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3. capítulo

Elise se miró en el espejo. Su melena negra,  larguísima, destacaba en el blanco del vestido de novia. Alexia había insistido en dejarlo suelto y lo había cepillado hasta traerlo brillar.

-Estás bellísima. Tendrías que dejarte el pelo suelto siempre.

-Es demasiado largo. Debería cortármelo un poco.

-No-negó Alex admirando el cabello que casi llegaba a las rodillas de la chica-a Jared le encantará. Ven, te pondré el velo.

Había maquillado mínimamente a la novia. Un poco de rímel para oscurecer sus pestañas, y un color suave en los labios. Su belleza no necesitaba más. Le puso la diadema y el velo y se separó para mirarla.

-Estás preparada-afirmó.

Elise parpadeó para evitar las lágrimas.

-No, en realidad, no lo estoy.

Alexia la abrazó.

-Todo saldrá bien, Elise, estoy segura.

Alex la acompañó abajo. Damon la esperaba al pie de la escalera para acompañarla hasta el salón.

-¿Estás segura de que quieres hacer esto, Elise?-la preguntó mientras avanzaban del brazo- me da igual lo que diga André, suspenderé la boda de inmediato si tú…

-André sabe lo que hace, Damon. Todos sabemos que esto es lo que hay que hacer. Sólo necesito estar segura de que puedo volver si las cosas no van bien.

Damon se paró sin importarle que les estuvieran mirando.

-Siempre-afirmó mirándola.

-Entonces, llévame hasta él. No creo que pueda ir sola.

Damon la acompañó hasta Jared, que esperaba junto a Sebastián, el viejo vampiro que se ocupaba de las celebraciones.  Después, se retiró a su trono, no sin antes lanzar una mirada de advertencia al vamp. La ceremonia pasó en una nube para Elise. Cuando llegó el momento del intercambio de sangres, sin embargo, no dudó. Entregó su mano al príncipe para que hiciese el corte y éste lo hizo con delicadeza. Juntaron sus sangres en la copa y ambos bebieron, aceptando así su unión. Después se volvieron, para aceptar las felicitaciones de todos.

Jared la había cogido de la mano y no la soltó hasta llegar a la mesa del comedor grande. Allí se sentaron, con Damon y Alexia en un lado y André y los dos vamps que acompañaban a Jared, al otro. Los vamps, al igual que los vampiros, no necesitaban la comida humana para vivir, pero sí disfrutaban de ella, de modo que mantenían la costumbre de hacerlo.

-¿Estás bien?-preguntó Jared a Elise cuando se sentaron.

-Sí-respondió ella-perfectamente.

-Estás muy bella-declaró él mirándola con intensidad-me gusta tu pelo suelto.

Elise bajó la vista y Jared la miró divertido.

-Deberías estar acostumbrada a que te halaguen, princesa.

-No lo estoy.

-¿De qué clase de tíos has estado rodeada?-preguntó él extrañado.

-Eso no es asunto tuyo.

Alexia les escuchaba con atención. Cuando Damon la miró levantando las cejas interrogante, ella se encogió de hombros y dejó de hacerlo, pero se prometió a sí misma, que tendría una charla con su nuevo cuñado antes de que los recién casados se retiraran.

Elise y Jared abrieron el baile después de la cena. El chico la llevó con firmeza y ella lo agradeció, porque sus piernas habían empezado a temblar hacía un rato. Jared no dejaba de mirarla pero ella mantenía los ojos al frente, sin querer devolverle la mirada.

Alex y Damon les interrumpieron.

-Creo que me voy a llevar a mi hermana, vamp.

-Curiosa forma de pedirme permiso para bailar con mi esposa, majestad-respondió Jared con ironía.

-Si crees que necesito tu permiso, estás loco.

Damon se alejó bailando con Elise y Alexia sonrió a Jared.

-¿Bailarás conmigo?-pidió tendiéndole las manos.

El vamp se inclinó ligeramente y la cogió por la cintura.

-Espero que la boda haya sido satisfactoria-dijo la chica.

-La boda sólo es un trámite, reina Alexia. Para los vamps la parte importante es la unión de las sangres. Elise será mi esposa cuando yo me alimente de ella.

-¿Y la unión de los cuerpos?

El chico la miró inquisitivo.

-¿A dónde quieres llegar, majestad?

-Llámame Alexia. Ahora somos familia.

-De acuerdo…Alexia. ¿Qué es, en realidad, lo que quieres decirme?

-Supongo que Elise no te ha hablado de cómo ha sido su vida.

-Elise y yo no hemos hablado mucho.

-Ella era una niña cuando la casaron con un malnacido que se dedicó a maltratarla. Damon la convirtió cuando estaba a punto de morir por culpa de las violaciones de él y varios de sus hombres.

-Si temes que yo…

Alex negó con la cabeza.

-No, Jared. No creo que seas el tipo de hombre que maltrata a una mujer. El problema es que, todo eso pasó hace más de 900 años. Y Elise no ha vuelto a tener ni una sola relación. Ha rechazado a todo el que se le ha acercado mínimamente.

-Comprendo-dijo él.

-Eso espero. Es mi cuñada, pero además mi mejor amiga. Fue mi único apoyo cuando yo llegué aquí y las cosas fueron más fáciles para mí gracias a ella.

-Así que no vas a tolerar que la haga daño-dedujo él irónico.

Alex le miró con una sonrisa falsa.

-Te cortaré los huevos si se lo haces. Y luego, dejaré que Damon te arranque el corazón.

Jared la miró confuso y luego, soltó una carcajada.

-Me habían hablado de ti, Alexia, pero, debo reconocer, que se quedaron cortos. No sufras por ella. Te prometo que la cuidaré.

Los dos estaban mirando a la novia que bailaba bellísima, ahora con André.

-Me caes bien, príncipe Jared-afirmó la reina.

-Tú a mí también. Aunque no puedo decir lo mismo de tu esposo-puntualizó él mirando al rey que se acercaba con cara de pocos amigos.

Alex sonrió.

-Créeme que sois bastante parecidos-le guiñó un ojo antes de darse la vuelta para recibir a Damon. Este la cogió de la cintura y se alejó con ella, no sin antes lanzar una mirada de advertencia al vamp.

Elise bailaba con André mirando de reojo a Jared.

-¿Me perdonarás algún día, hermana?-pregunto éste.

-Tengo que dejar todo lo que conozco e irme a otra ciudad con un vamp extraño, con el que además me he tenido que casar-Elise le miró muy seria.

-Lo siento. Yo…

-Te perdonaré, hermano. Cuando vuelva a casa después de un mes. Mientras tanto, te odiaré por anteponer los asuntos del reino a tu propia hermana. Damon ni siquiera lo habría considerado si tú no le hubieras convencido.

Elise se soltó y salió de la pista. André fue a seguirla pero Jared le detuvo.

-Déjala. Se le pasará.

-Trátala bien, vamp, o…

-Lo sé, lo sé, me arrancarás el corazón o me romperás el cuello o… ¿No os cansáis nunca en esta familia de amenazar? Voy a buscar a mi esposa. Creo que es hora de retirarnos.

Elise hablaba con Marc y Miriam cuando Jared se le acercó.

- Es hora de retirarnos, Elise-dijo cogiéndola de la mano.

La chica palideció, pero mantuvo la sangre fría y se despidió de sus amigos. Después, caminó hacia la salida, con la mano firmemente sujeta en la de su marido.

-Elise…-Alexia se paró delante de ellos-necesitarás que te ayude a cambiarte.

-Sí-aceptó ésta-me vendrá bien.

-No será necesario, Alexia-afirmó Jared-Elise estará bien.

-Pero…

-Buenas noches. Nos veremos por la mañana, majestad-Jared se inclinó ligeramente y tiró con suavidad de la mano de su esposa.

Los dos subieron la escalera, mientras Alexia les contemplaba con preocupación.

Elise se paró delante de la puerta de su habitación. Ningún hombre había entrado nunca en ella, y se sentía muy extraña dejando pasar a Jared. Era como dejarle entrar en su intimidad. El chico abrió la puerta con un gesto y la cogió en brazos.

-¿Qué estás haciendo?-preguntó ella sorprendida.

-Es una tradición humana. El novio entra con la novia en brazos por el umbral de su casa. Es una forma de llamar a la buena suerte.

El chico la puso en el suelo y cerró la puerta con otro gesto. Elise oyó la cerradura y se estremeció ligeramente. Jared miró a su alrededor.

-Bonita habitación-dijo-femenina, pero…no demasiado. ¿Tienes algo de beber?

-No. Nunca bebo.

-Vuelvo ahora.

Jared desapareció y Elise se dirigió al espejo para quitarse el velo y la tiara. Cuando terminó, el vamp había vuelto y estaba llenando dos copas con champán. El chico le tendió una y cuando Elise la cogió, chocó la copa con la suya con suavidad sin dejar de mirarla.

-¿Otra tradición humana?-preguntó ella.

-Sí. Brindar por la felicidad de los novios. Mañana en mi casa, todos nos acompañarán en un brindis. Pero hay que beber para que se cumpla.

La chica dio un sorbo al champán a la vez que Jared. Después, le miró sin saber qué hacer. El chico suspiró y la quitó la copa de la mano, dejándola junto con la suya en una mesa.

-Date la vuelta, Elise-pidió.

La chica le miró dudosa.

-Obedece-Jared la miró serio.

Elise se dio la vuelta despacio y el chico apartó la larga melena hacia un hombro, dejándole la espalda al descubierto. Luego, despacio, empezó a desabrocharle los botones del vestido. Elise se envaró al sentirlo y dio un paso hacia delante.

-Quieta Elise-la voz del vamp era ronca mientras la sujetaba con firmeza de los hombros. Luego, siguió con los botones hasta terminar. Después la giró hacia él.

-Ya está. Ahora voy a darte unos minutos para que te prepares. Puedes esperarme en la cama.

El chico desapareció y Elise, temblando, se sentó en la cama. Tardó en reunir valor para quitarse el vestido de novia y ponerse el bonito camisón que Alexia le había regalado. Se aseó en el baño y se metió en la cama, sin querer pensar en lo que iba a pasar.

Cuando Jared llegó, apagó todas las luces, excepto la de la mesilla y se desnudó, mirando la figura tensa de su mujer que se había vuelto de espaldas. Se acostó junto a ella y se apoyó en un brazo para mirarla.

-Mírame, Elise-ordenó.

La chica se giró obediente.

-Voy a besarte- advirtió él.

Elise dibujó un no con sus labios pero Jared, veloz, le puso un dedo en los labios para impedirla hablar.

-No me gustan los no, esposa. Voy a besarte. Luego te abrazaré y dormiremos. No vamos a hacer nada más... esta noche. Esperaré a tenerte en mi casa, en mi propia cama. Ahora, ya puedes dejar de estar tan asustada. Te prometo que solo te besaré.

El chico se inclinó sobre ella y rozó los labios de la chica con los suyos.

-Abre los ojos, Elise-ordenó- quiero que me veas.

La vampira obedeció y Jared volvió a bajar la boca hasta ella. Esta vez, no se conformó con un roce. Mordisqueó sus labios y los lamió con suavidad. Luego, trató de empujar la lengua entre ellos pero Elise tenía la boca firmemente cerrada.

Jared se separó de ella un poco.

-Abre la boca, Elise-ordenó.

La chica se obligó a obedecer. Él ni siquiera la estaba tocando, y, por el momento, no la había hecho daño. Tan pronto como dejó que sus labios se entreabrieran, Jared se apoderó de su boca. Enseguida, notó la invasión de su lengua explorando cada rincón. La sorprendió el sabor agradable de él. Era dulce, con una mezcla de menta. Nada parecido a lo que ella recordaba de su marido.

Cuando él aumentó la presión sobre sus labios, sin embargo, no pudo evitar tensarse. Apretó las sábanas en los puños para resistir el impulso de empujar al vamp  y cerró los ojos, agobiada.

Jared se separó de  nuevo de ella. Despacio, cogió una de sus manos y la estiró los dedos hasta hacerla soltar la sábana. Luego, hizo lo mismo con la otra y la acarició el brazo con suavidad.

-Mírame, Elise. No cierres los ojos.

La chica obedeció y Jared depositó un beso suave en sus labios.

-Descansa, esposa. Tenemos mucho de qué hablar pero ha sido un día muy largo. Relájate y duerme. Te prometo que no voy a reclamarte hoy.

El vamp apagó la luz y se acostó. Elise permaneció quieta un buen rato, hasta que se convenció de que él se había dormido. Luego, con un suspiro, se relajó y se volvió, aliviada. Sin embargo, el miedo a que él solamente estuviera esperando a que se confiara, la mantuvo despierta toda la noche.

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