Capítulo 6
—¿Quieres un café?
—Estoy bien gracias, de hecho quiero que me termines de contar lo que pasó.
—Bien pero primero me haré un café, hace frío.
—¿Qué tal te sientes con esta terapia?—le sonreí.
—Pues creo que me gusta, es lindo recordar los buenos momentos que tuve con Chase.
—Oye, tú y Anderson nada de nada.
—¿De qué hablas?.—dije mientras tomaba la cafetera y me servía un poco de café en una taza.
—Ya sabes a lo que me refiero.—me senté a su lado.
—No, enserio no te entiendo.
—Ya sabes si alguna vez tú y Anderson tuvieron algo que ver.
—¿Me estás preguntando si él y yo tuvimos relaciones?
—Exacto.
—Eso no te lo voy a decir.
—¿Por qué?
—Es como si yo te preguntara ¿Desde cuándo ya no eres virgen?
—Desde los 15.
—No jodas.—reí.
—No miento. Al menos dime si fue tu primera vez.
—Dicen que no importa si eres el primero si no que seas el último.
—Entonces tú no eras virgen cuando...
—Gael deja de sacar suposiciones, si era virgen y si Chase y yo pues hicimos le amor.
—Ósea que si tuvieron sexo.
—No, una cosa es cuando haces el amor y otra cuando tienes sexo que solo es de una noche y ni te acuerdas, pero hacer el amor es entregarte por completo.
—Que poética saliste, bueno ya sigue con tu relato.
—Bien, yo había corrido a Chase de mi casa ya que de verdad no quería verlo pero él se negaba a irse...
*Flashback*
—Mi intención no era ofenderte no medí mis palabras.
—Exacto y lo que en realidad trataste de decir es que no querías que yo fuera otra de tantas que van tras tu dinero, pero a mí no me interesa en lo más mínimo.
—Eso lo sé solo, quería comprobar que tú no eras como las demás y ya sé que no es así.
—Si ya lo sabes.—camine hasta la puerta y la abrí.—Ya largarte. Que por mi te puedes meter tu dinero por donde te quepa.
—No me iré y has lo que quieras pero yo me quedo aquí.
—Bien, entonces la que se va soy yo.
Salí corriendo de ahí hasta el elevador, Chase salió tras de mí y me alcanzó.
—¿Se puede saber a dónde vas?
—Lejos de ti.—subí al elevador y él subió conmigo.
—Eso es lo que más me encanta de ti, tu carácter.
—¿De verdad? Gracias, enserio me moría por saber qué es lo que más te gusta de mí, que considerado eres por aclararme esa duda Chase bueno supongo que ese si es tu nombre.—dije sarcástica y el solo sonrió, apenas se abrieron las puertas del ascensor y salí a toda prisa.
—Por si no lo has notado está lloviendo y no traes paraguas.
—No me importa solo quiero que te alejes de mí y deja de seguirme si no quieres que te acuse por acoso.
Camine lo más rápido que pude, él se quedó adentro, pensó que no me atrevería a salir con tremendo diluvio pero lo hice, camine sin rumbo hasta que ya no pude más la lluvia era muy fuerte, encontré una banquita y decidí quedarme sentada en esta, me sentía mal físicamente era difícil pararme hasta que sentí que alguien me cargo.
—¡Suéltame!—grite.
—Cálmate linda soy yo.
—¡Qué parte de que me dejes en paz no entiendes!
—Si lo que digas, pero no te dejaré aquí.—me subió a su auto y me puso el cinturón luego él se subió y comenzó a conducir.
—Te acusaré por secuestro.
—De nada cariño.
—No me llames así.
—¿Por qué eres tan mala conmigo?
—Porque eres un maldito mentiroso.
—Hey cuida esa boca, no me gusta que mi chica diga esas palabrotas.
—¿Tú chica? Bueno pero tú estás loco.
—Por ti sí.
—Deja de decir tonterías ¿A dónde me llevas?
—A mi casa.
—Cuidado no vaya a ser que me enamore de tu casa y quiera estar contigo por eso.
—Si que eres necia Jade.
—Así soy, acostúmbrate.
—Espero que cuando nos casemos nuestros hijos se parezcan más a mí.
—Estás loco si crees que algún día pasará eso.
—Estoy muy seguro de ello.
—Se nota que tienes un ego.
—Si algo así.
—Bájame que esto es secuestro.
—No si fuera secuestro te tendría amarrada aunque no es mala idea, tu bien podrías ser mi sumisa.
—No digas tonterías, puedo aventarme de tu auto.
—Las puertas están cerradas y tú no las puedes abrir.
—Te odio.
—Del odio al amor solo hay un paso.
—Cállate.
—Tengo a una chica muy ruda.—sonrío.
Este hombre me saca de mis casillas, condujo hasta una enorme casa que digo casa mansión, ¿Para qué quiere tanto espacio? Yo prefiero los lugares más chicos, estaciono el coche se bajó y me volvió a cargar.
—Puedo caminar.
—Pero yo te quiero ayudar.
Nos adentramos a la enorme casa, no me bajo en ningún momento y camino conmigo en brazos, subió las escaleras llevándome hasta una de las habitaciones que había, una vez dentro me acostó en la enorme cama.
—Creo que lo mejor es que te bañes, no te vayas a enfermar.
—Y a ti qué te importa si me enfermo o no.
—Pero que a ti nunca se te pasa el coraje.
—No y no sé porque no me llevaste a mi departamento.
—No me iba a arriesgar a que me sacaras de ahí, anda ve al baño y dame tu ropa para echarla a la secadora.
—Ni creas que te haré caso.
—Pues a menos de que te quieras quedar desnuda.—lo fulmine con la mirada.—Es tu elección, aunque a mí no me molestaría verte desnuda.
—Bien.—dije entre dientes, me metí al baño que había aquella habitación, me despojé de mi ropa y me metí a la ducha.
—¿Puedo pasar por tu ropa?
—Si.—me di un baño caliente el cual me relajo bastante, salí con una toalla envuelta y espere a que Chase me trajera mi ropa.
—Ya está lista.—me la entregó.—Puedes tomar una camisa ya que creo que pasaras la noche aquí.
—Eso te haría más que feliz verdad.
—De echo si, te dejo para que te cambies.—salió y yo solo me puse mi ropa interior, abrí uno de sus cajones y encontré una camisa negra con figuras era para ocasiones informales, me la coloque, me quedaba igual que un vestido enorme, salí pero no lo vi en ningún lado, tenía miedo de perderme en esta casona baje las escaleras y llegue a lo que parecía ser la cocina, justo donde estaba el.—¿Qué haces?
—Te preparo un café.
—Gracias pero no quiero nada.
—Deja de reprocharme y trae tu lindo trasero a esta silla.
—Así que te la pasas viendo mi trasero ¿Enserio?.—camine hasta él y me senté.
—Si y es muy lindo por cierto.—rodee los ojos y el sonrío.
Agarre la taza entre mis manos y comencé a beber del café, Chase solo me miraba sin decir absolutamente nada.
—¿Se te perdió una como yo o que tanto me vez?
Se acercó a mí y me miro a los ojos, no me había dado cuenta de que eran hermosos de color café claro me fascinaban, es como si me hipnotizaran.
—Se que suena loco pero ¿Serías mi novia?.—abrí los ojos como platos después de todo esto me estaba pidiendo ser su novia. ¿Por qué siempre me toca salir con nombres anormales?
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro