Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34

Los Ángeles 

Jimin camina tras la emocionada Emma, que brinca, camina, y luego brinca y camina intentando seguirle el paso a John, el cual carga una caja sobre su hombro izquierdo y un par de bolsas con su mano derecha.

—Oye, Em. Ve con cuidado —le pide el castaño al verla tropezar.

—Sí, sí —balbucea la niña, acomodando sus anteojos.

El celular del castaño suena, pasa las dos bolsas con ropa a su mano izquierda y con la derecha coje su movíl y atiende.

—Amber, sé que te dije que no te molestaría, pero necesito tu ayuda.

—Jimin, sí, claro. Dime —habla con voz agitada la rubia.

—Necesito la despensa, iba hacerla, pero le prometí a Emma que le compraría juguetes y papá me llamó y debo hacer otras cosas. Tú podrías… podrías…

—Yo las hago, enviame la lista con lo que necesites y las llevaré al apartamento —lo detiene.

—Te lo agradezco muchísimo, te enviaré la lista. Te amo.

Cancela la llamada y entra luego de guardar la bolsa de ropa en el baúl junto al resto de bolsas.

—El cinturón, Emma.

—Listo —dice con efusividad la niña.

—Alguien está feliz —murmura John, mientras pone en marcha el vehículo.

—Así parece —musita el castaño al mismo tiempo que atiende la llamada entrante de su padre—. Voy en camino, relájate.

—La reunión se canceló, pero si quieres podemos ir por un café y…

—No me gusta el café y Emma se aburrirá en una cafetería —lo interrumpe con rapidez. 

—Bueno, podemos ir a otro lugar que la niña…

—No lo creo, está emocionada por abrir sus juguetes nuevos.

—Jimin, debes dejar de evitarme. Soy tu padre y…

—Llamame cuando sea algo importante, cuídate papá.

John ve por el retrovisor a la niña, la cual eleva sus cejas y luego oculta su sonrisa tras sus manos.

—¿Al apartamento? —indaga el moreno.

Jimin ve a Emma, la pequeña asiente y luego él emite un audible—. Uhum.

La relación padre e hijo entre Won y Jimin, iba cada día en decadencia. El castaño solo se junta con él en eventos públicos que requieren la presencia de ambos, y ese había sido unos de los tratos del chico con su padre, incluyendo una cena, un almuerzo y un desayuno al mes.

—Jimin, ¿me ayudarás a armar mi tocador? —pregunta la castaña mientras bajan del auto.

—Si tú lo deseas, sí —acota el castaño sonriendo.

Park ve alrededor del edificio, hay plantas nuevas y eso le gusta mucho. Guarda su celular y camina hacia el portón principal.

—John, lleva a Emma adentro. Voy enseguida.

El moreno asiente mientras baja bolsas y la caja del vehículo con la ayuda de la niña.

—¡Date prisa, Jimin! —alza su voz ansiosa la castaña.

—¡Subiré enseguida! —responde en el mismo tono él.

—Joven Park —lo saluda el guardia de seguridad de la entrada.

—Hola, por favor abre.

El hombre de inmediato hace lo que le indican. El castaño sale y ve el edificio un retoque de pintura y tiene pensado en unas lindas enredaderas por toda la pared.

—Señor Park —lo saluda una mujer y un hombre al mismo tiempo.

—Solo Jimin —los corrige, dándoles una pequeña mirada de soslayo.

—¿Todo en orden? —indaga el hombre.

—Sí, pero pensaba en un retoque de pintura y plantas —responde Jimin.

—¿Tiene algún color en mente?

—Amarillo o podríamos cambiarlo a blanco, no lo sé.

—Amarillo me parece perfecto —dice la mujer—. ¿Qué tipo de plantas?

—Pensaba en una de esas enredaderas que tienen flores rojas por doquier —explica el chico.

—Oh, supongo que podemos conseguirlas —verbaliza ella.

—Si lo hacen estaría muy feliz y agradecido con ustedes —articula el castaño feliz—. ¿Cómo va todo?

—Todo en orden, la próxima semana tendremos nuevo inquilino. Todo está funcionando en orden y cualquier desperfecto tratamos de solventarlo lo más pronto posible —gesticula con elocuencia el hombre.

Jimin los ve y sonríe. Su celular suena, lo saca del bolsillo y ve que es su padre de nuevo.

—Si el dinero de los fondos no es suficiente háganmelo saber. Gracias por todo señores, Williams.

Dicho eso regresa adentro y atiende de mal humor la llamada de su padre.

—Jimin, podríamos vernos en tu casa y…

—No, papá. Tengo cosas que hacer, por favor deja de llamarme.

—Hijo, al menos dile a Amber que atienda mis llamadas —le suplica.

—Sabes que no lo haré, ahora voy a colgar.

—Jimin, hijo…

—Adios papá —es lo último que dice y luego entra a su apartamento.

—Emma, está demasiado emocionada —le comenta John.

El castaño entra a su habitación se coloca ropa cómoda y luego va a la habitación de la niña.

—Ayúdame con el tocador, le pediré a John que arme la cocina —le indica Emma.

Un mensaje llega al celular, lo lee y ve a la niña.

—Un amigo mío vendrá, es luchador estoy seguro que vas a amarlo.

—Luchador, amo a un luchador —confiesa feliz.

Los minutos pasan y el timbre suena, el castaño abre y recibe con una enorme sonrisa y un cálido abrazo a Dimarco.

—Ella está en su habitación, está muy emocionada —le hace saber al azabache.

—Le traje un juego de belleza y un par de guantes —dice el italiano mientras caminan hacia la habitación.

Jimin se queda bajo el marco de la puerta y Dimarco entra.

—Hola —la saluda.

La niña sube sus anteojos y ve un poco confundida al hombre frente a ella.

—¿Es él? —inquiere, mirando a la distancia a Jimin.

—Soy yo —masculla el italiano.

—¿Qué ocurre, Emma? —indaga el castaño.

—Nada —murmura, poniéndose en pie para luego caminar hacia Dimarco. —Es solo que creí que sería el que nos visitó en la fundación —agrega, mientras extiende su mano.

Jimin desvía su mirada, sabe a quién se refiere, y al igual que Emma también prefiere que sea Jeon en lugar de su amigo Dimarco.

El azabache se presenta con Emma, conversan y luego ríen un poco y por último sale a la sala junto a Jimin, mientras John se queda en la habitación con la niña.

—Oye, hay algo que debo decirte —musita con nerviosismo el italiano.

—Si es algo de papá, intentaré hacerme cargo y…

—No, no es sobre tu padre —lo interrumpe—. Es sobre nosotros.

Los ojos de Jimin se ensanchan y como acto seguido comienza a jugar con sus dedos, para luego balbucear un dudoso—. ¿Nosotros?

—Sí, es algo que no puedo y no quiero controlar, Jimin.

—Di…

—Siempre me gustaste, pero ahora. Ahora es distinto —dice el italiano, acercándose al contrario—. Yo quiero que lo intentemos, quiero que luchemos contra lo que sea, pero juntos.

El castaño lo ve y sujeta con fuerza la mano del azabache.

—Di, tú eres hermoso y estoy tan agradecido porque estas a mi lado y ayudarme con mi padre, pero yo…, yo no puedo

—Jimin, solo debemos intentarlo.

—Es que yo-yo no quiero intentarlo con nadie, Di. Estoy enamorado de Jungkook y en este momento y más adelante no creo ser capaz de tener ojos, corazón y espacio en mi vida para alguien más que no sea él —se sincera. —Yo, te prometo que lo siento —articula en un hilo de voz.

—Lo sé, sé muy bien todo. Solo te pido que nos des la oportunidad, solo deja que todo fluya, yo no te obligare a nada seguiremos como siempre con lo de tu padre, pero está vez pensando en un futuro juntos.

—No, no podría, Di. No quiero que te ilusiones más y no puedo, sería injusto.

—Estoy grande, Jimin. Sé lo que hago, no debes preocuparte por herir mis sentimientos.

—Es que eso sería utilizarte, Di. —suelta con exasperación, soltando la mano con brusquedad del italiano.

—Pues utilízame, Ji —replica el azabache con tono autoritario, mientras el castaño niega—. Utilízame, es mi manera de mostrarte lo mucho que te quiero, aprecio y lo dispuesto que estoy por hacerte y verte feliz.

—Es que tú no lo entiendes, Di. Si él… si él vuelve y existe una posibilidad, lo escogeré a él, siempre será él.

—Lo sé, por eso te pido que dejes que las cosas fluyan sin presión entre nosotros. Entiende que me gustas, te quiero y deseo ayudarte en lo que pueda —habla Dimarco, tomando ahora ambas manos del castaño. —Te ofrezco mi hombro siempre, me ofrezco a cargar tus problemas, a ser la persona que siempre estará a tu lado sin importar qué. Todo lo que debes saber es que me tienes, siempre me tendrás, Jimin —se sincera el azabache. 

—Sigo pensando que es algo injusto —susurra Jimin.

—Yo creo que es justo, me dejaras estar a tu lado y eso me basta para que todo fluya.

—¿Qué pasará si él, tú sabes?

—Sí, sobre eso —murmura el italiano—. Voy a apartarme, si él regresa y solucionan todo, te dejaré ir a menos que cambies de opinión.

—Di —masculla Jimin, llevando una de sus manos a su rostro—. Eres demasiado bueno.

—¿Por qué? 

—Pues porque estás dispuesto a que te utilice —responde apenado el castaño.

—Sí, supongo que merezco un par de recompensas —parlotea en tono divertido el azabache.

Jimin ríe, asiente y borbotea—. Sí, pensaré en algo.

La puerta se abre y Amber se queda estática viendo la escena de Jimin y Dimarco lo suficientemente cerca para dejarle claro a alguien que no están fingiendo.

—¡Am, llegaste! —exclama el castaño al verla.

—¿Qué fue eso? —interroga, viendo directamente al italiano.

Jimin mira a la rubia y luego al azabache, por la mirada dolida y destellos furiosos de Amber, comprende más o menos de que se trata.

—Los dejaré solos —murmura el castaño para luego caminar a pasos rápidos hacia la habitación de Emma. 

La puerta se cierra y es entonces cuando Amber se acerca al italiano.

—Tú debes ser un imbécil si crees que Jimin va a tomarte en cuenta —es lo primero que dice ella alterada.

—Amber, no debes…

—¿No debo? ¿En serio no debo, Dimarco? —lo cuestiona molesta—. Hemos estado teniendo sexo estos meses y tú, en serio piensas y crees que…

—Entiendo que estés molesta, pero es mi decisión. He sido yo el que ha tomado la decisión.

—No lo defiendas, él siempre tiene lo que quiere y es lo que está haciendo contigo. ¿Por qué no te das cuenta?

—Amber, basta. Deja de atacarlo, yo le pedí que me utilice, si me rompe el corazón está bien porque es él.

—¿Por qué es él? —repite indignada, mientras sus ojos se llenan de lágrimas—. Escuchate, Di. Estás poniéndolo sobre ti.

—Porque así debe ser, es lo que se hace cuando gustas y quieres a alguien, Amber —suelta de sopetón él—. No, espera, yo…

—Lo entiendo, todo es mi culpa, soy una completa tonta —articula con voz quebrada la rubia.

—No, Amber. Por favor escúchame —suplica el italiano.

—Di, creo que es tiempo que te vayas —se escucha la voz de Jimin.

El azabache lo ve y en desacuerdo sale del apartamento.

Amber limpia su rostro y sin decir una sola palabra sale del apartamento tal cual y como el italiano lo hizo, dejando a Jimin lastimado.

El castaño bebe agua y luego va a su habitación, se queda de pie frente a la ventana mirando la vista. John, le avisa que se marcha y luego se queda mirando fijamente una luz intermitente de color rojo a lo lejos.

Sus ojos se llenan de lágrimas y luego deja escapar un largo sollozo que intenta callar con una de sus manos, pero es imposible retener el dolor. Ha empezado a llorar y sabe que es casi imposible detenerse.

—Jimin, prepare fresas con crema —le hace saber, Emma, que a pasos lentos y vista enfocada en el recipiente entra a la habitación. —No enfades conmigo, te prometo que fui cuidadosa con el cuchillo y me asegure de cerrar bien el refri —parlotea la niña, deteniéndose en el momento que escucha un sollozo—. Jimin.

—Te escuché, Em —verbaliza con voz gangosa el castaño—. Estoy bien, pero te agradecería si vas a tu habitación.

—¿Estás pidiendo que me marche de tu habitación? —inquiere la niña con la boca llena.

—Solo necesito unos minutos, Em.

—No quiero —expresa la castaña. —No lo haré —dice mientras toma asiento sobre la alfombra de la habitación. —No pienso dejarte solo —enfatiza, para luego chupar sus dedos untados de crema.

—¿Por qué no? —la cuestiona él, dándose media vuelta.

—Porque no debes estar solo. No cuando yo estoy aquí, tú no me dejas sola, entonces yo no pienso dejarte solo —acota la niña.

—Ay, Em —emite entre sollozos, Jimin. Para luego caminar hacia ella—. Oye, si sabes que existen los cubiertos, ¿verdad?

La castaña asiente mientras lleva una fresa llena de crema a su boca.

—A la próxima recuerda coger uno y utilizarlo.

—¿Qué no estás triste? 

—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque estás regañandome —replica Emma.

Jimin sonríe un momento y luego ve desciende su mirada.

—Solo te estaba haciendo un recordatorio, ok.

—Ok —articula con la boca llena.

El castaño le da un breve vistazo y está seguro que la linda Emma se llevaría muy bien con Jungkook. Ambos hablan con la boca llena, no utilizan cubiertos y se preocupan por él.

—Ven, Jimin —le pide en voz baja, Emma. Luego de planear sus piernas. 

—Mi cabeza pesa —masculla él.

—Cuando no pueda la dejaré caer —le advierte ella.

—Eres una bravucona —la acusa el castaño, recostando su cabeza sobre las piernas de la niña.

Emma acaricia la cabeza de Jimin, él está a punto de detenerla porque sabe que sus dedos están pegajosos debido. A  las fresas con crema, pero decide dejarla porque siente tan bien esas caricias que nuevamente lo hacen sentir ese vacío en el pecho.

—No llores —le pide la niña, al ver cómo el mayor cubre su rostro con sus manos para evitar que lo vea en ese estado. —Si lloras te harás feo y nadie va a gustar de ti —bromea la niña.

El castaño ríe mientras un par de lágrimas desbordan sus ojos. 

—Emma, eres una niña increíble.

—Ya lo sé —contesta orgullosa.

Jimin se sienta, limpia su rostro y coge una de las fresas llenas de crema.

—Si les agregas un poco de azúcar saben mejor —menciona él.

—A la próxima las preparas tú —dice la niña—. Ahora…, ¿qué opinas si me dices por qué lloras?

El castaño suspira resignada, sabe que debe decir algo porque conoce a Emma, por lo tanto, debe hablar porque si no no lo dejara en paz hasta que hable.

—Bueno, pero ven acá —le indica, mientras extiende sus brazos en dirección a la niña.

—No soy una bebé, Jimin.

—Bueno, entonces es hora de dormir.

—No, espera. Voy enseguida —dice ella, para luego gatear hasta él y permitir que la cargue, abrace y acaricie.

Jimin coge una calada de aire luego que se ha mentalizado a comentarle un poco de su trágica vida amorosa a la pequeña Emma. Sería una larga noche, pero le reconforta tener a la niña tan cerca dándole cariño.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro