suma acordada.

—Jimin, necesito que firmes —le pide Rosalina.

—¿Ahora? —inquiere mientras le coloca una blusa con el rostro de Jungkook a Emma.

—Es para el traspaso del Audi —le hace saber la rubia—. Su abogado espera afuera, podrías solo…

—Voy, voy —repite apresurado. —Emma, colócate los zapatos —le indica a la niña. —Se me hizo tarde, espero llegar antes de la presentación o Jungkook se molestará —balbucea, coge el lapicero y firma sobre la línea. —Ya está, gracias por la ayuda, Rosalina —agradece.

—Estoy lista —anuncia Emma. —Jimin, no encuentro mi dedo de espuma —se queja la niña.

—Te compraré uno en el domo, ahora vamos —toma la mano de la niña y caminan hacia la puerta.

—¿Rosalina, no viene? —indaga la castaña.

—Sí, solo le entregaré el traspaso al abogado y las alcanzaré —contesta la rubia.

—Nos vemos —se despide Jimin.

El castaño y la niña suben a la camioneta en la cual Amber es la conductora designada, debido a que Jimin está un poco nervioso a causa de la pelea de Jeon.

En el domo, en la parte del vestidor de Jungkook se encuentra realizando el último calentamiento, lanza un par de patadas y puñetazos y luego Jamal se acerca a él para practicar grappling.

La puerta se abre y proceden a revisar su vendaje y por último sus guantes, minutos más tarde la hora crucial llega, el primero en salir es el retador proveniente de Estados Unidos. Él es el siguiente, dos guardaespaldas lo acompañan y atrás su equipo que lo sigue de cerca. Cuando recorre el pasillo escucha los gritos del público, el domo está lleno, ve hacia atrás y Johann se encoge de hombros y sonríe ladinamente.

Los fanáticos de Jeon no estaban dispuestos a perderse la batalla que lo llevaría a entrar a UFC y lo posicionaría como el candidato perfecto para una lucha por el cinturón de peso Wélter.

Cuando cruza la linea vip, ve como los presentes se ponen en pie y alzan sus manos formando un puño mientras corean su apellido. Al llegar a la esquina se desvía y va directo hacia el personal que lo revisará.

Se quita la camisa y luego sus zapatos, quedando solo en una licra de color negro con dorado. Le aplican vaselina en el rostro y después de la revisión se da la vuelta y entonces ve en la primera fila a Jimin y a Emma. La niña viste una camisa con su rostro y su apellido, eso lo hace sentirse orgulloso, pero sobre todo, comprometido a querer ganar esa pelea. 

Amber y John también lo alientan, sentados en la misma fila. Sabe que Rosalina debe estar en el estacionamiento a la espera del resultado debido a su enfermedad. Recibe las últimas indicaciones de Johann y luego entra al octágono escuchando una fuerte ronda de aplausos.

El estadounidense con short deportivo verde lo ve entrar y se abalanza sobre Jeon, pero el árbitro se interpone. El presentador hace su trabajo de manera rápida y luego el árbitro les recuerda lo que no les es permitido hacer, segundos después la corneta suena y el primer round de cinco minutos da inicio.

Jungkook se cubre el rostro de un par de golpes, pero recibe una patada alta que deja su cabeza dando vueltas y su oído silbando.

—¡Concéntrate, Jungkook! —grita Jimin al verlo tambalear.

El pelinegro se recompone y logra mantener su torso y rostro cubierto con sus brazos. Cuando ve la oportunidad da un paso al frente y suelta una patada a la pierna de apoyo de su oponente, lo ve trastabillar y luego lanza un recto y hace el intento de conectar un uppercut a la barbilla, pero su adversario lo esquiva.

Ambos se golpean, pero ninguno sangra, el primer round termina y ambos van a sus esquinas.

—Debes conectar los golpes, sohn. Su lucha es mejor que la tuya, no caigas en la lucha, no luches con él —le indica Johann.

La corneta suena y los luchadores regresan al centro del octágono, Jungkook, esquiva una patada que iba directo a su rostro. Coge una pierna del estadounidense y lo hace caer a la lona, está por posicionarse sobre él cuando todo se le revierte, es él quien está contra la lona.

—Tranquilízate y no dejes que su lucha te canse, no dejes que su agarre sea firme —le da indicaciones Johann desde afuera.

Jimin toma asiento al ver la escena, una pelea de boxeo es menos salvaje que una de MMA, aunque los daños son casi los mismos, pero con variantes.

—Levántate, Jungkook. Levanté —murmura entre dientes para sí mismo, mientras empuña sus manos y sus piernas se mueven de manera impaciente.

—¡Sal de ahí, Jungkook! —exclama Amber, exaltada—. ¡Suéltate y pelea!

El pelinegro consigue soltarse y ponerse en pie, está agotado. Johann tiene razón, la lucha del estadounidense es buena y es su método para cansarlo. Toma posición y comienza a lanzar un par de golpes al rostro y luego al abdomen, lanza una patada y cuando está por conectar su puño contra el abdomen la corneta suena y el árbitro los separa.

Jimin se pone en pie y se acerca al octágono, Emma intenta seguirlo, pero Amber se lo impide.

—Oye, Jungkook —lo llama el castaño desde afuera, sorprendiendo a todos. —Tus golpes son más fuertes que los de él, conecta uno fuerte y cuando trastabille sometelo —parlotea con dificultad. 

La corneta suena y el tercer round da inicio, Jungkook recuerda haber visto de soslayo como los ojos de Jimin estaban anegados en lágrimas. No lo haría sufrir más, por supuesto que no.

Espera que el estadounidense lo ataque y luego con dos patadas lo hace retroceder, el pelinegro aprovecha lo largo de sus brazos y lanza un derechazo que se estrella contra el antebrazo de su adversario. Lanza un uppercut y está vez consigue conectar de lleno su puño contra la barbilla.

El estadounidense da un paso atrás mientras sus piernas temblorosas descienden.

—¡Sometelo!

—¡Acaba con él!

Escucha desde afuera, se lanza contra su oponente y golpea su rostro tal y como lo ha practicado en los sacos de boxeo. Por último coge el brazo del estadounidense y procede a hacerle una palanca en el brazo extendiendolo por completo mientras lo sujeta con ambas manos.

Siente la palmada en una de sus piernas, pero no lo suelta, no lo hace hasta que el árbitro lo obliga a soltarlo. La campana suena y él se queda de rodillas en la lona. 

Johann y Jamal entran al octágono y lo infunden en un abrazo. Jeon se pone en pie y se retira el protector, abraza nuevamente a su entrenador y luego se acerca a saludar al resto de su equipo.

—¡El ganador por sumisión es Jeon, el orgullo de Corea! —vocifera con fervor el animador.

Jungkook rodea el octágono y saluda a los fanáticos que lo apoyan, al final antes de salir hace una reverencia.

Cuando está fuera del octágono le pide a los guardaespaldas que abran paso, camina descalzo y sudado hasta la primera fila tras su esquina y Emma corre hacia él.

—¡Lo hiciste, lo hiciste! —canturrea emocionada la niña.

—Ganamos —dice Jeon con voz cansina, para luego dejar en el suelo a Emma.

Alza su vista y ve a Jimin con sus brazos extendidos esperando por él. Sin pensarlo camina lo poco que le falta y deja que los delgados brazos del castaño lo abracen.

—Gracias por volver a mí —susurra el menor, mientras se aferra al cuerpo sudado y musculoso del más alto.

Jungkook lo abraza y después deposita un beso sobre la frente de Jimin, para luego caminar juntos entre la multitud que es apartada por los guardaespaldas para que ellos vayan hacia el vestuario.

—Lo hiciste genial, Jungkook. Fue grandioso —lo elogia Emma.

Todos la miran, y a todos les queda claro que la fan número uno de Jeon es Emma.

—Está loca por él —menciona Rosalina la cual hace aparición en el vestuario.

Después de aproximadamente treinta minutos, Jeon está listo, al salir del vestidor lo primero que hace es besar los labios de Jimin sin previo aviso frente a todos.

—Oye —lo reprende en voz baja el castaño.

—Me moría de ganas por besarte —confiesa el pelinegro con voz ronca, mientras lo abraza por la espalda—. Me muero de ganas por tenerte solo para mí. Necesito probarte, necesito que te entregues a mí, me lo debes birdie.

Las mejillas de Jimin se colorean de rosa, él lo sabe, siente la temperatura elevada en su rostro y por más que quiera ocultarlo, él también desea lo mismo que Jungkook.

—¿Te lo debo? —titubea de manera juguetona, mientras Emma corre delante de ellos mientras Amber, Rosalina y Jamal la persiguen.

—Uhum, me lo debes —confirma en un murmuró el mayor, sobre la comisura de la oreja del castaño.

—Bueno, debo solucionar eso porque detesto deberle cosas a la gente —replica de manera coqueta, Jimin.

Jungkook le besa el cuello y el menor simplemente sonríe dejándose mimar por el pelinegro.

—Jimin —se escucha la firme voz de alguien.

Ambos miran al frente y ven el Audi con un moño plateado estacionado al lado de la camioneta de Jimin.

—¡Di! —articula sorprendido el castaño.

El italiano cierra la puerta del vehículo y a paso firme camina hacia la pareja.

—¿Qué haces aquí? —lo cuestiona Jimin.

—Bueno, quería entregarte esto —contesta, mientras coge una de las manos del castaño para colocar la llave del auto en su palma—. Sé que tienes pareja ahora y que vas a negarte a verme sin él presente. Así que decidí ver la pelea para luego verte y entregarte lo que te pertenece.

—Dijiste que vendiste mi Audi —se dirige Park a Rosalina.

—Lo hice —afirma con rapidez la alemana.

—Lo hizo —la defiende el azabache—. Yo lo compré.

—¿Por qué vendiste tu Audi? ¿Por qué él lo compró y ahora te lo está regresando?

Jimin se queda en silencio ve a todos y se detiene en Rosalina la cual niega decepcionada al ver que el castaño no le mencionó nada a Jungkook como se lo había dicho.

Jeon carraspea su garganta ganándose una mirada confundida y nerviosa de Jimin.

—Tú lo compraste, ¿por qué lo compraste, Di? 

—Porque siempre anhelaste ese auto. Porque Amber y yo convencimos a tu padre para que te lo obsequiará y es injusto que lo vendas, solo porque alguien no tiene la estabilidad económica suficiente para ayudarte.

—¿Cuál es tu problema? —interviene Jeon soltando la cintura de Jimin. —Deja de perseguirlo —gruñe, molesto.

—Perseguirlo y ayudarlo es lo que me resta ya que ni teniéndolo a tu lado puedes ayudarlo.

—¿De qué estás hablando? —lo interroga Jeon exaltado.

—Hablo de qué hizo una estúpida venta de garage, puso a la venta sus pertenencias, incluído el Audi. Por favor no te hagas el sorprendido y molesto, Jeon.

—¡Suficiente, Di! —alza su voz el castaño—. Tú y yo vamos a hablar.

El italiano esboza una sonrisa cuando siente como una de las manos de Jimin, toma su antebrazo y lo aleja de Jeon.

El pelinegro rechina sus dientes mientras empuña sus manos, a la distancia ve como Jimin y Dimarco conversan. Jeon bufa y furioso se da la vuelta y entra al domo de nuevo.

—Jungkook, espera —lo llama Rosalina, acelerando sus pasos tras de él.

Después de unos minutos más Dimarco se marcha con sus guardaespaldas y Jimin regresa.

—¿Dónde están los demás? —cuestiona a Amber que espera junto a Emma en el estacionamiento.

—No sé, en el vestuario o en algún lugar del domo —contesta ella. 

—Pon el auto en venta de nuevo, Amber —le pide el castaño acercándose a ella. —Está vez vamos a cerciorarnos de quién es el comprador antes de venderlo —agrega, entregándole las llaves de su Audi.

Jimin toma la mano de Emma y camina hacia dentro del domo en busca de Jungkook. Amber suspira y sigue los pasos de su amigo hasta que llegan al vestuario.

Cuando Jeon los ve se pone en pie y dice—. Ros y yo nos vamos.

Los ojos de Jimin se ensanchan, abre sus labios para decir algo, pero al ver pasar a Jungkook a su lado sin decirle nada lo deja un poco desconcertado.

Rosalina mira a Jimin y con su mirada motiva al castaño a decir algo antes que Jeon abandone el vestuario.

—Jungkook —lo llama, pero no consigue hacer que se detenga.
Suelta la mano de Emma y se gira para llamarlo con firmeza—. Jeon.

El pelinegro se detiene de una, se da media vuelta y mira fijamente al castaño.

—Salgan —demanda en tono tosco.

Rosalina camina hasta Emma y con una de sus manos rodea los hombros de la niña y la encamina hacia Amber.

—Salgan y no entren —ordena y específica.

Las dos rubias salen con la niña sin decir nada, la puerta se cierra y ellos quedan solos. Permanecen unos minutos en silencio, solo se miran, pero no emiten una sola palabra hasta que Jimin hace el intento por articular algo, pero Jeon habla.

—¿Vas a quedarte con el auto? —lo interroga serio, Jungkook.

—No quiere llevárselo, dijo que lo compró para regalármelo y que no lo pierda. Entonces me quedaré con él para venderlo de nuevo —responde el castaño.

—Solo regrésaselo, envíalo a su casa y…

—Para que aparezca en el estacionamiento de mi edificio al día siguiente —objeta Jimin—. Él me lo regaló, es mío yo lo vendere y guardaré el estúpido dinero.

—Es por eso, es por el maldito dinero —parlotea Jeon. —Prometiste decirme todo. Dijiste que me lo dirías. Vengo y debo enterarme que hiciste una maldita venta de garage con tus cosas por ese…, por él. ¿Cómo debo sentirme si me entero de esto por Dimarco? —expresa molesto. —¿Al menos pensaste en decírmelo? ¿Consideraste por un momento en consultarlo conmigo? ¿Por qué lo hiciste sin decirme, Jimin? —lo atiborra de preguntas airado.

—Porque son mis pertenencias, Jungkook. Porque puedo hacer lo que quiera con ellas y porque no es tú responsabilidad hacerte cargo de mí y de Emma. He vivido veintitrés años de mi vida bajo la protección de mi padre, estoy harto de eso, solo quiero obtener mi propio dinero y ayudarte.

—Puedo hacerme cargo —replica el pelinegro.

—Es que no quiero que te hagas cargo. Somos esposos, somos dos —enfatiza desesperado, Jimin. —Somos tú —señala al mayor y cuando se señala así mismo añade—. Y yo. Somos los dos, no solo tú.

—¿Por eso no me dijiste lo de las tarjetas de crédito? Dejaste que él te ayudará cuando prometiste recurrir a mí —le reprocha Jungkook.

Los ojos del castaño se ensanchan, suspira y luego sonríe forzadamente.

—Ya entiendo —masculla el menor. —No se trata de dinero y la ayuda. Se trata de que no te sientes seguro como hombre —lo confronta. —Bien, es suficiente, me marcho —verbaliza para luego caminar hacia la puerta.

—¿Adónde vas? Ven acá —le pide Jeon.

—No pienso ir con un hombre que no está seguro de sí mismo y de su pareja —refuta el castaño.

Empuja la puerta y sale con Jungkook tras de él, le arrebata las llaves del Audi a Amber, coge una de las manos de Emma y con seguridad en su decisión camina al estacionamiento. Sube a la pequeña al vehículo y luego él.

—Jimin, sal del vehículo —brama, furioso Jungkook.

El menor se pone el cinturón y luego arranca. Amber pasa saliva, divisa a John en el estacionamiento, se acerca a él y disimuladamente le pide que la lleve con Jimin.

—Sube a la camioneta —le ordena Ros a Jeon.

—¿Estás de su lado? 

—Solo cierra la boca y sube —acota la rubia, sin ganas de entrometerse en lo ocurrido.

Jungkook bufa y sube a la camioneta, no estaba en sus planes discutir con Jimin después de la pelea. Pero ver a Dimarco haciendo algo por él lo sacó tanto de sus casillas que no pudo controlarse en lo absoluto.

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