Y, por fin, el último capítulo de Elise. después un pequeño epílogo y un avance de la novela de André. De nuevo, muchas gracias a todas por vuestra fidelidad. Espero que hayáis disfrutado con la historia de Elise. Y que la de André y Breena no os decepcione. Un gran besazo.
Elise y Ada durmieron juntas esa noche. Cuando se despertaron, Elise decidió bajar a desayunar con la niña. A mitad de las escaleras, ya no estaba segura de que fuera buena idea. Por suerte, Damon la oyó y subió a buscarla.
-Deberías estar descansando-la riñó mientras la bajaba en brazos al salón.
-Estoy mejor-aseguró ella-y necesito empezar a moverme un poco.
Damon la acomodó en el sofá y él se sentó en el sillón a su lado.
-Ada, ¿quieres ir a ayudar a Alexia con el baño de Louis?-preguntó con dulzura.
-¿Puedo ir, mamá?
Elise asintió y la niña salió disparada.
-¿Mamá?-inquirió el rey con gesto de curiosidad.
-No me mires así, hermano. Acaba de perder a su madre. Y la verdad, no sé si podría querer más a mi propio hijo.
Damon sonrió.
-¿Y a tu marido, Elise? ¿Podrías querer a tu marido?
Ella se mordió el labio inferior.
-Eso da igual, Damon. Ya he tomado la decisión de quedarme. Ahora soy la reina de los vamps. Y Ada me necesita. Mi sitio está aquí.
-No dejaré que te quedes si no eres feliz, Elise.
Ella le miró con dulzura y extendió una mano. Damon se sentó a su lado cogiéndosela.
-No puedes impedir que me quede, Damon. Quiero hacerlo.
-Te mereces ser amada, hermana.
-Lo he sido durante 900 años. Y seguiréis estando ahí. Pero Alexia tenía razón, Damon. Tengo que construir mi propia vida.
Damon la abrazó con cuidado.
-Si tu marido no se da cuenta de la suerte que tiene, es que es más idiota de lo que parece.-dijo.
-Bueno, recuerdo a alguien a quien le costó mucho tiempo darse cuenta de su propia suerte con su esposa-respondió la chica.
Damon hizo una mueca.
-Y tenías que decirlo-murmuró malhumorado.
Elise pasó el día descansando en el sofá. Por la noche, se encontraba más fuerte, aunque estaba muy cansada. Jared había llegado a tiempo de cenar y Elise, haciendo un esfuerzo, se sentó a la mesa con todos.
-Nos iremos mañana-anunció Damon-André necesita que vuelva ya.
-¿Sucede algo?-preguntó Jared curioso.
-No. Simplemente mi hermano quiere dedicar su tiempo a otras cosas.
Elise le miró escéptica.
-¿André haciendo algo distinto a lo que debe hacer?-preguntó irónica.
La sonrisa de Alexia fue enigmática.
-Digamos que André tiene ahora intereses que no tenía. Y que no tienen nada que ver con el deber.
-Estás disfrutando con esto, Alexia.
-Sí, esposo. La verdad es que sí.
Elise tomó un poco de la sangre de Damon antes de despedirse de ellos. Saldrían temprano y no quisieron que se levantara para despedirse. Después, Jared la subió a la habitación de Ada. La vampira la besó con cuidado de no despertarla.
-¿Lo superará?-preguntó a Jared en un susurro.
-Sí-afirmó él con seguridad-es una niña fuerte. Y nos tiene a todos nosotros.
Salieron en silencio y Jared volvió a cogerla en brazos para subirla a su habitación.
-Puedo andar-murmuró Elise recostada contra él.
-Estás agotada. Tendrías que haber descansado más.
-Es el último día que Damon y Alex están aquí.
-Gracias a Dios-se le escapó a Jared tumbando a Elise en la cama con cuidado.
Ella le miró seria.
-Tendréis que llevaros bien, Jared. Sois familia.
Él la miró levantando una ceja escéptico.
-Quizás cuando deje de querer matarme.
Se había sentado a su lado y la acariciaba una mejilla con suavidad.
Elise le cogió la mano con firmeza.
-Es en serio, Jared, tenéis que llevaros bien.
El vamp suspiró.
-La verdad es que tiene razón. No he sabido protegerte. Casi acabas muerta por mi culpa.
-No podías saberlo. Y, además, tomaste todas las precauciones posibles. Fui yo la que las ignoró.
-Una vez más.
-Pensé que ibas a enfadarte más por eso.
-Has puesto en peligro tu vida por mi hija, Elise. ¿Cómo voy a enfadarme contigo por eso?
El chico se quitó los zapatos y se acostó a su lado, atrayéndola hacia él.
-Aunque si vuelves a desobedecerme, te prometo que no podrás sentarte en un par de días.
Elise se revolvió en los brazos de su esposo hasta poder mirarle de frente.
-Tengo que decirte algo-murmuró.
-Deberías descansar. Mañana…
-No. Perderé el valor si espero. Además, no quiero descansar. Quiero que me hagas el amor.
-Bueno, a eso sí estoy dispuesto-aseguró él atrayéndola a su boca.
Elise forcejeó para soltarse.
-Jared, necesito que me escuches.
El chico se sentó suspirando.
-Está bien, habla.
-Voy a quedarme-dijo con voz firme-voy a quedarme no porque me obligues, o porque sea mi deber. Ni siquiera por Ada, aunque la quiero muchísimo. Voy a quedarme porque quiero hacerlo. Seré tu reina y seré tu mujer.
Jared fue a decir algo, pero Elise le paró con un gesto.
-No, no digas nada. Lo único que te pido es que seas sincero conmigo. Si en algún momento aparece alguien o…o dejas de desearme…sólo dímelo. No…no podría soportar que me engañaras. Pero si me lo dices, me iré sin reproches.
-Elise...
-No…
-Elise, basta. Déjame hablar.
La chica asintió. De todas formas, no habría podido hablar aunque hubiera querido. Las lágrimas amenazaban con desbordarse y el nudo que tenía en la garganta la oprimía cada vez más.
-¿Por qué diablos piensas que voy a desear a otra mujer teniéndote a ti?
-Yo…
-¿Por qué piensas que alguna vez dejaría de desearte?
-No tienes que…
-Quizás no te he dejado algo bastante claro, Elise. Espero que desde esta noche no vuelvas a dudarlo. Te amo. Te quiero desde que te ví por primera vez en la casa de tu hermano. Esperándome furiosa, vestida de negro para desafiarme y tan bella que no he podido volver a cerrar los ojos sin verte. No esperes que te diga nunca que he dejado de desearte, pequeña. Para eso tendría que dejar de quererte. Y es imposible.
Elise le miró con los ojos abiertos como platos. Luego, se tiró encima de él para abrazarlo. Jared cayó hacia atrás en la cama, divertido.
-Si hubiera sabido que ibas a responder así, te lo habría dicho antes.
La dio la vuelta para ponerse encima de ella y la besó con pasión. Elise le abrazó, pero cuando Jared le desabrochó el pantalón le detuvo.
-Espera, Jared. Yo también tengo que decirte algo.
-¿No puedes esperar?
La mano del vamp en uno de sus pechos estuvo a punto de hacerla cambiar de opinión, pero se mantuvo firme.
-Nunca he estado enamorada. Tengo 900 años, y nunca he querido a nadie más que a mis hermanos. Me he escondido para que nadie me hiciera daño. Y ahora, te quiero a ti. Y tengo miedo. Tengo mucho miedo de que me hagas daño.
Jared la abrazó.
-Entiendo que te sea difícil confiar en mí, Elise. Tus padres te traicionaron. El hombre que debía cuidar de ti, te maltrató. Tienes motivos para no volver a confiar en nadie. Pero... tendrás que hacerlo. Porque voy a dedicar el resto de mi vida a demostrarte que te amo. Todos y cada uno de mis días, Elise. Y todas y cada una de mis noches.
Volvió a besarla y, esta vez, ella no le detuvo cuando la desnudó. Pronto, Jared estaba hundido en lo más profundo de ella. Cuando Elise convulsionó, no reprimió las palabras que vinieron a sus labios. Clavó las uñas en la espalda del chico y le miró con los ojos nublados por la pasión.
-Te amo, Jared- murmuró.
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