2. capítulo
Jared llegó escoltado por otros dos vamps. Lo primero que pensó Elise, es que despedía un aire de seguridad que parecía inadecuado en un salón rodeado de enemigos. Era muy guapo, con una melena color miel que llegaba casi a sus hombros. Sus ojos eran del color dorado habitual en los vamps. André la había explicado que se debía a que se alimentaban de sangre de vampiro, en lugar de humanos o animales.
Se paró delante de ellos y saludó inclinando la cabeza brevemente.
-Majestad.
-Príncipe Jared. Bienvenido-saludó Damon-quiero presentarte a Alexia, mi esposa. Ya conoces a mi hermano André, por supuesto.
Él volvió a inclinar la cabeza.
-Majestad, me alegra conoceros por fin.
Alexia inclinó la cabeza en señal de reconocimiento, pero no dijo nada.
-Y esta es Elise, mi hermana-continuó Damon.
El chico miró a Elise, que se mantenía inexpresiva.
-Y ¿vuestra respuesta, majestad?-preguntó sin apartar sus ojos de ella.
-Mi hermana acepta vuestra proposición, príncipe Jared.
-Y ¿venís a aceptarme como esposo vestida de negro, Elise? ¿Sabiais que es el color del luto para los vamps?
La chica le miró burlona. Nadie más parecía haber captado el porqué de un color que ella nunca usaba. Levantó la cabeza con firmeza.
-Me casaré con vos respetando las órdenes de mi rey, príncipe Jared. Pero, no esperéis que me guste hacerlo-dijo.
Jared sostuvo su mirada. Luego, una mueca burlona se dibujó en su boca.
-Querida, voy a hacerte una promesa. Si en el plazo de un mes, sigue sin agradarte la idea de ser mi esposa, yo mismo te devolveré a tu hermano y consideraré el trato cumplido por vuestra parte.
La chica lanzó una exclamación ofendida.
-Sois terriblemente soberbio si creéis que podréis hacerme cambiar de idea en un mes, señor.
Jared sonrió ahora abiertamente.
-No, Elise. Simplemente, estoy seguro de mis habilidades.
-Creo que será mejor que dejéis ciertas discusiones para cuando estéis en privado-intervino Damon.
-Tenéis razón, majestad-reconoció Jared-y os pediría que celebremos la boda lo antes posible. El mes empieza a contar ya.
-La ceremonia se celebrará mañana mismo, si os parece bien.
Damon, André y Elise miraron sorprendidos a Alexia. Ella no solía intervenir en las decisiones.
-Por mí, perfecto-aceptó Jared- mi padre está muy enfermo. Me gustaría regresar a casa lo antes posible.
-Mi esposa se encargará de vuestro alojamiento-ofreció Damon.
Alex les acomodó en algunas de las habitaciones vacías y luego volvió a reunirse con Damon.
-¿Qué estás tramando, esposa?
Ella sonrió.
-¿No lo has notado? - preguntó- han saltado chispas entre los dos.
Damon puso los ojos en blanco.
-Y, además, a Jared le ha ofendido que Elise no quiera casarse con él.
-Alex...Eso lo único que quiere decir es que no está acostumbrado a que se le rechace.
-Y que no le gusta la idea de tener una esposa a la fuerza. Lo cual, es muy buena señal.
Elise permaneció encerrada toda la tarde. Su prometido cenaría con ellos, por lo que tendría que soportarle en la mesa. Pero, desde luego, no pensaba verle más de lo imprescindible. Estaba eligiendo el vestido que se pondría en la cena, cuando llamaron a la puerta. Elise abrió, esperando encontrar a Alex, pero, en su lugar, estaba uno de los vamps que habían acompañado a Jared. Llevaba una enorme caja blanca en las manos.
-El príncipe Jared os envía este presente, señora-explicó tendiéndoselo y haciendo una leve inclinación con la cabeza.
-No quiero…
-Yo sólo tengo que entregarlo.
La mirada del hombre la convenció de que no se iría sin dejárselo, así que, con un suspiro de exasperación, lo cogió y entró en su habitación dando un portazo. Pensó en no abrir el paquete pero, al final, la curiosidad se impuso. Dentro, envuelto cuidadosamente en papel de seda había un vestido de novia. Elise notó como su enfado con ese hombre insufrible aumentaba. ¿Qué se había pensado? ¿Iba a tener que vestirse como a él le diera la gana? La voz de Alexia en el pasillo interrumpió sus pensamientos.
-Pasa-autorizó la chica.
-Vengo a ayudarte a vestirte. ¡Oh, vaya! ¿Es tu vestido de novia? Es precioso.
Alexia había sacado el vestido antes de que Elise pudiera impedirlo.
-No, no lo es-refunfuñó-lo ha mandado él y voy a devolvérselo ahora mismo.
-Pero Elise, si es una maravilla. Con tu pelo negro este blanco plateado quedará espectacular.
La verdad es que el vestido era digno de una reina. El tejido era muy ligero y el hilo de plata de los bordados que cubrían el cuerpo y bajaban por la falda y la cola, le daba un brillo único.
-Mira, también hay un velo.
Al sacar el velo de la caja un sobre cayó al suelo.
-Creo que esto es para ti-Alexia se le tendió con una sonrisa tras recogerlo.
Elise lo abrió sin mucho cuidado. La caligrafía era hermosa y cuidada, pero el mensaje volvió a hacerla enfadar.
“Este es el color que deberías vestir. Es mi deseo que lo uses en nuestra boda”
Jared
Elise resopló y salió de la habitación para ir a aporrear la puerta de su prometido. Éste abrió y sonrió al verla.
-Que sorpresa…
-No voy a ponerme ese vestido, príncipe Jared.
-Jared.
-¿Qué?
-Que me llames sólo Jared. Vamos a casarnos en pocas horas.
-No me da la gana. Y no vas a decirme qué ropa ponerme. Te traeré el vestido ahora mismo y…
Jared se movió a la velocidad de un rayo. Cogió a Elise por la cintura, la levantó del suelo y la metió en la habitación cerrando la puerta. Después, en vez de soltarla, la apretó contra él. Elise le empujó pero, si algo tenían los vamps, es que podían vencer en fuerza a la mayoría de los vampiros. Después de todo, se alimentaban con su sangre.
-No me hables así, Elise-ordenó él dejándola bajar al suelo-tu vestido de boda es mi regalo para ti, y te lo pondrás. Sobre todo, teniendo en cuenta tu poco acierto al elegir los colores de tu ropa.
-Sabía perfectamente lo que hacía cuando escogí el negro, alteza-dijo ella sin dejar de forcejear para soltarse.
-Bien, si sabes que el negro es nuestro color para el luto, también sabrás que el blanco lo es para las novias.
-No soy una novia virginal. No voy a casarme de blanco.
-Nadie espera que lo seas. Eres una antigua de más de 900 años. Supongo que tendrás experiencia suficiente como para darme clases. Pero, aun así, te pondrás ese vestido, Elise.
-No lo haré.
Jared sonrió. La apretó contra él y se agachó para susurrarle en el oído.
-Si apareces en el altar con otro traje, te prometo que te subiré a la habitación y yo mismo te cambiaré de ropa. Y, te aseguro, Elise, que lo haré aprovechando para mirar y tocar todo lo que quiera.
La chica le miró furiosa.
-Eres un cerdo-insultó.
El chico sonrió divertido y bajó una de las manos hasta el trasero de la chica acariciándolo.
-Aún no sabes cuánto.
Elise le empujó con todas sus fuerzas y corrió a encerrarse en su habitación. Se apoyó pálida en la puerta, sin recordar que Alex estaba dentro.
-Elise-la reina se acercó a ella asustada-¿estás bien?
La chica asintió con la cabeza. No se fiaba de su voz. Se dejó abrazar por su cuñada.
-¿Qué ha pasado? Estás aterrorizada. Si te ha hecho algo…
-No. No. Sólo me ha…tocado.
Alexia llevó a Elise hasta el sofá y la sentó. Luego, sirvió licor en dos vasos y le dio uno.
-Bebe-ordenó sentándose a su lado-te hará bien.
Cuando la chica recuperó el color, Alex la cogió de la mano.
-Elise, tendrás que hablar con tu prometido. Tienes que decirle lo que ocurrió con tu marido, y, desde luego, tienes que decirle que no has vuelto a estar con nadie.
-No es asunto suyo.
-Pero lo será cuando os caséis. Es algo que os afectará a los dos cuando os metáis en la misma cama, Elise. Él tendrá que tener paciencia y ser cuidadoso.
La chica la miró como si estuviera loca.
-No voy a…a meterme en la misma cama que él.
Alexia la miró con cariño.
-Elise, sé que a ti te parece algo horrible, pero, la realidad es que el sexo es una de las mejores cosas que tiene la vida. Y, por lo que se habla de él, tu prometido lo tiene muy claro. No creo que puedas evitarle. Será mejor que hables con él. Puedes aprovechar en la cena. Ven, te ayudaré a vestirte.
Elise no dijo nada. Dejó que Alexia la ayudara a vestirse y peinarse y bajó a cenar puntual. Los tres Saint-Croix, Alexia, Marc y Miriam cenaron en armonía con los tres vamps. Después, pasaron al salón.
-Estás muy callada-afirmó Jared sentándose al lado de Elise en el sofá.
-No tengo nada que decir-contestó la chica con sequedad.
-Así que eres capaz de quedarte sin palabras.
Elise se levantó.
-No voy a aguantarte más de lo necesario.
La chica salió muy digna. Damon fue a salir detrás de su hermana, pero Alexia se lo impidió, señalándole a Jared que iba detrás de ella.
-Déjales- dijo.
-Pero…
-Recuerdo a alguien diciendo: hermana, no te metas en mi matrimonio.
-Era diferente...
Alexia enarcó las cejas.
-¿Sí?
Damon la miró antes de apretarla contra sí.
-Está bien, lo dejaré pasar pero, si hace daño a Elise...
-Lo sé. Y yo te ayudaré.
Elise había salido a la terraza. Necesitaba un poco de aire fresco para despejarse. Al día siguiente, la vida que había llevado durante más de 900 años daría un giro de 180°. Estaba aterrorizada, y, por si fuera poco, se esperaba de ella que dejara que él la hiciese esa cosa horrible y dolorosa que su marido la hacía. No creía que pudiera soportarlo.
-Es la segunda vez que huyes de mí, Elise-dijo la voz de su prometido a su espalda.
La chica se dio la vuelta.
-Eso te dará una idea de lo que haré en cuanto pase el mes-dijo con frialdad-ahora, si me disculpas, me apetece estar sola.
Jared la cogió del brazo cuando pasó a su lado. Elise tiró para soltarse. Estaba acostumbrada a ser una de las vampiras más fuertes de la casa, a pesar de su tamaño, pero el vamp ni se inmutó.
-Nuestro matrimonio será ventajoso para todos, Elise. Eres la hermana del rey y, según tengo entendido, siempre has cumplido con tus obligaciones. ¿Por qué no puedes aceptar esto?-preguntó mirándola inquisitivo.
Elise desvió la mirada.
-No quiero casarme, príncipe Jared. Con nadie.
-¿Ni siquiera para terminar con una guerra de años?
La chica cerró los ojos un momento.
-Únicamente por eso he aceptado. Pero no voy a fingir que me agrada. Y, desde luego, no tengo ninguna intención de tener un matrimonio normal contigo.
-¿Normal?-preguntó Jared confuso-¿puedo saber a qué te refieres?
Elise dudó antes de hablar.
-Tienes que prometerme que…que no me tocarás.
-¿Tocarte?-Jared pareció entender-querida, no puedo pensar en otra cosa que en tocarte desde que te vi por primera vez. Te aseguro que no tengo ninguna intención de renunciar a ello.
Elise volvió a tirar de su brazo y, esta vez, Jared la soltó.
-Está bien, alteza-aceptó con rabia-sólo tendré que soportarlo un mes. Luego volveré a mi vida.
Jared en un movimiento veloz la cogió por la cintura y la acercó a él. Elise se quedó paralizada cuando notó su erección en el vientre.
-¿Soportarlo?-preguntó el chico levantándola la cabeza para que le mirara a los ojos-la idea es disfrutarlo, Elise, no soportarlo.
El chico la miró fijamente mientras bajaba los labios hacia los de ella. Elise desvió la cara y los labios de él se posaron en su mejilla, que él rozó con suavidad.
-Ve a descansar, bella Elise. Mañana será un largo día.
La soltó y la chica desapareció en un instante.
Capítulo dedicado a Readermidnigth.
Gracias a todas por vuestros comentarios y votos. ¡Besazos!
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