Prólogo
¿Cómo nos conocimos?
Esa pregunta siempre rondaba en mi mente, realmente mi niñez había sido extraña ya que en parte así cómo hubieron momentos malos también no podía negar que hubieron buenos, disfruté a mi abuelo como una figura paterna e incluso vivía en un castillo (un hotel pero para mi era un castillo), pero siempre esa misma pregunta se repetía una y otra vez sin una clara respuesta ya que sólo se reía de mí y me dejaba igual.
— Dime mi amado, ¿Cómo nos conocimos?— le Pregunté a Dominic, él había sido mayor que yo en ese momento así que poseía una visión más clara de esos recuerdos a la de una niña.
No había sido en el secuestro, si no de mucho más... Atrás.
Teníamos ya un año en Turin y regresaríamos al terminar Joe el año escolar, yo debía terminar mis estudios y hacerme cargo del hotel. Mi abuelo era un hombre mayor y a pesar de que mi madre había "madurado" el Hotel era mi vida. Un año desde aquel secuestro donde mi padre seguía en prisión, pero a pesar de todo ese drama mi madre hacía lo mejor para "crear un vinculo con su única hija".
Lo que era más raro de ver a mi madre interesada todos los dias en mí, era cómo de un día a otro terminé siendo "la madrastra de un preadolescente" y poco a poco asimilaba el hecho que había sido el destino que nos unió.
—¿ sigues sin recordarlo? Bueno... tal vez no porqué eras realmente pequeña en ese entonces— confesó con una sonrisa, deslizando su mano hacía mi pecho y me apoyé de su cuerpo cálido. Apartando con delicadeza los rizos de mi rostro,él sonrió —Eres igual a Dory— dijo riéndose y yo arrugue la frente.
—entonces tu eres el pececito y su hijo.... ¿ Nemo? Con razón. Eres un gruñón, tonto — me quejé haciendo puchero y él me tomó en sus brazos para hacerme cosquillas.
¿A quién engaño? mi memoria es igual o peor a la de Dory de la pelicula "buscando a Nemo"
***
Mas de 20 años atrás.
En las ruidosas calles de una ciudad tan poblada como lo era New York, las personas circulaban por el alrededor con sus cafés en mano y sus maletines, acercándonos más frente a un Hotel lujoso de varios pisos donde la élite de la ciudad se hospedaba en sus habitaciones, pero lo que llamaba la atención de muchos era que a pocas calles había un asentamiento de inmigrantes del viejo continente y por mas que la policía quería sacarlos siempre estaban alli.
¿No era un país libre?
Se había convertido ese lugar en un barrio empobrecido detrás de una calle comercial, era un contraste enorme frente a un hotel de 5 estrellas. Los años pasaban y aun ese lugar para muchos era solo una cueva de ladrones. La única heredera del Hotel según el testamento de su abuelo, era una trigueña de rizos grandes y ojos enormes, Eleine Brooke con dos "oo" en su apellido paterno, desde el divorcio de sus padres estaba bajo el cuidado de su abuelo materno, una niña con corazón de oro y despegada de lo material, para muchos era una niña rebelde pero era el orgullo de aquel abuelo consentidor que llevaba siempre a la niña a sus reuniones y era lo único bueno de la relación de su hija con un pillo que hizo su fortuna estafando. Mientras el viejo se encargaba de una visita de ultimo momento del cuidador de la calle, la niña jugaba con su mano sin escuchar la conversación de ellos.
Frente a ella dos hermanos corrían, el mayor de casi unos 12 y seguido de una niña de unos 10 años, emocionada por encontrarse con los chicos que veía en la iglesia por varias veces se separó de su abuelo y corrió frente a ellos.
—Hola soy Eleine ¿me recuerdan de la iglesia?. ¿ que hacen?— Preguntó curiosa.
El mayor la vio y giró los ojos.
Ella era la hija del que mas daba limosna en la iglesia, Habia pasado un año desde que había visto a la niña mimada e insoportable desde la primera vez que se cruzaron cuando ella llevaba las ofrendas en la misa.
¿era un mal destino haberla regresado a su abuelo esa vez que la vio llorando? Pensaba el muchacho.
No se conocían oficialmente, pero desde que llegó a la iglesia se cruzó con aquella niña que siempre era una tonta con todos y se reía de forma despreocupada.
— Vamos , Sasha...— dijo el mayor ignorando a la niña. "Si la ignoraba posiblemente se iría" pensó arrastrando a la rubia de grandes ojos del brazo.
— Pero ella nos esta hablando.— se quejó la pequeña deteniéndose de mala gana y él la jalo con fuerza.
— Vamos que tu padre esta cerca y si nos ve...
— ¿Su padre?¿Qué ocurre?—preguntó Eleine siguiéndolos y éste se giró para detenerla.
— No es tu problema "mimada".
— ¡Bastante odioso!. – se quejo la pequeña.
— Dominic es así, en la iglesia solo está con su biblia, parece un monje— se burló la pequeña y Eleine empezó a reírse con ella.
A unos metros, Detrás de ellos caminaron los dos hombres, el Abuelo de la pequeña y un lado el jefe de la zona, ya Eleine al conocerlo la primera vez sus mejillas se sonrojaron ya que aquél hombre tenía un atractivo enorme, considerándolo un posible padre para ella, posiblemente ese hombre podía ser un buen padrastro ya que tenía lo principal para ser un candidato, tenía lo esencial" era bonito.
Arreglándose el vestido la pequeña le sonrió al hombre que se acercaba, mirando a los dos niños trató de acercarse pero fue rechazado sorpresivamente.
— Hijos. ¿ haciendo amigos en la zona?— El mas grande tomo del brazo molesto a la pequeña y siguieron su camino ignorándolos. Incluso siempre se despedía del viejo, pero al encontrarse al hombre que acompañaba al viejo hotelero, corrieron a casa.
— ¿ hijos?— se preguntó Eleine al ver a los niños irse.
— Sabes como son los niños... asumen que las peleas de sus padres son de ellos— le dijo el hombre riéndose mientras Eleine miraba a los hombres hablar de temas que no entendía, alzando a la niña, ella se colgó de su cuello y observó mas de cerca al compañero de su abuelo. Era un hombre fuerte de profundos ojos, pensaba solamente lo orgullosa que sería llevarlo a las reuniones de padre e hija.
— Ya sabes, solo tienes que proteger a esta niña más que al maldito hotel, todos creen que me importa el dinero... pero quién me importa es ella— le amenazó con gentileza.
El hombre le sonrió y Eliene sonrojada se apoyo en el pecho de su abuelo. Despidiéndose y tomando la mano de la niña posándole un beso, esta se sonrió. Caminando hacia el hotel de vuelta a su castillo, su abuelo se reía por la reacción de la niña.
— Eleine, espero que no seas igual a tu madre.— le regañó con cariño y la niña lo vio sorprendida
— No entiendo— dijo mientras jugaba con la barba y le pellizcaba la cara y él empezó a reírse.
Había notado que la pequeña sonreía de forma coqueta con el señor Elliot, y rogaba que no hubiera heredado los genes de fijarse en un hombre solo por ser "un galán" su hija era superficial y sólo esperaba que Eleine no viviera de la misma forma.
En su hogar los recibieron la pareja "de señor y ex señora Brooke" haciendo un espectáculo en el lobby del hotel, apretando sus puños Eleine veía decepcionada tal escena. Por mas que su abuelo la amará nada era igual que el supuesto "amor" de sus padres. Con el corazón doliendo al escucharlos pelearse por quien debía quedarse con la niña se fue Corriendo hacía la calle.
Mientras los adultos se sumergían en su mundo, ella corría entre las calles buscando huir ¿tal vez estaba a tiempo de ser adoptada por ese hombre? Y adentrándose entre más calles fue a parar en aquel barrio peligroso cercano a la iglesia. Sin saber como regresar miraba todos los peligros que la acechaban y buscaba al menos la forma de salir.
Una voz femenina la llamaba una y otra vez, haciendo que Eleine se girará.
— ¿Pequeña ¿ estás perdida?— Pregunto una señora con un extraño acento marcado y varias flores en una canasta. La señora parecía amable por lo que Eleine se sintió cómoda y asintió varias veces con la cabeza. Limpiándose la nariz, la señora sonrió y le ofreció una pequeña flor haciendo que se calmara.
— Tranquila, mi niña Yo te cuidare. — le dijo con amabilidad y ella se calmó, aquella mujer cálida de ojos grandes lucia como una madre debía hacerlo, a pesar de su apariencia, inmediatamente Eleine confió en ella y jugueteando con la flor la mujer se giro y buscó con la vista a alguien —¡Dominic! ven aquí — dijo llamando con u mano a un muchacho que tenía una canasta de flores a su lado.
— ¿Tú?— se dijeron Ambos.
Mirándose aun incómodos y con una expresión de desagrado, la señora vio la expresión de su hijo, aquél gesto de fastidio como cuándo lo mandaba a limpiar o a cuidar a sahs hermanas y si la niña estaba molesta era obvio que era por su culpa.
— Ya que se conocen anda y llévala a su casa.
— ¡Pero mamá ...!— se quejó con fastidio. Por lo visto ese hábito de encontrarse con Eleine era mas seguido de lo que esperaba. ¿Se iba a volver una costumbre encontrarse con aquella llorona? Se quejo en su mente.
— Anda — le ordenó con firmeza y luego se dirigió a la pequeña— y tu pequeña, esté lugar es peligroso, una niña así debe andar tranquila en su casa, tu familia debe estar preocupada. Este lugar no es para niñas cómo tú, así que oculta bien esos aretes— le aconsejó cubriéndole las orejas con sus rizos, ya que a simple vista dejaban ver los aretes enormes de oro laminado. Todos sabían quién era esa pequeña, la habían visto de la mano con su abuelo en misa y sonriéndole tomó la mano de la señora.
— ¿ no me puedo quedar con usted? — preguntó apenada, y la mujer empezó a reírse por aquella pregunta y acariciándole el cabello le respondió.
— Pequeñas tienes tu propia familia no puedes huir. Cada uno en el reino de Dios tiene su lugar, así como yo tengo a mis niños y ellos a mí, tú tienes una familia que te quiere— le contestó con ternura, su vista se dirigió al muchacho que seguía haciendo puchero detrás de ella y lo llamó con su mano— Ven Dominic, él te llevará y siempre te cuidara cuando lo necesites.
— "Siempre es mucho tiempo"—murmuró para él molesto.
Pero tenía que hacerlo, no podía desobedecer a su madre, sosteniendo de mala gana a la pequeña ambos se despidieron y caminaron hacía el hotel, en un silencio incómodo la pequeña decidió romperlo.
— ¿El hombre sexy es tu papá?
— ¿Hombre sexy? — le preguntó confundido y la niña asintió.
— El hombre sexy que puede ser mi padre, aunque había olvidado a tú mami. Ahora me siento mal— dijo avergonzada y el muchacho giró los ojos.
— Estas mal por fijarte en un hombre mayor, loca— le dijo sacándole la lengua y ella se hundió entre hombros.
— No estoy loca, mi mami dijo que debía casarme con un hombre bonito cuando crezca así cómo el principe de Cenicienta. No es mi culpa que tu bonito y cuando sea grande me casare con un hombre así igual a él atractivo y alto y...— antes de terminar Dominic empezó a reírse ¿cómo le decía que su "hombre ideal" era una sabandija mafiosa?
— ¿Sabes que cualquiera es alto frente a ti? Enana—. Le dijo golpeándole la frente.
— ¡Idiota!, te aseguro que no saldría con alguien cómo tú ni que me pagaran— le señaló deteniéndose y él empezó a reirse.
— ¿Salir? ¿crees que me gustas? Estas loca niña, ¿Quien va a querer salir contigo? Cuando crezcas seras fea y nadie va a querer estar contigo, piojosa mimada.— se burló y la pequeña aferrándose el brazo del muchacho lo mordió haciendo que él la golpeará en la frente.
— ¡Ya no tengo piojos! Estúpido monaguillo — le dijo empujándolo. Sorprendido por eso empezó a empujarla, Dominic sabía que no debía golpear a las niñas y mucho menos mas pequeñas, pero la pequeña bola de rizos para él no era una niña. Era una especie de karma, un karma que mordía muy duro.
Aquella disputa parecía durar horas, pero apenas eran unos minutos que se convirtieron en juego de atrapadas y sorprendido ya que al ser supuestamente "más pequeña y mas refinada" luchaba mejor que sus hermanas.
Separándose cansados se sentaron a un lado de la acera recuperando el aire y se vieron los dos con los cabellos revueltos y la ropa desordenada.
— Yo gané — dijo sonriendo la pequeña Y él giró los ojos.
— Eres una tonta.
— Y tú un tonto.— le respondió y él empezó a reírse, levantando la mirada se dio cuenta que ya habían llegado a la casa de la niña, mejor dicho su "reino".
— Aquí estas en tú castillo.— le dijo levantándola del suelo y ella giró los ojos— Recuerda mocosa, eres una niña fea y nadie te va a querer cuando seas grande.
— Para alguien que asiste al sacerdote tienes la boca sucia, tonto— le dijo sacándole la lengua— Ya lo veras, tendré un novio igual de lindo que tu papá.
— Si lo que digas, enana. Esperó no verte más. — le señaló el semáforo en rojo y ella se alejó molesta.
— Yo tampoco quiero verte más, feo— le dijo cruzando la calle y él la vio sorprendido.
En sus once años de vida, nadie le había dicho feo, ni sus hermanas, molesto se regresó a su casa esperando que ella no regresará de nuevo a su vida.
Pero para él, esto no fue así, su padre le ordenó siempre estar con la pequeña al igual que cómo cuidaba a sus hermanas.
...... ***
Actualidad.
—¿ recordaste? —Pregunto riéndose y me sonroje al escuchar esa historia.
Yo no podía ser una niñata molesta, y mucho menos recordaba que Dominic me odiara tanto.
— ¿me odiabas?— pregunté desilusionada.
— Sí— respondió sin titubear— ¿quién no te iba a odiar? Era un niño, y tu actitud era molesta al igual que mis hermanas y como si la ciudad no fuera tan grande, siempre te encontraba a donde iba, solo aprendí a tolerarte en ése momento— respondió riéndose.
No me imagine que para un niño era horrible estar rodeado de niñas menores y mucho mas cuando estaba entrando en la adolescencia y era obligado a ser su niñero. Pero no recordaba que me gustará el padre de...¿eso tendría relación con mi gusto de hombres mayores?
— Ahora que lo veo, sí luces bastante parecido a tú padre... creo que quedo en mi subconsciente eso...— respondí observando su rostro, al igual que una vieja fotografía que conservaba su madre, padre e hijo compartían los mismos rasgos, pero Dominic había heredado los labios delgados de su madre y la nariz perfilada, lo qué esos ojos azules mostraban eran amor y compasión a diferencia de su padre que era frío.
— ¿Sales conmigo por que tenías un extraño flechazo infantil por mi padre?— me preguntó levantando la ceja y yo me sonroje...
¿A quién se le podía negar que su padre a su misma edad no estaba nada mal?
— ¡Tú fuiste el que me dijiste fea y que nadie me iba a querer!— le reclamé para desviarnos el tema.
— De eso si me arrepiento, porque cuando te vi ése día en el puente me di cuenta que te habías vuelto bastante hermosa y sin darme cuenta en ese entonces, no imagine que hubieras crecido convirtiéndote en una hermosa señorita, no era mi culpa, te conocí a los 10 y tú te sacabas los mocos...
— ¡Oye!— le golpeé el estómago y el empezó a reírse.
— pero teníamos diferencia de edad y no quería arriesgar otra vez mi regreso al seminario por tu culpa, pero lo hice, tuve mi desliz con la mamá de Joe.. fui...
— ¿un idiota insensible? Y él asintió.
— Sí, pero... al menos ese tiempo separados me hizo valorar la vida, y volver a encontrarme contigo pude conocerte y valorarte cómo debías. Te amo Eleine, Y no sé si fue que me hiciste darme cuenta cuando te saque del agua contaminada y me valiste una congestión ocular, cuándo dejaste una tanga sobre mi lavado...
— No me recuerdes eso— le dije avergonzada y él me besó con cariño.
— Te amo Eli, no me cansaré de decirlo... — abrazándolo, le sonreí y le correspondí un largo beso mientras me acariciaba con cariño y lo vi sorprendida, no sé en que momento
— Yo también, te amo. Espero que esté no sea nuestro final sí no un comienzo.
Fin.
......
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