06
Jimin entra a su casa, se quita las zapatillas y camina descalzo por los pasillos hasta llegar a la sala, en la cual se encuentra el coach, Amber, Brad, John y Jungkook junto al resto de su equipo y su padre.
—Jimin, ven acá —le pide su padre al verlo.
—Es que hay algo que debo hacer —se excusa el castaño.
—Jimin —lo reta su padre.
—No es una excusa, lo digo en serio —reprocha el chico.
El señor Park se pone en pie y camina hasta su hijo.
—Eva, me necesita. Quiero que les ayudes con el lugar de la concentración y dejes todo en orden con Amber.
—¿Por qué yo? —lo cuestiona con una rabieta—. Puedes hacerlo tú antes de ir con Eva.
—Bien, lo haré yo. Tú vas a ayudar a Eva.
De inmediato el castaño tuerce sus ojos ganándose una mirada inquisidora y sorprendida de su padre.
—Ok, está bien. Lo haré —accede de mal humor.
—Compórtate por favor —le súplica su padre.
—¿Cuándo te he dado problemas, papá?
Ahora es el señor Park quien tuerce sus ojos. Jimin lo empuja juguetonamente mientras se ríe.
—Vete.
—No quieres escuchar mi respuesta —bromea su padre.
—No, ahora vete —dice entre risas el castaño.
Won deposita un beso en la sien de su hijo, se despide del resto y luego se marcha.
—Y bien —habla Jimin, adentrándose a la sala. —¿Qué es lo que tienen hasta ahora, Amber? —se dirige a la rubia, mientras toma asiento al lado de John.
—Los anuncios publicitarios están listos, los banners que estarán en la cartelera casi listos. Tenemos día, hora y fecha. Pero falta el lugar para la concentración de Jeon —lo pone al tanto la chica.
—¿Qué es lo que tienen en mente? —se dirige al equipo de Jeon.
—Debe ser algo aislado, silencioso, espacioso. Cómodo con lo necesario para él y para nosotros —contesta el coach.
Jimin se queda en silencio por unos segundos mientras el resto se observa entre sí.
—¿Qué tal la casa de Alaska de papá? —suelta el castaño, haciendo que todos lo vean.
—Debe tener un gimnasio —recalca la masajista.
—Lo tiene —asevera Amber.
—También tiene suficientes habitaciones, un jacuzzi, una piscina y un baño sauna —menciona Jimin. —Lo único que faltaría sería el equipo de boxeo y la despensa —agrega orgulloso.
—Disculpa, ¿estás presumiendo? —lo interroga la masajista en tono indignado.
—No —interviene Amber.
—Sé que deseas escuchar que no, pero la verdad es que sí —responde la pregunta de la chica, ganándose una mirada furiosa de Amber.
—En Alaska hace demasiado frío, no creo que Jeon esté preparado —comenta el coach.
—Solucionado. Tenemos la casa de Florida —propone una segunda opción, Jimin.
—Florida es caluroso —replica la masajista.
Jimin los ve y finge una sonrisa, Amber lo nota, se pone en pie y camina hasta él.
—Cálmate —murmura la rubia. —¿Tienen alguna idea en mente? —cuestiona al equipo.
—Algo fuera de Estados Unidos —acota el coach.
—La cabaña en México, no es tan grande como el resto de casas de papá, pero tiene todo lo que necesitan —expone Jimin mientras se pone en pie.
El grupo discute la proposición mientras Jimin va a la cocina. Jungkook se pone en pie, en silencio se dirige al mismo lugar que el castaño.
—Entonces México —rompe el silencio, llamando la atención del castaño que solo lo ve sobre su hombro y luego regresa su mirada al refrigerador. —¿Por qué eres tan presumido? Si no alardeas de lo que papi tiene no te sientes cómodo o crees que de esa manera vas agradarle a las personas —continúa hablando, Jeon.
Jimin, por su parte, coge un vaso, lo llena de jugo de naranja y luego cierra el refrigerador.
—¿Por qué no hablas? Acaso tu noviecito te cortó la lengua.
—¿Por qué me hablas? —lo interroga, molesto el castaño. —Cuando alguien no me agrada no le hablo. Dijiste que no te agrado, entonces no me hables, mi padre no te puso la regla de que debes hablarme para apadrinarte. Ahora, guarda silencio y no te dirijas a mí —puntualiza, para luego beber un largo sorbo de jugo.
—Ah, entiendo —parlotea Jungkook. —Estás molesto por lo que ví, y porque golpeé al bastardo de tu novio —agrega. —No te preocupes, le prometí a Amber que no le diría a tu padre —confiesa el pelinegro.
Jimin se acerca a Jeon, lo ve fijamente y luego dice.
—Haz lo que quieras, Jungkook.
El más bajo sale de la cocina y luego regresa a la sala.
—¿Ya decidieron? —los cuestiona el castaño.
—Iremos a México —responde el coach.
—Bien, Amber se encargará de que cuando lleguen la casa esté como necesitan —les hace saber, Jimin.
El timbre suena y los ojos de Jimin se ensanchan mientras bebe el jugo de un solo sorbo.
—Cecilia, por favor abre —le ordena a la sirvienta.
—En seguida, joven Park.
—Que me espere el jardín, voy a cambiarme —le indica, ofuscado.
—Sí, joven Park.
—¿Quién viene y por qué estás tan emocionado? —indaga Amber.
—Ya lo verás —musita, emocionado el castaño.
Mientras todos se ponen de acuerdo, Amber ve como un alto y musculoso chico cruza la sala guiado por Cecilia hacia el jardín.
—Dile a papá que no iré a la cena que Eva organizó —le pide Jimin, el cual aparece con ropa deportiva.
—No, espera. ¿Por qué debo decirle yo?
—Porque le llamé y no me atendió, tu eres su asistente, dale el recado, porfis.
—Jimin —se queja la rubia.
—Lo compensare, lo prometo.
—Va a castigarte de nuevo —le recalca Amber.
—¿Quieres verlo de cerca? —la cuestiona mientras ambos observan al atlético chico desde la puerta corrediza de vidrio.
—¿Quién es y qué hace aquí?
—Es un entrenador de defensa personal.
—Maldición, es guapísimo —se sincera Amber, haciendo reír a Jimin.
—Lo sé, fue la segunda razón por la cual lo contraté —confiesa entre risas, Park.
El castaño se aleja y sale al jardín, Amber escucha al resto del equipo hablar mientras ella está concentrada en ver al guapo entrenador de defensa personal de Jimin.
—¿Por qué no le dijiste al coach o alguno del equipo que le enseñará defensa personal? —cuestiona de manera repentina Jeon a Amber.
—Porque no lo contraté yo, lo hizo él —responde, perdida en los movimientos del entrenador—. Igual creo que la única opción en el grupo serías tú y Jimin no lo permitiría.
—¿Por qué no? —duda Jungkook.
—Porque Jimin me dijo que le dijiste que no te agrada.
—Que no me agrade no quiere decir que no pueda enseñarle a cómo defenderse —replica el pelinegro.
—Bueno, ahora no importa. Ya tiene un entrenador personal y es bellísimo.
El coach se acerca a Amber, le entrega una hoja llena con las cosas que necesitarán y luego se marchan.
—Bye, Jeon —se despide la rubia, para luego encaminarse al jardín.
Jungkook ve como Jimin sigue cada paso que el entrenador le dice. Lo hace bien, le falta fuerza, pero es muy bueno aprendiendo. Introduce sus manos a los bolsillos de su pantalón, desciende su mirada y cuando la alza nota como el castaño desvía su mirada al ser descubierto mirándolo
El pelinegro se gira sobre sus talones y abandona la casa luego de despedirse de Cecilia y John.
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