Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. capítulo

Viajaron todo el día. Jared se sentó junto a ella en el asiento trasero. Gail conducía y Quinn hacía de copiloto. Los tres vamps hablaban entre ellos animados. Parecían deseosos de volver a su hogar. Elise estuvo en silencio todo el viaje, cada vez más nerviosa según se acercaban. Cuando, por fin llegaron, Gail paró el coche delante de una verja. El vamp metió una tarjeta y la verja se abrió.

-Esto parece muy grande-dijo Elise asombrada.

-Lo es. Somos varias familias y cada una tiene su propia casa. La mía es la central, la más grande. Todo el mundo tiene su espacio y todo el mundo tiene acceso a las zonas exteriores.

-Es bonito-murmuró la chica mirando las estructuras de ladrillo de las casitas y el abundante arbolado entre ellas.

-Nos da una intimidad que vosotros no tenéis, desde luego.

Gail paró el coche delante de la casa grande y él y Quinn salieron del coche.

-Elise, no estés nerviosa. Todo va a ir bien-tranquilizó el vamp mirando a la chica.

-Soy la hermana del rey de los vampiros-dijo ella con altivez-no me importa lo que vosotros penséis de mí.

Jared sonrió.

-No querida, ahora eres la esposa del heredero al trono de los vamps. Eso es más importante. No lo olvides, princesa Elise.

La besó con brevedad.

-Vamos a conocer a mi familia.

Jared la cogió de la mano y entraron juntos en la casa. Gail y Quinn, mientras, estaban metiendo las maletas de Elise. Ella les sonrió agradecida y los dos se fueron a sus respectivas casas.

-Jared, por fin has llegado.

Una vamp de unos 45 años humanos, salió a recibirles con una sonrisa. Abrazó al chico y luego se volvió hacia Elise.

-Madre, esta es Elise, mi esposa-presentó él.

-Señora…

-No me llames así, querida. Dios mío…nos habían hablado de tu belleza pero no te hicieron justicia.-la vamp se inclinó y la besó en las mejillas-puedes llamarme Martha, Elise. Y puedes contar conmigo para todo lo que necesites.

La chica se sintió desarmada. No quería que los vamps la cayeran bien. Y, desde luego, no quería que la familia de Jared le resultara simpática pero, con esta mujer, parecía inevitable.

-Gracias-murmuró.

-¿Dónde están mi padre y Ada?-preguntó Jared.

-En el salón. Tu padre no se encuentra muy bien últimamente. Sólo mejora cuando Ada está con él.

Jared llevó a Elise de la mano hasta el salón. Allí, en un sillón, estaba sentado un vamp con aspecto enfermo. Era como si toda su edad humana se le hubiera echado encima de golpe. Sentada en sus rodillas, estaba una pequeña de unos tres años, con el pelo rojo como el fuego y la cara llena de pecas. Jared se acercó a ellos y se puso de rodillas delante del hombre.

-Padre-murmuró con afecto-¿cómo te encuentras?

El hombre le miró y sonrió al verle.

-Hijo mío, ¿has traído a tu esposa?

Jared se incorporó y cogió de nuevo de la mano a Elise.

-Esta es Elise, padre. Los vampiros han cumplido su palabra. Y tengo su promesa de que seguirán haciéndolo.

El hombre pareció aliviado.

-Acércate Elise-pidió.

La chica lo hizo. La niña la miró con expresión desconfiada y corrió a los brazos de Jared, que la levantó y la abrazó.

-Rey Luke-saludó Elise inclinándose.

-Espero que seas feliz entre nosotros, querida-aseguró éste-te doy las gracias por aceptar mi petición. Y me gustaría que me enseñaras más sobre vuestras costumbres. Los vamps y los vampiros tenemos que conocernos más si queremos llegar a entendernos.

-Lo haré si así lo deseas, majestad.

-Quiero presentarte a alguien más-la voz de Jared sonaba insegura. Elise se volvió hacia él, que tenía a la niña en brazos. Entre los vampiros los niños eran algo muy raro, y Elise no pudo evitar mirar a la niña con curiosidad.

-Esta es Ada. Es mi hija.

La chica parpadeó sorprendida.

-¿Tu hija?

-Su madre murió cuando ella nació. Vive conmigo. Y así seguirá siendo.

Elise le fulminó con la mirada y luego se acercó a la niña que la miraba con recelo.

-Hola Ada. Yo soy Elise.

-Me gusta tu pelo-dijo la niña sin quitar los bracitos de alrededor del cuello de su padre.

Elise sonrió.

-A mí siempre me habría gustado tener el pelo de tu color. Si quieres, te dejaré peinarme.

-¿De verdad?

-Por supuesto. Me gusta mucho que me cepillen el pelo.

-¿Podemos ahora?-preguntó la niña revolviéndose en brazos de su padre.

Jared la bajó al suelo.

-Creo que tendrás que esperar un poco, fierecilla. Ahora voy a llevar a Elise a ver el resto de la casa.

-Yo también voy-afirmó la niña.

-Creo que no, preciosa-negó Martha-tú vas a cenar y a irte a dormir temprano.

La niña hizo un puchero y su abuela la cogió en brazos para llevársela.

-Ve con tu esposa, Jared-ordenó el rey con aire cansado-luego podrás ponerme al día.

El chico obedeció. Cogió la mano de Elise y la llevó por la planta baja.

-¿Ada es…?

-Mitad humana, sí. Hay muchos niños como ella en la villa. Nos relacionamos con humanos así que…-Jared se encogió de hombros.

-¿Os relacionáis? ¿Quieres decir que os los tiráis y luego los abandonáis?

El chico la miró con gesto enfadado.

-Vosotros os alimentáis de ellos hasta matarlos, Elise.

-Eso no es cierto. Ya no.

-Y lo nuestro tampoco. La mayoría de los niños son hijos de una pareja que se ha enamorado. El humano, la mayoría de las veces, elige que se le convierta. Viven aquí, y son uno más de nosotros. No voy a permitir que nos insultes.

La chica no dijo nada, aunque sabía que él tenía razón. La mitología que había alrededor de los vamps era tan amplia como la de los vampiros. Y, seguramente, igual de falsa.

Habían llegado a la zona de cocina y comedor. Allí, dos mujeres preparaban la comida. Al ver a los jóvenes las dos saludaron con la cabeza.

-Estas son Andrea y Tina. Nos ayudan con la casa desde hace años. Ella es mi esposa, Elise.

-Princesa Elise-saludó una de ellas-espero que encuentres todo a tu gusto.

-Gracias-la voz de la chica sonó sorprendida-estoy segura de que será así. Y, por favor, llamadme solo Elise.

Las dos mujeres miraron a Jared y él asintió con la cabeza.

-De acuerdo, Elise. Avísanos si necesitas algo.

-¿Te han pedido permiso para llamarme por mi nombre?-preguntó la chica cuando salieron.

-Sí, por supuesto.

-Y ¿por qué diablos te piden permiso a ti para tutearme a mí?

-Porque soy el príncipe, soy tu marido, y, lo que es más importante, soy su jefe. No te alteres tanto por todo, Elise. Ven, subamos a nuestra habitación para que te instales antes de cenar.

Elise no tenía ninguna gana de ir a la habitación con él, pero no se atrevió a protestar. La condujo por la gran escalera hasta el primer piso.

-Aquí están todas las habitaciones menos la mía-explicó.

-¿Y dónde está la tuya?

Jared sonrió travieso y la cogió en brazos. Elise, sorprendida, trató de hacer que la bajara, pero él empezó a subir la escalera hacia el segundo piso.

-La mía está aquí-se paró delante de una gran puerta doble-insistí en que tuviéramos un poco de intimidad.

Abrió la puerta con un gesto y entró con ella en brazos. Después, repitió el gesto para cerrar y la dejó en el suelo.

-Otro umbral cruzado.

Elise le miró sin saber si enfadarse o reírse. Decidió ignorarle y paseó la vista por la habitación. Era preciosa. Rodeada por grandes ventanales, con el suelo en madera clara y una gran alfombra negra de tupido pelo. En el centro de la habitación, había una gran cama con dosel y unas finas cortinas blancas.

- ¿Te gusta?-preguntó él.

A Elise la encantaba, pero no iba a reconocerlo.

-¿Has pensado que me iba a oponer a que Ada viva con nosotros?-le preguntó para cambiar de tema.

-No sabía cómo te lo ibas a tomar-Jared se encogió de hombros-ella no es negociable. Es lo más importante que hay en mi vida.

-Es tu hija. Es lógico que sea así. No voy a ser una bruja con ella. No tiene la culpa de que yo tenga que estar aquí.

Jared la miró agradecido.

-Tengo que ir a hablar con mi padre. Puedes descansar hasta la cena, si quieres. Hoy será especial. Todos vendrán a conocerte.

-¿Qué debo ponerme?

-He encargado un vestido para ti. Está en el armario. Mañana iremos a comprar ropa. Vendré a avisarte cuando tengas que prepararte.

El chico se adelantó y la cogió de la cintura para acercarla a él. Elise se tensó de inmediato y apoyó las manos en el pecho de él para mantener la distancia. Jared frunció el ceño.

-Sólo voy a besarte, Elise.

-Preferiría que no lo hicieras.

-Pero a mí me encanta hacerlo, pequeña.

La besó con suavidad, saboreando su boca. Elise disfrutó la sensación hasta que él la apretó más contra su cuerpo y ella sintió su erección. Sin pensarlo, le empujó con fuerza. Jared se alejó un poco, pero no la soltó.

-No te he dado motivos para temerme, Elise-dijo en tono enfadado- y empiezo a cansarme de que me tengas miedo.

-No quiero que me toques-murmuró ella.

-Soy tu marido-la recordó él con una mirada tan fría que la chica se estremeció.

La soltó y caminó hacia la puerta.

-Descansa un rato, Elise. Anoche no dormiste nada y hoy nos acostaremos tarde.

Salió de la habitación. Elise no sabía si sentirse aliviada o temerosa. Era la primera vez que veía enfadado a Jared. A pesar de su humor afable, parece que también tenía carácter. Y una paciencia limitada. Elise se acurrucó en la cama. Necesitaba descansar, pero su mente bullía. Por fin, el cansancio la venció y se quedó dormida.

Jared puso al día de las negociaciones a su padre. El rey se mostró satisfecho con los acuerdos a los que habían llegado. A pesar de su, cada día mayor, debilidad y a que había dejado la mayor parte de los asuntos en manos de su hijo, esto tenía la suficiente importancia como para que él se mantuviera al tanto.

-Estoy orgulloso de ti, Jared. Has sabido defender bien a los vamps.

-El rey Damon está tan interesado como nosotros en la paz, padre-afirmó él-eso hay que reconocérselo.

-Sí. No te habría entregado a su hermana de no ser así. Sin embargo, hay algo que me preocupa.

-¿El qué?

-Has tomado su sangre. Pero no la has marcado aún. ¿Es que tu esposa no te gusta? Es muy bella.

Jared rió.

-¿Gustarme? Tendría que estar muerto para que no me gustara, padre. Digamos que…necesito ir despacio con ella. Elise tuvo…experiencias desagradables. Y no quiero asustarla.

El rey le miró con comprensión.

-Te entiendo, hijo, pero…sabes que es importante. No puede haber ninguna duda al respecto. En un rato será la presentación. Que no lleve tu olor suscitará dudas pero que siga sin llevarlo…puede desencadenar mucha suspicacia acerca de si este matrimonio es real o no.

-Lo sé pero…

-Sé que harás lo mejor. Ahora será mejor que os preparéis para la cena. O tu madre se pondrá histérica.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro