24. capítulo
Capítulo dedicado a XHORANUZUMAKIX
Elise llegó al edificio en el que Margott la había citado. Era una vieja fábrica abandonada en las afueras de la ciudad. Pensó un momento antes de entrar y decidió hacerlo por la puerta lateral, en lugar de la principal.
Avanzó despacio por el largo pasillo. No había nadie en las naves laterales y siguió caminando hasta la central. Allí, en una esquina, Margott la esperaba. Tenía a Ada sujeta por el cuello. Y una pequeña estaca en la otra mano.
-Siempre subestimas a los demás, vampira estúpida. He sabido que estabas aquí desde que has llegado. Aunque tú seas silenciosa, tu coche no lo es.
-Suelta a Ada, Margott. Esto es entre nosotras.
-No, querida. Ella es mi garantía.
-Sabes que podría partirte el cuello sin que te enteraras.
-¿Te arriesgarás a que haga daño a la niña? Lo dudo.
-Elise-lloró la niña-tengo miedo.
-No te preocupes, cariño. Todo irá bien. Tu mamá te dejará ir. Y ella y yo nos quedaremos aquí hablando.
Margott rio. Luego, dio una patada a algo que había en el suelo y lo lanzó hacia ella. Elise palideció cuando vio lo que era.
-Verbena-murmuró-no vas a jugar limpio.
-¿Crees que soy idiota? Eres una antigua. No tengo nada que hacer contra ti. Pero si puedo debilitarte lo suficiente con verbena, será fácil matarte.
-Eres una cobarde.
-Y tú estás a punto de ser un recuerdo. Nunca debiste meterte entre Jared y yo.
-Esto no va a gustarle, lo sabes, ¿verdad?
-Ya no me importa. Te mataré. Y me llevaré a su hija. Ahora sólo quiero que sufra. Y basta ya de cháchara. Coge la jeringa y ponte la verbena, majestad. No voy a esperar más.
Elise se agachó y cogió la jeringa. Por un momento, deseó ser Alexia. Ella había sido cazadora durante años. Estaba segura de que podría hacer algo más que obedecer. Cerró los ojos y se clavó la aguja en el brazo. En cuanto el contenido pasó a sus venas, un dolor agónico la recorrió. Cayó al suelo jadeando. Una tremenda debilidad la invadió y fue incapaz de levantarse. Levantó la cabeza con esfuerzo para mirar a la vamp. Ada forcejeaba con ella. Consiguió soltarse tras darla una patada y corrió hacia ella.
-Elise, Elise, levántate, vamos. Quiere hacerte daño. Vamos.
La niña tiraba de ella, pero Elise no tenía fuerzas para incorporarse. Vio a Margott acercándose con la estaca. Apartó a la niña de un empujón y dio una patada en el costado a Elise. El dolor que la recorrió la indicó que le había roto alguna costilla.
Volvió a tratar de levantarse. Margott le dio otra patada que la hizo gemir de dolor. Luego, la cogió del pelo y la tumbó boca arriba. Cuando levantó la estaca, Elise se dio cuenta de que iba a morir. Trató de parar el golpe, pero tras forcejear con la vamp, sólo consiguió desviarlo. Gritó cuando la estaca se hundió profundamente en su hombro. La vamp la sacó con una sonrisa sádica y la empuñó con las dos manos para volver a bajarla. Cuando estaba a punto de hacerlo, algo la desequilibró. Ada la había empujado con todas sus fuerzas y Elise aprovechó para subir las piernas y hacerla caer. Sin pensarlo, se lanzó encima de ella. Pero la verbena la había enlentecido. Margott se movió para esquivarla antes de que Elise pudiera llegar a ella y la vampira cayó boca abajo. Margott volvió a darle una patada. Elise se dobló sobre sí misma y miró a Ada.
-Vete-la pidió -corre, Ada, vete.
La niña salió corriendo y Elise se sumergió en un mar de dolor cuando Margott volvió a hundir la estaca en su cuerpo.
-La cogeré. Voy a matarte e iré a por ella-advirtió la vamp.
Cuando levantó la estaca de nuevo, Elise cerró los ojos. La estaca nunca llegó. Abrió los ojos y encontró el cuerpo sin vida de Margott en manos de Gail. La había roto el cuello.
-¡Elise!
Jared llegó a donde ella. La chica se echó a llorar llena de alivio.
-¿Estás bien? Elise, contesta, cariño.
-Me duele-gimió ella.
-Lo sé, pequeña, lo sé. Te pondrás bien.
-Ada, Ada se fue. Tienes que buscarla.
-Ada está bien, la han llevado con mi madre. Voy a levantarte y te llevaré a casa, ¿de acuerdo?
Elise gritó cuando Jared la levantó. Por suerte, un momento después perdió el conocimiento.
-Yo conduciré -ofreció Gail.
-La has salvado, Gail. Nunca podré agradecértelo bastante.
-Me conformo con que no vuelvas a ponerte celoso.
Jared hizo una mueca mientras salía hacia el coche, con la chica en brazos.
-No lo haré... si no te quedas a solas con ella.
Gail puso los ojos en blanco y siguió al rey.
Llegaron a la casa con rapidez. Jared miró preocupado a Elise cuando la dejó en su cama.
-Ha perdido más sangre de la que creía. No podrá curarse sola. Va a desangrarse.
-Llama a sus hermanos-sugirió su madre-yo me quedaré con ella.
Durante la semana publicaré otro. El sábado que viene el final. besos para todas.
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