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18

Jimin y Jungkook llevan casi dos semanas conviviendo juntos, el enorme apartamento del castaño se ha convertido en ese lugar especial en que pueden convivir y seguir conociéndose cada día.

Jimin sale de la tina, coge una toalla, se seca y luego se coloca un cómodo short y una camisa grande de Jeon. El pelinegro se asoma y puede ver cómo el castaño se encuentra acurrucado destapando la tina. Abre la puerta de par en par y es casi inevitable que el más bajo se asuste.

—Maldición, me asustaste —espeta entre dientes.

Jungkook entra al baño y ayuda a poner de pie a Jimin.

—Te ves hermoso —lo elogia el pelinegro.

—Sí, no te creo —murmura el más bajo—. ¿Cómo te fue? 

—Me fue bien —responde a la pregunta, pero detiene sus pasos haciendo que Jimin también se detenga, para luego arrinconarlo entre su cuerpo y la puerta del baño. —¿Dijiste que no me crees? —lo cuestiona, alzando sus cejas. —Debes saber que me muero de ganas por demostrarte lo mucho que me gustas y lo mucho que te deseo —musita con malicia Jeon, sobre la comisura de uno de los oídos de Park.

—¿Ah, sí? —cuchichea ansioso, Jimin—. Pues…

El castaño no consigue acabar su argumento porque Jungkook se ha lanzado directo a sus labios, haciendo que la única reacción por parte de Jimin sea ponerse de puntillas agarrar a Jeon del cuello y hacerlo descender un poco para profundizar el beso.

Es una maldita locura, ellos son una locura. Entre cada beso lleno de deseo se dejan en claro una sola cosa. Lo mucho que se quieren y desean.

—Ca-cama —farfulla Jimin. —Llévame a la cama —repite está vez con claridad luego de romper el beso.

Jungkook lo mira por unos breves segundos, sonríe ladinamente y luego se relame los labios. Jimin lo ve y puede sentirlo tan cerca haciendo que eso lo haga sentir muy deseado y seguro.

—Jungkook —lo llama el más bajo.

—Mierda —murmura Jeon con su voz grave y varonil, que causa que un escalofrío recorra desde los pies a la cabeza al castaño.

El más alto se agacha solo un poco y luego levanta a Jimin, el más bajo se sujeta de los anchos hombros del contrario mientras recorren los pasillos de la casa hasta llegar a la habitación.

—Debes saber que he fantaseado e imaginado esto durante muchos días —admite Jungkook.

Jimin lo mira con una tierna sonrisa mientras Jeon lo baja, luego el castaño lo besa y Jeon de inmediato corresponde, sin perder el tiempo cuela sus ásperas y grandes manos bajo la tela de la camisa haciendo que el más bajo se encienda un poco más.

—¿Estás seguro de esto, cariño? —lo cuestiona Jungkook, luego de despojarle la camisa a Jimin.

—Nunca he estado tan seguro —responde ansioso el castaño.

Se ven en silencio por unos segundos, luego la mano de Jeon se posa sobre una de las mejillas de Jimin cubriéndola casi por completo. El más bajo cierra sus ojos ante ese sutil toque, abre sus ojos cuando su nariz y la del pelinegro están juntas una a la otra.

—Jimin —lo llama Jungkook—. No tienes idea de lo mucho que quiero besarte, lamerte y tocarte. Quiero mirarte y que me mires con esos lindos ojos color miel mientras lo hacemos para que tu mente me tenga muy presente ahora y para siempre. 

Juntan sus labios una vez más y, se separan por unos segundos mientras se deshacen de sus camisas. Jungkook apega su torso desnudo al de Jimin y luego el más alto se encarga de llegar a la cama.

—Eres demasiado hermoso —susurra Jeon mientras mordisquea el labio inferior y regordete de Park, para luego descenderlos a la mandíbula y por último al cuello.

—Lo sé —parlotea Jimin.

El pelinegro se ríe mientras continúa descendiendo sus labios cada vez un poco más, pasa por el pecho, luego el torso y se detiene en la delgada y bonita cintura del castaño.

Jimin se siente magnífico, está siendo tocado, besado y lamido por Jeon, se siente deseado, mimado y muy pronto complacido y eso le encanta muchísimo.

Jeon se deshace del short y la ropa interior de Park al mismo tiempo, separa las piernas del castaño y se lanza como un leopardo a su presa. Se encarga de mordisquear, besar y lamer cada ápice de piel que se cruza a su paso, haciendo gemir, murmurar y arquear el cuerpo de su novio mimado sin ningún control.

La lengua y dedos de Jeon están en todos los lugares, Jimin está tan perdido en este momento que no es siquiera capaz de formular una sola oración con sentido.

Jungkook se detiene por unos segundos, besa los muslos de Jimin y luego se pone en pie. El castaño sigue el cuerpo musculoso de Jeon, lo ve detenidamente romper un preservativo y colocarsélo de manera tan sensual. Qué eso le hace pensar que posiblemente se esté enamorando del boxeador, porque no es posible que todo lo que haga le resulte atractivo y sexi.

—Date prisa —le pide Jimin con voz excitada—. Te deseo dentro. Te quiero dentro.

Jungkook suelta un gemido y segundos después se lanza sobre Jimin. El musculoso y largo cuerpo de Jeon cubre el delgado y pequeño cuerpo de Park, se besan, y eso los hace sentir más que bien.

—Eres mío, Jimin —masculla Jeon, antes de penetrar al castaño.

Ve esos preciosos ojos color miel mientras de manera lenta, pero con convicción de introducirse por completo en su chico para hacerlo sentir bien y sentirse él bien.

El pelinegro coge la mano izquierda del castaño y le alza el brazo sobre la cabeza mientras entrelazan sus dedos, hundiendo sus manos entre las sábanas al mismo tiempo que embiste a un solo ritmo a su chico mientras él se toca.

—Todo mío —enfatiza Jeon, rozando sus labios con los de Jimin—. Solo mío.

Solos en el apartamento, perdidos entre besos, toques, risas y mucha confianza. No saben con exactitud cuánto tiempo pasa cuando ambos, han cambiado ahora de posición y ahora el castaño esté arriba moviéndose de manera tan sensual, complaciendo al boxeador. No, no al boxeador, a su boxeador.

Minutos después ambos quedan rendidos y complacidos. Jimin besa el pecho de Jungkook y luego se acuesta a su lado.

—Quiero dejar algo en claro —habla con voz cansina el más bajo.

Jeon se acuesta de lado y ve con una enorme sonrisa a Park.

—Eres mío. 

—Yo lo dije primero —replica el más alto.

—Esto no es una competencia, Jungkook —objeta con un puchero, Jimin.

El pelinegro ríe mientras que con su mano izquierda coge el rostro del castaño, lo obliga a que lo vea y antes de que se queje lo besa.

—¡Amor! —se queja Jimin, acariciando sus mejillas. —Eso dolió —continúa quejándose.

—Tengo la solución para que deje de doler —comenta Jeon.

El castaño lo ve con seriedad mientras acaricia con la palma de sus manos sus mejillas.

—No me veas así, te dije que tengo la solución.

—No lo creo —reprocha Jimin.

—Pues déjame y te muestro —balbucea Jungkook, mientras se lanza sobre el castaño y reparte muchos besos en el rostro.

—Espera —le pide entre risillas el más bajo. —Ju-Jungkook, para —insiste entre carcajadas. —Ya, basta —lo detiene, cuando ha conseguido sujetar el rostro del pelinegro con sus manos. —Me gustas más de lo que pensé. Supongo que podría llegar a enamorarme de ti —suelta en un ataque de sinceridad, viendo el rostro de Jeon de manera fija.

—¿Supones? —lo interroga Jungkook, alzando sus cejas. Dejándole en claro a Jimin que es un acto reflejo o una especie de costumbre—. No quiero que supongas, quiero que te enamores de mí, como yo me voy a enamorar de ti.

—¿Enserio vas a enamorarte de mí? —lo cuestiona Jimin de manera juguetona.

—Sin dudarlo —acota el pelinegro para luego besar la frente del castaño.

—¿Aún sabiendo que soy mimado y caprichoso? 

—Sí, aún así.

Jimin suelta una carcajada que sorprende a Jungkook.

—En serio estás loco, pero ven acá y bésame.

—Jimin, no voy a besarte, acabas de llamarme loco —se opone Jeon.

—Pero es que lo estás, ¿quién en su sano juicio tendría una relación con un chico mimado y caprichoso que detestaba cuando conoció? —explica el castaño a su ofendido novio.

—Pues yo, y solo porque eres tú. Te soportaría y soportaré porque eres tú, detesto al resto de mimados y caprichosos, pero a ti te quiero cerca de mí. Muy cerca para ser exacto.

Jimin alza su rostro y le roba un beso a Jungkook.

—No, tampoco pienses que voy a soportar todos tus berrinches y voy a complacer todos tus caprichos —le advierte el pelinegro.

—Ya sé, ya sé —parlotea el castaño, desviando su mirada. —Voy a ducharme de nuevo —menciona, cambiando de tema.

—Voy contigo —dice con rapidez, Jungkook.

—No, claro que no.

—Sí, claro que sí.

—Jungkook.

—Jimin.

El castaño bufa al mismo tiempo que pone sus ojos en blanco.

—De pie, vamos —lo motiva. —Acabo de besarte, lamerte y tocarte todo el cuerpo. En pocas palabras acabo de memorizar cada parte de ti y pretendes hacer que no me duche contigo —agrega, deteniéndose unos segundos para reírse y luego proseguir—. Estás equivocado, cariño. Muy equivocado. 

El más alto se levanta de la cama, coge a Jimin a la fuerza luego de hacerle cosquillas y lo carga sobre uno de sus hombros al baño de la habitación.

Cuando ambos están limpios y han detenido otra de su imparable e insaciable ronda de besos, se cambian y van a la cocina. Jungkook prepara batido de banana para él y uno de fresa para Jimin, mientras el castaño se encarga de las palomitas.

Cuando tienen todo listo van a la sala, se acomodan en el sillón más grande para luego empezar a ver la tercera temporada de Bridgerton. Jungkook al inicio se rehusó, pero luego de ver un par de escenas no pudo ocultar su interés y retener algunos comentarios sobre la trama y los personajes con Jimin. El cual ansioso lo escuchaba y coincidía o discrepaba con lo que su novio opinaba.

Y bueno cuando están juntos es más que evidente que pierden la cordura mutuamente, queda más que ejemplificado. Jungkook le hace perder la cordura a Jimin, y Jimin le hace perder la cordura a Jungkook, son tan distintos, pero destinados a estar juntos.

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