Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16: La llegada.

Me levanté del suelo con el hombro dolorido.
No sabía cuanto dolía una herida de bala... pero definitivamente dolía muchísimo más que una leve molestia.

Me toqué la zona del hombro y no noté ningún agujero, ni sangre, ni nada salvo un poco de hollín o pólvora (no lo sé, era un polvo negro).

¿Cómo era posible que yo no tuviera la más mínima herida?, me había disparado y había acertado de lleno...

Miré a Robert a la cara. Una pequeña cicatriz en forma de "x" se alojaba en la mejilla derecha. ¿Desde cuando tenia esa cicatriz?

Gruñí y me lanzé contra el.

Robert ni se inmutó. Cogió su pistola con decisión y me apuntó a la cabeza, por lo que de un manotazo asustado la tiré hacia un lado de la azotea.

Lo cogí y lo lanzé contra el suelo. Le puse un pie encima de su mano izquierda y oí un crujido seguido de un grito.
No pude evitar sentirme mal.

Levanté un puño sobre su cabeza, un puño que, si le daba, lo mataría por la velocidad de la mano al impactar.
Pero no pude. Ahí me quedé.

Yo no era un monstruo, yo... no podía matar al padre de mi mejor amiga.

—¿En serio creías que podías matarme, Robert? —le pregunté bajando el puño.

—No, claro que no puedo matarte —dijo mientras reía y tosia sangre—, pero sí que puedo distraerte Sammy.

Abrí los ojos de par en par. Aquel desgraciado... nos había condenado.

La tormenta llegaría en dos minutos.

***

Lanzé a Robert hacia la puerta de acero (seguía sorprendiéndome ese efecto) y empecé a correr como si la vida me fuera en ello.

Porque así era.

Y no solo la mia, la vida de todos, absolutamente todos los seres vivos del planeta estaba en mis manos.

Corrí retorciendo bruscamente las piernas y los brazos para poder coger más velocidad. En ese momento no me importaba acabar agotado, simplemente me importaba poder alcanzar la suficiente velocidad.

Quedaba un minuto.

A la vez que corría como un desquiciado calculaba donde debía saltar, porque la nube estaba peligrosamente cerca de la azotea.
Y... si saltaba al vacío sin siquiera haber salvado el mundo, seria una muerte muy patética.

Empecé a gritar como un loco, las rodillas me ardían y dolían como nunca, junto con mi ropa que, literalmente, ardía y se desintegraba en llamas.

30 segundos.

La tormenta se acercaba, y yo pensaba en rendirme por el dolor.

20 segundos.

No podía más. Mis rodillas eran el mismísimo infierno.

10 segundos.

Me mordí con fuerza el labio inferior para aguantar el dolor y seguí corriendo.
Extrañamente y sin venir a cuento, recordé una frase que decían unos amigos míos en primaria mientras jugaban al fútbol, deporte el cual nunca me gustó.

¿Qué somos?, ¡¿Leones o huevones?!

¡¡¡IAAAAARGGH!!!, ¡¡Somos leonnes!!—grité preparándome para saltar.

La tormenta ya estaba ahí.

***

Salté a la nube, sumergiéndome en una completa falta de visión.

¿Sabéis eso que dicen de que vuestra vida pasa ante vuestros ojos momentos antes de morir?

Pues es real.

Nada más entrar a la nube, una ola de gases me inundó los pulmones, haciendo que me ardiesen por dentro como si tuviera ascuas en mi interior.

Instantes después empecé a caer y ví a mi padre.

Lo vi aquella mañana de navidad, cuando me dijo que aquel Elfsweet había traído los regalos.
También lo vi en la primera carrera que gané.

Ví a mi madre en el funeral, llorando bajo esa red negra que colgaba de su gorro.

Me ví a mi, llorando junto a Lillie cuando mi padre murió.

Ví a Lillie con aquel pijama de conejos que tanta risa me daba, y la ví también en el hospital, horas después de que hubiera alcanzado ese maldito rayo.

Ví a su madre, disgustada por tener que cenar al lado de su futuro ex marido. En aquella cena no parecía que fuese a intentar matarme, todo lo contrario, parecían que me fuese a dar la mano de su hija.

...

Y... también vi a Daito, aquella vez en las escaleras cuando nos conocimos y charlamos mientras Lillie se perdía en una montaña de maletas de ropa.
Recordé la historia del número de mi habitación.

Ví a Daito cuando... era un zorro gigante. Que lo más raro de todo era que no tenía cola.

... ví a Beatrice besándome y a Daito con el corazón roto y mirándome con furia.

Y, de repente, ví como la tormenta explotaba y se disolvía en rayos mientas yo caía hacia el estanque del parque.

Las últimas dos cosas que pensé antes de estrellarme contra el agua eran:

Menuda suerte.

y...

Lástima que no sepa nadar.



Hola.

¿Puedo preguntar una cosa?

¿Por qué éste capítulo ha hecho que llore?

No lo entiendo ni yo... y soy el creador...

Pero bueno, qué se le va a hacer.

<3

PD: Lo siento, éste capítulo solo llega hasta las ochocientas palabras.

Pero en mi defensa diré... que lo veía necesario.

Adiós, Neo Sapiens.

Por cierto, estoy haciendo un booktrailer de éste libro, aunque es un poco cutre xD.









Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro