Al terminar de trabajar, Rodrigo me busco para despedirse de mí.

- Mi bella Eleonora- Dijo acariciando mi cabello- Te extrañare este fin de semana.
- No lo creo, estarás muy entretenido en el concierto.
- Aún así te extrañaré, tú eres la luz de mi vida y lo que me mantiene vivo, no sé qué haría sin ti.
- Eres un exagerado- Respondí fríamente.
- ¿Te pasa algo?- Preguntó extrañado.
- Nada y ya tengo que irme, adiós- Dije simplemente y me fui hacia el parque.

Al llegar vi a Marco esperando en una banca.

- Hola Marco- Sonreí.
- Creí que no vendrías, linda- Respondió.
- Sería una tonta si no viniera.
- ¿Alguien te ha dicho que tienes unos hermosos ojos?- Preguntó.
- No, nadie- Mentí.
- Bueno, haz de tener hambre, vamos a comer preciosa- Dijo y nos dirigimos a un restaurante costoso que estaba cerca- Este es mi restaurante favorito, por favor, pide lo que se te antoje.

Mire el menú en el cual habían cosas muy extrañas que nunca había probado.

- Realmente no sé que pedir, nunca he probado esto- Dije apenada.
- Entonces yo ordenaré por ti, preciosa, este restaurante es de un buen amigo mío, es Italiano al igual que yo.
- ¿Eres de Italia?- Pregunté.
- Sí, es mi país natal, pero llevo 10 años viviendo aquí- Respondió.
- ¿No extrañas tú país?
- No hay nada que pueda extrañar, aquí están mis amigos y mi familia...
- ¿Tus padres?- Pregunté.
- Mis padres murieron hace años, me refiero a mi esposa e hijos.

Su respuesta me sorprendió y me hizo sentir insegura.

- Ya veo- Respondí.
- Eso no te importa ¿verdad?
- Claro que no- Mentí.
- ¿Ya ha decidido que ordenar?- Pregunto el mesero.
- Tráeme dos pastas Alfredo y el mejor vino que tengas- Dijo Marco.
- Claro, en un momento traigo su orden.

Después de que la comida llegó, no podía pensar en algo más, solo en que Marcó estaba casado. ¿Era correcto seguir con esto?

- ¿Cuántos años tienes?- Preguntó.
- Tengo 20 años- Respondí.
- Eres 15 años menor que yo, eso no te importa ¿verdad?
- No- Mentí.
- Eres tan linda, no quiero que esto termine aquí, quiero seguir viéndote ¿Puedo?
- Claro.
- Iré lo más que pueda a la cafetería, pero quiero que seas tú la que me atienda siempre ¿De acuerdo?
- Así será.

Al terminar de comer me despedí de él, sintiéndome confundida y culpable.

- Te veo el lunes, hermosa- Beso mi mejilla.
- Nos vemos el lunes Marco.

Al llegar a casa, mis padres me estaban esperando, se notaban molestos.

- ¿Por qué llegaste tan tarde, Eleonora?- Preguntó mi padre.
- Estaba con Rodrigo- Mentí.
- No es razón para que llegues tan tarde ¡No lo hagas de nuevo! ¡Vete a tu habitación! Hoy no cenaras.

Fui a mi habitación riendo en mis adentros.

Cuando me recosté en mi cama me puse a pensar sobre que era lo más conveniente para mi, es decir, pensaba en lo que yo realmente quería. Aunque Rodrigo siempre había sido lindo conmigo, realmente no sabía si valía la pena seguir con él ya que mi futuro sería muy inestable. Con Marco solo había tenido una cita y aunque era alguien adinerado, no me atraía.

¿Que pasaría cuando mis padres se enterarán de que salí con alguien 15 años mayor que yo, casado y con hijos? Seguramente ellos no lo permitirían, pero ¿Qué importa? Podría tenerlo todo... Todo, menos el amor.

Marco es de Italia, entonces podríamos viajar a su país y el podría comprarme todo lo que yo deseara. No volvería a comer miserias todos los días, él me llevaría a los mejores restaurantes. No tendría porque usar la misma ropa siempre porque él me compraría toda la ropa que yo necesito. Incluso podría dejar de trabajar y comenzar a vivir la vida...

Deseaba todo, quería tener todo en mis manos en ese mismo instante, sin embargo sería un largo camino por recorrer. A Marco le guste desde que me vio en la mañana en la cafetería, pero ¿Y si hace lo mismo con todas las chicas? Entonces mi futuro no era seguro aún, debía esforzarme por ganarme su amor.