40
Jungkook aumenta la velocidad de sus trotes, está casi por llegar a la meta, puede ver a Rosalina delante de él paseándose en el monopatín eléctrico motivándolo como loca.
Al llegar a la meta apoya sus manos en sus rodillas mientras su espalda ancha asciende y desciende entre cada respiración acelerada que da. Jamal se acerca a él y le da una botella con agua.
—El jefe tiene visita —le menciona el alemán y luego comienza a trotar de manera lenta, alejándose cada vez más.
—¿Qué dijo? —inquiere Rosalina.
El pelinegro recompone su postura y encorva sus hombros, abre la botella y bebe agua. Ella se acerca a él sin el monopatín eléctrico y se queda mirándolo por unos segundos.
—Cárgame en tu espalda —le suplica ella, mientras pone ojos de cachorrito.
—No, ni de broma.
—Jungkook, porfis —le implora llevando una de sus manos a su pecho.
—Eres una chantajista —la acusa él, descendiendo un poco para que ella pueda sostenerse de sus hombros y poder coger sus piernas.
Cuando ya la tiene asegurada endereza su espalda y comienza a caminar y trotar mientras se adentra cada vez más al hotel hasta empezar a entrar al gimnasio del lugar. La puerta se abre sola debido al sensor y entran entre risas y pequeñas discusiones.
—No, Jungkook. Sé cuidadoso —lo regaña la rubia, golpeteando uno de los hombros del pelinegro.
Jeon ríe y ve a la rubia de soslayo, pero de inmediato regresa su vista al frente y mira Amber caminar hacia él y detrás de ella Jimin.
—¡Jungkook! —se queja Rosalina, cuando la deja caer de improvisto.
El pelinegro se da media vuelta y le ofrece uno de sus brazos a la chica, ella se sujeta de él y cuando está por hablar reconoce a Jimin.
—Es él, ¿verdad? —susurra ella.
Espera la respuesta de Jungkook, pero no llega nunca, cuando se da cuenta que el chico está cerca de ellos, el pelinegro da dos pasos a la derecha y lo intercepta.
—¿Qué haces aquí? —indaga con voz ronca.
Los ojos color miel de Jimin se ensanchan al mismo tiempo que deja de caminar, ve a Jungkook a escasos pasos de él, lo único que hace es aclarar su garganta y ver cómo Amber lo espera en la puerta del gimnasio.
—Te hice una pregunta, Jimin.
El chico asiente y en voz baja responde—. Es algo personal.
Jungkook esboza una sonrisa burlona mientras Rosalina ve con atención todo.
—Y-yo lo siento, no es mi intención incomodarte —agrega en el mismo tono de voz.
—¿Qué haces aquí, Jimin? —repite la pregunta, Jeon.
—Lo único que quiero es protegerte —contesta el castaño.
—¡¿Protegerme?! —espeta con voz alzada y golpeada el pelinegro.
El castaño se sobresalta al escuchar el tono de voz de Jeon y de inmediato sus ojos poco a poco se comienzan a cristalizar.
—¡¿Y cómo piensas hacerlo, Jimin?! —lo confronta, dando un paso más al frente, y con mucha más fuerza en su voz. —¡¿Cómo piensas protegerme si ya me arruinaste la vida una vez?! —escupe sin pensarlo y muy molesto.
Jimin desciende su rostro, le duele el pecho debido a la manera en la que está siendo tratado. Ni siquiera se lo merece, no fue su culpa ser utilizado por su padre, pero le queda claro que no está en los planes de Jungkook escucharlo.
El castaño alza su rostro, mira a Jungkook y sonríe débilmente.
—Necesito que me respondas una pregunta y luego me marcharé —dice Jimin, ahora dando un paso hacia el frente—. ¿En serio me crees capaz de lastimarte cuando te amo?
Jungkook rechina sus dientes da un paso hacia la izquierda y cuando está por empezar a caminar una de las manos de Jimin sujeta su antebrazo.
—Responde y prometo dejarte en paz —vuelve a enfatizar el castaño.
Jeon lo mira de soslayo, ve como unas largas pestañas abrazan los ojos color de miel de Jimin, mira al frente y luego de aclarar su garganta, acota fuerte y claro un—. Sí. Y si lo hiciste una vez lo harás nuevamente.
El castaño suspira resignado y poco a poco sus dedos comienzan a alejarse del antebrazo del pelinegro, hasta por fin soltarlo.
—Bien, está es la última vez que te molestaré. Y desde ahora dejaré de esperarte —gesticula con voz quebrada, Jimin.
Jungkook gira su rostro hacia la derecha espera ver los ojos de Jimin, pero lo único que puede ver es como las hebras de su cabello se mueven entre cada paso que da mientras se aleja de él cada vez más.
Amber ve a Jungkook y luego sale a toda prisa del gimnasio detrás de Jimin, suben al vehículo lo primero que escucha es un fuerte sollozo por parte del castaño.
El chófer conduce por una hora hasta que el castaño ha decidido dejar de llorar, salir del auto y entrar a un bar.
—Jimin, es suficiente —intenta detenerlo, Amber.
El chico le arrebata la botella de cerveza y se la empina, la suelta hasta dejarla sola.
—Quiero vodka, sirve más vodka, Am —le implora con ojos acuosos.
—Dijiste que el anterior sería el último —le recuerda ella, preocupada.
—Este sí lo será, este será el último —parlotea el castaño.
La rubia le sirve un poco de vodka mientras lee el mensaje de Dimarco que va en camino.
—¡Uuuh, amo esa canción! —exclama cuando escucha Summer de Calvin Harris.
—No te pongas en pie, vas a…
Ella se pone en pie y ayuda a Jimin a recobrar el equilibrio, él toma asiento en el sillón solo por unos segundos.
—Necesito que se marchen, por favor —le pide el gerente a la rubia.
—Lo haremos cuando vengan por nosotros —replica ella molesta. —Y no se preocupe por el dinero, le pagaremos el doble si así se abstiene de venir cada cinco minutos a querer sacarnos —agrega entre dientes
El gerente accede y cuando se marcha, Amber ve como Jungkook se encuentra junto a la rubia de la foto de Instagram y del gimnasio y su entrenador. El pelinegro mira en su dirección, alza su mano para saludarla y luego desvía sus ojos viendo a Jimin que poco a poco se endereza en el sillón.
—Am —llama con dificultad a la rubia.
—No, Jimin. Basta —le pide Amber al ver cómo el chico coge ahora la botella de vodka. —Por favor detente —le suplica ella.
—Es que yo… yo… él me odia. Yo solo quiero olvidarme de todo esta noche —borbotea el castaño mientras se pone en pie.
—No, no es así, Jimin —articula ella desesperada.
—Sí, es así. No me mientas, ni siquiera me miró a los ojos.
Amber intenta quitarle la botella, pero falla en su intento y entonces ve cómo él se la empina no una sino tres veces seguidas.
Da un paso al frente cuando Amber le ha quitado la botella y cuando está por dar el siguiente paso trastabilla y un chico se acerca a él.
—Gra-gracias —susurra con dificultad Jimin al extraño que lo sostiene.
Le sonríe y de manera lenta se aleja un poco de él, mira hacia la barra y reconoce a Jungkook, bueno, espera que no sea efecto de su ebriedad. El chico se acerca a él de nuevo y lo único que hace Jimin es reír y aceptar bailar con él.
Jeon, lo mira desde la barra, tensa tanto su mandíbula que está seguro que mañana le dolerá, ve como Jimin recuesta su cabeza sobre los hombros y pecho del chico. Pasa saliva con dificultad y aunque no quiera mirar no puede dejar de hacerlo.
Rosalina se percata de la situación y enseguida se acerca a su amigo.
—¿Por qué sigues aquí? Ve, sácalo de aquí y cuida de él —verbaliza la rubia.
Jungkook ve desde lejos a Jimin, regresa su mirada al frente, mira su cerveza y se queda inmóvil en el banquillo.
—Jungkook, él…
El pelinegro se pone en pie y se aleja de su entrenador y su amiga, acelera sus pasos cuando ve que las manos del chico comienzan a tocar la cintura de Jimin con descaro.
Cuando está lo suficientemente cerca coge una de las manos de Jimin y lo aleja del chico extraño, el castaño no entiende lo que pasa hasta que se da cuenta que ya no está en la pista de baile y que alguien sostiene su mano de manera fuerte.
—¿Qué es lo que estás haciendo? —lo confronta Jeon, molesto.
El castaño lo mira, parpadea por unos segundos y cuando lo reconoce lo primero que hace es intentar soltarse del fuerte agarre del más alto. Después de luchar unos segundos que resultan inútiles desiste.
—¿Qué estás haciendo, Jimin?
—Que te importa —contesta, alterado. —Te dije que ya no te molestaría, deberías hacer lo mismo, no te metas conmigo —añade frustrado.
Amber llega a toda prisa, ve como Jungkook sostiene una de las manos de Jimin y lo único que hace es negar y suspirar.
—Por favor cálmense —les pide la rubia cuando está al lado de ellos.
—Dile que me suelte —le pide Jimin.
—Jeon, suelta su mano —musita la chica—. Por favor.
El pelinegro mira la pista de baile y puede jurar que el chico con el que Jimin bailaba está pendiente a lo que está sucediendo, ejerce más presión en la mano del castaño tanta que él más bajo suelta un pequeño quejido de dolor.
—Jeon —lo llama Amber.
Jungkook debilita el agarre, pero se acerca por completo a Jimin y luego camina a pasos rápidos del bar mientras Amber los sigue de manera precipitada.
—Jeon —alza su voz la rubia—. ¿Qué haces? ¿Dónde lo llevas?
—Lo llevaré donde me hospedo, te enviare la dirección para que pases por él mañana —acota con voz ronca él.
La chica intenta entender lo que sucede, pero es que sencillamente no entiende absolutamente. Un auto se estaciona y Jungkook camina con Jimin hacia él.
El castaño comienza a protestar hace lo que sea para no entrar al auto junto a Jeon mientras Amber mira todo a unos pasos de distancia.
—No quiero, no me voy a subir —refunfuña Park.
—Sube —demanda Jeon con firmeza.
—Te dije que no quiero —replica el castaño.
El pelinegro suspira, no piensa dejarlo en ese bar solo con Amber cuidándolo claro que no. Con cautela lo acerca más a la puerta del copiloto, abre y desciende su cabeza ejerciendo un poco de presión y a la fuerza hace que entre al vehículo. Rodea el auto y sube, le coloca seguro a las puertas mientras Jimin protesta como un niño.
Amber se acerca deprisa al auto luego de haber leído el mensaje de Dimarco que está cerca.
—¡Jeon, espera! —exclama. —Dimarco viene por él —le hace saber—. ¿Qué se supone que debo decirle si te lo llevas?
Jungkook ve a la rubia y no puede evitar preguntar por más que quiere.
—¿Están juntos?
Ella se queda en silencio, desciende su mirada y entonces Jeon tiene una posible respuesta.
—Es que…
Él gira un poco el volante y luego se aleja, Jimin recuerda que no quiere estar en el auto con Jeon y comienza un nuevo berrinche.
—Me quiero bajar —parlotea. —Detén el auto —le pide una y otra vez. —Detén el maldito auto, no quiero estar contigo.
Jeon lo ve de soslayo luego de escuchar esa última frase, presiona el volante con fuerza y decide ignorar todas y cada unas de las quejas del castaño. Entra al estacionamiento del hotel, estaciona el auto y sale, se detiene frente a la puerta del acompañante, la abre y ve como el más bajo está de brazos cruzados luciendo un notable ceño fruncido.
—Sal del auto, Jimin.
—No —masculla. —Entra y llévame al bar de nuevo —le pide el castaño.
—Jimin, sal del puto auto o te bajare yo —gesticula Jeon impaciente.
Luego de escuchar un segundo no por parte de Jimin, el pelinegro lo saca del auto y lo sube a uno de sus hombros y van directo al ascensor mientras Jimin palmea su espalda desesperado pidiendo que lo baje, que lo lleve al auto y luego al bar.
Ambos se ganan un par de miradas curiosas cuando salen del elevador, pero eso no hace que Jungkook lo baje de su hombro, abre la habitación y es hasta ese momento en el que lo baja luego de cerrar. Le da la espalda y cambia el código de la puerta para que Jimin no pueda salir sin que él se lo permita.
—Muévete —brama el castaño, intentando empujar a Jeon. —No quiero estar aquí, quiero irme —protesta, intenta decir algo más, pero siente como algo sube desde su estómago hasta su garganta, cubre su boca y entonces Jungkook sabe de inmediato lo que le ocurre.
El pelinegro lo lleva al baño y mientras Park vomita en el sanitario él se queda bajo el umbral de la puerta.
—Quiero irme —lo escucha decir, Jeon.
Jimin se detiene en el lavabo, lava sus manos y luego enjuaga su boca, se da la vuelta y ve a Jungkook de pie en la puerta.
—¿Por qué me trajiste aquí si me odias tanto? ¿Por qué no me dejas en paz—lo interroga el más bajo.
Al no recibir ninguna respuesta el castaño camina hacia la puerta, intenta salir, pero Jungkook le impide pasar cuando se coloca enmedio.
—Jeon, debes dejarme ir a menos que quieras que te destroce la habitación —habla entre dientes, Park.
—Hazlo que quieras, Jimin —farfulla Jungkook, mientras se cruza de brazos y lo deja salir del baño.
El más bajo sale y comienza a lanzar cualquier cosa que ve en su camino, lámparas, revistas, almohadas, adornos, la maleta de mano de Jeon hasta que se cansa y se queda inmovil viendo el suelo.
—¿Terminaste? —inquiere el pelinegro acercándose a él nuevamente.
El castaño alza su rostro, está por decir algo, pero Jungkook sujeta sus manos con fuerza y lo lleva hacia el baño, abre la ducha con agua fría y obliga al más bajo a entrar.
—Basta, déjame salir —lloriquea, intentando soltarse del agarre del pelinegro y poder salir de la ducha. —Jungkook —lo llama con voz agitada y exasperada.
El más alto lo mira y lo arrincona entre su cuerpo y la pared transparente de la ducha, entonces Jimin se da cuenta que los dos están mojados, pero aun así siente la calidez del cuerpo de Jeon. Permanecen de esa manera por unos segundos mientras el agua corre, el castaño acomoda su cabeza en el pecho de Jungkook mientras sus ojos pesan cada vez un poco más hasta que comienzan a cerrarse por voluntad propia.
Jeon apaga la ducha, lo carga y lo lleva al sillón, de su maleta saca una de sus camisas y un boxer, le quita la ropa mojada y luego le coloca la seca. Lo carga de nuevo y lo lleva a la única cama de la habitación, lo arropa y luego sale a la sala, se cambia y se acerca a la ventana y entonces se pregunta mentalmete ¿por qué lo sacó del bar? ¿por qué lo trajo con él? no entiende porqué lo hizo cuando está claro que Jimin y Dimarco pueden tener algo serio. se acomoda en el sillón e intenta descansar al igual que el castaño lo hace.
A media mañana los ojos pesados de Jimin se abren, ve la habitación y no la reconoce, desciende su rostro y se da cuenta que esa no es su ropa, se pone en pie y camina hacia la sala y lo primero que sus ojos color miel adormilados ven es a Jungkook ejercitándose. Pasa saliva al ver lo bien que se ve Jeon, pero detiene sus pensamientos hormonales cuando recuerda que el pelinegro no confía para nada en él.
—¿Dónde estamos? ¿Por qué estoy aquí contigo? —lo cuestiona Park.
Jungkook ni siquiera lo mira, lo escuchó, claro que lo escuchó, pero ha decido no prestarle atención, ha decidido ignorarlo por ahora.
Jimin bufa enfadado, va al baño, mira su ropa húmeda y decide cambiarse, cuando está listo sale y ve a Jeon sentado en el sofá mirando su celular.
—Quiero irme —verbaliza el castaño.
Nuevamente el más alto lo ignora.
—Jodete Jeon —gesticula completamente molesto el más bajo mientras camina hacia la puerta.
El castaño intenta abrir, pero no puede, la puerta tiene un código que desconoce, suspira y con la palma de sus manos azota la puerta.
—¡Maldita sea, Jungkook! —exclama desesperado, lanzando ahora un puntapié contra la puerta. —¡Abre la maldita puerta! —exige furioso.
Jungkook ladea su rostro, lanza su celular a la mesa pequeña, se pone en pie y articula con voz seria—. Vas a irte hasta que Amber venga por ti.
Dicho eso camina a la habitación coge ropa limpia, cuando está por salir ve como Jimin camina hacia él, lo ignora y camina ahora hacia el baño.
—Jungkook, abre la puerta —insiste—. Esperaré a Amber en el lobby.
Jeon no dice nada se detiene frente al espejo y desde allí mira a Park, el castaño se da cuenta y por unos segundos ambos se miran mutuamente dejándose en claro una sola cosa, aun hay atracción entre ambos. Jungkook desvía su mirada y procede a quitarse la camisa, el más bajo se da la vuelta y regresa a la sala.
Después de unos minutos el pelinegro sale de la ducha bañado y cambiado, el timbre suena y Jimin que estaba en la terraza entra y lo primero que hace es coger su chaqueta y su celular listo para irse con Amber.
Cuando Jeon abre la puerta la rubia que aparece no es la que Jimin esperaba ver.
—Olvide que la abuela me pidió darte… —la chica deja de hablar cuando se percata que el castaño que está detrás de Jungkook la mira. —Te espero abajo —musita Rosalina.
Jimin se queda en completo silencio y muy desilusionado, sus ojos se llenan de lágrimas y lo único que hace es descender su rostro, mientras el pelinegro asiente a lo que Ros le ha dicho, cuando está por cerrar la puerta alguien la empuja, él abre de nuevo y mira a Amber.
—¿Dónde está, Jimin? —es lo primero que pregunta la rubia.
Jeon se hace a un costado y la chica ve como el castaño está de espaldas.
—Jimin —lo llama ella preocupada.
El antes mencionado se gira cuando ha limpiado las lágrimas que han descendido de su rostro, ve a la rubia y alza sus cejas de manera incómoda.
—¿Por qué tardaste tanto? —la interroga el castaño.
—Tuve que ir por Emma —contesta ella.
Jimin asiente y luego camina hacia la puerta.
—Emma te espera ansiosa en el auto —le platica la rubia.
Él acelera sus pasos y cuando está por pasar al lado del pelinegro se cruza de brazos al ver la intención de coger una de sus manos. La rubia ve como Jimin se aleja de la habitación y camina hacia el elevador sin mirar atrás.
—Gracias, Jeon —agradece Amber.
El pelinegro asiente y luego la rubia se da media vuelta y a pasos rápidos alcanza a Jimin y juntos suben al elevador.
—¿Estás bien, Jimin?
El castaño abre su boca, pero no emite una sola palabra, cuando las puertas del elevador se abren los dos ven a Rosalina esperando subir.
Amber coge la mano de Jimin, salen del elevador de esa manera y salen del hotel.
—Ahora si estoy bien —verbaliza con voz suave él al ver que Emma sale del auto y corre a toda prisa hacia sus brazos.
—¡JIMIN! —grita la pequeña.
—Emm —la recibe en sus brazos.
Amber ve como su amigo ríe y conversa con la niña y eso la hace sentirse menos preocupada, entra al auto y se sienta adelante, John cierra la puerta y segundos después pone en marcha el vehículo mientras la rubia gestiona desde su celular un par de asuntos de Jimin y el castaño conversa con Emma.
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