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09| Sin Control

Que hambre, ¿Cuando fue la última vez que comí algo?; ¿Acaso ya estaba aquí o aún no?... ¿Cuanto tiempo he estado aquí?. Intenté ponerme de pie pero mis piernas no tenían la suficiente fuerza, terminé cayendo contra el duro y frío piso adolorida.

—¿Estás bien?.—me pregunto mi vecino no tan misterioso.

—S-si.—me apresure a contestar.

—No mientas Elizabeth.—me replicó.—Oí que caíste, no tienes fuerza ¿Cierto?, Tienes hambre.—hablo con un tono preocupado.

—Te digo que estoy bien Mike.—le repetí para abrazar mis piernas.

—Yo también tengo hambre... Ya deberían traernos comida.—me informo y lo oí moverse.—¡Por favor comida!.—gritó pero su voz no se oyó tan fuerte.

Seguido de su gritó pude oír pasos, se acercaban; solo escuche como algo caí al piso, una charola tal vez y como parte de su contenido se regaba por el piso; luego más pasos, está vez a mi celda, una persona con vestimentas de científico apareció, y sin decir nada soltó una charola de metal contra el piso y el contenido de esta voló, una masa marrón que parecía ser carne junto a un pan algo mohoso... ¿Esa era mi comida?.  Me arrastre por el piso y comí esa cosa de aspecto tan asqueroso, sabe horrible, realmente horrible, pero el hambre me cegaba y terminé devorando lo; para cuando termine de comer pude ver mi propio reflejo... No... No... ¡No!.

—¡No!.—grité a todo pulmón.

—¿Elizabeth qué pasa?.—pregunto Mike con temor.

Gritó tras gritó seguía saliendo de mi boca, no podía decir nada, no podía pensar en que responder, esto no podía estar pasando, mis ojos, mi cabello... ¡Esto no podía estar pasando!.

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Mike se sentía en las nubes, este si podía ser llamado un sueño reparador, hasta su cama le daba masajes... ¿Masajes?. Con rapidez el chico despertó y vio a su hermana; Elizabeth yacía en su cama "dormida", moviéndose con brusquedad y retorciéndose mientras unos quejidos bastante altos salían de su boca; estaba pasando de nuevo. Con un movimiento rápido el chico se acercó a su hermana y posó sus manos a los costados de su cabeza, de nuevo un destello amarillos salió de sus manos y pocos segundos luego Elizabeth se calmó, seguía cubierta de sudor, pero respiraba de forma tranquila; con lentitud la chica se despertó y lo primero que vio fue a su hermano, preocupado; había pasado de nuevo.
Elizabeth se sintió aterrada, ¿Había destruido el pueblo?, Era definitivo, Aran los mataría, estaban muertos, con velocidad se puso de pie y miro toda su habitación... Ni un solo rastro de daño, no fue nada grave, un suspiro de alivio se escapó de los labios de Elizabeth y vio a Mike.

—Así que, ¿Está vez no fue nada grave?.—le pregunto la chica tranquila.

—Sentí que fue un masaje de los Dioses.—le respondió con una sonrisa Mike.

—Estupido.—se limitó a decir la chica y le dio un golpe amistoso en su brazo.

Ambos hermanos vieron la habitación con total calma y alivio, no era nada bueno que eso fuera pasado, pero el hecho de que no fuera tan fuerte esta vez era algo bueno, de seguro que nadie lo había notado.

—¿A esto te referías cuando nos pediste ayuda con su magia?.—pregunto con un tono cansado Aran.

—Sin duda alguna, esto es falta de control.—opino con algo de intriga Atena.—Pero, pasa cuando duermes, vaya.—añadió con sorpresa.

Ambos hermanos se asustaron al oír las voces de ambos elementales, ahora estaba claro que sí lo habían notado, estaban muertos. Con lentitud vieron a la puerta, allí yacían ambos, Aran recostado contra el marco de la puerta y con una expresión de cansancio y Atena delante de la puerta viendo a ambos hermanos con atención.

—¿Desde cuándo pasa esto?.—pregunto Aran seguido de un bostezo.

—Desde siempre.—se apresuró a decir Elizabeth.

—Así que siempre has provocado algún desastre, y él te calma con su magia.—opino con interés.—¿Pasa muy seguido?.—pregunto viéndolos.

—Es algo aleatorio, puede pasar de forma seguida o tardar meses en volver a pasar.—le respondió Mike.

—Interesante interesante. ¿Pasaron por algo malo, algún recuerdo que los haya traumado?.—pregunto sin rodeos.

La pregunta tomo desprevenido a ambos; Mike no encontró que decir y por su parte Elizabeth miro el piso mientras tomaba su brazo. Ambos elementales se vieron, Atena asintió con su cabeza y Aran soltó un largo suspiro.

—Entendido.—dijo a secas Aran.

—Venga, vamos a comer.—dijo Atena con una leve sonrisa.

El dúo de hermanos se vio y solo obedecieron a Atena; la verdad ninguno había notado el hambre que sentían, sus estómagos le rogaban por más de esa comida deliciosa. El desayuno ocurrió en silencio, ninguno dijo nada mientras devoraban ese manjar, los hermanos podían decir que hasta el agua sabía mucho mejor aquí que en el mundo humano, habían terminado, todos reposaban en silencio, pero de la nada Atena se puso de pie y tomó a Elizabeth por el brazo.

—Me la llevaré por un rato ¿Está bien?, Está bien.—dijo con rapidez la elemental y se llevó a arrastra a la chica.

—¿He?.—fue el único sonido que salió de la boca de Mike.

Aran vio al confundido Mike y solo soltó un suspiro.

—Sigueme, ¡Y no vayas a tocar nada!.—le dijo de forma seria y el chico solo asintió.

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Ambas chicas yacían en el gran patio de esa acogedora mansión, y decir gran patio era poco, era realmente gigantesco; Atena yacía sentada sobre la hierba en posición de meditación con sus piernas cruzadas y ambas manos juntas, por su parte Elizabeth se había sentado por petición de Atena, pero la chica solo veía con interés a la elemental.

—No tienes control.—sentenció Atena.

—¿Control?, ¿Mientras duermo?.—pregunto con una ceja alzada.

—Tus emociones son un caos Elizabeth, y mientras ese caos exista no tendrás control.—le dijo con tranquilidad.

Elizabeth solo veía hacia abajo con la mirada perdida, control, necesitaba el control... ¿Solo eso?.

—Mira Elizabeth, seré directa; tu eres algo extraño, una elemental en todo el sentido, osea los cuatro elementos.—señaló viendo sus peculiares ojos.—Pero veo que no usas tú magia, ella te usa a ti, no la usas mucho ni en grandes medidas, ¿Verdad? Y solo la usas en mayor medida cuando duermes, se manifiesta y la dejas que invada todo tu cuerpo, no la controlas para nada, no te controlas.—le indico.

—¿Qué tiene que ver mis emociones con esto?.—le pregunto algo irritada.

—Todo, absolutamente todo, si te sientes asustada dejaras que la magia te use, y una vez que pase, el caos se extenderá, no tendrás el control y harás algo como lo que hiciste cuando dormías.—le respondió serena.—Pero si no dejas que el miedo te invada, si llegas a ganarle a todas tus emociones y obtener el control serás increíble; podrás hacer algo como esto.—añadió sonriendo.

La chica yacía aún en pose de meditación, pero delante de ella un pequeño agujero se abrió y de el salió cual cascada un líquido dorado, este detuvo su salida como si de un grifo cerrándose se trata y tomó la forma de una esfera. Atena tomo la esfera dorada con ambas manos y la masajeó para estirarla, hizo un arete con ese líquido dorado que se endurecía... ¡Oro!. Elizabeth estaba sorprendida por lo que acababa de ver, manipulación de minerales, los elementales de tierra podían crear lo que quisieran con cualquier mineral de la tierra.

—¿Ves?. Solo necesitas tener el control, tener paz, y empezar con lo básico.—dijo sonriendo y le dio el arete.

—¿Y lo básico es?.—pregunto con interés Elizabeth.

—Lo primero que me enseñaron mis padres.—dijo con una expresión nostálgica y afligida mientras tocaba el diamante que reposaba en su frente.—Toca esa planta, dime que necesita, dime si la vibración de la tierra le afecta.—añadió viéndola.

Elizabeth obedeció con algo de duda y tocó la planta, con ambos ojos cerrados, concentrada, intentado alejar todos sus malos pensamientos e intentado conseguir su propia paz... La vibración de la tierra era perfecta y constante para la planta, pero pudo sentir como otra cosa merodeaba por debajo de la tierra, otra vibración irregular pero muy débil...

—Siento.—decía Elizabeth.

—Lo haces bien.—interrumpió Atena.—Eres buena en esto; yo también siento la otra vibración.—le informo sonriendo.—Pero deberías concentrarte en recibir todas las señales, no es buscarlas.—le señaló.

Elizabeth hizo caso, no buscaba las vibraciones, dejaba que ellas viajarán a ella; no sentía nada, pero al tiempo empezó a sentir, los movimientos de cada planta y árbol de ese lugar, el movimiento de los animales, muy a lo lejos el movimiento de las aguas subterráneas, todas esas vibraciones viajaban a ella y las sentía; era increíble. Ambas chicas se quedaron afuera, Atena le daba más consejos y orientaba mientras que Elizabeth los aceptaba, aprendía rápido a controlarlos cuando estaba despierta, pero su dormir era algo que debía solucionar ella sola; aún así, este era su primer paso al futuro, su práctica con la tierra.

Continuará...

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Y hasta aquí el nuevo capítulo, espero les haya gustado, estrellita y compartir ayuda, y hasta otra amigos.

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