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16| El Temido Reino de Fuego

El cuarteto podía sentir como el vapor se filtraba del piso y golpeaba su rostro, el piso se sentía caliente bajo sus calzados, el pasto verde no se sentía húmedo, se sentía cálido. No podían ver más allá de las planicies por las cuales eran arrastrados por aquellos monstruos, solo podían ver como unos búfalos y jabalís recorrían la zona mientras probaban el pasto verde.
El cuarteto fue arrastrado por casi dos horas hasta que vieron algo más aparte de las planicies, un volcán se alzaba delante de ellos, y delante de el un montón de chozas hechas con rocas negras brillantes, rocas volcánicas. Las erinias ahora los llevaban por un sendero de rocas volcánicas, las cuales resplandecían con ese color negro de forma tétrica, a los lados del sendero el pasto verde relucía; el pequeño camino los llevaba hasta las chozas y seguía hasta el volcán. Mientras seguían su andar oyeron un gruñido cerca, el primero en fijar su vista en el sonido fue Aran, y allí reposaba un lobo sin pelaje alguno, de piel totalmente negra cual roca volcánica y con algunas grietas por las cuales de filtraba un brillo naranja. El lobo ladró dejando ver su interior naranja cual lava, el animal se preparaba para lanzarse contra el cuarteto.

—¡Quieto!.—le rugió una erinia y el animal le contesto con un gruñido.

—Sabueso de lava.—susurro Aran mientras veía a la bestia irse.

—¡Andando!.—replicó la misma erinia y jalo a Aran provocándole cortes.—.Ustedes ansiaban morir.

El cuarteto siguió su andar, y con cada paso se acercaban más al volcán que se veía más imponente, las chozas se veían con más detalle, definitivamente ese sitio era el poblado de los elementales de fuego.

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Vistiendo ropas rústicas de cuero junto a partes de armaduras y telas rojas los elementales de fuego veían a las presas de las erinias. El cuarteto al fin había llegado al poblado de fuego, ahora las chozas de roca volcánica relucían de la misma forma tétrica que el sendero, y unas pocas antorchas descansaban en las paredes de las chozas; las chozas recorrían todo el sitio mientras que la vida verde descansaba al alrededor, habían unos pocos árboles frutales junto a pasto, y algo bastante especial, géiseres, el cuarteto pudo ver como los búfalos tomaban algo de agua del géiser y luego huían con rapidez gracias a la gran liberación del agua... Agua que se veía realmente caliente.

—¿Qué hace la basura aquí?.—pregunto a gritos un elemental de fuego.

Ese gritó había sido un llamado de atención. Mike, Aran y Elizabeth habían vuelto a la realidad, ya no veían el hermoso panorama, ahora oían cada palabra de los elementales. Les llamaban basura, errores, abominaciones, desperdicios de carne y hueso, abortos; cada palabra denigrante existente salía de las bocas de los elementales de fuego e iban en contra del cuarteto, estos seres... Se creían superiores. De nuevo todos veían al frente, veían el sendero que seguían, y a unos cuantos metros, algo apartado del poblado se imponía el volcán, y una gran abertura en el... ¿Entrarían a un volcán?.

La pregunta se respondió sola cuando el cuarteto fue arrastrado por las erinias hasta el volcán, entraron en el. Delante de ellos había un camino recto que llevaba hasta un trono, a los lados habían aberturas hacia otras "habitaciones". Las erinias al fin dejaron la presión que hacían a sus látigos y los chicos suspiraron de alivio, pero sin previo aviso los latigazos se escucharon de nuevo y todos cayeron al piso apoyándose con solo una rodilla, ese último golpe les había lastimado la parte trasera de la otra rodilla, pero aún podían caminar.

—¿Se puede saber qué ocurre aquí?.—dijo una voz con molestia.

En ese momento el cuarteto podía jurar que escucharon a las erinias tragar saliva. Joash miro al frente sabiendo a quien pertenecía esa voz... Esperaba que todo saliera bien.

—S-su Ma-majestad.—tartamudeo una de las erinias.—No-nosotras.—añadió pero fue interrumpida.

Un gritó de parte de esa erinia había dejado en shock a todos, una bola de fuego había quemado su desnudo seno y la había hecho soltar más lágrimas de sangre. De la oscuridad de donde había salido esa voz alguien apareció, una chica, vistiendo una armadura roja mientras sostenía una llama en su mano y su rostro permanecía neutro.

—Les he dicho que no me hagan perder mi tiempo, ¡Vayan directo al punto!.—replicó la elemental de fuego con una mirada de poco amigos.

—Intentaron invadir majestad, solo porque querían verla.—se apresuró a responder la erinia pelirroja.

La mirada de la elemental de fuego viajó al cuarteto, miro a cada uno de ellos y se llevó una sorpresa; un antiguo, el príncipe de tierras elementales, una completa abominación, y un híbrido. La elemental de fuego posó su mirada en una persona, una mirada gélida acompañada de una sonrisa de superioridad, de burla.

—Los trajiste para que te aceptemos de nuevo, ¿No?. Joash.—le pregunto la elemental con un tono de superioridad.

¿Acaso Joash los había traicionado?. Todas las miradas se posaron en el híbrido, el trío se preguntaba si los había traído a su muerte... No debimos haber confiado en él se repetían todos. El híbrido solo sonrió con burla mientras veía a la elemental.

—No, no me gustaría volver a estar rodeado de invencibles, Lilith.—le respondió el híbrido.

La mueca de burla de la elemental se torció para mostrar una de molestía pura, este híbrido se atrevía a hablarle así; eso debía ser castigado con la muerte.

—Lilith, el príncipe solo quería verte.—añadió el híbrido con su tono monótono.—Además, Elizabeth también quería verte, pero creo que ahora no le agradas.

La mirada de la elemental de fuego se dirigió a la una chica de ese grupo, era obvio quien era Elizabeth, era la abominación. Lilith miraba con asco y un sentimiento de superioridad a Elizabeth, no la consideraba una persona, para la elemental Elizabeth era la definición de un producto defectuoso, un error; por su parte Elizabeth veía con odio a la elemental delante de ella, era una completa desgraciada... Justo ahora se arrepentía de haber abandona a los elementales de tierra y su hermoso paisaje.

—¿Por qué deseabas verme?, Error.—le pregunto con burla la elemental.

—No deseo verte a ti, estúpida. Solo quiero ver tus tierras.—le respondió con odio puro en su voz.

—Oh, tiene sentido, el error quiere ver la majestuosidad de mi mundo perfecto.—se regocijó Lilith.

—¿Perfecto?.—soltó como burla Joash.—Perfectamente podrido querrás decir, estúpida.—añadió con algo de burla.

Un silbido, seguido a eso un golpe. Ahora de la espalda del híbrido corría algo de sangre, una de las erinias no se había contenido y había soltado un latigazo contra él... Que temperamentales. Sin importarle la herida Joash veía a Lilith, aunque la mueca de molestía crecía en ella aún sonreía con superioridad.

—Vamos.—se limitó a decirle al grupo.

Lilith emprendió su camino, se apartó de su trono y se dirigió a uno de los costados del volcán, detrás de su trono, el grupo antes de recibir otro ataque decidió seguir a la elemental, las erinias solo se habían retirado, al fin. Detrás del trono de Lilith había un precipicio, y en el fondo de este el magma burbujeante, siguiendo por uno de los costados unas escaleras en forma de espiral se extendían; el grupo subió siguiendo a Lilith, de vez en cuando veían al vacío, esa caída aseguraba una horrible muerte, morir quemado, rostizado. La estela de humo y cenizas se alzaba mientras seguían su subida, pero al fin habían llegado a la cima; había una gran abertura delante de ellos que los llevaba a un pasillo que llevaba a un balcón, caminaron por el pasillo viendo a sus lados las aberturas con puertas rústicas, de seguro eran otras habitaciones.

Con pasos lentos Lilith fue hasta el balcón y se detuvo ahí, estaba apreciando su tierra. Vio de reojo al grupo y estos entendieron el mensaje, se acercaron con pasos lentos para ver todo bien. No lo habían notado, el cielo era oscuro, las nubes no eran blancas, eran grises, y el hermoso cielo celeste no estaba, en su lugar había un cielo de color azul oscuro como la noche, pero era de día... El grupo vio más allá y pudo ver una playa, del mar de la misma se alzaba el vapor; siguieron viendo los alrededores, géiser, bestias, chozas, elementales de fuego peleando entre sí... Así que está era el temido reino de fuego, un sitio bastante peculiar.

Continuará...

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Unos salvajes los elementales de fuego, ¿No?. Bueno ya saben, si este capítulo les gusto estrellita y compartir ayuda mucho, (más de lo que creen). Espero lo hayan disfrutado, y hasta otra.

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