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Final💥💥


 Varios meses después.

— Entonces, Eleine, ¿te cogiste al maravilloso religioso y lo dejaste ir? ¿En qué pensabas?—Preguntó Olivia.

Aquella chica que estaba frente a mí había regresado cambiada. Yo estaba absorta de mis pensamientos y problemas que no la recordaba, su cambio tanto en su aspecto; había dejado su cabello de colores extraños por un color café, las dos de cierta forma habíamos cambiado y ella aprovechaba el momento para salir con quien había sido su mejor amigo de niñez.

Era cierto que en algunas historias el romance con tu primer amor no funcionaban, pero en estas siempre teníamos que ampliar la búsqueda y no conformemos con el primer pelele, ella con un sexy inspector de cómo que era la CIA o el FBI.

¿Y yo? Teddy me había enviado por correo un vibrador.

— Sí, tenía que dejarlo ir, por su hijo... no iba a atarlo a mi vida, su hijo está primero— dije desanimada— ¿ Y tú qué vas a decir? No me puedes juzgar.— me defendí y ella se echó a reír.

— Y por eso lo digo, elegí y a Richard porque lo amaba de verdad, lo deje ir y me arrepentí — respondió desanimada, sonriéndome ella trató de animarme— tú también estás haciéndolo, ocultando tu amor detrás de esa fachada de "todo está bien" lo estás alejando.

— Tenía que quedarme, mi mamá estaba enferma con cáncer.

— Ahora esta sana y deja de poner escusas. Imagina que alguna italiana de esas vea a ese padre soltero "más bueno que el pan de chocolate" y lo quiera para ella.— señaló "haciendo una seña a lo "italiano" y yo gire los ojos—Aquí fue un sobreviviente a Marina y a cualquier prostituta , estuvo en la cárcel y su trasero no fue penetrado, no vas a dejar que ahora esta libre.— me regaño y yo gire los ojos.

— Ya sé a lo que quieres llegar— le respondí de mala gana.

Y ella tenía razón.

¿Pero qué podía hacer? En estos meses muy poco hablábamos, ni tocábamos el tema de la despedida o de cuando regresaría, ya que incluso Joe estaba inscrito en un colegio allí.

No podía ir y hacer una rabieta para que regresara, sólo tenía que vivir con su recuerdo y con ese colgante en mi cuello, no olvidaría todas las memorias de los recuerdos que nos había unido.

****

Gracias a mis amigas caí en cuenta que "Sí no iba a la montaña, otro Mahoma se llevaría mi montaña" y no iba a dejar que otras chicas se llevaran a aquél hombre que tanto me había costado conseguir, iba a decirlo y afirmarlo mil veces si era posible, sí ...ese mismo que tanto me gustaba, no iba a vivir de solo oírlo o verlo por Skype, las videollamadas no servirían para siempre, él se aburriría seguramente y era lo que yo temía tanto.

"Ser desechada nuevamente, eso era mi temor cada vez que nos desconectábamos". Él no era cómo yo de pedir fotos o cosas así, él simplemente me escuchaba hablar con tanta paciencia... pero mi estado psicológico no era un juego.

Con mi equipaje ya armado con las pocas cosas que tenía a mano para un viaje a Italia y vi la Suite donde vivía, este poco tiempo viviendo en este lugar rodeada de lujos en cierta parte me hacía extrañar mi departamento con los ruidos de la ciudad, dormir en sabanas de quien sabe cuantos hilos no se comparaba con mi hogar, pero en este momento de tomar una decisión de ir a perseguir a un hombre ( nuevamente ) no era algo qué fuera nuevo en mi, comprar un boleto, armar el equipaje... ¿Qué más me faltaba?.

Solo lo más importante y era lo que no tenía en éste momento: la dirección. Pero tocando varias puertas como la de su amigo del seminario que dejo los hábitos luego de mi rescate; se fue a vivir con una madre soltera, su amigo me dijo donde encontrarlo ya que varías veces lo había visitado y su primo Tony incluso me paso enlaces y captures de las redes sociales de las mujeres en su cuadra y eso si... habían demasiadas mujeres solteras y más hermosas que yo, simplemente comparada con ellas yo era una niña. Emocionada Por mi nueva aventura abordé en el primer vuelo a Turín- Italia. Alli, cómo siempre iba siendo un desastre como me conocían.

***

— ¿Motivo de ingreso al país?— preguntó el oficial de migración como si se lo habían memorizado de un libreto y con el rostro cansado, tal hez era la numero 1400 que le hacía esa pregunta o solo la primera

— Amor.‐ respondí orgullosa en aquella oficina del aeropuerto, me habían llamado por un check-in rutinario y sin importancia allí estaba luego de cruzar el océano.

Los dos oficiales me miraron y se miraron entre ellos y carraspearon.

¿Querían la verdad no?

— Ya veo.. ¿Por qué su maleta esta llena de ropa interior así..? — dijo tomando una tanga con la mano y con la otra señalaba la cantidad de ropa interior sexy, me hundí entre hombros sin importancia y el otro hombre saco varios preservativos del maletín, mire a los oficiales con incomodidad y avergonzada y me limpié el sudor de mi frente.

— ¿Amor? — respondí con una sonrisa nerviosa y los hombres apartaron las cosas la oficial de mi lado solo se hacía la señal de la cruz sin disimular, como si ella no tuviera sexo también.

— Veo que en su registro dice que estuvo en prisión y el estado de sus cuentas no va con lo declarado — dijo mientras el otro revisaba el fondo y miraba unas esposas rosadas

— La verdad señor oficial, no sé si hay un sex-shop aquí. Por lo que traje lo mío— respondí e hundiéndome entre hombros.

— Usted Viajó en primera clase y ahora dice que no sabe.— me reprochó el oficial y lo vi sin entender— Lo siento señorita, pero tendrá que ir a declarar. — acercándose a mi me aparté molesta.

— ¿Qué insinúas ? ¿Qué soy una prostituta— le grité molesta.

— La forma que compró el boleto y en el aeropuerto J.F Kennedy nos alertaron que hubo inconsistencia en su vuelo.

— ¿Cómo que inconsistencias? Salí rápido porque tenía que venir rápido. ¡Qué no soy una puta! tengo dinero, mi abuelo es el dueño de los hoteles mas grandes de...

— Sí señorita, sí señorita... lo que usted diga. Veamos que dice el oficial— me interrumpió y uno de ellos se acercó a mi para tomarme del brazo y me volví a sacudir molesta.

— ¡Esto es un atropello a mis derechos!— gritaba molesta y la mujer policía se acercó a mi para tratar de sostenerme

— Tenemos que hacerle un despistaje de..

— Qué piensen que soy una prostituta no significa que trafique drogas‐ le interrumpí sarcástica — ¡Ustedes están juzgándome solo por ser americana! Si a estas vamos ustedes tienen infectados nuestro país con mafiosos— les reclamé indignidad.

— Tenemos una alborotadora — empezaron a repetir y luego hablaron en italiano frente a mi en la radio.

¿Ahora en que carajos me había metido?

...

***

Dominic

El fin de este viaje comenzaba, esto no habían sido vacaciones, para mi había sido un infierno. Si bien sabido Joe no era feliz en Nueva York, pero al poco tiempo de venir a este lugar se dio cuenta que le gustaba la vida citadina, él no era cómo yo que adoraba ir en las praderas y ver el jardín de mi madre.

¿Por qué sentía que me faltaba algo?

No era la falta de Dios ya que en éste momento él era parte de mi pero no al igual a como era en la iglesia, lo que me hacía falta una pequeña revoltosa. Ella siempre jugaba a mi alrededor por llamada o por mensajes, pero no entendía porque cada vez que cortábamos la conexión me sentía vacío, problemas de horario, tiempo, trabajo... todo esto me llevo a una decisión.

— papá, ¿esa no es Eleine? — me preguntó Joe jalándome del brazo. Eleine no me había escrito más, estaba preocupado ya que desde ayer no respondía. ¿Cómo ella uva a cruzar el charco en un momento? Y menos sin decirme.

— Joe, ¿Cómo va a ser Eleine...? Ella esta en...— y antes terminar la frase, algo me llamó la atención, la típica escena del narcotraficante que no quería cooperar, pero... al ver quien era más detalladamente, abrí los ojos al ver a esa chica en un vestido rosado, esa misma estaba siendo arrastrada por la policía del aeropuerto.

— ¿Por qué se la están llevando?— Preguntó Joe y me acerque a la escena.

Esa chica había entrado en una crisis de nervios completamente. Todos se detenían a ver la escena, conocía esos rizos y la observaba a pesar de todo con solo verla sonreí cómo un imbécil. Esa chica que saltaba y lloraba era mi Eleine, como siempre haciendo que todos la miraran, incluso por su escándalo seguro que varios traficantes de drogas habian ingresado al país.

— ¿Eleine?— Pregunte al verla haciendo puchero.

— ¿Dominic? Ayúdame — dijo sollozando, los oficiales la arrastraban como si fuera un miembro de una organización terrorista, ni al chapo en su captura se comportó asi.

— Disculpe oficial, ¿ por que se la llevan? —traté de abordar al oficial pero apartándome, giraron los ojos.

— No es de su inconveniencia señor , disculpe.

¿Cómo me apartaba? Veía el rostro de Eli enrojecido y me llene de rabia.

— Si es mi problema porqué esa mujer toda loca es mi novia.

— Disculpe señor, pero esta señorita es posiblemente una trabajador sexual ilegal quiere ingresar en nuestro país y además insulto nuestra cultura. Necesitamos comprobar sus datos.

— ¿Prostituta? — pregunte confundido.

— Dile que no es así Dominic, ¡¡llama al abuelo!!! No dejes que me metan presa en una cárcel Italiana que me van a engordar ¡maldito, déjenme quieta!— le gritaba a la oficial que la llevaba del brazo. Limpiando el sudor de mi rostro veía como la llevaban arrastrada.

Por lo visto así viajaba Eleine, haciendo un escándalo y alborotando cualquier sitio donde ella pisaba.

¿porqué yo estaba aquí? Por lo visto, ambos teníamos la misma idea de sorprendernos. Mientras Joe cancelaba los boletos para regresar a New York, yo me averiguar de averiguar y llamaba a los abogados que su abuelo me había dejado.

Y correr entre las embajadas no era algo fácil, Por lo visto Eleine había sido confundida por una prostituta que había ingresado a trabajar de forma ilegal y con cargos de una proxeneta por alguna forma, ya que en su maleta tenía tantos conjuntos y juguetes sexuales que no había declarado.

Luego de unas horas la dejaron libre, sin aquella maleta que quedó decomisada, esas horas que estuve esperando valieron al verla correr a abrazarme. Alli estaba la pequeña muchacha usando los zapatos que le había regalado, la que nunca se bajaba de sus tacones, hundiéndose en mi pecho.

Respirando el perfume de su cabello volví a recordar el incidente que nos llevó a esta situación.

— ¿Una maleta llena de juguetes sexuales?— Pregunte riéndome.

— Quería verme bonita para ti. No pensé que me confundirían con una prostituta.— respondió entre lágrimas y la abracé con fuerza.

— Siempre te ves bonita siempre, con o sin ella — le dije besándole el cuello y ella se guindo de mi cuello levantándose en puntillas — pero mi pregunta es: ¿Qué hacías aquí? Sino hubiéramos estado aquí tú estarías en quién sabe que prisión. — la regañe ya que si no la iba presa por eso, la meterían por vandalismo o agresión.

— Yo... quería sorprenderte, mi Dominic. Yo vine a verte, dah— afirmó sacando la lengua.

— Eleine, yo iba a verte... incluso tuve que llamar a mi hermana a buscar a Joe, para quedarme aquí esperándote.

Limpiando sus lágrimas la abracé y ella sonrió orgullosa.

— ¿Ibas a ir por mi?

— Por su puesto mi tontita desastrosa. Ven dame un beso.— le rogué tomándola de la mejilla.

Para ese momento en que nuestras miradas se cruzaron, nadie podía explicar lo sucedido entre nosotros, éramos tan opuestos... y en aquel momento en la que la saqué del agua sin darme cuenta, fue donde yo debía darme cuenta que mi corazón pertenencia a ella.

Levantando a la torpe chica sonreía porque a pesar de todo ella era tan inocente. La amaba y no la iba a decir ir... no otra vez.

— Decomisaron todo... incluso el conjunto "Victoria Secrets" que había conseguido para ti— decía haciendo puchero.

— No me importa.— le susurre a su oído.— Conozco un hotel cercano bastante bonito, podemos ir alli, antes de pasar a casa a que conozcas a mi hermana, a mi mamá.... Y saludes a Joe que está preocupado por tí. — ella hizo pucheros y sonreí por sus enormes cachetes inflados— no hace falta toda una maleta llena de ropa cuando te tengo a ti, mi niña... Te amo Eleine.. —dije sonriendo y ella me beso con delicadeza.

— No pensé que un seminarista conociera de "Hoteles en este lugar "— dijo riéndose y yo coloqué los ojos en blanco.

****

Nunca me imaginaba que la pequeña a mi lado fuera tan ella, jamás conseguía palabras para describirla. Al estar a su lado iba a ser una aventura cada día. Comenzando en aquella posada, habíamos rentado la habitación por un día ya que el trayecto a casa era largo y a era tarde.

La vi ir a bañarse y salir con una toalla sobre su cuerpo y dejando caer sus hermosos y oscuros rizos sobre su pecho, con aquellos ojos llenos de picardía, dejó a un lado esa delicada toalla rosada dejándome ver su torneado cuerpo. Me daba risa aún pensar que la mujer "gorda, tonta y obesa" que describía Joe era aquella seductora chica de pechos grandes, caderas torneadas y un ombligo seductor.

Dejándome ver su vientre y sus caderas redondeadas frente a mi, con finas líneas claras que se dibujaban en los costados de éstas reflejado el cambio de su cuerpo y acercándose a mi, se sentó en mis piernas haciendo que mi miembro creciera más por solo verla.

Maldición, ¿Qué pensaba yo cuando la vi en mi habitación hace 10 años corriendo de un lado a otro y se me ocurrió irme de regreso al seminario?

Había sido bien idiota, no tenía madera de sacerdote, si lo hubiera terminado tal vez pasaría mi vida como Fernando, viviendo varios años en una mentira para luego dejar los hábitos e irse con la chica que según él "sólo veía como una hermanita".

Pero frente a mi, esa mujer que abría mi camisa y me besaba el cuello, me hacía darme cuenta que yo no era el único que sentía deseos por ella, su exnovio Taylor la amo y la seguía queriendo, e incluso veía los cientos de "likes" y comentarios en sus fotos.

Pero nadie la amaría como yo la amaba, este sentimiento extraño dentro de mí, la amaba en verdad.

—Te amo, Eleine.— Dije mientras acariciaba el torso de su cuerpo, aquellos delicados besos con sabor a menta, ella era la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida.

— Es la primera Vez que te escucho decirme con tanta seguridad ese te amo.—dijo sorprendida.

— ¿Así crees que soy? ¿Un hombre frio?— y se quedó en silencio— yo tengo sentimientos que no puedo controlar, sé que no soy el mejor y tengo tantos pecados encima que ni en el seminario fueron borrados completamente, mi amor por ti no lo puedo. Si alguna vez te pareció que no te amaba, lo siento.. pero te amo de verdad mi picara desastrosa.— dije besando sus hombros y bajando por su pecho, escuchando su corazón latir con rapidez y su respiración con fuerza.

— Te amo, mi gruñón— me respondió sonriendo.

Ya mi vida estaba completa y esperaba que ella al menos pensara igual...

Gracias Dios, por decirme de las de mil formas quién era mi indicada, y por hacerlo repetidas veces hasta hacerme ver que ella era mi indicada, pensaba al ver su medalla en el pecho.

Una prueba de que Dios me acercó a ella.

Fin.

.....

No se vayan  porque aún queda un hermoso epílogo.  

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