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Capítulo 14.

¿Quién dice que planear una boda es fácil? Hay tiempos que se deben de tomar en cuenta para reservar ciertas cosas, pequeños detalles que no pueden dejarse pasar por alto ya que después no queda tiempo para resolverlo.

¿Un ejemplo? Mi vestido, el cual no quedaba lo suficientemente ajustado como yo lo quería, por lo que tuve que esperar más tiempo a que estuviera listo.

Después de otra larga semana de espera por fin lo tenía entre mis manos, trataba de no dejar caer la caja en donde venía. Mi celular comenzó a sonar justo cuando cerraba la puerta, contesté apoyando el teléfono entre mi mejilla y mi hombro mientras trataba de no dejar caer la caja.

—¿Si?

—Jade, ya tenemos las invitaciones.

—¿Y salieron bien?

—Pues el diseño sigue sin convencer a Jenni, pero yo le repito que es tu boda no la suya.

—No necesito la presión de que me digan que las invitaciones no les gustan.

—A mí me encantan, es a Jenni que no le gustan. Pero tú no te preocupes que mañana mismo me encargaré de enviarlas.

—Gracias Fabi.

—¿Ya está listo tú vestido?

—Si, ya lo tengo conmigo. Una preocupación menos.

—Te dije que todo saldría bien.

—Y espero que así se mantenga, bueno te dejo porque realmente necesito dormir.

—Está bien amiga, chao.

Colgué dejando el teléfono en el mueble, respiré profundamente todo esto me tenía sumamente estresada aunque sabía que al final valdría la pena.

Todo está bien todo saldrá muy bien, me repetía constantemente. Mi cabeza dolía y solo quería recostarme para descansar.

Deje la caja sobre la cama de mi recámara y la abrí para observar nuevamente mí vestido de novia, realmente me encantaba el diseño que había escogido.

Con cuidado lo saque colocándolo sobre la cama, decidí probármelo una vez más y me mire en el espejo que tenía en la habitación, aunque no estaba peinada ni maquillada como lo tenía pensado para ese día especial; sin duda me veía hermosa.

¿Qué sería de mi vida si nunca le hubiera dado una oportunidad a Gael?

La respuesta era muy obvia, estaría sola con la rutina de llegar de la oficina, mirar alguna serie o película por Netflix y finalmente irme a dormir para al día siguiente ir temprano a trabajar. Sin nadie que alegre mis días como Gael lo hace, no pude evitar sonreír al pensar en él y que tan cerca estaba nuestro día especial.

Me sobresalte al escuchar un portazo de la puerta principal, yo la acababa de cerrar y nadie tenía copia de las llaves de mi departamento.

Me acerqué al buró y saque un gas pimienta que tenía guardado para emergencias cómo estás, con el valor suficiente salí de la habitación notando la presencia de un completo desconocido vestido completamente de negro con unas gafas de sol que no me dejaban ver por completo su rostro.

—¿Quién eres?.—me anime a preguntar pero no obtuve respuesta de su parte.—¿Qué es lo que quieres?¿Cómo es que entraste a mi casa?.—siguió ignorando mis preguntas, me comenzaba a desesperar.—¡Responde!—grite.—¿Quién eres?

Podía sentir su mirada en mi pero no tenía nada de miedo al contrario estaba molesta con este tipo por andarme molestando.

—Está también es mi casa.

Abrí mis ojos con sorpresa paralizándome por un momento, conocía perfectamente esa voz aunque era imposible.

—Quítate las gafas.—mi voz sonaba temblorosa. Dudo un poco hasta que finalmente las retiró dejándole ver esos almendrados ojos que hacía un tiempo había dejado de ver.—¿Chase?.—la adrenalina recorrió mi cuerpo entero, de un momento a otro las piernas no me respondieron, la vista se me nubló y finalmente caí inconsciente en el suelo.

(•••)

Mis ojos se abrieron lentamente mientras trataba de recordar que fue lo que había sucedido, estaba acostada en mi cama completamente sola.

¿Había sido un sueño? No recordaba haberme acostado o incluso caer justamente en la cama, me levante saliendo de mi habitación y así poder revisar todo el departamento.

Nada. No había nadie, esto me desconcertó así que lo más lógico era pensar que me había imaginado todo y no era nada más que un sueño.

Pero sentía que realmente no lo fue, me quite el vestido ya que no quería arrugarlo guardándolo nuevamente en la caja. Decidí llamar a Jenni y a Fabi para que vinieran porque me inquietaba estar sola en estos momentos.

Jenni me abrazo en cuento abrí la puerta.—¿Qué sucede?

—¿Tienes alguna crisis antes por los preparativos?—preguntó Fabi.

—No, yo la verdad...es...—amabas de sentaron a un lado de mi en el sofá de la sala.

Quería comentarles lo que sucedió pero las pesadilla o sueños relacionados con Chase se habían vuelto casi inexistentes ya que no les había mencionado el del otro día donde me decía claramente que me odiaba.

—¿Te sientes enferma?.—Fabi toco mi frente con su fría mano por lo cual hice una mueca.

—No, estoy bien pero... creo que Chase estuvo aquí.

Ambas me miraron consternadas, debían de creer que estaba completamente loca.

—¿Te refieres a su espíritu?.—preguntó Jenni con algo de gracia en su voz.

—No, él sí estuvo aquí y estaba vivo.

—Eso no es posible Jade, tal vez lo soñaste.

—No fue así Fabi, estaba parado frente a mí y de la nada me desmayé pero al despertar estaba en mi cama. ¿Cómo fue posible eso si yo no me había dormido?

—Jade has dicho que estás muy cansada últimamente, tal vez te dormiste y ni lo recuerdas.—trato de calmarme Fabi.

—Es que puede ser una posibilidad, yo jamás vi el cuerpo de Chase.

—Lo cremaron Jade.—comentó Jenni.

—¿Y dónde están sus cenizas?

—Tal vez se las dieron a su mamá o no sé pero creí que ya lo habías superado.

—Lo hice Jenni, incluso ya había dejado de tener sueños sobre él.

—Tal vez este fue el último.—argumentó Fabi.

—Es que...

—Jade.—Fabi sujetó mi mano.—Tienes que dejar de pensar en Chase, en menos de un mes vas a casarte con Gael y debes dejar a tu primer amor atrás.

Realmente no lo hacía apropósito, en ocasiones me permito pensar en Chase y en recordar alguna situaciones que pasamos juntos, tal vez esté mal pero es algo que difícilmente puedo evitar. Aunque estoy consciente que después de casarme con Gael oficialmente estaré sepultando a Chase en el pasado.

(•••)

Terminaba de revisar algunos papeles pendientes, quería que todo estuviera en orden cuando tuviera que entregarla. Me causaba una enorme tristeza perderla pero también me estaba desprendiendo de un recuerdo más de Chase.

También sentía muchos nervios ya que mañana sería el día de mi boda, trabajar me ayudaba a estar calmada y centrada. Los preparativos estaban listos, sabía a qué hora levantarme para que cuando me arreglaran tomara el tiempo justo y pudiera llegar a la hora acordada al registro civil.

—Adiós Sara.—me despedí de la secretaria mientras cerraba la puerta de mi oficina.

—Señorita Brett, espere.

—¿Qué sucede?.—note en su mirada que tenía cierta preocupación.

—Él señor Vega estuvo llamando con insistencia para saber acerca del pago que se le debe, ¿Qué debo de decirle si vuelve a llamar?

—Es demasiado molesto.

—Un poco señorita.

—Dile al señor Vega que deje de presionar con el mismo tema, va a obtener lo que pidió así que no es necesario que llame cada día recordando lo que le debemos.

—Está bien señorita.

—Gracias Sara, te espero mañana.

—Si señorita, y felicidades por su futuro matrimonio.

—Gracias.—le sonreí.

No iba a dejar que ese hombre amargara el día más importante de mi vida, conduje hasta mi departamento bajando la bolsa que llevaba conmigo.
Una vez dentro de mi hogar decidí prepararme un té de manzanilla, estaba emocionada por el día de mañana y sabía que no me sería fácil dormir inmediatamente.

Después de un baño caliente, me coloqué mi cómoda pijama para meterme bajo los edredones, revisé algunas cosas en mi teléfono sin percatarme a qué hora había caído en un profundo sueño.

Algo me hizo entreabrir los ojos a mitad de la noche, pude mirar el reloj digital que tenía en el mueble al lado de mi cama el cual marcaba las 2:45 am. Diferencie una sombra al lado mío pero mi cansancio me impedía despertar por completo, por lo cual no pude saber de quien se trataba.

Logre ver sus labios moviéndose formulando un te amo, se inclinó un poco para besar cortamente mis labios. Cerré los ojos por completo nuevamente volviéndome a quedar profundamente dormida.

(•••)

—Jade si no te quedas quieta esto será un completo desastre.—comentó con cierto fastidio Fabi.

Ella se estaba encargando de mi maquillaje y por lo visto no estaba colaborando mucho con ella.

—Lo siento, estoy un poco nerviosa y ansiosa.

—Estamos conscientes de eso, pero si Fabi no termina de maquillarte no me dará tiempo de arreglarte el cabello.

—Bien, lo siento. Seré una estatua a partir de ahora.

Cuando finalmente estuve lista las 3 bajamos para ir a la limosina que esperaba en frente del edificio. Llegamos al registro civil, los invitados y mi prometido nos esperaban adentro de este, Fabi y Jenni me acompañaron en todo momento.

La ceremonia dio inicio, Gael sostenía mi mano con una sonrisa en su rostro, finalmente esto estaba ocurriendo.

—Señorita Jade Brett.—hablo el juez.—¿Acepta usted como esposo al señor Gael Reece y promete amarlo y respetarlo en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

—Acepto.—sonreí mirando a Gael directo a los ojos.

—Y usted señor Gael Reece ¿Acepta a la señorita Jade Brett como esposa y promete amarla y respetarla en la riqueza y en la pobreza, en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separe?

—Acepto.

—Si hay alguien que se oponga a esta unión que hable ahora o calle para siempre.

Todo permaneció en silencio durante un momento, el juez retomó la palabra luego de unos minutos puesto que nadie desaprobaba nuestra unión en matrimonio.

—Bien pasemos a las firmas, señorita Brett usted es la primera en firmar.—me dio el bolígrafo el cual tome.

—¡Esperen!.—mi mano se detuvo antes de que mi mano se acercara al papel, mi mirada y la de los demás se posaron en la persona que había irrumpido de repente en la habitación.—Yo me opongo a esto, porque ella está enamorada de mí.

Chase. Esto realmente no podía estar pasando, lo sentía como una jodida broma del destino, me costaba creer que esto fuera real. Pero todos podíamos verlo, no era un sueño realmente estaba aquí.

Creía que me desmayaría en cualquier momento, el corazón me latía a mil por hora y más cuando hice contacto visual con él, tragué el enorme nudo que se formó en mi garganta... quería llorar, pero no sabía si de alegría o de tristeza.









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