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4. capítulo

Elise saltó de la cama tan pronto amaneció. Había pasado una noche horrible, tratando de esquivar el cuerpo del vamp. Gracias a Dios, él había dormido profundamente y ahora seguía haciéndolo. Entró en el baño y se duchó con rapidez. Luego se soltó el pelo y lo cepilló, para volver a recogerlo en una trenza. Maldijo por lo bajo cuando se dio cuenta de que su ropa estaba en la habitación y que tendría que ir a buscarla.

Se enrolló una toalla, abrió la puerta con cuidado y vio a su marido aún dormido. Se deslizó hacia su armario para coger un vestido y volver al baño. Se dio la vuelta con rapidez y chocó con el cuerpo de Jared, que la sostuvo para que no se cayera.

-Buenos días, Elise-saludó él con expresión divertida.

-Buenos días-respondió ella dando un paso atrás para poner un poco de distancia entre ellos.

-¿No vas a darme un beso de buenos días?-preguntó el vamp. Al ver que Elise dudaba, enarcó las cejas-¿prefieres que te lo de yo?.

La chica se armó de valor y avanzó hasta él. Se puso de puntillas y le rozó los labios con los suyos. Jared la miró burlón. Luego, la cogió por la cintura y la acercó a él. Elise sintió sus labios suaves acariciando los de ella. Él no alargó el beso. Se retiró y la soltó.

-Eso es un beso de buenos días. No vuelvas a salir de mi cama sin darme uno, ¿de acuerdo?

-¿Siempre eres tan mandón?- preguntó  la chica enfadada.

Jared sonrió.

-Vaya, menos mal, empezaba a pensar que te habías quedado muda.

-La verdad es que no tengo nada que decirte.

Elise se dio la vuelta para volver al baño pero Jared, rápido como un rayo, se interpuso está ella y la puerta.

-Puedes vestirte en la habitación, Elise. No necesitas esconderte en el baño.

El chico se había apoyado relajado en la puerta y la miraba expectante.

-Si piensas que voy a vestirme delante de ti, estás loco.

Él se encogió de hombros.

-Si no quieres vestirte para bajar a desayunar, siempre podemos volver a la cama.  Seguro que todos entenderán que nos retrasemos.

Elise le lanzó puñales con los ojos.

-Eres un cerdo.

-Vístete Elise. Simplemente, actúa como si yo no estuviera aquí.

La chica se volvió furiosa y se alejó todo lo que pudo. Luego, se las apañó para vestirse sin quitarse la toalla hasta estar totalmente cubierta. Muy  satisfecha consigo misma, se dirigió a la puerta.

-Voy a bajar a desayunar mientras te preparas, príncipe Jared - dijo con una sonrisa falsa-. Te espero abajo.

Salió antes de que el chico pudiera decir nada. Bajó  directa al comedor, donde se encontró a Alexia. Esta la miró preocupada, intentando averiguar lo que había pasado.

-¿Estás bien? -preguntó la reina.

-Sí-afirmó ella-él no... no ha...

-Va a ser difícil explicar por qué no llevas su olor.

-¿Se lo dijiste?-preguntó Elise en un susurro.

Su cuñada la miró con culpabilidad.

-Lo siento. No podía dejar que te enfrentaras a tu noche de bodas sin que él lo supiera, Elise. Y no ibas a decírselo.

-No quiero que me tenga lástima, Alex. O que use mis debilidades contra mí.

-No creo que él hiciera eso.

-Sólo tengo que aguantar un mes. Luego volveré a mi vida y…

Damon, acompañado por los dos vamps que habían ido con Jared, entró en el comedor y Elise guardó silencio. Su hermano la saludó con un beso en la mejilla.

-¿Todo bien, hermana?-preguntó entrecerrando los ojos.

Ella asintió con la cabeza y se obligó a sonreír.

-Jared bajará enseguida-aseguró.

El chico entró en ese momento hablando con André.

-Buenos días a todos-saludó el vamp con voz alegre.

Sin dudarlo, se acercó a su esposa y la sujetó del cuello para besarla con pasión. Elise, sorprendida, no se resistió.

-Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Elise-afirmó él soltándola.

-Seguramente podrá esperar al desayuno, príncipe Jared-la voz de Damon indicaba que no era una sugerencia, y Jared, cogiendo de la mano a su esposa, se sentó a la mesa obediente.

Elise se negó a mirarle durante el desayuno. El vamp habló animado con los demás, y se hicieron planes para mejorar las relaciones entre los vampiros y los vamps.

-Quizás sería mejor que os quedarais aquí una temporada-propuso André-y ver qué más podríamos hacer.

Elise miró con esperanza a su marido, pero éste negó con la cabeza.

-Tengo que volver lo antes posible. Como he dicho, mi padre está muy enfermo. Nos iremos hoy, en cuanto Elise esté preparada.

La chica se mordió la lengua para no decir que, en realidad, nunca estaría preparada para irse del lado de sus hermanos. Cuando terminaron la sobremesa, resignada, subió a su habitación y empezó a empaquetar lo que consideraba imprescindible para 1 mes. No pensaba pasar ni un día más con él. Él había abierto esa puerta, y, desde luego, la iba a aprovechar.

-No necesitarás todas esas cosas-advirtió él a su espalda.

-¿Qué quieres decir?

-Tu hermano André conoce todas nuestras costumbres. ¿No te las ha enseñado?

-No me hablo con él desde que decidió aceptar la propuesta de tu padre-respondió la chica sin dejar de moverse recogiendo cosas.

-Ya. Y tú no las conoces, por lo que veo.

Elise se encogió de hombros.

-André es el encargado de las relaciones con los demás grupos, tanto humanos como sobrenaturales. Él es el diplomático de la familia y quién conoce todo lo importante de esos grupos.

-Bien. Entonces tendré que enseñarte yo. Y, lo primero, es que no necesitarás esos vestidos. Nosotros nos vestimos como si aún fuéramos humanos, Elise. Somos relativamente jóvenes comparados con vosotros y tenemos nuestra vida humana aún cerca. Muchos trabajan o estudian fuera, de hecho. Así que, pide un par de vaqueros y una camiseta a tu cuñada. Compraremos ropa para ti cuando lleguemos a casa.

-De acuerdo, se lo diré.

-¿Cuánto hace que no sales al mundo exterior, Elise?

La chica lo pensó. La verdad es que hacía mucho, muchísimo, que no salía de los terrenos de la casa.

-No lo recuerdo-respondió, sin dar más explicaciones.

Jared se le acercó y la acarició la mejilla con suavidad.

-Te estás perdiendo muchas cosas, pequeña. Eso va a cambiar de ahora en adelante.

Se volvió a separar de ella.

-Voy a ver si Gail y Quinn están listos. Termina de preparar tus cosas, Elise. Tenemos que irnos.

Jared desapareció y Elise, con un suspiro, siguió recogiendo.

Un rato después estaba en la habitación de Alexia y Damon, probándose un pantalón de ésta.

-La camiseta te sienta bien. A pesar de ser tan menuda, consigues llenarla-alabó Alexia-pero el pantalón…

-Me está grande, lo sé. No importa. Te lo devolveré pronto.

Alex abrazó a la chica.

-Te voy a echar muchísimo de menos.

-Yo también a ti. Pero sólo será un mes, luego volveré a casa.

Alex la miró dudosa.

-Tu esposo parece muy decidido a que decidas quedarte.

-Nada de lo que haga o diga puede convencerme de eso, Alexia. Quiero volver con mi familia.

La reina la sonrió con cariño y volvió a abrazarla. Luego, la acompañó a la habitación para ayudarla a terminar. Jared estaba ya allí.

-Alexia-saludó él-gracias por vuestra hospitalidad.

-Ahora eres de la familia, Jared. Nuestra casa está abierta para ti y los tuyos.

-Te lo agradezco. Y ahora, Elise, tenemos que irnos.

-Estoy lista-aseguró la chica mirándole desafiante.

-Bien, bajaremos tus cosas. Espérame aquí. Nos queda algo importante que hablar-ordenó el chico.

-Iré a buscar a Damon-se disculpó Alexia antes de irse.

Cuando Elise se quedó sola, se volvió para mirar su habitación. Había pasado tanto tiempo allí, en la seguridad de su intimidad, que le resultaba insoportable la idea de dejarla. Los ojos se le llenaron de lágrimas pero con un parpadeo, las alejó. No iba a llorar delante del vamp.

-Siéntate. Tenemos que hablar-pidió el chico apareciendo en la habitación.

Elise obedeció y Jared se sentó a su lado en el sofá.

-Tengo que alimentarme antes de irnos, Elise-explicó.

La chica le miró asustada.

-No podemos ir a mi casa sin tener tu sangre dentro de mí. No estaríamos realmente unidos. La sangre es lo que nos une en mi raza. No serás mi esposa hasta que eso ocurra.

-¿No podemos esperar un poco?

Él negó con la cabeza.

-No puedo y no quiero esperar, Elise. Ya estoy haciendo un verdadero esfuerzo para no tomar tu cuerpo. Me niego a no tomar tu sangre tampoco. Y, además, si no eres mi esposa, te conviertes en alguien reclamable. Cualquier otro vamp podría quererte para él. La paz está recién firmada, muchos te atacarían sin dudarlo.

Elise no dijo nada pero trató de ponerse en pie. Jared, muy serio, se lo impidió.

-No voy a hacerte daño. Lo único que tienes que hacer es relajarte y quedarte quieta, ¿de acuerdo?

Jared la hizo recostarse en el sofá. Luego, la acarició la mejilla y apartó su trenza del cuello. Poco a poco, bajó su boca hasta ella. Elise esperaba sentir sus dientes, pero los labios del vamp se deslizaron con suavidad por la piel de su garganta. Se estremeció y el chico paró un momento para mirarla.

-No me tengas miedo, Elise. Jamás te haría daño-murmuró.

Bajó la cabeza de nuevo y, esta vez, fue su lengua lo que recorrió el cuello de la chica. Luego, un reguero de besos y, por fin, dos agudos pinchazos que la hicieron lanzar una exclamación, más de sorpresa que de dolor. Después, un placer totalmente inesperado. Una sensación de bienestar que se extendió por su cuerpo, dejándola totalmente relajada en los brazos de Jared. Una sensación de tensión extraña, se instaló entre sus piernas. Algo que la invitaba a tocarse…o a pedir que la tocaran. Cuando su marido se apartó, ella tuvo que morderse los labios para no protestar decepcionada. Jared se relamió y la miró con los ojos encendidos por el deseo. Bajó hasta apoderarse de su boca y la besó hasta dejar sus labios hinchados y doloridos.

-Vamos-dijo con voz ronca-o tardaremos mucho en salir de aquí.

La cogió de la mano y la levantó.

-Suéltate el pelo-ordenó.

-No llevo nunca el pelo suelto-protestó ella.

-A mí me gusta suelto. Y tapará la herida. Preferiría que tus hermanos no me mataran al ver la herida. Los vampiros no lleváis bien que otros os muerdan.

El chico la hizo volverse y la quitó la goma del pelo.

-Se me enredará-volvió a protestar cuando Jared le echó el pelo hacia delante.

-Yo te lo desenredaré-prometió él-y, ahora vamos.

La llevó abajo de la mano. Todos esperaban para despedirse. Elise abrazó a cada uno de los vampiros de la casa y luego se volvió hacia el rey.

-Damon…

Él la abrazó con tanta fuerza que podría haberla partido en dos.

-Cuídate, Elise. Y vuelve si no eres feliz. Yo mismo le partiré el cuello a tu marido.

Ella sonrió y se volvió a Alexia, que sujetaba a Louis en brazos.

-No sé qué voy a hacer sin ti, Elise-afirmó ésta llorando.

Elise la abrazó y besó a su sobrino.

-Háblale de mí, ¿de acuerdo?-pidió.

Después, se volvió a André. Este la miraba imperturbable. Elise se acercó a él y le acarició el rostro.

-Algún día descubrirás que las personas son lo más importante en nuestras vidas, André-le besó con brevedad en la mejilla y se volvió hacia Jared. Este volvió a cogerla de la mano.

-Gracias por todo, majestad-dijo el vamp-pondré a mi padre al día de todo lo hablado. Y, puedes estar seguro de que cuidaré de tu hermana.

-Eso espero-contestó éste con sequedad-por tu propia salud.

Jared inclinó la cabeza ligeramente y salió con Elise, seguido por Quinn y Gail.

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