Soltame la pierna
En el segundo piso, de alguna casa que no existe, arrecostado a la baranda y fumando un cigarrillo. Mirada perdida y ojos frágiles, a veces me gustaría saber en qué estás pensando. Eres un espectro inalcanzable para estos pies llenos de polvo. La ciudad ilumina tu rostro como bujía recién caducada. Pero va, que el físico no importa, porque de todas formas solo puedo observar tu silueta. Y, ni aun así, mis manos son capaces de alcanzarte. Me pregunto si en algún momento te darás la vuelta y fijarás tu mirada vacía en mí, durante un recorrido superficial por la sala.
Este aliento cítrico ha caducado.
La vanidad se ha desvanecido.
Mis manos flotaron, lejos de mi cuerpo
y entonces la habitación se sintió vacía.
Mis encías rechinan y el viento favorece a tu cabello, que se extiende como llamaradas rubias sobre tu cráneo espeso. Estás disperso, a veces ni te veo. Diría que me he enamorado de tí pero mis intentos por sentir amor son solo experimentos. Esta piel mía nunca será digna de rozar siquiera tu frágil figura, porque a veces te desdibujas, como fantasma, reapareciendo solo cuando le ganas a la voluntad de mi cerebro. El humo del cigarro es el cebo. Cada vez que pienso en la calma te apareces a mi lado para recordarme el lado gratificante de derretirme en medio del invierno.
Ahora estás aquí, en el aire frío, el aire de la noche que de vez en cuando se congela bajo mis pies. Quisiera tocarte pero no debo. Quisiera olvidarte pero siempre te recuerdo. Te tengo a mi lado pero no nos conocemos. ¿Cuál es el punto de esto? Estás en las sílabas de las canciones tristes y te escondes cada vez que trato de quitar el gris de los tintes, esos que pintan sutilmente el cuadro mudo de mis incoherencias inútiles. A veces creo que solo eres un cobarde, pero tus fisuras son imponentes cuando las veo. Las heridas te han marcado así como la sociedad marcó a mi teléfono; dijo entre susurros trabados que no vale la pena nada de esto.
Sin embargo, ¿qué importa?
Estás aquí y te tengo miedo. Estás ahí, en el efecto placebo. Tu rostro es borroso, igual que la identidad reflejada en el espejo. Aún así, arañas mi carne como si te perteneciera. Y te bebes la sangre que vomito. Y te atragantas cada vez que finjo que te evito. Te carcomen los celos cuando no te escribo, la envidia es tu gula y cada burbuja de tu espuma se revienta causándome abulia. La rabia que reprimo con disimulo torcido siempre revienta porque la aprietas, con esas manos tuyas de príncipe destronado.
No puedo aferrarme a los pilares de la casa porque hay grietas tuyas. Grietas que crujen bajo mis oídos. Grietas que acaparan lo que digo. Y quisiera echarte la culpa de todo, aún cuando la obsesión está revolviéndose en mi estómago fingiendo ser esas difuntas mariposas que aplastaste con tu botas. Mis ansías y deseos son gotas que se escurren por tus dedos, porque tú lo posees todo. La felicidad es tu mejor amiga y tu peor enemiga al mismo tiempo, es un rival que destruyes cada vez que se me acerca. Y a mí...
A mí solo me queda contemplar la disputa como protagonista inútil de Wattpad. A mí solo me queda contemplarte desde lejos cuando te da por arrecostarte a la baranda solo para ver las estrellas y fumarte ese jodido cigarrillo. Oh, cariño, ya me estoy cansando de tener una actitud pasiva en esto. Has llevado el poder y las riendas de mi sistema nervioso todo este tiempo, creyendo ser mi sabio titiritero. Me estoy hartando de tus cuidados extremos, de tus lamentos nocturnos, del insomnio que te pone taciturno y me tira a la cama junto contigo. Ya me estoy cansando de esto.
La puerta siempre estuvo abierta pero nunca la había usado. La salida era la única utopía inventada, revuelta entre el montón de versos mal hechos. Tu nombre no significa nada porque no eres nada a menos que seas dueño de un cuerpo, por eso el resto de espectadores de tu circo no son capaces de tomarte en serio.
¿Y cómo podría yo
entenderte, cariño?
Si ni yo me entiendo.
¿Cómo podría yo salvarte
de caer en el abismo?
Si por tu culpa me estoy cayendo.
Deja de agarrarte de mi pierna y por favor cae hasta quebrarte los huesos. Deja de agarrarte de mi pierna y por favor cae muerto. Deja de mirarme con tus ojos huecos y solo vete de este cuento, déjame pasar la página y que me sumerja en un pretexto nuevo. Deja de agarrarte de mi pierna, quisiera nunca volver a verte de nuevo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro