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13| Segundo Viaje

Dos meses pasaron tan rápido, parecía ayer cuando llegaron y fueron recibidos por Atena y amenazados por Aran, pero no fue ayer, fue hace dos meses.  Justo ahora los cuatros yacían en la mesa degustando lo que sería su última cena como una "familia", los meses habían pasado, debían seguir con su viaje.

—Podrían quedarse otro día, no afectaría su viaje.—dijo Atena para disuadir los.

—No, ya nos aprovechamos mucho de su hospitalidad, debemos seguir.—señaló con calma y cierta tristeza Elizabeth.

—Ambos saben que pueden quedarse aquí, no nos molesta.—les recordó Aran de forma tranquila... Aunque le costaba admitirlo ahora le tenía un poco de cariño a ambos.

—Lo sabemos.—respondió Mike con una sonrisa genuina.

La cena volvió a ese silencio de forma repentina. Ambos podía cuidarse solos, podían seguir con su viaje, pero Atena no deseaba dejar a la deriva a sus nuevos amigos... Sus únicos amigos, cuando se es una reina no hay espacio para una amistad genuina, todos te tratan solo por respeto. La chica le dedicó una mirada a Aran y este asintió en señal de aprobación.

—Bueno, ya que ustedes dos son más terco que los trolls y no se quedarán. Yo iré con ustedes.—les informo con calma el elemental.

La sorpresa se dibujo en el rostro de ambos hermanos. Elizabeth solo veía con sorpresa al elemental, ¿Estaba dispuesto a abandonar su vida por sus amigos?. Por su parte Mike lo vio incrédulo y con una sonrisa creciente, esa era una gran noticia... Para él lo era.

—Les vendría perfecto un guía, y yo soy el guía perfecto.—dijo con una sonrisa de superioridad.

—El se ofreció porque dijo que quería cuidarlos, se ofreció para protegerlos no para ser un guía.—dijo con rapidez Atena.—Los quiere.—añadió en tono de burla y provocó un sonrojo en ambos chicos.

—Ya basta.—replicó Aran al recuperar la postura.—Terminemos de comer y a dormir, mañana a primera hora saldremos... Sera un viaje largo para llegar a esas tierras.—añadió con seriedad.

Y así la cena termino de transcurrir en silencio, sin alguna otra interrupción. La noche paso sin algún percance mientras todos descansaban. El día siguiente, apenas salió el sol el trío estaba listo para partir, ya estaban a las afueras del pueblo y eran acompañados por Atena quien los veía con tristeza.

—Tengan cuidado, ¿Si?.—le pidió a los tres con calma.

—Nos volveremos a ver, tranquila.—indicó Elizabeth y luego la abrazo.—hasta luego.—se despidió.

Mike solo abrazo con fuerza a Atena, ya la consideraba parte de su familia, y Atena correspondió con gusto el abrazo, extrañaría a ese chico.

—Si les pasa algo te esperará un castigo.—indico con severidad Atena.

—Si majestad yo también la extrañare.—dijo con burla Aran y la abrazo.

—No hagas locuras.—le susurro con preocupación Atena.

—Yo debería decir eso.—le susurro como respuesta Aran y abrazo más fuerte.—Adiós enana.—se despidió sonriendo.

El trío emprendió su viaje hacia el bosque al que Mike y Aran iba a investigar cada día, y mientras se iban Atena se despedía de ellos con su mano, enserio los extrañaría a todos, esperaría el regreso de los tres.

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Dos días de caminata podía ser algo tedioso para las personas. Pero dos días de caminata para el trío no era nada, los hermanos había vivido toda su vida huyendo, y Aran siempre salía a investigar. Justo ahora yacían en una larga planicie desértica, sin siquiera una pequeña señal de vida, el pasto verde se había tornado naranja mientras crujía bajo los pies del trío, el calor se había hecho presente, nada del otro mundo pero aún así se sentía el cambio. De forma tranquila Aran detuvo su andar y se sentó sobre el pasto naranja a apreciar el paisaje, por su parte Mike soltó un suspiro de alivio y se acostó sobre el pasto, ya le hacía falta un pequeño descanso, y Elizabeth se quedo de pie viendo las planicies, parecía que se extendía hasta más allá de su vista... Pero sabía por como estaba el clima que no era así, se podía imaginar que estaban cerca.

—Siéntate chica, descansa un poco.—le invito Aran de forma tranquila.

—Estamos cerca, ¿Cierto?.—le pregunto para luego sentarse.

—Si... Aunque admitió que tal vez debimos ir al otro sitio.—le respondió algo intranquilo.

—Uh, ¿Es miedo eso que oigo?. Miedo en el gran príncipe Aran.—dijo con una sonrisa burlona Mike.

—Ja ja ja, muy gracioso.—le replicó el elemental con el ceño fruncido.

—Aprendí del mejor.—le respondió con orgullo.

—Ya basta tortolos.—les pidió Elizabeth y eso provocó un sonrojo en ambos.—Aran, ¿El sitio al que vamos tiene algo de malo?.—añadió mientras lo veía con atención.

Aran vio a ambos hermanos con cierta duda, no era una sorpresa para nadie que los humanos eran ignorantes acerca de los elementales, pero ¿Tanto?. Parecían ser ignorantes aproposito. Al ver que ambos hermanos seguían expectantes ante su respuesta el elemental suspiro con pesadez.

—Vamos a la tierra de los elementales de fuego.—sentenció con seriedad.—Durante el Gran Cisma esos infelices fueron monstruos... Mataron a miles de humanos y de elementales; son guerreros por naturaleza.—añadió con más seriedad.

—Pero ya no son tan terribles, ¿Cierto?.—pregunto Mike esperanzado.

—Un guerrero nunca descansa... Ellos eran, son, y serán siempre los guerreros más despiadados del mundo.—le respondió con un tono sombrío el elemental.

—¿Vamos a la boca del lobo no es así?.—pregunto Elizabeth con cierto nerviosismo.

—Si, pero no tienen un motivo para atacarnos, estaremos bien.—contesto restándole importancia.

—Genial, ahora yo estoy asustado.—replicó Mike viéndolos a ambos.

Los otros dos solo soltaron una sonora carcajada mientras veían al chico. Descansaron otros pocos minutos y comieron sus últimas reservas de comida, Doran y un poco de carne seca, a partir de este punto no podían parar. Reanudaron su andar con un solo pensamiento, iban a encontrarse cara a cara con los elementales más fieros... No había forma alguna de que eso saliera a la perfección, al menos una pequeña quemadura obtendrían; era imposible no pensar en eso, era imposible pensar que saldrían bien librados de ese encuentro inevitable.

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Las planicies habían acabado, uno que otro árbol se alzaba de forma impotente mientras que sus hojas naranjas bailaban con el aire, unos cuantos jabalís recorrían el sitio con rapidez, con el llegar del atardecer retrocedían, dirigiéndose hacia el trío y el camino por el cual habían llegado. El agotamiento empezaba a atacar al trio, así que de nuevo se sentaron a descansar, está vez bajo la sombra de esos hermosos árboles... Y pasados unos pocos momentos escucharon los ronquidos de Mike; no había descansado bien los últimos días.

—Vago.—soltó Aran mientras lo veía.

—Te recuerdo que no dejas de ver a ese vago ni por tres segundos.—le dijo Elizabeth sonriendo.

—¡Claro que no!.—reclamo con un notorio sonrojo.

—Es inevitable, ya solo háganlo.—indico con una sonrisa de burla.

—¡Y-ya cállate!.—le replicó el elemental más rojo.

—Es obvio que se quieren, solo inténtelo.—le dijo más calmada.—No me molestaría en lo absoluto, me alegraría verlos feliz.—añadió con una pequeña sonrisa.

—A mi también me gustaría ser feliz con él.—soltó como susurro y totalmente rojo.

—Entonces sean felices juntos.—soltó también como susurro mientras sonreía.

En ese momento un pequeño quejido salió de los labios de Mike y se movió hasta quedar sobre el regazo de Aran. Elizabeth sonrió viendo la escena, esos dos si que eran unos tortolos... Afinando su vista hacia el tronco donde descansaban algo llamo su atención, la preocupo.

—¿Qué ocurre?.—le pregunto en voz baja pero con preocupación Aran.

—No estamos solos.—se limitó a responder y puso su mano sobre el tronco.

Aran se apartó un poco para ver bien a que se refería. Sobre la corteza del árbol yacía tallada una flecha que apuntaba a la derecha, y no se veía antigua, parecía nueva. Ambos se quedaron viendo la marca y luego se vieron entre sí, esa pequeña señal era un claro mensaje, alguien vivía aquí; y las huellas casi invisibles que estaban dibujaban en la tierra apoyaban esa hipótesis, alguien vive cerca, y hace poco salió a "dar un paseo".

Continuará...

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Espero que hayan disfrutado este nuevo capítulo, si les gusto pueden dejar su estrellita y compartir, ayuda mucho.

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