Capitulo 1: Metamorfosis después del abandono
Basta... No voy a resignarme, si tú no pudiste hacer algo por ellos, yo cambiaré las cosas.
No puedo seguir viendo como entre nosotros mismos nos destruimos, somos más que eso, más que un mero humano, somos sus salvadores, es verdad nunca pedimos ser esto, pero nadie más morirá delante de mis ojos, así deba doblegarlo. Apenas puedo moverme, mis alas han ido perdiendo su forma casi perfecta, mientras me voy alzando hacia la luz siento como mi aureola se resquebraja y yo con ella.
- Espera...aún nosotros no hemos terminado...
Seis meses atrás
Todos los días comienzan igual, creo que la rutina ya se ha vuelto algo que ahoga y aprieta, aquí estoy hace aproximadamente cinco minutos a sonado la alarma con su ruidoso bip que aún siento en mis oídos, miro alrededor y no veo nada, nada que provoque levantarme y salir disparado de aquí, tan solo la voz de mi madre diciendo que ya está listo es desayuno, me levanto apoyándome de estas paredes azules, voy caminando por el pasillo dispuesto a comenzar este nuevo día, pero una sensación de rabia invade mi cuerpo al mirar hacia al lado y ver el cuarto de Alice desolado, el color, el alma de esa habitación se había ido junto a ella y sus pastillas, no puedo sostener mi vista sin dejar de pensar que desde aquel día que algo esta mál, puedo olerlo cuando le veo a él, cada puta mañana cuando me siento en frente de el a desayunar. ¡ Algo huele podrido!
Aún recuerdo sentir tu risa, esa que invadía de alegría toda la casa, o por lo menos todo mi ser, oírla hablar de como había sido su día y sus bromas que en todo momento eran razón para las más largas y escandalosas peleas de hermanos, que acababan siempre en una sonrisa, una de esas, de verdad. Pero de igual forma puedo sentir el temblar de su mirada casi palpable cuando él se acercaba y quizás se fue, se fue para siempre, pero algo tenía claro, no volvería a perder a nadie frente a mis ojos.
Entonces ocurrió lo inexplicable, un día de esos en los que llovía a cántaros, justo al salir por la puerta de casa, todos lo escuchamos, no comprendo que rayos estaba pasando, me sentía inmóvil, podía ver como las pequeñas gotas de agua se quedaban estáticas en el aire, era como si el tiempo se hubiese detenido y todos con el, al mismo tiempo que escuchábamos una voz.
- Suficiente... Estoy harto, simplemente la humanidad no tiene remedio, escuchenme porque será la primera y última vez que podrán hacerlo, soy aquello a lo que llaman Dios...
No podía creer lo que estaba escuchando, aún mi cuerpo permanecía estático y esas palabras resonaban en mi mente.
-... Abandonaré este mundo tal cual esta, pues consideró que la humanidad perderá todo tipo de salvación y sinceramente no merece la pena, pero les daré una última esperanza aún en mi ausencia, al final de este día renaceran cinco nuevos jóvenes desde las cenizas, cada uno llevará la clave para enmendar los errores de la humanidad...
¿Dios nos abandona, es en serio? Además a que se refiere con la clave para enmendar nuestros errores. En cinco jóvenes esta el futuro de nuestros días. Nada de esto puede ser cierto.
-... Mis hijos se identificaran por un sello en la frente, serán encerrados en capullos, los cuales serán protegidos por sus propias habilidades, hasta su nacimiento, abandono este mundo dejándolos con la solución en sus propias manos, ya no habrá cielo, ni mucho menos infierno, simplemente serán parte del ciclo de la vida.
Las palabras cesaron y nuestros cuerpos volvieron a la normalidad o algo parecido, no se si estaba soñando despierto, pero a medida que iba caminado hacia mi destino todo iba tornándose cada vez más raro e inquitante, habían muchas personas en las calles que se miraban entre si extrañados, algunos caminaban desconcertados, los más creyentes con sus rodillas sangrando inclinados ante el altísimo desaparecido, todos ellos rogando por no ser abandonados, mi cuerpo se retorcia por dentro al parecer no había sido el único en escuchar la voz. Caminando me quedé embelesado al igual que los cientos de personas a unos televisores que mostraban como noticia de última hora, lo recién acontecido, nadie tenía una idea clara y las especulaciones hicieron su aparición, hablando desde supuestos ovnis, hasta golpes de Estados.
Mis piernas corrían casi en modo automático acompañado de una sensación de terror, volvía a la casa aún sin creer que esto realmente estaba pasando. Llegue a casa y con mi corazón que casi se salía del pecho fui a por un vaso de agua para calmarme, pero algo salto a mi vista, la sensación de horror y rabia acumulada me hacían sentir impotente al ver el portátil de Diago, mi padre, con una imagen de ella, de mi hermana amarrada, amordazada y desnuda en un cuarto oscuro, no podía creer lo que estaba viendo y aunque lo sospechaba la realidad era como un puñal que me acababa.
-¿Leonard?
Me di la vuelta al oir esa voz, una sensación de escalofríos estremeció mi cuerpo al verlo a él y solo pensé. ¡No podras escapar de mi! Sus ojos se clavaron en la pantalla del portátil, su garganta se seco y comenzó a tartar de pronunciar alguna palabra mientras trataba de adivinar lo que pasaba por mi mente, pero algo nos interrumpió, seguido a esto podía sentir una sensación extraña en mi frente y fue cuando acompañado de la cara mostrando cierto horror de mi padre, al voltear pude ver mi reflejo en la ventana.
-¿Era yo?
A mis pies me rodearon unas escrituras las cuales nunca había visto, encerrandome a la vez en un cristal en forma de capullo, haciéndome quedar totalmente encerrado, fue cuando de mí, comenzó a salir una luz y con ella mi furia y ganas de gritar mientras veía como mi padre se reducía a cenizas junto a todo alrededor. Solo pude pensar.
- Soy uno de ellos.
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