Bésame
mátame
no hay
diferencia.

Las hojas secas acaparan
los tonos rojizos
durante la frívola primavera.

Aquí no hay invierno,
solo existe el otoño
y todo lo que veo,
lo aplasto con mis dedos.

No quiero pensar en amor
pero ellos siguen hablando sobre eso.
Es inevitable, supongo. Somos humanos
y queremos a alguien que nos ame,
porque está en nuestro ADN... y etcétera.

Mis poemas son una mierda,
¿por qué sigo escribiendo?
¿Por qué existo?
¿Por qué existe la luz al final del túnel?

¿Por qué las mariposas no se ahogan con las nubes?

Como las palabras
porque la velocidad dentro de mi cerebro
se percibe diferente.
Es como si todo lo que toco fuera lento,
es como si todos fueran volando mientras yo

voy cayendo.
Me repito
de nuevo

que
no escribiré más sobre esto
pero odio los poemas
de doscientas palabras
y entonces
escribo compulsivamente oraciones
que carecen de sentido.

Así escapo del bloqueo,
así escapo de Eliot.
Así escapo de todos
y de mí.

Lo de la repetición
me importa una mierda,
al menos no es clonación
forzada. Mi consciencia
se hace añicos cuando quiero...

Ah, solo deseo salir de esto con vida.
Solo deseo dejar de sentirme así
y disfrutar de un nuevo concepto de vida.

Todo se escurre entre mis dedos, se escapa.
La juventud solo se acaba y
por mas que quiero darle importancia,
simplemente no puedo. Lo siento,
me siento insuficiente en estos momentos.
Hay tristeza en mis ojos y palabras.
Hay tristeza en todo lo que toco y bebo.

Se raspa mi garganta de tantas veces que intenté gritar. Nadie nunca me vino a rescatar, supongo que es porque debo rescatarme sola. Pero, ¿cómo hacerlo? Quiero hacerlo pero siento que no puedo y he ahí la cola de la paradoja. "A la serpiente le mordí la cola" y

el círculo vicioso tan solo
da vueltas y vueltas
como un maldito carrusel
con interminable energía
y presupuesto.

Dan por supuesto que puedo sanarme sola. Y me dejan a solas, a que lo haga sola. Es absurdo, sus palabras me hieren. Yo puedo herir con mis palabras y actos, lo siento. A veces no me siento una buena persona. A veces no me siento persona.

Me veo a mí mismo como un parásito
constantemente alimentado
por el lado amarillista de esta sociedad.
Leen el artículo sin analizar el texto, algo así.
Creen que puedo sanarme pero
esta mierda se está volviendo crónica.

Necesito una nueva dosis de medicamento,
necesito un cambio de medicamentos.
Las putas gotas con sabor a agua no me hacen nada,

joder.
Sería mas placentero morir
por una sobredosis
o hacerme adicta
a los antidepresivos.

No busco sanación parcial encontrada en una relación prematura, eso solo genera dependencia. No quiero padecer dependencia; quiero ser libre, al menos en eso. Los hombres depresivos se hunden en el absurdo, se estancan, se cuestionan; creo que no les importa nada y solo desean seguir sintiendo la calidez. Calidez prematura, amor que nunca será incondicional. Pobre de aquellas chicas que quieran sanarlos, el amor no es una cura. El amor es solo placebo, motivo, motor, generador de resentimiento y odio. En fin, que detesto hablar de eso.

¿Por qué sigo pensando?
Detesto pensar.
Los cuestionamientos son absurdos,
ya habrá alguien que ya dijo lo mismo
en algún momento
en algún lugar.

Nada es completamente tuyo,
siempre habrá
alguien que replique lo que piensas
aunque esto no sea intencional.

Oh, vaya mierda...

Sentirse identificado con prosa depresiva está de moda, ¿verdad? Buscarse a uno mismo es la travesía definitiva, ¿verdad? Cuestionar tu lugar y propósito en el mundo es parte de la adolescencia, ¿verdad?

Trato de aportar algo a este sinsentido
pero todo lo que digo
carece de trascendencia
en el plano físico.

Supongo que
a pesar de eso
seguiré siendo adicto
al paralelismo virtual
que estas manos
nunca podrán saborear.