-¡No, no y no!-gritó la chica indignada-no voy a  hacerlo.

-Elise, se razonable-pidió André.

-¿Razonable?-la hermana le miró furiosa-cásate tú con él, hermano.

-No creo que sus  gustos sean tan malos-ironizó Damon-aunque sea un vamp.

Elise miró a Damon.

-No voy a aceptar

-Elise, sabes que como hermano jamás te obligaría pero, como rey..., no creo que tengamos otra opción.

Elise apretó los labios.

-¿Me estás dando una orden, majestad?

El rey se acercó a su hermana y la acarició con cariño la mejilla.

-Es un buen hombre, Elise. No te entregaría a él si no fuese así.

Elise le miró con los ojos llenos de lágrimas.

-Eso mismo me dijo padre cuando me obligó a casarme con Joseff.

Se dio la vuelta y salió. Damon quiso ir tras ella pero su esposa se lo impidió.

-Yo hablaré con ella, Damon.

El asintió y la reina salió del despacho.

Damon se sentó de nuevo en su mesa con gesto abatido.

-No te culpes. No hay nada que puedas hacer-aseguró André.

-¿Tengo que entregar a mi hermana a ese cabrón sólo porque él lo pide?

-No-el hermano menor se sentó enfrente-tienes que entregar a Elise al príncipe vamp como prueba de nuestras buenas intenciones de terminar con la guerra. Llevamos años en esta lucha, Damon. No ha habido nunca tanto acercamiento. Sabes que sellarlo con un matrimonio es la mejor forma de que se mantenga.

-Tú no viste a Elise después de que ese desalmado con el que la casaron…

-Jared no es así, Damon. Y lo sabes. Las mujeres le adoran. Dudo mucho que sea porque las maltrata.

Damon suspiró.

-Está bien. Seguiremos adelante con el plan pero…no puedo obligarla. Si no acepta voluntariamente, habrá que buscar otra alternativa.

Alexia subió despacio a la habitación de Elise. Llamó a la puerta con suavidad pero su cuñada no contestó.

-Elise, soy yo. Abre, por favor. Sabes que tu hermano es el único capaz de pasar las puertas en la casa.

La puerta se abrió. Elise estaba sentada en la cama. Parecía más niña que nunca, cogiéndose las rodillas y con cara de susto. Alexia se sentó a su lado y la acarició la larga melena negra. La chica se acurrucó contra ella.

-Tengo mucho miedo, Alexia-confesó.

-Lo sé.

-Entiendo a Damon y André. Sé que tengo que hacerlo, pero…no creo que pueda.

Alexia la abrazó con más fuerza de lo que se podría abrazar a un humano.

-Eres una vampira de casi 1000 años, Elise. Puedes hacer cualquier cosa. Eres mucho más fuerte de lo que crees.

Estuvieron así un rato. Luego Alexia miró a su cuñada a los ojos.

-No dejaré que Damon te obligue a hacer algo que no quieres hacer, te lo prometo. Y, si aceptas, me aseguraré de que ese hombre te trate como te mereces. Vendrá mañana a por una respuesta. Piénsalo con calma mientras.

-Llevo toda mi vida al lado de mis hermanos, no sé hacer otra cosa.

Alex negó con la cabeza.

-Eres una mujer maravillosa, Elise. Y la mejor hermana, cuñada y tía que se pueda tener. Pero quizás sea momento de que seas algo por ti misma. No puedes dejar que el miedo limite tu vida. Y nosotros seguiremos aquí para ti. Siempre.

Cuando Alexia se fue, Elise salió a pasear por el jardín. Estuvo toda la tarde fuera y tampoco se sentó con sus hermanos a cenar. Damon quiso ir varias veces a buscarla pero Alex no le dejó.

-Necesita estar sola-aseguró-cuando quiera compañía, ya sabe dónde estamos.

Alex y Damon acostaron al pequeño Louis y se fueron a dormir. Cuando Damon quiso abrazar a su esposa, ésta le detuvo con un gesto.

-No puedes obligar a Elise, Damon.

-Alexia…

-No, te lo digo en serio. No  volveré a hablarte si la obligas a casarse.

El vampiro sonrió.

-Eso puede ser muy tentador, cariño. Siempre he querido mantenerte calladita.

Alex intentó empujarle cuando él la inmovilizó con su cuerpo. Pero, a pesar de que ella era una vampira completa desde que nació su hijo, no tenía nada que hacer contra la fuerza de su marido. Así que dejó de intentarlo y correspondió a sus caricias.

Cuando, mucho después, descansaban uno en brazos del otro, Alex volvió a insistir.

-Damon, está muy asustada. No podemos hacerle esto.

-Lo sé, Alexia.

-Tú y yo tendremos un disgusto muy serio si la haces pasar…

-¿Por lo que pasaste tú?

-No-negó ella-no es ni parecido, y lo sabes. El matrimonio de Elise fue un horror, de principio a fin.

-Alex, si sospechara por un segundo que ese chico fuese así, te aseguro que le habría arrancado el corazón por muy heredero al trono vamp que sea.

-Sí, pero…

-Duérmete, esposa. Mañana hablaré con Elise. Quiero demasiado a mi hermana como para arriesgarme a que sufra. Pero…es la hermana del rey. Y ella lo sabe.

Alex no dijo nada, pero estuvo toda la noche pensando en que cuando conociera a ese Jared, le pondría las cosas muy claras. Si se atrevía a hacer sufrir a Elise…se las vería con ella. Y podía ser más temible que el mismo rey si se lo proponía.

Por la mañana empezaron a preparar la casa para la llegada del príncipe. Elise no había salido de su habitación y, por lo tanto, aún no sabían que respuesta le iban a dar. Cuando Alexia fue a la habitación de su hijo la encontró allí, sentada con el bebé en brazos.

-Hola-saludó Alex-¿Has podido dormir algo?

-Sí, gracias. He venido a ver a Louis. Voy a echarle de menos.

Alex la abrazó.

-El a ti también. Todos lo haremos.

Alexia les dejó en la habitación y buscó a su marido. Estaba con André y Marc en el despacho.

-Lo hará-les dijo.

Un suspiro de alivio escapó de los tres hombres.

Pocas horas más tarde, Damon, Alexia y André estaban en el salón central esperando a Elise. La chica apareció bellísima, enfundada en un vestido negro de raso y la melena recogida en su habitual trenza. Damon la abrazó y esperaron juntos a que el príncipe de los vamps entrara.