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01| Felicidad

El sol del medio día se escurría por la gran arboleda hasta llegar a la ciudad, o lo poco que quedaba de ella; los edificios y el concreto yacían bañados por espesas enredaderas, pequeñas plantas y algunas flores peculiares, algunos edificios yacían como escombros esparcidos por el piso; la pequeña ciudad llena de vegetación estaba casi desolada, de no ser por pequeños conejos y ciervos que recorrían la zona, estaría sola... La ciudad estaba por ser visitada; los ciervos se movieron con velocidad por los callejones y calles frondosas de la ciudad, una pequeña manada de cinco ciervos se detuvo delante de un arco de mármol sucio y lleno de enredaderas, la antigua entrada a la ciudad, bastante ostentosa. Detrás del marco apareció una figura, una a la cual los ciervos golpearon al piso con sus patas con cierta emoción; era un chico de cabello bicolor y ojos bastantes peculiares, con una pequeña quemadura que recorría parte de su rostro y vestidura abrigada.


El chico se dirigía a la ciudad mientras con una de sus manos acomodaba su cabello y sonreía, al ver a los ciervos su sonrisa creció y estos se acercaron a él; el chico solo estiró su mano al frente y está fue lamida por los ciervos.

-Hola amigos.-saludo animado el chico.

Los ciervos golpearon al piso con más emoción y se dejaron acariciar por el chico, quien acepto la propuesta con entusiasmos.

-Elizabeth ven, mira a mis amigos.-llamo el chico con cierta emoción.

-Solo espero que esta vez no sea un animal peligroso, Mike.-se escuchó como respuesta de una chica.

Del arco de mármol otra figura se hizo presente, esta vez una chica, al igual que su compañero llevaba un cabello bicolor peculiar, pero este tapaba sus ojos, debajo de su cabello se podía ver una marca de quemadura igual a la de su compañero, vistiendo unas ropas casuales; una pequeña brisa apartó el cabello de sus ojos, si los ojos amarillos de su compañero eran extraños, los ojos tan peculiares de ella eran una anomalía.

Una pequeña sonrisa se dibujo en el rostro de la chica al ver a los ciervos y su compañero, era una escena hermosa que guardaría; la chica saco un teléfono de su cintura y se apresuró a sacar una foto. Apenas los ciervos notaron su presencia bufaron asustados, no se mostraban tan contentos ante su presencia.

-Chicos es mi hermana, tranquilos.-intento tranquilizar a los animales el joven.

En vano, la manada de ciervos bufo asustada y se apresuraron a alejarse del dúo lo más rápido posible; los dos solo vieron como los ciervos se alejaron, el chico se veía algo triste, sus nuevos amigos le habían abandonado, y la chica se veía algo afligida, se habían ido por su culpa... Mike se sobresalto al oír unas pisadas justo a su lado, ¡Un ciervo!. Pero este había vendido solo, era un ciervo peculiar, parte de sus astas no estaban, habían sido rotos; el ciervo rodeo al chico y se acercó hasta Elizabeth, inclinó su cabeza ante la chica invitándola a acariciarlo, está acepto y acarició la cabeza del animal, quien luego de recibir el mimo se fue por un camino distinto al que siguió la manada.

-Le agradas te.-señaló con una sonrisa Mike.

-Estaba solo.-respondió a secas.

-¿Seguimos?.-pregunto aún sonriendo y recibió un asentamiento como respuesta.-¡Pero antes!.

El chico se movió con rapidez y abrazo a la chica del hombro, tomó su teléfono de forma rápida y se sacó una foto; luego solo se dispuso a observar la foto, Elizabeth estaba sorprendida, mirando a otro lado, y el estaba sonriente mirando a la cámara.

-Borra eso, salí mal.-pidió de forma seria Elizabeth.

-No, salimos ambos y este hermoso paisaje, es para recordar.-le respondió sonriente y empezó a caminar dirección al bosque.

-¡Al menos dame mi teléfono!.-le gritó algo irritada, pero divertida.

El dúo de hermanos se adentró al espeso bosque que estaba un poco más allá de la ciudad, Mike caminaba sin cuidado mientras veía hacia arriba, era casi imposible ver la copa de los árboles, eran gigantesco; por su parte Elizabeth realizaba su recorrido de forma precavida, no pensaba tropezar con alguna raíz... Lástima que su hermano no pensaba igual. Mike se quedó asombrado al ver el árbol más grande del bosque, de unos 30 o 35 metros de alto con un grueso tronco, las hojas se veían grandes y de un color turquesa... ¡Un árbol cultivado de forma magia!, El asombro del chico fue tanto que no pudo notar la raíz que se asomaba y tropezó con ella; Elizabeth solo vio como su hermano cayó al piso y luego soltó una carcajada.

-Que malvada eres Iza.-comento el chico antes de ponerse de pie y sacudirse el polvo.

-No lo viste desde mi perspectiva.-se limitó a contestar sonriendo.

El chico solo se limitó a verla con algo de desaprobación para luego sonreír, así era su hermana. Mike toco el grueso tronco del árbol mientras intenta ver la copa del mismo, era realmente sorprendente que en el territorio humano hubiera un árbol mágico, algo que fue hecho por un elemental... ¿Hace cuánto tiempo estuvo ese elemental en esta zona?. ¿Días, meses, años... Décadas?.

-Veo como te sale humo de la cabeza.-se burló Elizabeth mientras se acercaba a él.-¿Árbol mágico?.

-Árbol mágico.-respondió Mike sonriendo.

-Entonces hace mucho aquí vivió un Elemental de Tierra.-le indico la chica.-Es un sitio perfecto.-añadió con una pequeña sonrisa y Mike asintió.

El chico se sentó sobre la humeda tierra delante del gigantesco árbol, cruzó ambas piernas, y posó una de sus manos sobre la áspera madera del árbol; el momento de silencio fue roto cuando del árbol se oyó un chirrido un tanto irritante y parte de su corteza cayó. Mike separó su mano con lentitud del árbol, no sin antes susurrar unas palabras que la chica no oyó, volteó a ver a su hermana y está lo vio expectante.

-Fue plantado hace unos 50 años.-le informo el chico.-El que lo plantó fue un elemental de tierra, adivinaste.-añadió sonriendo.

-Siempre tengo razón.-dijo con soberbia.

La chica se sentó al lado de Mike y posó su mano en el mismo sitio donde su hermano la había puesto, después de unos segundos la corteza faltante del árbol volvió a crecer y junto a ella unas hermosas flores de color celeste.

-Le hace falta agua.-comento el chico viendo el árbol.

Elizabeth esbozo una pequeña sonrisa y asintió, alzó su mano al aire con la gracia de una bailarina y pocos segundos después una gota de agua cayó sobre su palma, dejo que la gota recorriera su palma y cayera sobre la base del árbol para que luego una pequeña lluvia bañara al árbol.

-He estado pensando en un truco.-llamo la atención Elizabeth.

-Déjame verlo, seré tu público.- ofreció Mike sonriendo.

La chica se levantó y apartó un poco del árbol, en una de sus manos apareció una pequeña esfera de agua cristalina y en la otra una de llamas de fuego que adoptaron la misma forma de esfera, la chica lanzó ambas al aire y empezó a hacer malabares con ambas, pero de vez en cuando las esferas volaban en dirección al chico y volvían a las manos de la chica, se movían como si tuvieran vida propia; Mike aplaudió mientras sonreía y Elizabeth se auto-halago por su truco. Luego de eso la chica hizo flotar hojas y rocas, creo más esferas de agua que fueron arrojadas cual globos de agua y empezó un juego, hizo crecer más árboles; todo mientras que el chico la veía con una sonrisa de oreja a oreja, ella se veía feliz, y solo eso le importaba.

El solo estaba empezando a ocultarse mientras que la oscuridad se empezaba a filtrar; en ese momento Elizabeth se balanceaba de una de las ramas de un árbol mientras que Mike veía hacia el atardecer naranja.

-Debemos irnos.-indico el chico y luego vio a Elizabeth.

-Podríamos quedarnos hasta más tarde, sacar fotos, hacer un campamento.-respondió con cierta emoción en su voz.

-No podemos Iza, podría venir algún cazador y sería peligroso.-le informo algo nervioso.

-Bien, vámonos.-cedió algo deprimida.

-Otro día haremos nuestro campamento, será el mejor.-comento el chico sonriendo.

Ambos se fueron con pasos rápidos del bosque y de la ciudad vegetal, había sido un día realmente divertido, hermoso. Ambos llegaron al pueblo en el que vivían de noche, las luces yacían apagadas, como si con eso pudieran evitar el ataque de algún bandido, pero el dúo de hermanos se sabía de memoria el camino de regreso a su casa, podían hacerlo en medio de la oscuridad, pero aún así usaron la linterna del teléfono de Elizabeth; ambos entraron a un conjunto departamental algo deprimente, con las paredes cubiertas por capas de moho y maderas agrietadas, caminaron hasta su apartamento. Una pequeña pieza con una sala de estar aceptable, con algunos muebles y libros, una cocina solo con lo necesario y un cuarto con dos camas, poco pero suficiente. Mike se dirigió a la cocina y de la nevera saco la comida, un sándwich con lechuga y mortadela con apariencia de cartón, y una ensalada de fruta que en su mayoría tenía bananas y unas pocas manzanas y peras. Después de comer ambos fueron a acostarse en sus camas sin preocuparse por más nada.

-Iza, descansa.-dijo mientras sonreía en la oscuridad.

-Tu igual Mike.-le respondió la chica para ver la pared.

El chico solo soltó una pequeña risa y se acomodó; por su parte la chica se quedó observando el oscuro techo por unos minutos, era feliz, aunque técnicamente era pobre y solo contaba con su hermano, era feliz... Tenía la mejor vida que podía imaginar.

Continuará...

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Primer capítulo hasta aquí amigos, espero les haya gustado, un capítulo para mostrar la ciudad y personajes en un inicio, espero que les haya gustado, y hasta el próximo capítulo amigos.

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