
15
Una semana ha pasado, y ni Jimin ni Jungkook han decidido llamarse, mensajearse y menos buscarse.
El pelinegro entra a la casa de los Park, es el cumpleaños de Amber y la rubia lo ha invitado a una cena que su padrino ha preparado para ella. Sabe que se encontrará a Jimin, espera tener la oportunidad de hablar y tratar de saber que es lo que realmente quieren.
—Joven Jeon, todos están en el jardín —le informa Cecilia.
Jungkook sale al jardín y ve a todo el mundo menos a Jimin.
—Jeon, muchacho —lo saluda con fervor, Won—. ¿Todo bien?
—Señor Park. Sí, todo bien —habla mientras saluda a su padrino. —No sabía qué comprarle así que llene un sobre con dinero —le hace saber.
—Ella va amar tu obsequio. Amber ama todo lo que recibe, es una chica muy agradecida.
—Y linda —agrega Jeon.
—Sí, muy linda —concuerda el señor Park, haciendo sonreír al pelinegro.
—Damas y caballeros, con ustedes la cumpleañera —anuncia John.
Amber sale con un vestido blanco Chanel. Vestido que Jimin ha escogido para ella con anticipación.
Todos comienzan a acercarse a ella, la abrazan y le entregan obsequios. Jeon decide ser el último mientras busca entre las personas al castaño.
—Oye, si viniste —le llama la atención la rubia, acercándose a él.
—Felicidades Amber —le entrega el sobre y luego la abraza.
—Gracias Jeon —murmura la chica, la cual ve como el pelinegro no deja de buscar a Jimin—. No te preocupes, él no aparecerá.
La rubia se da media vuelta y el pelinegro la sigue de inmediato.
—¿Por qué no aparecerá? Sigue con su comportamiento mimado e infantil —replica, molesto.
—Calmate, Jeon —le sugiere Amber—. Won, lo castigó.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Bueno, se emborrachó en tu fiesta. Y tiene prohibido beber en fiestas públicas con gente que Won no puede controlar —lo pone al tanto.
—¿Dónde está?
—No tengo idea, Jungkook. Won lo sacó de la fiesta y por la mañana Jimin no apareció por ningún lado. Me ha escrito, pero no me dice donde está en realidad.
—Amber, ven acá —la llama Won.
—Voy.
—Espera, si tú…
—Sí, claro —lo interrumpe la rubia, para luego ir hacia su jefe y el resto de personas.
Jungkook bebe agua con sabor a toronja mientras ve cómo todos se reúnen alrededor de la mesa en la que se encuentra el enorme pastel rosa con rojo de la chica.
La pantalla que está instalada se pone en blanco y luego aparecen unas letras que anuncian “conectando”
—¡Amber! —se escucha el grito emotivo.
Los ojos de Jeon se ensanchan mientras su corazón palpita de manera rápida al reconocer y ver el rostro de Jimin proyectado en la enorme pantalla.
—Tú tenías que estar aquí —reprocha la rubia.
—Voy a recompensarte cuando regrese, lo prometo —asegura el castaño—. ¿Te estás divirtiendo? Le dije a John que solo debía cerciorarse que todo lo que ordené y organice llegará a casa.
—Todo es asombroso, te quiero y te extraño.
—También te quiero, regresaré pronto. Cuida a papá. Feliz cumpleaños, Amber —Jimin agita su mano y luego lanza un beso.
Cuando la imagen de Jimin desaparece de la pantalla, Amber ve como su jefe continúa con la llamada a solas y aislado.
Todos le cantan feliz cumpleaños a Amber, parten el pastel y luego todos comen una deliciosa porción de red velvet.
La rubia va adentro, llega a la cocina y se da cuenta que su jefe está ahí.
—Cecilia me llenó de pastel —menciona Amber mientras camina hacia el lavabo.
Won la mira sin decir nada, saca una caja color negro de uno de los bolsillos de su pantalón y antes de que Amber se gire, se acerca lo suficiente a ella.
El señor Park saca una cadena de oro con una hermosa rosa hecha de diamantes rojos y verdes. Alza sus brazos y extendidos los desciende asustando por unos segundos a la rubia.
—Feliz cumpleaños, Amber —murmura Won, mientras aparta los mechones de cabello que caen en la parte trasera del cuello de la chica—. Espero que te guste.
—Es bellísimo —gesticula la rubia, sintiendo el roce de los dedos de su jefe sobre su cuello.
Amber se gira de manera lenta y queda frente a Won. Ambos se miran con atención, los ojos negros de la chica ven los ojos color de miel del señor Park. Él eleva su brazo derecho y con delicadeza retira los mechones rebeldes de cabello que se pegan a los mofletes y labios de la rubia.
Acaricia la mejilla sonrojada de la chica con la yema de su dedo pulgar y luego desciende su mano hasta el cuello. Lo acaricia de la misma manera y luego desciende su rostro solo un poco para dejarlo a la altura del de Amber.
—Por favor —masculla la rubia, mientras su aliento choca contra los labios de su jefe.
Won acaba con la poca distancia que los separa, sus delgados labios se posan sobre los finos y deseosos belfos de la rubia. Y entonces ambos descubren que el sentimiento y deseo es recíproco. Amber abraza al señor Park, mientras él presiona con su mano izquierda la cintura de la chica mientras que con la derecha sujeta y acaricia el cuello manteniendo de esa manera la profundidad e intensidad de la ronda de besos.
—Mierda, disculpen —se escucha la voz varonil de alguien.
Amber ladea su rostro y ve a Jungkook que se da la vuelta.
—Jeon, espera —lo detiene la rubia.
—Tú y yo debemos tener una conversación —le hace saber en voz baja, Won a Amber.
Ella asiente mientras le dedica una mirada y una sonrisa nerviosa.
El señor Park se gira, camina hacia el frente y cuando pasa cerca de Jeon, solo se limita a darle unas cuántas palmadas a su bícep izquierdo y luego se marcha de la cocina.
—Ahora me siento mal por haber interrumpido —se sincera el pelinegro, mientras se adentra a la cocina.
Amber sonríe nerviosa, ve la rosa de diamantes que cuelga de su collar y luego cubre su boca con sus manos, intentando de esa manera controlar su emoción y ocultar su sonrojo.
—Creo que lo hiciste de manera intencional —lo acusa la rubia.
—Claro, lo hice porque no quiere que su hijo sea mi pareja —bromea Jeon, siguiéndole el juego.
—¿Lo viste?
—Sí, se ve bien —contesta el pelinegro.
—No tengo idea de dónde esté, Jeon. Won no me ha dicho nada sobre él, ni siquiera lo ha mencionado toda esta semana.
—Seguro y lo enfado demasiado —menciona Jungkook.
—No lo sé, él siempre suele ser paciente con Jimin.
—Bueno, todos perdemos la paciencia al menos una vez, Amber —comenta Jeon con desdén—. Te ví entrar a la casa, me despedí de los chicos y venía a despedirme de ti. Me disculpo de nuevo por la interrupción y no te preocupes, no diré nada.
—Le diré a Won y trataré de que me diga algo sobre Jimin. Gracias por el obsequio y por venir, Jeon.
—Feliz cumpleaños, Amber. Que descanses —se despide Jungkook.
Jeon viaja en su nueva motocicleta, no cualquier motocicleta una Ducati Panigale V4 color negra que llama la atención de cualquiera. Al llegar a su edificio va directo al estacionamiento subterráneo, estaciona su motocicleta y luego camina hacia el elevador.
Sube al elevador sin quitarse el casco, es una buena forma de evitar ser fotografiado, grabado e interceptado por inquilinos del hotel pidiéndole un autógrafo o una selfie. Al llegar a su apartamento lo primero que hace es quitarse el casco, lo coloca junto al otro y luego va directo a la habitación. Se quita la ropa y se lanza en ropa interior a la cama.
Al día siguiente su mañana se va tan rápido que ni siquiera le quedó tiempo de desayunar junto a su equipo. Uno de los medios deportivos los entrevistó y grabó mientras realizaban una sesión de sparring.
Y más allá de salir animado, lo que salió fue molesto debido al rumor de romance con una pelirroja. Sí, su amiga pelirroja que decidió besar como despedida pasando por alto que ahora lo graban y fotografían aunque simplemente esté de pie pensando.
—Jeon, cálmate —le pide su coach.
—Detesto los rumores. Susie y yo no somos pareja —réplica furioso.
—¿Entonces por qué hay una fotografía de ustedes dos besándose? —indaga la masajista.
—Ella…
—Por Dios Jeon —lo interrumpe Amy—. ¿En serio le creíste?
—De seguro y el otro imbécil los fotografió —espeta Jake.
—Si esa chica abre la boca ganará mucho dinero —balbucea la masajista mientras sale del cuarto de Brad.
Jake ve a Jungkook, luce frustrado, pero sobre todo molesto. Se acerca a él, posa una de sus manos sobre el hombro del chico y de esa manera obtiene su atención.
—Tranquilo chico, estos rumores son normales en este tipo de vida. Pero creo que debes empezar a saber en quién debes confiar y en quién no, no importa si conoces a las personas desde tu infancia. Ahora eres famoso, la gente se acercará a ti no para recuperar el tiempo perdido, si no para aprovecharse de ti.
—Lo sé, lo sé —masculla Jeon.
Amy regresa, lo ve nerviosa y luego por fin habla.
—El hijo del señor Park, está aquí —anuncia.
Jungkook se asoma a la ventana del cuarto y lo ve de pie sonriendo mientras los periodistas lo interrogan de quién sabe que.
Brad aparece al rescate, lo saca de la rueda de periodistas y le entrega una pila mediana de Dvd's.
—Si los arruinas te cobraré el doble —chista el hombre.
—Oye, acaso quieres estafarme.
—Jimin, Jimin —lo llaman con desespero los reporteros.
—Los devolveré, gracias Brad.
—Jimin, te ves precioso —lo elogia una reportera.
El castaño la ve, le dedica una sonrisa y luego empieza a caminar.
—Jimin. ¿Planeas asistir al combate en UFC de Dimarco? —lo interroga la misma chica.
—Posiblemente lo haga —responde con rapidez el castaño.
—¿Crees que el combate sea de Dimarco?
—No lo creo, estoy seguro —acota, mirando a la cámara que lo graba. —Voy tarde, para más información síganme en Instagram —dice, lanza un beso a la cámara y luego acelera sus pasos mientras John lo saca del gimnasio.
Jake y Amy ven a Jeon, el pelinegro gira su rostro y luego mira a su entrenador y a su masajista.
—¿Quién es Dimarco? —es lo primero que pregunta.
—Que importa quien es Dimarco —objeta Jake.
El pelinegro mira a Amy, la cual mueve su cuerpo emocionada mientras presiona con fuerza sus labios.
Jeon alza sus cejas mientras la mira y balbucea un audible—. Habla.
—Es un luchador de Artes Marciales Mixtas. Es el mejor de Italia, él y Jimin al parecer son amigos.
—Amigos —comenta entre risas, Jake.
—Oye, no sabemos si los rumores son ciertos —lo reta la chica.
—¿Qué rumores? —inquiere Jungkook.
—Bueno, se rumora que Dimarco y Jimin mantuvieron una relación secreta por un año. Luego terminaron y quedaron como amigos con derecho, y es que, las apariciones del hijo del señor Park en cada pelea del Italiano solo confirman y avivan lo que los medios difunden —explica la chica.
Jungkook asiente, presiona sus dientes con fuerza tensando su mandíbula. Suspira y luego sonríe.
—¿Quieren almorzar? Yo invito.
Amy lo mira perpleja, Jake la toma de la mano y hace que lo siga antes de que Jeon decida cambiar de opinión.
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