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08| Problemas y Unidad

Una elemental, esa chica delante de Aran era una elemental; pero sus ojos, esos ojos; no, no era una elemental, era una completa abominación. Su expresión de asco y desconcierto no se había borrado de su rostro, por el contrario, aumentaba con cada segundo que seguía viendo a Elizabeth; ninguno tuvo mucho tiempo para reaccionar, sin aviso alguno unas estacas de tierra aparecieron del piso y arremetieron contra ambos hermanos; por poco un muro de tierra cubrió a los hermanos. El ataque había sido de parte de Aran, poseía una expresión de ira pura y asco; rápidamente se preparaba para atacar a ambos con más estacas y sus manos, pero unas lianas lo amarraron con fuerza y lo sometieron dejándolo de rodillas.

—Mike.—susurro Elizabeth y vio a su hermano.

—¡Quítame esto Atena!.—grito con ira Aran.

—No.—sentenció con simpleza la chica.

—¡Atena!.—gruñó iracundo.

—No te soltaré hasta que te calmes Aran.—le replicó.

—¿Calmarme?.—le gritó con desconcierto.—¡Enserio quieres dejar en paz a esa abominación!.—añadió con asco en sus palabras.

—¡Ya cállate!.—le gritó Mike con una expresión de molestía.—Cállate por cinco minutos y óyeme.—añadió intentando calmarse.

Aran abrió su boca listo para soltar su veneno; pero al sentir como las lianas se hundían en su piel y apretaban cada vez más callo, con unos ojos llenos de furia vio a su hermana; está solo le devolvió la mirada con calma.

—Puedes hablar Mike.—le indico Atena.

—Gracias... Miren yo lo sé, es lo más raro que han visto, somos lo más raro que han visto; pero no somos lo que ustedes creen, mi hermana no es una abominación.—dijo viendo a una Elizabeth herida.—Yo se lo que significa para ustedes ver a un híbrido, significa tabú; ustedes solo conocen una forma de crear híbridos y esa forma sería considerada alta traición entre sus pueblos, se que se odian. Pero Elizabeth no nació de esa forma, ella no es lo que ustedes creen. Nosotros no vinimos a matarlos ni a iniciar una guerra, solo queremos un hogar... El mundo humano no es un hogar para nosotros, pero este mundo lo puede ser; además, si ustedes pudieran ayudar a Iza a controlar su magia sería perfecto, nos harían un gran favor.—les dijo de forma tranquila pero insegura, esa era su verdad... Media verdad.

Los elementales de tierra vieron a Mike, estaba claro para ambos que a esa historia le faltaba algo; luego dirigieron su mirada a Elizabeth, esta miraba al piso con una expresión dolida. La expresión de Aran se torció un poco al ver a los dos, ¿Qué les ocultaban?, No se podía confiar en alguien que ocultaba algo, pero por su parte Atena se veía serena, como si fuera logrado entender algo que Aran no entendió, ¿Les tenía lástima?.

—Pueden quedarse.—les informo a secas.

—¿Qué?.—replicó incrédulo Aran.

—Ya lo oíste, se quedarán.—repitió de forma seria.

Un quejido de molestía salió de la boca de Aran al oír a Atena, enserio que la reina era muy blanda...

—¿Alguna objeción hermano?.—le pregunto con molestia Atena.

—Para nada, majestad.—respondió a regañadientes.

El dúo de hermanos vio a los elementales confundidos, ¿Hermano?, ¿Majestad?. ¿Atena es la líder de los elementales de tierra?. Ambos vieron al dúo con incredulidad; pero mientras eso pasaba las lianas abandonaban la fuerza de su agarre hasta dejar a Aran libre, esto solo se puso de pie y limpio el polvo de sus ropas.

—Los tres, fuera de mi habitación.—les ordenó con molestia.

Sin decir nada ni rechistar el trío salió de su habitación, detrás de ellos se oyó como la puerta fue cerrada de un golpe y forma brusca; obviamente estaba muy molesto.

—Vamos, les enseñare sus habitaciones.—indico con simpleza Atena.

—Claro.—respondió a secas Elizabeth.

Atena camino con lentitud por su mansión y los llevó hasta una habitación que yacía apartada del resto de habitaciones; abrió la puerta revelando un cuarto acogedor con dos camas a extremos opuestos y unos pocos muebles, no había más nada y había un poco de polvo y telaraña en las paredes; no era una habitación fea, de hecho era una de las mejores que ambos habían visto, y era de ambos.

—Descansen, los llamaré más tarde para cenar.—les informo y sin esperar respuesta cerró la puerta dejándolos solos en la habitación.

Ambos hermanos se quedaron en silencio y se sentaron juntos en una de las camas; es un sitio lindo, acogedor... Pero, ¿Es seguro?.

—Lo viste.—soltó a la nada Elizabeth.—Como me miraba, tanto odio.—añadió algo dolida.—¿Qué hacemos aquí Mike?.—le pregunto claramente triste.

—Iza, estamos aquí porque aquí podemos vivir.—le respondió el chico con un tono algo ausente.

—¿Vivir?. Tu lo viste, me odian... Me odian por como soy.—le dijo y paso su mano por su rostro.—Yo soy una.

—No, no eres una abominación Iza.—le interrumpió Mike con rapidez.

—Esta claro que para ellos lo soy; es igual que con los humanos.—le dijo con un tono de voz roto.—Soy un monstruo.—añadió y abrazo sus piernas.

—No lo eres Iza.—le replicó y luego la abrazo con fuerza.—No eres un monstruo, eres mi hermana, eres la persona más fuerte que conozco, eres una persona increíble.—añadió y la abrazo más fuerte.

Elizabeth solo cerro los ojos mientras abrazaba más fuerte a su hermano, no lloraba, pero igual dolía; pensaba que estar aquí cambiaría todo, que sería aceptada, pero no podía estar más equivocada; la historia del odio irracional se repetiría.

—¿Qué haremos?.—le pregunto la chica un poco más calmada.

—Por ahora nada, no podemos seguir viajando, necesitamos descansar.—le respondió mientras acariciaba su cabeza.

—Es peligroso.—dijo sin mucho ánimos.

—No creo que vaya a aparecer en plena noche a matarnos.—le respondió con los mismos ánimos el chico.

—¿Y si lo hace?.—pregunto con duda.

—Hemos sobrevivido a ataques antes, solo debemos estar juntos.—le recordó con una pequeña sonrisa.

Elizabeth esbozo una pequeña sonrisa para su hermano y luego se calmó, era cierto, ella era una persona fuerte, una sobreviviente, y podría superar esto con facilidad; si los elementales no querían aceptarla ella los obligaría a hacerlo, si intentaban herirla se defendería, sería como siempre; nada había cambiado aún, pero podía cambiarlo.

La hora de cenar llegó, solo Elizabeth, Mike y Atena fueron a comer, en ningún momento Aran hizo acto de aparición; la gran mesa contaba con seis sillas, Atena se sentaba en la que estaba en uno de sus extremos y yacía decorada con flores brillantes, a sus lados estaban ambos hermanos; comieron carne de cerdo que fue asado, y en contra de sus deseos Mike comió un poco, nunca le había encantado la idea de comer carne, pero rechazar la oferta sería estúpido por el hambre y algo grosero, tomaron un vino de sabor bastante dulce y agradable, nunca en sus vidas los hermanos habían comido tan bien, era realmente delicioso a pesar de las oposiciones de Mike, habían quedado satisfechos después de ese manjar. Justo ahora ambos descansaban en sus camas, aunque la tensión de la discusión seguía en el ambiente las cosas se habían calmado un poco; necesitaban dormir.

—Descansa hermana.—se despidió Mike.

—Descansa hermano.—repitió Elizabeth con una pequeña sonrisa.

—Todo estará bien.—dijo en medio de la oscuridad el chico.

—Lo se, lo estará porque estamos juntos.—le respondió la chica sonriendo.

Esa era la verdad de ambos, estar juntos los había mantenido vivos hasta ahora; estar juntos los mantendría vivos...

Continuará...

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Y hasta aquí el nuevo capítulo, espero les haya gustado, estrellita y compartir ayuda mucho, y hasta otra amigos.

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